Soy una chica de 25 años, casada, bonita, con unas tetas grandes ya que uso 40 B de brassier y un trasero grande y paradito, mido alrededor de 1.57 m y soy objeto de diversos piropos por parte de los hombres. Soy casada y tengo un hijo, soy de República Dominicana y soy morena, mi nombre es Luz.
Mi madre vive en provincia y de vez en cuando voy a visitarla. Ella vive con mi padrastro, un hombre de 54 años, de 1.82 m de estatura, fuerte, con bigotes y que en mi país dirían un cholo recio. Yo le conozco desde hace 13 años y la verdad él me ha visto crecer y convertirme en una mujer.
Hace poco fui a visitar a mi madre y uno de esos días ella salió muy temprano y yo me quedé aparentemente sola en su casa. Era muy temprano, como hacía mucho calor me había puesto para dormir un bóxer, es decir, un schortcito chiquito, que me da como en la mitad de las nalgas, alicrado, bien pegadito y un top, es decir un polo cortito pegadito que solo me cubren las tetas. Estaba durmiendo cuando de pronto sentí que unas manos me abrían las nalgas y comencé a sentir una cosa grande, dura y gorda por entre ellas. Medio dormida puse mi mano sobre lo que había sentido y toqué un pene enorme, abrí mis ojos, volteé la mirada y vi que era mi padrastro que estaba manoseándome.
Traté de salir de su acoso, pero grande fue mi sorpresa cuando al dirigir la mirada hacia lo que había tocado pude ver un pene como de 23 cm y tan grueso como un tubo de papel higiénico, la verdad nunca había visto algo así. No pude reaccionar y él se abalanzó sobre mí y me metió su mano entre mi entrepierna mientras con la otra me sujetaba de la cabeza y me empezó a besar. Yo seguía sorprendida y aprovechándose de ello dirigió mi mano hacia su pene el cual no alcanzaba a cubrir con mi mano cerrada.
Además sus bolas eran grandotas y parecían dos cocos, sus dedos recorrían mi conchita por encima del bóxer y empezaba a excitarme a lo cual no podía hacer nada, la verdad nunca me imaginé que sucediese algo así con mi padrastro.
-Ahora vas a ser mi mujer, como tu mamá, desde hace años que quiero cacharte y enterrarte mi pingota -me dijo.
Dicho eso me sujetó y empezó a sacarme el bóxer mientras subió el top y mis tetas quedaron a su merced las cuales comenzó a besar y chupar, luego me bajó el calzón para ese momento estaba excitada y solo empecé a gemir de placer.
Yo misma mientras me besaba me terminé de sacar el bóxer y el calzón y con mis manos acariciaba su enorme verga.
-Sigue mi cacherita, vamos, quiero que te abras de piernas para comerte esa conchita.
-Si papi, devórame mi conchita -le dije.
Empezó a devorarme la conchita con tal fuerza que sentía que succionaba todos mis jugos
-Ah, ay, sigue, ah -le decía mientras le agarraba de sus cabellos.
-Ven quiero echarme y te volteas para seguir comiéndote la conchaza que tienes y me chupas la pinga.
Me puse en su encima dándole el culo mientras empecé a chupar su nabazo el cual no entraba en mi boca y solo pude meterme su cabezota con mucho esfuerzo que me produjo una sensación de nauseas por lo grandote que era, sentía como me abría las nalgas y su lenguota recorría mi concha, mi clítoris y mis nalgas las cuales estaban mojadas con su saliva, sus dedos empezaron a hundirse dentro de mi conchita y yo estaba llegando al clímax del placer, gemía como nunca mientras pasaba mi lengua a lo largo de sus 23 cm y chupaba sus bolas.
-Ahhh… sigue mi putita, te voy a hacer mi mujer, como ni siquiera tu marido te ha hecho sentir.
-Ven culona, quiero que te pongas como una perrita para clavarte.
Me puse en cuatro patas y me pasó su pene por toda la concha para luego empezar a meterlo.
-ahhh… ay…
Su enorme nabo se abría paso por mi conchita que a las justas había probado un pene de 14 cm y que parecía virgen al sentir como entraba poco a poco la cosota de mi padrastro.
Me sujetaba de las nalgas y yo mordía las sábanas, cada vez más entraba con más fuerza.
-Ayyy… bastaaa me duele, ay…
-No putita, te voy a reventar la concha con mi pingota, cállate que los vecinos pueden escucharte.
-Auuu -gritaba mientras apretaba sus muslos y volteaba mi cara mirándole.
-Si mírame putita mientras te destrozo esa conchita.
A medida que taladraba mi conchita sentía más que dolor placer hasta que solo llegue a sentir un dolor mezclado con placer, la verga de mi padrastro había logrado excitarme como nunca y sentía que me venía como un caño abierto.
