Hola, mi nombre es Marichuy, mexicana de veinticuatro años, soltera, pero disfrutando mi sexualidad a pleno, este es un relato largo, donde les contaré poco a poco mi historia con el hombre que no solo me inició en el sexo, sino que se ha convertido en mi mejor amigo, mi mejor amante, mi mentor y sobre todo, mi apoyo para llegar hasta donde estoy hoy en día.
Estudiaba mi último año de preparatoria y mis prioridades en la vida eran estudiar, bailar, jugar tocho y volibol, me encantaba la escuela y todo lo relacionado a las actividades deportivas y aunque tenía poca experiencia con respecto al trato con los chicos, empezaba a sentir mucha curiosidad en los temas referentes a la sexualidad, leía y me informaba lo más que podía pero debo aceptar que en esa época yo era demasiado reservada como para abrirme a tener una relación seria con alguno de mis amigos o compañeros.
mi experiencia hasta ese entonces consistía tal vez algún beso tímido, tal vez alguna caricia atrevida, pero no más, los chicos no figuraban en mis prioridades, por eso, esto que les voy a platicar “jamás” imaginé que sucedería en ese momento.
Todo empezó en una fiesta a la que mi familia fue invitada. Unos tíos lejanos de mi mamá cumplían cincuenta años de casados y fuimos junto con sus hermanos y mis primos. A pesar de conocer a poca gente, la estábamos pasando bastante bien, pues entre nosotros bailábamos y nos divertíamos.
Entre los invitados vi a un señor de treinta y tantos años, tal vez cuarenta que bailaba con la que supuse era su esposa, un señor guapo, bien conservado, muy alegre y que bailaba super padre, lo mismo bailaba con su esposa (que por cierto hacían muy buena pareja), que, con cualquier mujer sin importar su edad, señoras mayores, señoras jóvenes y con las muchachas que imaginaba eran sus sobrinas. El señor era muy bueno bailando y hacia ver bien a cualquier mujer que bailara con él.
Debo decir que a mí también siempre me ha encantado bailar y creo no lo hago nada mal.
Cuando bailaba con uno de mis primos, pude ver que este señor no me quitaba la vista de encima, por lo que empecé a bailar con más ganas, sin dejar de verlo y sonreírle. Quería lucirme, me emocionaba la idea de que me sacara a bailar, pensaba que iba a ser divertido compartir algunas piezas con alguien que bailara de esa forma. Y no tardo en suceder, cuando iba a empezar una serie de canciones bien moviditas se acercó y me pidió que bailara con él, cosa que acepte sin dudarlo.
Y fue mucho mejor de lo que pensé, el bailaba y me llevaba super bien, inmediatamente nos acoplamos, bailamos durante un buen rato todo tipo de ritmo que pusieran, era como si lleváramos tiempo de bailar juntos.
En eso pusieron una pieza de banda norteña, de esas donde el hombre abraza a la mujer y la repegaba a su cuerpo mientras ella abre sus piernas y siguen el ritmo sobre el muslo del hombre. Estábamos bailando muy pegados y el provocaba que mi cuerpo estuviera en constante roce con el de él. Ese día yo llevaba una falda de tela ligera, larga a los tobillos, pero abierta por un costado y una panti blusa bien entallada, esa falda se abría hasta donde terminaba mi muslo, pero eso no me preocupaba, pues llevaba un shorcito de licra que cubría mi ropa interior y que sería lo único que se vería si la falda se abría demasiado.
Y eso fue exactamente lo que sucedió, con tanto movimiento, mi falda se abrió lo suficiente para que la pierna de mi pareja entrara directamente a mi entrepierna, inmediatamente una especie de calambre que nacía en mi estómago y bajaba por mi vientre hasta mi ingle y luego hasta mis piernas, empezó a causarme espasmos en mi zona genital, por primera vez en mi vida, sentía cierta humedad ahí, donde su pierna se tallaba. Aunque no tenía mucho conocimiento en lo relacionado al sexo, supe que esa sensación era debido a la excitación provocada por el constante roce al que estaba sujeta mi zona intima.
