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Mi primera experiencia lésbica (3 y final)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Me quedé dormida en el sillón luego que Claudio se retirara. Desperté tipo 9 de la mañana con el semen reseco sobre la piel. El olor seguía ahí. Me calentó esto. Fui a darme una ducha y mientras lo hacía pensé en sus últimas palabras, “si tengo ganas, tal vez te rompa el culo”. No estaba segura, si él lo había dicho o si yo lo había imaginado.

¿Cómo podía ser esto?, si lo había soñado, ¿por qué fue?, si él lo había dicho, ¿tendría realmente intención de hacerlo? ¡Dios mío!, ¡ese tremendo falo en mi culito virgen! ¡no era posible acaso ni si quiera imaginarlo!

No va a entrar, voy a sufrir mucho, esto no va a tener nada de placentero. Que locura, yo que me había negado a darle mi culito a mi novio, con un pene normal, y ahora estaba pensando entregarme a esta bestia.

Es fácil la solución, lo llamo y le digo que suspendo la reunión, le digo que no venga. Ya está, soluciono el tema, total ya lo pasé muy bien, no había imaginado las experiencias que tuve ayer. Ya es suficiente, el resto es imposible.

Bajé a desayunar tranquilamente, estaba completa de placer, me sentía gratificada, me dolía un poco mi rajita, pero estaba satisfecha.

Terminé de desayunar y lo llamé, levantaron el auricular, pero no contestaron, Claudio, dije, ¿sos vos?, me cortaron. Esto me preocupó. Me fui a cambiar, me puse un traje de baño para ir a la playa y luego llamé otra vez, en esta oportunidad nadie contestó. Que iba a hacer, iba a venir a las 2 de la tarde para romperme el culo, que locura. Pensé que le diría que no y listo, pero no estaba tan segura de tener éxito, cuando le dije que no por la vagina lo hizo igual, bueno, pero esto era otra cosa, no me tomaría por la fuerza por el culo, se arriesgaría a una denuncia.

Me fui a la playa pensando en esto, eran las 10,30 de la mañana, me recosté a tomar sol. Qué momento de placer absoluto, mi cuerpo en éxtasis, un poco dolorido por la terrible follada, pero satisfecho y al sol de Río de Janeiro, esto era el paraíso.

¡Se me ocurrió en ese momento una idea muy buena, la de desaparecer a las 2 de la tarde del hotel! Muy bueno, iría a dar un paseo a esa hora y no volvería hasta digamos las 5 o 6 de la tarde, para esa hora, Claudio ya se habría ido, imposible que me espere con su agenda tan apretada, incluso probablemente no me espere ni media hora, y ya para la noche vendría mi padre, y asunto terminado.

Descansé en la playa toda la mañana, a eso de las 12 almorcé allí mismo, la idea era volver al hotel a cambiarme para salir tipo 1 para el Pan de Azúcar y de ahí al shopping Barra. Eso me daría tiempo para llegar bien tarde.

Llegue al hotel a las 12.30, estaba un poco cansada, había comido un poco de más y tomado una caipiriña, no estoy acostumbrada a tomar alcohol. Me duché y salí con mi bata del baño. Me acosté un rato con mi bata para secarme con la idea de luego levantarme y cambiarme para salir.

¡De repente siento que suena el timbre del cuarto, miro el reloj, y eran las 2 de la tarde en punto, me quede dormida!, ¿era Claudio?, ¡Dios mío!, ¡vino a romperme el culo!, ¡con ese tremendo monstruo!

¡Que hacer!

Sonó nuevamente el timbre, fui hasta la puerta con la bata puesta, abrí y efectivamente era él. Estaba divino, con su indumentaria habitual de prostituta esta vez en tonos coloridos, un top blanco, una falda blanca y medias y zapatos blancos.

-Claudio, ¡intenté llamarte y no me contestaste!, dije rápidamente

-Es que mi teléfono tuvo problemas.

-Claudio, hay un error, yo no quiero hacerlo hoy, mejor andate, ya estuvo bien, suficiente para mí.

-Vamos no te asustes, te va a gustar, vas a ver que me lo vas a agradecer.

-No, basta, andate, discúlpame, quise avisarte.

-Bueno, págame, vine hasta aquí y reservé turno para vos.

Fui a buscar la cartera, y le di 300 dólares.

-No, mi amor, vine a romperte el culo, eso cuesta 500.

-Yo no quiero que me hagas eso, nunca te dije que si.

-Vamos, soy grande, te lo dije ayer, y ahora estas aquí esperando, no me digas que no querés, si no quisieras te hubieses ido.

-Bueno, Claudio, aquí tienes 200 mas, ya estas pago, por favor andante.

Guardó el dinero en su bolso, me di vuelta, para servirme un vaso de agua esperando el sonido de la puerta, por el contrario, no escuche nada. Cuando me di vuelta nuevamente, vi a Claudio completamente desnudo, acariciándose su tremendo instrumento. Me quedé petrificada mirándolo.

-Estás loco Claudio, ni lo sueñes.

-Vamos putita, si vos querés tanto como yo que te desvirgue el culito.

-No, andate, no quiero, ya te dije, ¿no entendés?

-Estas aquí a la hora marcada, ¿me pagas y querés que te crea que no querés hacerlo?, Jajaja

-¡Andate o llamo a la guardia del hotel!, dije gritando

-Ah, si que bueno, me va a gustar cuando le expliques a tu padre que un travestí te visitó tres veces en dos días.

Me quedé muda, era una trampa, no tenía salida, mientras tanto veía como se sobaba su polla que estaba a pleno. Parecía más grande que ayer.

-Por favor Claudio, no quiero, me va a doler

-No insistas Paula, ya es tarde, sé que te va a doler, pero luego me lo vas a agradecer. Vamos al sillón, me dijo en forma entre autoritaria y paternal.

