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Mi primer trío MHM siendo hotwife
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Conocí a J. en Instagram, en verano de 2021 desde el primer momento me causo muy buena impresión, se le veía muy educado y caballeroso.

Me comento que ya había tenido experiencia en el mundo liberal con otras parejas y que el rollito cuckold que teníamos mi marido y yo le ponía mucho. Hablamos acerca de gustos y preferencias y la verdad para los nervios de la primera vez me transmitió bastante tranquilidad.

Acordamos los roles, sumisión por mi parte y dominante por la suya e intercambiamos algunas fotos hot para conocernos mejor. J. tenía unos 33 años, era muy atractivo y físicamente estaba muy bien cuidado, cuerpo muy atlético y aparte estaba muy bien dotado, todo un partidazo.

Acordamos quedar un sábado por la tarde ya que al ser padres teníamos que aprovechar la ocasión ya que nos cuidaban a nuestra peque y podíamos darnos este homenaje.

Nervios antes de dar el paso

Ya lo teníamos todo apalabrado y decidimos poner fecha y hora a nuestro encuentro, acordamos primero quedar a tomar algo para romper el hielo y ver que tal iba la cosa.

Tanto a mi marido como a mi nos pareció buena idea que para ser la primera vez, nos sentiríamos mas cómodos si el encuentro se hacía en nuestra casa.

Estuvimos morboseando con ese momento en varias ocasiones antes de dar el paso y cuando por fin se iba a hacer realidad, estuvimos teniendo sexo salvaje los días antes fantaseando con la idea del trio. Ese día nos reservamos para darnos nuestro gran esperado homenaje.

Día X.

Llego el gran día, era un sábado por la tarde y nos citamos en un bar para tomar algo primero y romper un poco el hielo.

Me vestí con un mono blanco ibicenco de pantalón corto y espalda descubierta, iba sin sujetador y llevaba debajo un tanguita blanco de hilo, me puse unas cuñas con tacón de color negro e iba con un maquillaje muy natural y el pelo suelto.

Mi marido y yo llegamos antes, nos sentamos en una terraza de un bar y nos pedimos un par de copas mientras esperábamos que llegase J.

Yo me sentía súper nerviosa, mi corazón iba a mil, sentía el estómago en un puño, no me acaba de creer que fuéramos a dar este paso en nuestra relación, a mi marido también lo note nervioso, aunque él lo disimulaba mejor.

Por fin llegó J. como decía anteriormente, vestía muy elegante y fue muy respetuoso en todo momento, aunque también lo note un poco nervioso al principio, supuse que era algo muy normal, cuando conoces a alguien en persona, nos saludó, se sentó con nosotros y empezamos a charlar, nos transmitió mas tranquilidad conforme íbamos pasando el rato, charlamos un poco acerca de sus experiencias con otras parejas, nos advirtió sobre utilizar protección cuando se dan estos encuentros, hablamos de lo que teníamos pensado hacer, nuestros límites, y ante todo recalcar que esto se trataba de disfrutar y si en algún momento alguno se sentía incómodo se paraba sin problema… etc.

Cuando nos empezamos a sentir más tranquilos y nos acabamos la copa nos marchamos a casa.

Fuimos a por los coches y le dijimos que nos siguiera.

Ya estamos en casa, ¿ahora qué?

Llegamos a casa y bajamos al sótano, que es donde teníamos habilitado para pasar nuestros ratitos de placer mi marido y yo.

Nos sentamos en el sofá J. y yo, mientras mi marido iba a por unas cervezas, estuvimos charlando los tres juntos sentados en el sofá.

Cuando me quise dar cuenta, J. empezó a acercarse más a mi y a poner su mano en mi muslo y a acariciarlo suavemente.

Sentí un cosquilleo muy excitante dentro de mi, mi marido estaba visualizando la escena desde cerca, sentado al lado de J. y yo le miraba con una sonrisa nerviosa y picara a la vez.

J. me indicó que me sentará en medio de ambos, para estar más tranquila y no dejar a mi marido al margen, cerré los ojos, respire y empecé a sentir 4 manos acariciando mi cuerpo por encima de la ropa y que poco a poco fueron profundizando por debajo de ella. Sentía las manos de ambos acariciando todo mi cuerpo y empecé a soltar suspiros de placer, mi marido me empezó a besar, mientras yo tocaba a J. que seguía subiendo de tono acariciando mis partes por debajo de la ropa.

