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Mi primera vez como chica
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Todas las mañanas me practico un enema y me coloco el plug anal que lo llevo durante el día insertado en mi culito. La sensación es exquisita y una nunca sabe, lo mismo ligo y ya lo tengo dilatado y dispuesto… Muchas veces el principal obstáculo para negarse a ser enculada es el hecho de no llevarlo limpio y no estar dilatada para una verga. Yo suelo jugar en mi intimidad con dildos -cuando no tengo quien juegue conmigo- y he adquirido práctica para ser receptiva con cosas extra grandes. Pero antes de continuar, me presento.

Mi nombre es Annia Katherine, soy un chico gay-travesti bastante afeminada y muy caliente, me fascina el sexo y las prácticas pervertidas a las que ellos están acostumbrados. No tengo pareja fija y me gusta frecuentar sitios de alterne, intercambio, saunas y hasta hacer cruising, aunque tú no sabes bien con lo que te puedes encontrar, la emoción suele ser fuerte y convincente. Tengo 23 años y trabajo en un centro de belleza, soy estilista y maquilladora y muy buena en la cama. Reconozco que soy bastante putita y me da mucho morbo ser penetrada por desconocidos. Estoy muy bien dotada, pero lo considero un enorme clítoris, pues mi motivación siempre fue ser mujer. No me he operado los pechos ni me hormono, soy sencillamente Annia Katherine, una chica travesti muy atractiva.

Me inicié a los 18. Yo tenía bastante afición a las labores de campo y mis tíos tenían una pequeña finca donde solía ir de vacaciones. Ellos tienen dos hijos, Claudio, el mayor y Bernardo de mi edad. A mí me gustó siempre Bernardo. Es un chico muy ingenioso y guapo, en esa época se dejó una barba deliciosa que adoré y por las noches nos íbamos al río pero nunca me atreví a confesarle mi amor, ni él a mí. Me gustaba tanto que a escondidas me robaba sus bóxer y me masturbaba con ellos. Claudio, por el contrario siempre me miró con deseo. Tenía entonces 29 y yo como digo, 18.

Esa tarde Claudio y yo nos quedamos solos. Sus padres y Bernardo se marcharon a la ciudad a traer cosas para el campo y como a las dos llamaron para decirnos que el coche se había estropeado y que volverían al día siguiente. Claudio no se esperó a que anocheciera.

Mi primo tenía que limpiar el potrero y yo muy presta lo ayudé. Con el calor que hacía, Claudio se quedó en calzoncillos y mis ojos se plantaron en sus bellos abdominales y en el monte que desafiaba con romper la tela de esos calzoncillos. Me deshice en transpiración hasta que él se dio cuenta. Hasta entonces solo me había metido los dedos por el culito y eso sí, sabía muy bien de qué iba la masturbación compulsiva. En un día podía hacerme cinco o seis pajas. Pero nunca había tocado otra verga que no fuera la mía.

Finalmente, Claudio -dándose por enterado que babeaba por ver su rabo, se sacó los gayumbos y su enorme empotrador saltó, mostrándome unos cojones gordísimos y un falo tremendamente grueso y venoso. Yo casi me muero del susto y de la emoción.

Entonces se aproximó hasta donde estaba y me ordenó que se la chupara. Por un momento lo dudé, pero con el celo que traía encima, estaba dispuesta a ser su yegua de monta. La mano me tembló y temerosa se la cogí. Al tacto de su carne enloquecí. Me coloqué de rodillas sobre la paja y mirándolo a los ojos, abrí mis labios. Me supo a pis, pero le chupé el capullo y escupí en él para bajar su sabor. Como si lo hubiese hecho siempre, mi cavidad acogió a tan inmenso huésped y empecé a mamar sin saber si lo estaba haciendo bien. La cara de Claudio era todo un poema de placer. Yo misma me sorprendí de la forma en la que engullía el venoso tronco y cómo al sacarla, se la pelaba mientras succionaba sus huevos. Entonces se giró y me dio una orden…

-Lámeme el culo, putita -dijo con voz entrecortada- mete tu lengua en mi ojete y no dejes de pelarme la polla. Claudio se abrió los mofletes y yo muy sumisa metí mi cara entre ellos. Lamí su ano y sus huevos, le masturbé y todo eso me acabó excitando tanto que al rato le supliqué que quería estar con él.

-Quiero que me folles el culo, primo bello -dije toda sensual y salida.