Estaba disfrutando tanto de esta nueva experiencia, que hacía todo lo posible por evitar que la pierna de mi pareja dejara de frotarse en mí, mientras lo abrazaba firmemente, voltee hacia abajo y pude darme cuenta de que aparte de su pierna, mi pareja hacia lo posible para tallar en mi vientre un prominente bulto en su pantalón, cada vez con más frecuencia el procuraba levantarme ligeramente para que fuera esto lo que más se rempujaba en mi entrepierna.
Me asustaba pensar que todo mundo nos observaba y se estaban dando cuenta de lo que estaba pasando, pero el bailaba tan bien y lo hacía tan natural, que creo nadie se percató de esto, además, yo estaba ya tan excitada que poco me importaba. Gracias a dios, pusieron una pieza más tranquila y ambos nos separamos, esto me permitió bajar mi excitación y regresar a la calma corporalmente
Fernando: Bailas maravillosamente pequeña, fue un placer bailar contigo, espero tú también lo hayas disfrutado tanto como yo.
Me dijo a modo de despedida mientras me llevaba donde estaba mi familia, dándome las gracias.
Cuando llegué a mi lugar, después de arreglar discretamente mi ropa y mientras tomaba agua, pude observar cómo al señor que bailo conmigo lo esperaba la que creía era su esposa, quien me miraba con ojos molestos mientras le decía algo, el solamente sonreía mientras también tomaba agua para refrescarse, después de lo cual la tomo del brazo y la llevo a la pista de baile para seguir bailando con ella.
Mientras, yo le pedí a mi prima Concha que me acompañara al baño, necesitaba refrescarme y serenarme, en el camino ella me comento sobre lo bien que baile con el que ella dijo era nuestro tío lejano, me dijo que era el esposo de una sobrina de los festejados y que su nombre era Fernando, aproveche para preguntarle
Marichuy: Concha, ¿no se notó que mi falda se abrió de más?
Concha: No, de eso no me di cuenta
Marichuy: ¿Te fijaste la forma en cómo me bailo el señor?
Concha: Si, padrísimo
A parecer nadie, excepto su esposa, noto lo que sucedió en la pista entre el tal tío Fernando y yo.
En el baño, pude percatarme que mi braguita estaba totalmente húmeda, algo que por primera vez notaba, recordar la sensación tan caliente y deliciosa que sentí mientras bailaba provoco que hasta la piel se me enchinara. Ese día en la noche, no podía quitarme de la cabeza todo lo ocurrido en esos minutos que bailé con Fernando y solo de pensarlo pude notar que nuevamente me sentía húmeda la entrepierna, prendí mi teléfono y me puse a investigar al respecto. A partir de esa noche y los días siguientes sentí cambios en mi desconocidos.
Cada vez que recordaba lo ocurrido en la fiesta y el momento en que bailaba tan pegada a ese señor, sentía una ganas locas de tocarme y acariciar mi zona vaginal y mis senos. Tenía nociones de lo que era la masturbación pues había leído al respecto, pero me aterraba no hacerlo bien y que esa primer experiencia resultara más un desastre que una experiencia plena y satisfactoria.
Tres días después, busque a mi prima Concha y le pedí investigara lo que pudiera sobre el que ella dijo era el tío Fernando, necesitaba encontrarlo y ver la forma de conocerlo mejor. En mi cabeza inmadura, me estaba enamorando de un hombre por lo menos veinte o más años mayor que yo, casado y seguramente con hijos, pero la manera en que me excitaba al solo recordarlo hacía que todas las noches soñara con él.
Hasta que una noche no pude más, no podía dormir de solo imaginarme con él, necesitaba volver a sentir esa sensación de cosquilleo en mi cuerpo así que tomé la decisión de hacer de esa noche la noche más importante de mi vida sexual hasta ese día. Apague la luz y solamente deje encendida la pequeña lamparita de mi tocador. Me desnudé completamente y me recosté en mi cama con varias almohadas debajo de mi espalda lo más cómoda posible.