Nos empezamos a poner burrisimos los tres y de repente noté que mi marido se levantaba excusándose para ir a buscar preservativos al piso de arriba.

Aquí hay tema… pero vamos!

Nos quedamos a solas J. y yo, la verdad que dudaba entre seguir o esperar a mi marido, pero J. tomó iniciativa y empezó a besarme y a manosearme.

Mi marido apenas tardó un par de minutos en bajar con los preservativos sin saber que se iba a encontrar con esa escena, su esposa morreándose con otro hombre, mientras la manoseaban descaradamente. Recuerdo que hizo un comentario en plan: ¡anda que esperáis! buf! con un sutil gemido y a continuación dijo, seguid seguid, mientras se sentaba en una silla a disfrutar del espectáculo.

J. se quitó la ropa quedándose solo con un bóxer y me ayudo a quitarme el mono blanco que llevaba, me quede solo con el tanguita blanco y las cuñas, me senté encima de él y empecé a frotarme contra su miembro, que a esas alturas ya estaba súper erecto después de haberme estado tocándome y besándome.

Le seguí besando y cabalgándole primero suave y luego fui subiendo la intensidad en mis frotamientos mientras él me agarraba fuertemente del culo y de vez en cuando me daba algún azote. Mi marido seguía visualizando la escena y de vez en cuando, yo le miraba por el rabillo del ojo para ver su reacción. En su cara pude notar la excitación y le invite a unirse, me levante de encima de J. e hice lo mismo con mi marido, me puse encima de él y me seguí frotando contra él, J. me tocaba e introducía sus dedos en mi vagina que ya estaba empezando a estar súper húmeda.

Me retiré el tanga y me introduje el miembro de mi marido y le empecé a cabalgar salvajemente mientras besaba a J. y pajeaba su pedazo de miembro.

Me levante y me puse de cuclillas en el suelo y me dispuse a chuparle la polla a J. empecé con lametones suaves y poco a poco fui introduciéndome toda en la boca, ¡dios mío! era tan grande que apenas me cabía entera.

Mi marido me acerco uno de mis juguetes preferidos, un vibrador masajeador, al que yo le llamo amorosamente “el micrófono” por su forma tan parecida. Ya me lo dio encendido y todo, así que lo único que tenía que hacer era seguir comiéndome esa polla que me estaba apuntando, bien jugosa, mientras me ayudaba con la otra mano que tenía libre a darme placer en el clítoris con el vibrador.

Mi marido me acariciaba los pechos desde atrás y me introducía primero sus dedos en mi vagina y luego un consolador.

Con tal escena yo ya estaba bien caliente después de haberme comido la jugosa polla de J. y estaba deseando probarla dentro de mi, me puse a cuatro patas en el sofá y deje que J. me follará bien duro con sus envestidas mientras me cogía del pelo y me azotaba.

Mi marido estaba al otro lado mirando, flipando y le dije que se uniera, así, mientras J. me follaba yo le comía la polla a mi marido. Mi marido ya estaba a punto de explotar, y J. se apartó para que mi marido se corriera dentro de mi. Me senté en el sofá completamente abierta de piernas y mi marido se dispuso a metérmela, me dio unas embestidas bien profundas, mientras me susurraba que esto era para castigarme por lo que había estado haciendo con J. hasta que se corrió dentro de mi coño.

Cuando terminó me limpie la lechita de mi marido e hicimos un mini parón, cuando retomamos fuerzas J. y yo nos empezamos a tocar mutuamente, el me besaba y me ayudaba con el vibrador para volverme a poner a tono, me senté encima suya y empecé a cabalgarle otra vez, estuvimos así unos minutos, hasta que estaba ya exhausta, decidí volver a comerme su polla. Yo terminé corriéndome con su polla en mi boca y con la ayuda de un vibrador. J. no se corrió hasta que tuve mi clímax, le ayudé a correrse mientras él se pajeaba yo le lamia los cojones y le daba lametones en el glande.

El adiós.

Exhaustos, por el encuentro y el a ver probado tantas poses, nos dimos cuenta que nada había salido como lo planeado, simplemente fue surgiendo, conforme uno u otro iba tomando la iniciativa.

Nos tomamos la última copa y nos despedimos.

Espero que os haya gustado esta experiencia, solo de recordarla y redactarla me he puesto bien caliente jeje.

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