Hola. Mi nombre es Román. Soy un hombre de apenas 39 años, separado, de aspecto, puedo decir que normal. Eso sí. Cuidando un poco mi cuerpo.
Tengo un hijo de 24 años, quien se casó con una chica muy apetitosa diría yo.
Su nombre es Jazmín. Ellos se conocieron en la facultad de medicina; por esa razón mi hijo Andrés no terminó la carrera y obviamente tampoco ella. Por lo que en la actualidad soy un abuelo joven.
Lo que les contaré sucedió un día en el cual fui a visitar a Andrés, pero, resulta que no estaba, llevando me una desagradable sorpresa al encontrar a Jazmín encerrada con otro fulano.
Es de esperarse que mi nuera, al atender la puerta y verme ahí estaba nerviosa.
El supuesto amigo salió muy deprisa al escuchar a Jazmín exclamar. «Suegro, que milagro no lo esperaba, pase, le presentó a un amigo»
Este supuesto amigo hizo que mis sospechas fueran confirmadas; pues, además del nervio de Jazmín, este hombre saludo y salió enseguida.
– Le ofrezco algo suegro?
– No gracias. Sólo quise saludar a mi hijo, pero como vi que interrumpí algo mejor pasó otro día.
Ya ni pase a ver a mi nieto que en ese tiempo estaría pronto a cumplir 1 año.
Pasaron los días y un fin de semana llega mi hijo con su familia para pedirme permiso de dejar unos días a mi nuera y mi nieto.
Por mi parte no dije nada y me comporte normal.
A diferencia de Jazmín, quien insistía en atenderme, cosa que me molestaba bastante.
Como esos días daba la casualidad que no tenía que salir, Jazmín sólo se limitó a estar encerrada en el cuarto, saliendo sólo para lo que se les ofrecía a ella o a mi nieto.
Recordando lo ocurrido, hubo algo que por mí enojo omití observar detenidamente.
Ese día. Jazmín usaba una minifalda floreada, un top escotado, cosa que la hacía verse muy bien.
Me encontraba muy en ese pensamiento cuando escucho.
– Suegro. Andresito está durmiendo. Quisiera saber si me lo puede cuidar un rato, iré comprar unas cosas.
– Si. Ándale pues.
Al regresar puso algunas cosas en el refrigerador, incluyendo algo de carne, en la mesa, puso pañales y leche para mi nieto.
Tengo por costumbre en tomar tequila en mis días libres para estar más a gusto; eso si, sin llegar a perderme de borracho y aprovechando que Jazmín casi no sale de la recamara.
Después de comenzar con mis cubas, veo que Jazmín se dirige al refrigerador; no sin antes echarle un vistazo a ese bien formado culo, acompañado de unas bien formadas piernas, que sobresalían de una minifalda de mezclilla.
Al voltearse llevaba una camiseta de tirantes tan pegada que no necesito de traer escote, pues se le marcaban unos géneros pechos redondos.
Creo que ella se dio cuenta, porque camino hacia mi de una manera muy coqueta, tomando asiento frente a mí, pidiéndome un cigarrillo.
Por amabilidad le ofrecí un trago, no sin antes pedirle que no descuidara a Andresito.
Luego de un momento y de más tragos le pregunté sobre lo que había pasado ese día.
– Mire suegro. Yo sé que hice mal, pero no le diga nada a Andrés, yo lo amo mucho y no quisiera separarme de él. Comprende?
– Entonces porque hiciste lo que hiciste?
– La verdad desde que Andresito nació no tenemos tiempo para estar en intimidad.
– Si Jazmín, pero ese no es pretexto para engañar así a mi hijo.
Mira Jazmín, eres una mujer muy hermosa y sé que puedes tener muchos amantes sin problema, pero piensa en mí hijo, no jodas.
Es más. A mi te me antojas y sin embargo no te estoy fastidiando. O sí?
No daré más detalles de esa larga charla; aunque sé que esa declaración y el alcohol prendieron la mecha.
Pronto estaría mi boca pegada a la de mi nuera, juntando las lenguas en lo que parecía una pelea.
Mis manos hurgaban su lindo cuerpo, posándose en esos redondos pechos, su olor me volvió como un animal.
Empotrándola sobre la mesa, para recorrerle la lengua sobre sus redondas nalgas, chupando por atrás su semi rasurada da vagina.
Ella empieza a gemir. Cosa que hizo que la llevará a mi habitación.
Pronto la recosté en mi cama para seguir deleitándome con el sabor de sus fluidos.
Ella sola se desnudó, permitiendo que le devorara sus erectos pezones rosados.
Nuestros cuerpos se fundieron a la hora de la penetración.
– Vamos. Te gusta andar de puta eh? Pues te enseñaré como trato a las putas como tú.
Subiendo sus morenas piernas en mis hombros, dándole así con fuerza.
Su cuerpo se contaría de placer por cada estocada que recibía, su muy mojada vagina.
– Bien. Ahora serás mi perrita.
Colocándola en cuatro, dándole igual de fuerte.
Jazmín sólo se limitó a gemir como gata en celo.
Mi dedo hurgaba en su ojal, para que después le entrarán dos dedos más.
– Me vas a matar Román.
– Así que ya no soy tu suegro eh?
Pronto le sacaría mi instrumento de placer para perforar le su ano.
– Hayyy. No seas bestia. Me duele!!!
Sus lloriqueos y su culo virgen me enloquecían aún más.
– Que tu amigo no te atendió como lo estoy haciendo?
– No papi. Pero tú sigue, ahh.
Para ese momento era más que obvio que su ojete ya se había acoplado a mi glande; por lo que arremetí con más fuerza, disfrutando del sonido de sus nalgas a causa de mis palmadas.
– Déjame montarte antes de que te vengas. Si?
Después de un rato, mi caliente nuera me montaba de una forma casi magistral.
El orgasmo nos llegó súbitamente, provocando que los dos nos escurriéramos de lo lindo.
Para rematar. Jazmín me limpio la verga de una forma tan rica, que tuve otro orgasmo, llenando su boca.
Apenas nos estábamos recuperando cuando mi nieto se despertaba.
– Menos mal que Andresito nos dejó terminar. ¿No?
Dándome un beso apasionado, prometió en regresar para seguir atendiéndome.
Los demás días estuvieron acompañados de un rico sexo entre Jazmín y yo.
Ahora y curiosamente, siempre era visitado por mi nuera, acompañada de mi nieto y en ocasiones de mi hijo.
Y así fue como mi nuera y yo empezamos a ser amantes.
Vladimir escritor.