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Mi padre mi semental favorito
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Sé que la verga te fascina, eres una verdadera puta, por eso me casé contigo, para tratarte como que eres y poder compartirte con quién se me de la gana… 

Esa noche no podía conciliar el sueño, mi mente giraba y solo pensaba en una cosa, yo era distinta a ellos, yo era diferente a mis hermanos.

Papá siempre se refería a nosotros como su orgullo sus tres machitos en edad de merecer, mientras que para mamá aun éramos sus tres niños, pero la realidad era otra, yo tenía esa dualidad de hembra envuelta en cuerpo de hombre.

Mis hermanos y yo por cuestiones de espacio compartíamos habitación, por lo que todas las noches mi mirada siempre se perdía en las erecciones de mis hermanos al dormir, podía pasar horas viendo cómo sus sabanas formaban una carpa gracias a sus gordas vergas, era inevitable mi deseo era poder tocarlas, recorrerlas, disfrutarlas para finalmente comérmelas, y ¡hacerlas mías!

Tan pronto las veía comenzar a crecer yo de inmediato, casi como reflejo me llevaba la mano hasta mi boca, lubricaba mi dedo medio y comenzaba a pasearlo entre mis nalgas para después cuando hubiera lubricado mi vagina masculina poder metérmelo suave y acompasadamente…

¡Ese era mi momento perfecto del día! Siempre imaginaba que mi dedo era el pito de alguno de los dos, ello me hacía sentir plena, de inmediato me abandonaba al placer y era sólo en ese momento cuando por fin mi pene se sentía feliz y sin tener erección se limitaba a babear como muestra de que yo podía generar mi propio lubricante…

De pronto mis pensamientos se vieron interrumpidos por un ruido, un sonido constante que se originaba en la sala, sin pensarlo me levanté, me puse la bata de dormir encima y abrí la puerta, mi reflejo en el espejo no podía mentir, mis piernas estaban torneadas, no tenía nada de vello y mis nalgas ya tenían esa forma que hasta hoy me hace sentir orgullosa al caminar era una hembra con pene…

Crucé la habitación y al llegar a la sala pude ver a mi madre una imagen que se quedó grabada en memoria, ahí estaba mi madre siendo dominada por mi padre, la tenía frente a él, de rodillas, con las manos amarradas a su espalda, el con una mano la tenía de los cabellos cual si fuera la tienda de su yegua y así control los movimientos hacia el, el sonido provenía de mi madre, pues en cada movimiento ella ahogaba víctima con ese verdugo de ébano maravilloso!

¡Sabía que te encantaba la verga! Naciste para puta, eso lo supe desde un principio, por eso me casé contigo, para disfrutarte y después compartirte…

Mi madre lejos de verse incómoda ¡se percibía encantada! Yo jamás, en toda mi vida la había visto tan contenta, su mirada tenía ese brillo especial que había visto en mis propios ojos cuando veía a alguno de mis hombres venirse.

Y bueno, la verga de mi padre era espectacular, larga, estilizada, gorda, sus venas parecían esculpidas por un artista y tenía con una cabeza que asemejaba a una mantecada…

Yo estaba enamorada de ese trozo de carne, en más de una ocasión lo había visto en el gimnasio mientras nos bañábamos, pero ahora… era muy distinto, ahora estaba en acción, se veía perfecto, duro, dominante, listo para una y mil batallas, estaba sencillamente hermoso, esa verga era un noble que se abría paso sin pedir permiso eso me encantaba, buscaba solo su placer y desaparecía por completo seguramente invadiendo más allá de la garganta de mi madre…

El brillo de la saliva de mi madre lo hacía brillar como si fuera un trozo de chocolate recién hecho…

De pronto… mi padre le sacó la verga a mi madre de la boca, tomó su miembro por la base y con todo su tallo la cacheteó estrellándola en ambas mejillas…

¡Vamos dime lo que eres!

¡Yo soy solo una Puta!

Muy bien… ¡Y quién es tu dueño puta!

Tu, tu papito… ¡tú eres mi único dueño!

Y dime… ¡Para que sirven las putas como tú!

Para lo único que nacimos es para dar placerá los hombres…

A los hombres… ¿A hombres debes dar placer?