Al momento que cerré los ojos, la imagen de Fernando acudió rápidamente a mis pensamientos. Recordé el momento en que, entre cada movimiento del baile, su pierna y aquel bulto en su entrepierna rozaban enérgicamente mi zona vaginal y la sensación tan cálida que esto me provoco.
Casi sin darme cuenta comencé a deslizar una de mis manos sobre mis senos y otra sobre mi vientre. Un agradable hormigueo recorría mi cuerpo, al mismo tiempo cruzaba mis piernas restregándolas para cerrar mi sexo. Sentía el calor en mis muslos por la excitación y por el rozamiento.
Pasados unos minutos, era incapaz de no imaginar que era Fernando quien me hacía todas esas caricias, que fuera el quien me diera el placer que tanto anhelaba. Separe la piernas y las flexione dejando abierta aquella entrada al reino del placer que estaba a punto de explorar. Mi mano empezó a deslizarse lentamente hacia mi pubis, de forma muy lenta y disfrutando de cada centímetro. Mientras mi otra mano pellizcaba mis excitados pezones.
¡Ummm! Un ligero gemido de placer escapo de mis labios entreabiertos.
Cuando mi mano derecha llego a mi vagina, tuve que detenerme para no lanzar un gemido más fuerte. Al instante continue y separando los labios vaginales con dos dedos, descubrí la entrada a mi vulva al tiempo que con la palma de mi mano encontré un punto donde el placer se intensificaba, descubrí el placer inmenso que provocaba el solo rozar mi clítoris. Con el dedo corazón comencé a frotarlo muy despacio, con calma, sintiendo su volumen, su tacto. De todos los movimientos, decidí que el circular era el que más placer me proporcionaba.
Llegada a este punto, las caricias en mis pechos se volvieron apretones de manera más fuerte, los compaginaba con las caricias en el clítoris. Sentía como mis caderas se balanceaban de un lado a otro. Mi cuerpo comenzaba a serpentear levemente.
¡Ummm! Un segundo gemido volvió a escapar de mis labios. Este más fuerte y prolongado, en el momento en que los movimientos de mi dedo en el clítoris aumentaban de intensidad.
Tras un rato de placer, volví a acercar mis dedos a los labios vaginales y los empecé a acariciar sintiendo su humedad, sintiendo cada uno de sus pliegues, su textura, recorriéndolos en toda su extensión. Finalmente, decidí no perder más tiempo, introduje la yema de uno de mis dedos en el interior de mi rajita, sintiendo como se iba perdiendo dentro de mi vagina, cerré los ojos, recosté la cabeza sobre un cojín, mordí mis labios e introduje mi dedo todo lo que pude.
¡Ummm! Volví a soltar de mi boca un tercer gemido, este sin duda mucho más fuerte. No pensé en ningún momento que mis padres o mi hermano pudieran escucharme, es más, en ese momento ni siquiera me hubiese importado si así fuera, estaba tan concentrada dándome placer y tan ansiosa de sentirlo que mis pensamientos en ese momento solo eran para Fernando y para mí.
El dedo no dejaba de entrar y de salir, de vez en cuando lo dejaba en medio del camino o lo insertaba lo más profundo posible, me dedicaba completamente a explorar mi interior en todas direcciones. Encontré en esto un placer inimaginable para mí. La mano que acariciaba mis pechos dejo de hacerlo y de forma automática se deslizo hacia los muslos, acariciando el interior de estos, tratando de coger las hormigas que parecían recorrerlos y que surgían del vientre o por debajo de él… no sabía de donde, pero me estaban volviendo loca.
Sin darme cuenta ya tenía dos dedos dentro de mí que intensificaban el placer, sentía como la entrada de mi vagina se hinchaba, los labios aumentaban de temperatura… ¡Ufff! me estaba volviendo loca.