-Sigue papi, ay, qué grande la tienes, me vuelves loca, ahora comprendo cómo escuchaba gritar a mi mamá en las noches.
Mi padrastro seguía taladrándome la concha.
-Ven amor, déjame que me acueste para que te subas en mi encima y solita te metas mi pingota para poder chuparte esas tetotas que tienes mientras sigo enterrándote mi platanazo.
Se acostó y me senté en su encima, acomodé su verga en dirección a mi conchita y empecé a subir y bajar por sus 23 cm mientras me chupaba y apretaba las tetas.
-Ay papi, que rico pene -empecé a besarlo con pasión y con mi culo bien paradito le cabalgaba, en ese momento estaba completamente loca que hasta le pasaba mis tetotas por su cara mientras me abría las nalgas al penetrarme y sus dedos acariciaban mi ano.
Sentía como su enorme pene ahora ya se había acoplado a mi conchita y de vez en vez sus enormes bolas golpeaban mi vulva.
-Así, muévete, quiero que hagas que me venga dentro tuyo, mueve ese culazo, eres una putita.
El platanazo de mi padrastro resbalaba dentro mío, mientras me chupaba con fuerzas las tetas y yo gemía como loca.
-Ayyy…
-Cállate mi culona, no grites tanto, las vecinas te van a escuchar. Dime que te gusta mi pingota, que te vuelves loca…
-Ah me gusta, métemela… sigue!
-Ven, salte, quiero que te pongas de costado con el culo hacia mi pinga.
Me puse de costado, hizo que juntara mis piernas y enfiló su nabazo hacia mi conchita, para después de pasármela por toda ella, enterrármela nuevamente.
-Si puta, que rica concha, que ricas tetazas, eres mi mujer igual que tu madre, pero tú eres la mejor.
Mi padrastro me taladraba la concha como nadie lo había hecho nunca, estaba en el clímax, no que ese momento terminara.
-Ahhh, me voy a venir, tu solita entra y sal de mi pinga, vamos mueve ese culazo…
-Mmmm vamos papi, vente, lléname la concha con tu leche…
En eso sentí que mi padrastro reventó y su leche comenzó a llenarme todita, era calientita y abundante.
-Ten mi cacherita, toda esta leche es tuya.
Sacó su verga y con lo que chorreaba me la pasó por las nalgas y los labios de mi conchita mientras hizo que volteara mi cara y me metía la lengua a la boca.
Inmediatamente se levantó de la cama y se fue al baño, yo estaba con la conchita roja y que me latía de dolor, y la sentía más abierta, pensaba también que lo que había hecho estaba mal, pero él me había llevado al cielo.
Seguía acostada cuando habrían pasado unos 15 minutos y mi padrastro apareció con la verga nuevamente parada, parecía un pepino por lo grande y gorda. Me quedé sorprendida ya que pensé que se había satisfecho, pero se acercó a mi, me jaló de las piernas hacia el filo de la cama, levantó mis piernas hacia sus hombros y sin decirme nada enterró nuevamente su vergota en mi conchita.
-Ahhh ya nooo, ayyy eres una bestia, un salvaje…
-Así, grita, sigue, mientras mi pingaza te come la conchaza que tienes, te voy a cachar hasta que ya no pueda.
-Ayyy -gritaba mientras sentía que nuevamente mi conchita empezaba a mojarse y sentía su verga que me apretaba la concha y la vagina.
Sentía que su verga ahora entraba casi completamente y sus bolas golpeaban los lados de mis nalgas.
-Ven, abrázame que te voy a levantar.
Acomodó mis piernas entre sus brazos, me levantó y con su verga ensartada en mi concha y abrazándolo siguió penetrándome mientras me cargaba
Mis tetas se balanceaban en su pecho y me besaba con su lenguota en mi boquita haciendo que no gritara demasiado, estaba sudadito igual que yo…
-Dime que te gusta, mmm que tetotas que tienes, eres una ricura mi nena, pensar que te he visto crecer y ahora eres mi mujer.
-Que grande que la tienes… me haces sentir bien mujer… sigue, así me hagas llorar…
El entrar y salir de su verga de mi concha producía un ruido como cuando uno refriega la ropa cuando la lava, estaba mojadísima.
Luego me bajó e hizo que me arrecostara sobre su mesa de ingeniero, mientras se agachó, me abrió las piernas y su lenguota empezó a recorrer mis partes.
-Siii, devórame mi conchita, que rico… eres el mejor… sigue papi, mi conchita ahora es solo tuya, soy tu mujercita…
-Siempre soñé con hacerte mi mujer, comerme esas tetotas, ese culazo que tienes, besarte y meterte mi platanazo, me vuelves loco, te deseo, te voy a hacer el amor hasta que me dejes sin una gota de leche.
