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Mi primera infidelidad: Un trío y hasta por el culo
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Y los dos se empezaron a mover con todo, haciéndome tener mil y un orgasmos, hasta que de pronto, Julián acabó en mi culo, llenándome de leche. Se paró y mientras yo lo cabalgaba a Marcelo, me puso su pija en la boca para que la chupe, cosa que hice y la limpie por completo. Cuando terminé, sentí como Marcelo me llenaba de leche la concha, provocándome otro orgasmo bestial. Me corrí y también le chupé la pija, dejándosela impecable.

Con Walter, mi marido desde hace 5 años, tenemos una buena vida, los dos con buenos empleos, una linda casa y por ahora, no planeamos tener chicos. Yo tengo 25 años, y Walter hasta que pasó lo que les voy a contar, era el único con quien había estado. Soy linda, tengo muy buen cuerpo, y me encantaba disfrutarlo junto a él. En la cama, no nos poníamos límites, sexo oral, vaginal, anal, cogidas de boca. El según comprobaría después tiene un pene normal, de unos 15 cm.

Una noche, después del sexo, mirábamos un video porno, donde una mina estaba con dos tipos, con unas pijas grandes… gruesas… y la cogían por todos lados. Cuando me preguntó si me gustaría hacer algo así, le dije que no… pero mentí… y estaba completamente mojada.

Yo trabajo en una inmobiliaria que se dedica a propiedades de alto valor, mansiones, pent-houses, quintas de alto nivel, en la zona norte de Buenos Aires. Una mañana llaman por una mansión en Tigre. Una propiedad de tres millones de dólares. Era un hombre que yo calculaba por la voz era de unos 40 años. Quedamos que la mañana siguiente nos encontraríamos y se la mostraría. Me dijo su nombre, Julián y me aclaró un par de veces que iría con la mujer.

Yo los esperé en la puerta y vi que llegaron en un auto alemán de muy alta gama. Del auto bajó él de unos 45 años, muy elegante, atractivo por cierto y una mujer de unos 30 años. La mujer era realmente asquerosa, evidentemente una nueva rica… En un momento, yo le mostraba la cochera a él y me dijo:

-Sonia, perdona los modos de mi mujer… se pone así cuando siente que otra mujer… vos me entendes.

-No hay problema. Dije.

Finalmente compraron la casa, en la negociación entramos en confianza y él me recomendó a un par de amigos. Cuando lo hacía, siempre me avisaba por teléfono. Un día me llamo y me dijo:

-Sonia, necesitamos con un amigo de tus servicios como vendedora, pero… con mucha discreción…

-Entiendo Julián, ¿cómo queres hacer?

-Si estás de acuerdo, te espero mañana en mi empresa, y charlamos.

Al día siguiente fui a la empresa y de inmediato me hicieron pasar a su oficina. Estaba con otro hombre, muy bien parecido, muy elegante y con una sonrisa tremenda.

-Sonia, te presento a Marcelo, mi amigo.

-Un gusto Marcelo. Dije y el me estrecho la mano pero se acercó y me dio un beso en la mejilla, cosa que me sorprendió.

-Sonia, con Marcelo queremos hacer una inversión, a través de una sociedad, y como te dije, necesitamos mucha, mucha discreción…

-Julián, no hay problema, no es el primer cliente que me pide discreción y por el target que manejamos es un requisito indispensable. Cuéntenme.

-Con Julián viajamos mucho… por lo menos dos o tres veces por mes… y necesitamos un lugar para viajar. Dijo Marcelo.

-Trabajo en bienes raíces, no en agencia de viaje. Dije sonriendo.

-Con Sonia habla tranquilo. Sonia, necesitamos un lugar donde poder tener reuniones privadas… un lugar digamos…

-Un bulo, en castellano antiguo. Dije y ellos se rieron.

-Y que también sirva para eso. Dijo Marcelo.

-¿Departamento, casa, quinta, chacra, isla? Pregunté.

-Una quinta… con bastante terreno… por lo menos cuatro habitaciones, dependencias, cocheras, pileta. Dijo Julián.

-Creo que tengo una, permítanme. Dije y busqué en mi notebook.