Sin ser consiente de esto, en ese momento estaba experimentando el primer orgasmo de mi vida. Mis dedos resbalaban en el interior de mi coño, pequeñas gotas de un fluido suave y viscoso comenzaron a manar de mi interior, mojando no solo los dedos que invadían mi vagina, sino toda mi mano. No quería dar tregua y ansiaba sentir más, ya no eran solamente gemidos los que salían de mi boca, ya eran palabras y grititos emanados de mi intenso placer. Cuando el orgasmo termino, los dos dedos ayudaban a evacuar los fluidos que, desde el interior de mis entrañas ansiaban por salir a ver la luz por primera vez.
Durante algunos minutos más, continue con los dedos dentro de mí y mi otra mano sobre mi clítoris hasta sentirme cansada y totalmente satisfecha.
Poco a poco la calma fue regresando a mi cuerpo, mis pezones retomaron su estado natural, los labios de mi boca me ardían por los numerosos mordiscos que, sin darme cuenta, habían sufrido.
Finalmente, cerré los ojos, quise ver otra vez la imagen del hombre que provoco este delicioso momento para darle las gracias por tanto placer obtenido.
Volví a ponerme mis braguitas y mi pijama, me metí en la cama, bien tapada y apague la luz, me quede pensando, recordando e imaginando todo cuanto mi mente fue capaz hasta quedar profundamente dormida.
A la mañana siguiente desperté sintiendo que alguien estaba en mi habitación, era mi madre quien estaba sentada al filo de mi cama observándome detenidamente
Madre: Buenos días princesa, ¿Qué paso aquí anoche Marichuy?
En mi despertar pude darme cuenta de que estaba algo irritada en mi zona vaginal, pero no podía disimular la alegría que sentía por todo el placer experimentado la noche anterior
Madre: Da gracias a dios que tu padre y tu hermano estaban profundamente dormidos, porque tus gritos y gemidos se escuchaban en toda la casa.
No supe que decir, pero estaba segura de que nadie iba a echar a perder este sentimiento en mi interior
Madre: Te debes haber masturbado anoche, ¿Es la primera vez que lo haces?
Asentí con la cabeza.
Madre: ¿Me imagino que debe haber sido muy placentero?
Volví a asentir con la cabeza.
Madre: Ay hija, debes tener cuidado con lo que haces, me da gusto por ti Marichuy, que bueno que fue una bonita experiencia, pero debes cuidar no hacer tanto ruido o hacerlo cuando estes sola, yo sé que es algo natural, las mujeres y los hombres a tu edad empiezan a experimentar con su sexualidad, por lo que no debes tener miedo ni avergonzarte, confío en que sabrás cuidarte, solo ten en cuenta que lo que se hace con moderación es bueno, lo malo son los excesos.
Marichuy: Si mama, gracias por entenderme
Madre: Claro que te entiendo, yo a tu edad, también empecé a vivir mi sexualidad, por eso quiero que confíes en mí y me platiques todo. Y hay algo más importante Marichuy, por favor, por el momento y por unos años más, no introduzcas nada diferente a tus dedos dentro de tu vagina, entiendes, “Nada”.
Aunque asentí nuevamente con la cabeza, en realidad ya estaba pensando en dar el siguiente paso, necesitaba contactar con Fernando, en mi ardiente juego de la noche, soñaba en perder mi virginidad con el hombre del que estaba enamorada.
Interesante, excitante y exquisito tu relato, es claro que tu personalidad combinada con tu profesión resulta con una exquisita mezcla de niña, mujer y hembra que se ve reflejada y plasmada en tu forma de escribir y describir tus emociones, sensaciones pero sobre todo tus deseos y placeres, se vislumbra una lectura deliciosa con tus relatos.
Me ha encantado tu forma de escribir y describir todo. Felicidades
Que buen relato, de hecho las primeras veces de la masturbación en mi caso me sentía con culpa o como si lo supieran mis padres, después te vas acostumbrando a conocerte y auto complacerte.