Esta es una de mis experiencias con una joven de 18 años, para eso entonces yo debía tener como unos 48 o 49 años, no recuerdo con exactitud, hoy tengo 57 años, ella era blanca, ojos claros, como 1,55 de estatura, un poquito gordita, una tetas medianas, bien paradas, y unas nalgas gorditas, no tan respingonas, nos conocimos por una página de internet, ella tenía un anuncio que buscaba un maduro, yo le contesto y empezamos a hablar y como a los ocho días programamos nuestro encuentro, le di un sitio de encuentro y las placas de mi carro y la recogí como a dos cuadras de mi oficina en un popular barrio de Bogotá.
Ella estaba allí en la calle observando las placas del carro, por su descripción física deduje que era ella, porque no habíamos intercambiado fotos, para hacer que el encuentro tuviera más suspenso, más intriga y ganas. Se subió al carro y me dio un beso en la mejilla como si fuéramos conocidos de mucho tiempo, no nos importaba el físico del uno o del otro, lo que nos importaba era tener una tarde de buen sexo.
Nos dirigimos buscar un motel, al cual llegamos en 10 minutos, ya en el carro empezó a preguntarme que como estaba y cosas así, me pregunto si era la primera vez que hacia una cosa así y con una joven como la edad de ella, le respondí que sí.
Llegamos y subimos al ascensor y llegamos a la habitación, ella era la que llevaba la iniciativa, yo la observaba, nos sentamos en la cama y ella se abalanzó sobre mí y empezó a besarme, muy suave al principio y luego con mucha pasión, entrelazamos lenguas y parecía que nos fuéramos a devorar en ese beso que fue intenso y duradero, cuando paramos un momento ella me mando la mano a mi verga que ya se observaba parada por encima del pantalón y yo empecé a masajearle las tetas, se paró y se quitó la blusa y luego el brasier, dejándome libres esas hermosas tetas para mí, las chupe y les pace la lengua en círculo y me decía “muérdemelas y chúpamelas duro que me excita mucho” a lo que yo obedecía y me daba gusto.
Nuevamente paró y se bajó el pantalón y la tanga y quedó totalmente desnuda, me quitó los zapatos y luego el pantalón, la camisa, me desvistió totalmente y antes de que yo dijera algo, cogió mi verga y empezó a chuparla sin parar, paraba y me pajeaba y volvía a chupar, luego me preguntaba “te gusta?” y yo le contestaba “no me gusta, me encanta”, por momentos le cogía la cabeza y la apretaba para que se ahogara con mi verga, paraba y me decía “me gusta mamarte esa verga mi amor”.
La detuve y la acosté en la cama y le dije “ahora me toca a mí”, acostada y con las piernas abiertas y un poquito levantadas empecé a pasar mi lengua sobre su cuca, luego empecé a succionar su clítoris y se lo mordí muy suave, luego le metí la lengua y le chupé los labios vaginales, posteriormente le metí un dedo y luego dos y le froté el clítoris, me dijo “para, que me voy a venir y quiero que me metas esa verga y con ella adentro me haga alcanzar el orgasmo”.
Paré y la coloqué en cuatro y se lo metí de una y pegó un grito y me dijo “es que soy un poquito estrecha, pero no pares, sigue” y empecé a bombear primero despacio y luego más duro.
Cambiamos de posición ahora ella estaba acostada en la cama, yo frente a ella con sus pies en mis hombros y la penetré y bombeé sin parar, hasta cuando me dijo “acelera más que voy a llegar” y aceleré lo más que pude, pegó un grito y se estremeció todo el cuerpo, parecía que estaba convulsionando, me asusté por un momento, yo también alcancé mi orgasmo al tiempo.
Luego me dijo que a ella siempre le pasaba eso cuando llegaba, que todo su cuerpo se contorsionaba era como una convulsión y se corría al máximo. Que lo había disfrutado al máximo.
Descansamos, nos recostamos en la cama y le pregunté que como había aprendido tanto a su edad y me respondió que una prima mayor que ella era su maestra, que esa prima era un huracán en la cama.
Después de un buen rato, porque ambos estábamos extenuados, me empezó a besar de nuevo, luego bajó y me lo empezó a mamar de nuevo, hasta que me tuvo a punto, cuando ya está bien parada mi verga, se para y me dijo “ahora te voy a cabalgar otra posición que me encanta mucho”, se sentó cogió la verga y fue metiéndola muy suave, hasta que le llegó al fondo y empezó a cabalgar muy lento y aceleraba el ritmo y yo mientras tanto me divertía con sus tetas, las masajeaba y las mamaba, las succionaba, las pellizcaba y me decía “no pares de chupar, que me tienes muy excitada, que rico como me mamas mis tetas -me dijo- estoy por llegar otra vez” y yo le dije “yo también” y nuevamente pego otro grito y empezó a convulsionar, nuevamente llegamos al tiempo, quedamos tendidos un momento en la cama, me quitó el condón y empezó a lamerme la verga, que delicia.
Paró, nos dimos unos cuantos besos y nos paramos a ducharnos juntos, nos restregamos mutuamente, nos vestimos y salimos, la llevé cerca donde iba y nos despedimos con un beso en la mejilla, hasta otra otro encuentro.
Espero les guste mi relato, es el primero que hago, duré mucho tiempo pensando si me atrevía o no a realizarlo, toda la historia es absolutamente cierta.