-Muy linda, me gusta. Dijo Marcelo.

-Algo así… dijo Julián…

-Si quieren y tienen tiempo puedo pasar a buscar las llaves por la oficina y la vemos. Dije.

-No… hoy imposible. ¿Mañana? Me preguntó Marcelo.

-Después del mediodía, tengo una cita a la mañana.

Al día siguiente, a las 14 h nos encontramos en una estación de servicio y fuimos. Yo en mi auto y ellos, en el de Julián.

-Me gusta mucho… Dijo Julián…

-Si… podemos pasar buenos momentos aquí, tener buenas fiestas… Dijo Marcelo mirando a Julián.

-No lo dudes.

-Espero que si hacen una fiesta inauguración me inviten. Dije con toda la inocencia del mundo.

-¿Lo decís en serio? Me dijo Julián clavándome la mirada.

De pronto me sentí excitada…

-No… nunca he estado en fiestas como las que supongo Uds. se refieren.

-Entonces… no sabes si te gustan… pueden ser de muchas personas, grupos reducidos, dos parejas o… Dijo Marcelo.

-Si encontramos lo que buscamos, tenemos que festejar la compra y vos la venta. Dijo Julián volviéndome a clavar los ojos.

Tres semanas después, habían comprado la quinta y me llamó Julián…

-Mañana, festejamos en la quinta, sos la única invitada.

-Ehh… ¿festejamos? Pregunté.

-Marcelo, vos y yo. A menos que quieras que invitemos a otra chica…

En ese momento se me nublo por completo la mente… nunca había estado con dos hombres, con otra mujer, con nadie más que mi marido.

-Julián, no es para hablarlo por teléfono… Dije sin decir que no.

-Entiendo. Vení a mi oficina y hablamos tranquilos.

Fui y me estaba esperando.

-Te vas a reír de mí. Dije.

-¿Por qué lo haría?

-Porque con el único hombre con el que he estado, es con mi marido. Y si bien tengo ganas de ir mañana… me siento una boluda… supongo que las chicas que Uds. llevan a sus fiestas tienen mucha más experiencia.

-Y si… Por eso te plantee de estar solo con Marcelo y conmigo.

-Aun así…

Julián se levantó de su sillón y se sentó al lado mío. Sin decir nada, me abrazo y me rompió la boca de un beso, y luego me empezó a besar el cuello, y una de sus manos desprendió mi camisa para empezar a acariciar mis pechos. Yo ya estaba excitada, por la reunión, la charla, la idea del trio y sentir su mano me puso a mil…

No paraba de besarme y acariciarme, hasta que se puso a chuparme las tetas, corriendo mi brazier, y su mano fue a mi concha metiéndose por mi pollera. Yo gemía y disfrutaba su asalto. De pronto tomo una de mis manos y la llevo a su pija. Era… grande, gruesa… hizo que nos paremos y en segundos estaba con la pollera en mi cintura, mis pechos al aire y sin que me diga nada, me puse de rodillas a chuparla.

Cuando la vi, me sorprendí y me calenté aún más. Era mucha la diferencia con la de mi marido y apenas me entraba en la boca. Me puse a chuparla y a pensar si entraría en mi concha. Estuve un rato chupando hasta que me hizo sentar en su escritorio y me la empezó a meter. Yo estaba tan mojada que entraba casi con facilidad.

Me dio una cogida memorable, como nunca la había tenido. Era infernal como entraba y salía de mi concha, como me apretaba los pechos y me besaba. Nunca tuve tantos orgasmos y acabo en mi concha. Tuve que apoyar mi boca en su hombro para tapar mi grito de placer cuando lo sentí acabar.

-Wow, que mujer hermosa para coger que sos. Me dijo al oído.

-Y vos un animal cogiéndome.

Me arregle la ropa y quedamos que al día siguiente, nos encontraríamos en la quinta a las 14. Al día siguiente, no fui a trabajar, despedí a mi esposo cuando se fue a trabajar y me preparé, con un conjunto de ropa interior nuevo, y una mini y una remera.