-Si papi, soy tuya, nunca había visto un pene como el tuyo, es enorme, al principio pensé que no me iba a entrar, pero ahora a pesar que me duele me gusta, quiero que me lo metas.
Inmediatamente se levantó, abrió mis nalgas mientras seguía recostada en su mesa y empezó a meter su verga en mi conchita.
-Así mi amor, quiero sentirla dentro de mi, lléname con tu presota…
Mientras me penetraba empezó a apretarme las tetas con sus manos y mis nalgas temblaban cuando su verga entraba dentro de mi.
-Mmmm mami, quisiera metértela en el culo, tienes un anito chiquito, quiero romperte ese culito bebe.
-Nooo, me harías daño, la tienes muy grande.
Mi padrastro removía su enorme pene dentro mío y yo moría de placer, en eso hizo que me subiera a la cama me arrodillara al filo y me jaló, me agarro las tetas y puso su platanazo entre ellas y las apretaba, me pasaba su cabezota como de hongo por mi boca, por toda mi cara y hacia que se lo chupe, apenas entraba su cabeza en mi boca.
-Vamos putita, échale saliva y límpialo con tu boquita.
Le eché saliva y un hilo de ella unía mi boca con la cabezota de su pene y luego con mi lengua limpie su pene. Una y otra vez hizo lo mismo.
-Mi cacherita, ponte en cuatro, quiero clavarte nuevamente.
Inmediatamente me puse en posición perrito y él se agachó y empezó a chuparme la concha y además pasaba su lenguota por mi ano.
-Ahhh, que rico bebe, sigue…
Mi padrastro hacia vibrar todo mi cuerpo, sentía que se devoraba toda mi conchita y mi culito, en eso se levantó y se acercó a la cómoda, sacó un frasquito con una crema, se echó bastante en su mano.
-MI cacherita, te voy a untar esta cremita en tu culito.
-que vas a hacer bebé?
-Ya veras, vamos para ese culito.
Sentí como me iba untando el ano con esa crema y sus dedos poco a poco se abrían paso en él, la verdad, se sentía muy rico.
Voltee para mirar que hacía y vi cómo se echaba la crema en el pene, no me dio tiempo para reaccionar, enfiló su pene hacia mi culito y lo fue metiendo.
-Ay!!! en el culo no papi!
-Te dije que sería mi mujer completamente, te voy a reventar ese culazo que tienes.
Su enorme pene se abría paso por mi ano, sentía que me iba a desmayar.
-Que rico culazo, aguanta chiquita, van entrando unos 10 cm.
-Uy! me destrozas!
-Vamos zorrita, quiero que te pases los dedos por la concha mientras te parto en dos, pero que rico culazo, que rico chiquito que tienes, cada vez me arrechas más…
Pasé mis dedos por mi conchita y a la vez tocaba su pene que estaba resbaladizo y sentía como ese enorme nabazo me abría el culo.
-Que rico hueco, tu culo me vuelve loco, eres riquísima, que suerte la del imbécil de tu marido, si supiera que estoy reventando el culo y ahora eres mi mujer y te estas comiendo mi platanazo, uy mami, quiero venirme adentro, vamos mueve ese culazo.
Como pude, casi llorando empecé a dar movimientos circulares alrededor de su pene y de pronto sentí como un gran chorro de leche caliente llenaba mi culito.
Sacó su verga y empezó a pasármela por las nalgas y la concha.
-Ay bebé, que rica leche, has hecho que me quede doliendo el culo.
-Ven, quiero que me termines de limpiar la pinga, vamos chúpala.
De un jalón puso mi cara cerca de su verga y me jaló para chuparla.
-Sí, así putita, eres una diosa, quien lo diría, tantas veces cuando venias de visita me masturbaba pensando en cacharte y ahora hasta te he reventado el culo.
-No sigas, no sé qué he hecho, me siento mal, nunca pensé que podía hacer algo así.
Inmediatamente me besó y luego me dijo:
-Dime, te ha gustado?
-Eso no importa, lo que importa es que me siento pésima y encima me duele mi conchita y mi culito, eres un salvaje!
-Jajaja, pero entonces si te gustado, he notado que te has venido como nueve veces…
-No sigas, eso es lo peor, nunca nadie me había tratado así en la cama.
Bueno, espero que se repita esto, apura, cámbiate, báñate, no sé, no vaya ser que venga tu madre o tus hermanas.
Me levante, fui a la ducha, mientras me duchaba al momento de jabonarme el culo noté que un poco de sangre manchó mi mano, el salvaje de mi padrastro me había rasgado el culo, me puse nerviosa ya que sentía que estaba mi culo como un enorme hueco.
Espero les haya gustado, no busco sexo ni nada por el estilo, pueden enviarme sus comentarios a [email protected], gracias, bendiciones y cuídense del covid. Besitos.