Lo dije decidida, sin preveer las consecuencias ni que quien me iba a hacer el amor, era de mi propia familia y de mi mismo sexo. Lo dije convencida y Claudio me dio un respiro en su culo para ponerme en pie y darme un morreo que me dejó electrizada y más tonta de lo que soy. Adoré su beso, su lengua que recorrió toda mi boca y su saliva que bebí encantada. Entonces me tocó ahí abajo y notó mi dureza.

-Ven -dijo entrelazando su mano con la mía- Vamos a la casa, este sitio no es el mejor para que una nena se convierta en mujer. Mi cama nos espera…

Al contrario que la suya que se mantuvo firme, mi verga dio un bajón dentro de mis bermudas y la dejé estar. Sabía que al reiniciar el flirteo, iba a tomar grosor.

-¿Quieres ducharte antes, amor? -preguntó muy cariñoso. Le respondí con un gesto afirmativo de cabeza y fuimos hasta el baño. Claudio abrió el grifo y girándose a mí me volvió a besar mientras me quitaba la ropa. Todo aquello era increíble y loca perdida como estaba, lo abracé por el cuello y lo morreé con tantas ganas que casi nos rompemos los dientes. Entre risas nos metimos a la tina y bajo el chorro refrescante me sentí halagada y feliz.

-Papi, -me referí así hacia él- soy virgen. No sé si estoy preparada para ser tuya, me da un poco de miedo…

Un beso dulce -como él- me calmó y me animó a seguir, a dar el paso que reconfirmaría mi feminidad y mi buen hacer en la cama.

-¿Acaso dudas de mí? -Me preguntó sin dejar de lamer mis labios y acariciarme la cara- Eres una muñequita y te voy a tratar como eso, tranquila amor, -repitió ese AMOR que me desarmaba- Todo lo vamos a hacer muy despacito y lo que no quieras, no lo hacemos.

Nos frotamos mutuamente y me dio jabón por la espalda, el culo y la verga. Yo hice igual y me animé sin que me lo pidiera a lamerle el culo nuevamente. Compartimos toalla y entramos a su habitación. El sol daba en toda la cama. Y nos echamos.

El sueño de todas las chicas es que nuestro hombre nos estimule sin reservas, que hurgue todos los rincones de nuestro cuerpo y que nos haga vibrar hasta ser nosotras quienes le pidamos que nos posea. Claudio sabía bien por dónde ir y qué hacerme. Yo por mi parte me volví adicta a su culo y mientras él preparaba su verga para clavármela, yo se lo mamaba hasta el agotamiento. Me ordenó ponerme a cuatro patas y yo obedecí. Ahora era él quien se daba un festín en mi coñito y con su mano ordeñó mi verga que estaba hinchadísima y al borde del orgasmo. Y todo fue amor. El empujón me hizo ver lucecitas. Su amor en barra se acopló a la perfección en mi recto y gemí. Claudio me agarró por la cintura y embistió con delicadeza pero firmemente, mientras yo, con los ojos cerrados llevé todos mis sentidos a ese punto, mi ano y su verga.

Me dolía todo, pero era ese dolor tan deseable y rico que mi único temor era manchar su preciosa verga. Mi amado primo no paró hasta que mi orgasmo vino sin yo esperármelo y sin tocarme la polla. Me corrí con un celo de perra y Claudio alentado por mis gemidos sensuales acabó inseminándome hasta el alma. Sus inagotables chorros de esperma inundaron -literal- mi recto y los sentí tan nítido chocar en mi interior, que aullé su nombre y que lo amaba con locura.

-Ay, Claudio, mi amoooor, te amooo, dámelaaa todaaa, no pares amor, eres mi hombreee, Sííí, asííí…

Mi macho mantuvo la compostura y alentado otra vez por mis gritos, continuó. Aquello era tremendo. Estábamos bañados en sudor y solo quería seguir y seguir y seguir.

-La quiero en mi boca, mi amor -dije sin fuerzas ya- dame la leche, quiero esa leche en mi boquitaaa…

Me dolía el estómago. Estaba segura de que dentro de mí todo estaba hecho un batido. Pero ansiaba su semen y no me esperé más. Logré desamarrarme y me giré con apuro para cogerle el rabo y metérmelo en la boca. No vi nada y gocé de ese sabor extraño de mis fluidos internos y de los suyos. Supe tocar su sensibilidad y al rato el flujo espeso brotó en mi boca. El sabor del amor verdadero. Claudio echaba fuego y lo adoré desde mi posición de mujer, de su hembra.

Apenas sin fuerzas, caímos juntos. Nos quedamos dormidos…

CONTINUARÁ…

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