Cuando llegue a la quinta ellos ya estaban… Entré y cuando baje del auto Julián me abrazo y me dio un beso hermoso.

-Estás temblando. Dijo Marcelo.

-Ayer le dije a Julián, soy una boluda inexperta en esto.

-¿Queres que solo tomemos un vino y nada más? Dijo Julián…

-Estoy acá, quiero hacerlo, decidan Uds. si quieren con esta boluda.

Julián me volvió a abrazar y nos empezamos a besar con todo. Sentí que Marcelo se paraba detrás de mí y me acariciaba y besaba mi nuca. Los dos hacían un sándwich con mi cuerpo en medio. Me fueron quitando la ropa y abrazada por los dos fuimos a un dormitorio. Mientras me besaba ya desnuda con Julián, Marcelo se quitó la ropa y me acariciaba. Cuando estuvo desnudo, tomó mi mano y la llevo a su pija. Era casi igual que la de Julián, me puse de rodillas y la empecé a chupar, mientras Julián se desvestía.

De pronto tenía esas dos tremendas pijas para chupar, a mi mente vinieron las imágenes del video porno y no eran diferentes. Los tres fuimos a la cama y yo les chupaba la pija mientras ellos me acariciaban, yo explotaba de calentura, hasta que Julián me hizo poner boca arriba y me empezó a coger mientras yo le chupaba la pija a Marcelo. Me sentía en la gloria, cogida por una tremenda pija mientras chupaba otra.

Tenía orgasmos cada rato. Hasta que Julián se corrió a un lado y Marcelo me puso en cuatro patas para cogerme mientras lo chupaba a Julián. Era una de las yeguas de los videos y era genial. De pronto sentí que Marcelo escupía mi orto y metía un dedo sin dejar de coger mi concha. Toda mi reacción fue separar bien mis cachetes con mis manos. Él fue metiendo dedos, cogiéndome y Julián me cogía la boca tomando mi cabeza.

Marcelo saco su pija de mi concha y la acerco a mi culo, y con una suavidad tremenda, me fue penetrando. Yo lo miraba a Julián y soportaba sus embestidas en mi boca. Marcelo me daba con todo por el culo, yo cuando podía gritaba de placer. Estuvieron un rato así, hasta que Marcelo se acostó e hizo que lo monte metiéndome su pija en mi concha. Me empecé a mover pero Julián me detuvo. Puso su pija en mi culo y me la fue metiendo…

Los dos se movían con todo, Julián me daba suaves chirlos en mi culo mientras Marcelo apretaba mis tetas.

-Cójanme bien cogida, quiero sentirlos acabar adentro mío a los dos. Grite.

Y los dos se empezaron a mover con todo, haciéndome tener mil y un orgasmos, hasta que de pronto, Julián acabó en mi culo, llenándome de leche. Se paró y mientras yo lo cabalgaba a Marcelo, me puso su pija en la boca para que la chupe, cosa que hice y la limpie por completo. Cuando terminé, sentí como Marcelo me llenaba de leche la concha, provocándome otro orgasmo bestial. Me corrí y también le chupe la pija, dejándosela impecable.

Fui al baño, me higienice y los bese a los dos.

-Que tremenda mujer, por favor. Dijo Marcelo.

-Te dije, desde el primer día que la vi supe que era fuego puro. Dijo Julián.

-También con semejantes troncos… Dije acariciando sus pijas.

Totalmente desnudos fuimos al living y sirvieron un par de tragos. Estábamos tomando cuando por el portero llamaron y entro una chica caminando a la quinta.

-Siempre hay que tener un plan B. Dijo riendo Marcelo.

-Que poca confianza me tenían, ¿Ahora? Dije riendo.

-Vos decidís… Dijo Julián.

-Quiero verlos a los dos con la chica, y yo veo que hago… Dije.

Esa vez con la chica no hice nada… Con Julián, que me cogió por el culo y la concha y con Marcelo, al que monte metiéndome su pija en el culo solamente.

Una tarde, tres polvos fenomenales y una fantasía cumplida. Cada tanto nos encontramos en la quinta, solo los tres. Según ellos, soy su preferida… jajaja.

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