Yo agaché la cabeza y me dirigí al sillón. Me tomó de los hombros y me dio un beso en la boca, Dios mío, ese beso que solo el sabía dar, me relajó mucho sentir su lengua en mi boca. Me desató la bata y quedé desnuda. Me hizo poner en cuatro, apoyando mis brazos en el respaldo del sillón, me acarició los hombros, la cabeza, los brazos, las piernas, el vientre y finalmente mis glúteos, lo hacía lentamente, tomó mucho tiempo en relajar mi cuerpo, luego me tomó de las caderas y comenzó a chuparme mi coñito, que forma de chuparme, era un maestro, me hizo mojar de inmediato.

Luego bajó hacia mi ano, me lamió en círculos, luego introdujo la lengua suavemente, yo ya estaba a mil de la calentura, como lograba ponerme así, pensé. Luego de una larga chupada, fue a buscar en su bolso un gel lubricante. Me untó abundante líquido en forma de círculos con los dedos, luego introdujo un dedo y lo movió dentro, no me dolía para nada, mas tarde introdujo otro dedo, los que separaba dentro para que me dilatara, lo hacía con gran maestría.

Finalmente puso un tercer dedo que también separaba dentro, cada vez que ponía un dedo, untaba más y más lubricante. Una vez mas, unto más lubricante, sacó los tres dedos y los introdujo nuevamente, yo estaba muy dilatada y muy caliente, pero su falo era enorme, me preguntaba si era suficiente.

Mientras me daba los últimos masajes con los tres dedos, me dijo:

-Ahora voy a poner mi pene, despacio, yo voy a permanecer quieto, tu vas a moverte hacia atrás en la medida que veas que puedes, trata de hacer fuerza hacia fuera cuando entra, como si estuvieras evacuando, también respira hondo a medida que se introduce, eso ayuda a la relajación. ¿Comprendido?

Sin contestar asentí con la cabeza.

Sacó los dedos, me tomo de las caderas y apoyó la cabeza de su pene en mi agujero, sentí como que había una tremenda diferencia de tamaño, pensé que era imposible, el permaneció inmóvil con su pene solo apoyando, nos quedamos un rato así, luego sentí como mi agujero comenzaba a abrirse, y comencé a empujar hacia atrás, dolía un poco, entonces hice fuerza para afuera como el me indicó, y comencé a respirar hondo, y me fui mas atrás y comenzó a entrar, dolía, pero no era para tanto, la cabeza estaba por entrar, hice mas fuerza para afuera y respiré mas hondo me empujé hacia atrás y:

-Ohhh -grité como desahogo

Entró hasta la mitad, increíble, en verdad dolía, dolía bastante, pero se podía soportar, yo respiraba fuerte, hondo, casi jadeaba, esto me calmaba, sentía el culo abierto, bien abierto. El permanecía inmóvil tal cual lo prometido, me quedé quieta un buen rato, hasta que decidí que podía ir por más, el dolor estaba cediendo. Comencé a hacer fuerza hacia fuera otra vez, y a empujar hacia atrás, pero no avanzaba mucho. Luego tomé coraje, apoyé mis hombros sobre el respaldo, con ambas manos separé mis glúteos, y le dije:

-Vamos, haceme tuya de una vez, metelo todo, abrimelo por favor.

Claudio no dudó, me tomó fuerte de los hombros, y de un empujón me lo metió hasta la garganta.

-Ohhhh, di un grito ahogado.

Se quedó quieto un instante, comencé a jadear con más fuerza, y también hacía fuerza hacia fuera y también gemía de dolor. Poco a poco me fui relajando, Claudio permanecía inmóvil, estaba ensartada por semejante lanza, no podía moverme, poco a poco me fui acostumbrando a tamaña intromisión, hasta que le pedí que se moviera.

Tal cual había sucedido ayer, comenzó a moverse lentamente, cada empuje me hacía ver las estrellas, pero también me producía un placer indescriptible, con cada movimiento menos dolía y mas placer experimentaba. Los movimientos fueron cada vez mas y mas fuertes, ahora nuevamente golpeaba mi cabeza contra el sillón, si existía la sumisión, el sometimiento, la dominación entre dos personas, esto era el perfecto símbolo de ello.

Al cabo de unos minutos de empujes, jadeos, gemidos, comencé a experimentar un orgasmo, él lo percibió y llevó una mano a mi rajita, comenzó a tocarme con maestría, me pasaba el dedo, lo introducía, lo sacaba, presionaba mi clítoris, luego los labios, era un verdadero experto, mientras mi culo seguía siendo sometido a embates cada vez mas profundos e intensos hasta que:

-Claudio, me vengooo

-Siii, putita, dame tus juguitos, dámelos

-Me corrooo

-Yo también me corrooo

Acabamos juntos, no tengo palabras para explicarlo, sentí mis espasmos junto con sus chorros de leche dentro de mi cuerpo. Cuando sacó su tremenda verga, estaba aún tiesa, no podía creer haberme comido semejante ejemplar, estaba negra, dura y totalmente mojada. Me acosté sobre el sillón con las piernas para arriba, estaba dolorida, aun excitada, satisfecha más allá de lo imaginado. Me chorreaba semen hacia fuera de mi ano, puse las manos hacia atrás y traté de relajarme.

Él se secó y se vistió, llegaba tarde a la otra cita, me preguntó si me había gustado, no tenía fuerzas para contestarle, me dijo que vendría mañana a la misma hora, le dije que lo olvidara, que mi padre llegaba esta noche. Ya no mas, Claudio, siempre te recordaré.

Se fue casi corriendo, adiós mi amor, siempre te recordaré me contestó.

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