A mi dueño y a quién mi dueño me lo ordene…

Mi padre sonrió, en ese momento ya no pude verlo como mi padre, ahora solo era el macho que yo deseaba que fuera mi dueño, yo deseaba formar parte de su establo de putas… Yo deseaba ser dominada y llenada por esa verga…

Tan pronto mi madre terminó de hablar, el la tomó de los cabellos y así la levantó como si fuera un objeto para usarse, para después ponerla sobre el sofá, sus tetas se estrellaron en el respaldo y el la levantó un poco más para liberarlas y dejarlas fuera del mismo, libres, sus redondas nalgas sobresalían por un costado…

Mi padre se giró y tomó algo del brazo del sillón era una pala de madera para cocinar y sin miramiento la azotó contra su culo con todas sus fuerzas y, la pala cedió ante tanta fuerza terminando por romperse…

Se acercó hasta su oído y le dijo vamos quiero escucharte, vamos pídemelo pinche puta de mierda, anda…

Papito… te ruego que por favor me metas la verga… ya sé que no la merezco que solo soy una puta, pero la necesito, necesito sentirla, tu verga es mi alimento, por favor, necesito tu verga dentro de mi, amo…

Mi padre estaba encantado… Su verga estaba durísima, a la distancia podía verla latir como si tuviera vida propia…

Por su parte mi madre estaba como loca, como poseída por el placer, movía sus nalgas en círculos provocando al semental en turno…

Y yo ahora estaba más seguro que nunca de había nacido para ser como ella, había nacido puta, lo único que deseaba era ser penetrada por un macho cualquier macho, pero lo ideal sería uno como mi padre uno que hombre que me hiciera sentir hembra y dominará una y otra y otra vez a su antojo para saciar su apetito, que me usará como eso como un objeto para su placer…

Finalmente, el deseo de mi padre creció y escupió entre las nalgas de mi madre, le dio sendas nalgadas y lentamente centímetro a centímetro fue metiendo esa hermosa serpiente, que a su paso era devorada por la puta en turno…

Mi madre ya no era mi madre, ahora era mi competencia, su mirada cada vez era más sucia, más perversa era una hembra sintiendo placer, y una vez que la verga de papá desapareció por completo mi madre comenzó a convulsionarse, arqueaba su espalda como si algo la quemara…

¡Ay Que rico papito! ¡Ay que deliciosa tienes la verga!

¡Ay como me encantan las vergas cabrón!

¡Ay que delicia, soy una puta, soy tu puta, soy un apunta adicta a las vergas!

Mi futuro semental tenía una mirada de poder que enamoraba, sabía que la tenía dominada, se sabía bien dotado, sabía que era uno de esos machos que podía dominar a cualquier puta, fuera hembra o hembra con pene, y las usaría hasta venirse, sin importarle si ellas lograba venirse o no, al fin esas putas solo era un objeto para satisfacerlo…

Mi semental disminuyó el ritmo comenzó a moverse lentamente, entraba y salía poco a poco, mientras mi madre se retorcía de placer, sus tetas se estrellaban contra el respaldo una y otra vez, sus nalgas al estrellarse con los nuevos de mi macho hacían ese sonido especial que seguramente había sido el mismo sonido que se escuchó cuando me engendraron…

Mi macho la jalo de los cabellos como si fueran sus riendas y acelero los movimientos, comenzó a cabalgarla cada vez más fuerte, cada vez más fuerte, una y otra y otra vez!

Lo único mi madre decía era ¡Sí así, vente, vente en esta puta papi, vamos, vente cabrón, anda lléname el culo de semen o necesitas la ayuda de un verdadero hombre, uno verdadero macho tu padre…

En ese momento la cara de mi semental se trasformó, cambió por completo ella había lo había logrado provocado para obtener lo que deseaba… ¡y así fue!

A partir de ese momento mi macho, mi semental, mi padre la uso como objeto, como lo que era una verdadera puta, mientras le metía la verga una y otra vez la azotaba, golpeaba, se dedicó a gozar sin tomarla en cuenta.

Mi madre estaba encantada, el ser usada le provocaba tanto placer que comenzó a mojar todo! parecía que orinaba de placer, y eso a su vez calentó más a mi macho, que sin titubear la agarro por las nalgas clavando sus dedos en ambas, le dio tres estocadas finales una, dos y tres y… su cuerpo se contrajo, podía definirse cada músculo, para posteriormente perder toda la vitalidad, finalmente ese macho se recostó sobre la espalda de su puta y el precioso trozo de ébano que durante horas la perforó brindándole un placer inimaginable salió de sus entrañas dejando caer sobre el piso dejando un lago brillante con olor a cloro…

Su puta solo atinó a levantar la cabeza en ese momento volvió a ser mi madre, volvió esa dulce mujer que me consentía todos los días…

Abrió los ojos y su mirada se topó con la mía, yo no pude moverme, tenía una mano metida entre mis nalgas, mis piernas temblaban y mi desmayado pene comenzó a sacar una mezcla de semen y orina gota a gota, mamá sonrió parecía que lo había planeado, ella lo sabía y me había dado ese regalo… un macho más en casa, el semental de mis sueños… yo había dejado de ser su niño, el machito de papá para convertirme en Ailelav, la discípula de esa puta…

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