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Mi primer trabajo (parte 1)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Esto ocurrió hace muchos años atrás, recién había terminado mi educación de contable y mi primera experiencia laboral fue mucho más de lo que jamás había pensado. El encargado de la oficina contable me entrevistó y quedó muy complacido con mi historial académico, era una joven de 25 años que había sido la primera en mi promoción en la universidad.

Me presento con el resto del equipo de trabajo y me dejo a cargo de Rubén, un hombre 39 años que llevaba 10 años trabajando en la oficina, era muy agradable y casi paternal, él estaba casado y tenia una hermosa familia de la cual hablaba casi todo el día.

Durante las primeras semanas fue muy agradable trabajar con el y nos volvimos una gran equipo de trabajo, y varias veces reconocieron nuestro desempeño. Yo me sentía muy feliz laboralmente, pero en la parte sentimental, había terminado mi relación de 5 años con mi novio hace solo un par de meses, por lo que trate que mi trabajo ocupara toda mi atención. Cada día nuestra relación de amistad fue creciendo con Rubén, aunque el siempre guardaba distancia debido a que al parecer era muy feliz con su esposa.

En diciembre la empresa como de costumbre hizo la fiesta de fin de año, y tuve que insistir mucho para que Rubén decidiera ir. Esa noche hubo mucho alcohol y diversión, y debo reconocer que obligue a Rubén a divertirse y beber un poco más de la cuenta.

Yo me sentía muy ebria y le pedí a Rubén me llevara a casa. Yo vivía sola en una pequeña cabaña que rentaba, así que a empujones logre que Rubén me ayudara a llegar a mi casa para no caer al suelo, apenas entre me abalance sobre Rubén y le comencé a besar apasionadamente, a lo que el respondió.

El comenzó a acariciar mis pequeñas tetas hasta sacarlas del sujetador y puso su boca en ellas con cierta desesperación, yo a esa altura estaba muy mojada y el hábilmente metió su mano en mi pantalón y comenzó a meter sus dedos en mi concha, lo que hizo que me viniera sobre su mano. Yo gemía y el respiraba entrecortado, completamente excitados los dos.

Luego el puso su mano sobre el gran bulto que asomaba bajo su pantalón, yo lo agarre y apenas podía mi mano darle la vuelta, abrí su pantalón y su pene salto sobre mi, era lo mas grande que hasta ese momento había visto, estaba durísimo y caliente, comencé a sobarlo mientras Rubén aun se daba gusto con mis tetas.

De pronto el me empujo hacia abajo y coloco su pene el mi boca, apenas caía la punta en mi boca y se lo comencé a lamer y a acariciar sus enormes testículos que colgaban. Pronto el tomo mi cabeza fuerte, lanzo un gran gemido y se vino sobre mi cara, me dejo bañada en semen, su pene era como una manguera de la cual el semen no paraba de salir. Yo me puse de pie y con una toalla limpie el semen de mi cara y comencé a besar nuevamente a Rubén, el me tomo en brazos y me llevo a la cama y comenzó a desnudarme completamente y el también se saco toda la ropa.

La sensación de tener su cuerpo caliente sobre el mío y que su lengua se moviera en mi boca, me tenia nuevamente muy mojada y prendida, por lo que comencé a masturbarlo y nuevamente se puso duro. Ahora yo dirigí su misil de carne palpitante a la entrada de mi concha y el comenzó a empujar suavemente, centímetro a centímetro fui sintiendo como estiraba mi concha hasta que lo sentí en el fondo de mi útero y comenzó a menearse frenéticamente.

Yo me venia una y otra vez sobre su pene, y esto lo excitaba un mas, hasta que pronto el se vino, llenando mi concha con su semen caliente. Esa noche lo hicimos muchas veces, por lo que al despertar cerca del mediodía, Rubén salto de la cama y se fue a casa pensando que le diría a su esposa. Yo quede desnuda en la cama pensando en lo rico que había sido la noche.

El lunes volvimos al trabajo y actuamos como si nada hubiera ocurrido, yo ahora miraba su entrepierna y me daban ganas de cogerle el pene, pero me aguantaba, todo el día tuve que ir al baño a tocarme por las ganas que sentía.

Al llegar la tarde el jefe nos encargo a Rubén y a mi quedarnos mas tarde para completar un informe urgente y pude ver la cara de pánico de Rubén, el podía presentir lo que yo quería. Al quedar solos yo salte sobre Rubén y le cogí el paquete y quise besarlo, pero Rubén me aparto y trato de explicarme que lo que había pasado, había sido un error. Pero yo estaba demasiado caliente y le abrí la bragueta y comencé a chuparle el pene que prontamente se puso duro y listo para la acción.

Rubén me tomo bruscamente y me tiro sobre el escritorio, arremango mi falda y comenzó a cogerme a lo bestia, tal como yo el ardía en deseo. En breve el se vino dentro de mi, el escritorio era un desastre, todo salpicado de semen y mis fluidos.

Tuvimos que terminar el informe en otro escritorio esa noche.

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