Mi novia había sido asignada en el hospital donde trabajaba, como secretaria del ingeniero en jefe. Ella me comentaba que el trabajo era fácil pero que supo días después que su jefe había dicho a un amigo que era muy difícil trabajar en la misma oficina donde ella tenía su escritorio porque se ponía nervioso al ver unas tetas tan ricas apenas disimuladas por la bata blanca que era el uniforme de ese hospital. Ya sabía él que bajo la blusa cerrada con zipper sólo había un sostén y abajo las enormes y jugosas tetas de mi novia. Le propuse que lo trajera a la casa con algún pretexto para que se lo pudiera comer. Yo sólo vería y grabaría con las cámaras que hay por toda la casa lo que ocurriera y estaría escondido en un cuarto disfrutando del show.
A ella no le pareció mal la idea. Y por una extraordinaria coincidencia, un tiempo después se fue la luz en el hospital por causa de un tráiler que tumbó unos cables y pues había mucho calor y no funcionaban las computadoras. Ella ofreció al ingeniero trasladarse a la casa para seguir trabajando. Y como había papeles urgentes por despachar, vinieron para acá. Yo los vi entrar, meterse a la oficina done tenemos unos escritorios, empezar a trabajar y al poco rato, como quien no quiere la cosa, mi novia le llevó una limonada y se acercó al ingeniero. Notó que se puso nervioso. Le preguntó lo que estaba haciendo en su laptop y para ello se inclinó cerca de él y como si fuera accidente lo rozó con su mano.
Él no perdió la compostura y siguió trabajando, disimulando las ganas de arrancarle la bata y chuparle sus melones morenos coronados por una hermosa aureola grande, café oscurito y un pezón muy rico color chocolate. Ella notó que el ingeniero, luego de un rato, no se decidía a actuar, así que a la media hora de que no sucedía nada ella se le acercó con el pretexto de llevarle unas botanitas que tomó del refrigerador y mientras él comenzaba saborear lo que mi novia le sirvió, ella disimuladamente se bajó el cierre de la blusa hasta la mitad. Así, ella se inclinaba junto a él, mirando la pantalla de la laptop y sabiendo que su blusa se entreabría y le permitía al ingeniero contemplar sus senos y quizás hasta un poco de su pezón derecho.
Después, y sabedora de que tenía su atención, se volteó hacia él y se terminó de bajar el cierre y entreabrirse la bata. Él se quedó mirándola a los ojos y luego a sus senos. Ella, despacio, como araña que acecha a su presa, espero unos instantes y se irguió ahí, junto a él, lo enfrentó y se abrió la blusa completamente. Cuando ella se dio cuenta de que el ingeniero no protestaba, se quitó la bata y se quedó en sostén. Uno de encajes muy bonitos, de color blanco y que permitía que la parte superior de sus hermosas y jugosas tetas sobresalieran como invitando a ser chupados.
Él se quedó en silencio, mirándola, y ella se fue quitando el sostén lentamente, mirándolo también a los ojos. Primero el tirante izquierdo, de manera lenta y después el derecho. Y así, por fin, las tetas de ella con sus hermosos y excitados pezones quedaron ante la vista de su jefe. Luego, como no hacía nada el ingeniero, se le acercó, le puso las manos sobre los hombros, y quedaron uno frente al otro, él sentado y ella de pie, y le acercó los senos a la boca. Tímidamente él se dejaba hacer. Ella tomó el seno izquierdo con esa mano y se lo fue acercando a la boca del ingeniero.
En voz muy baja le dijo: chupa, ¡y vaya que la comenzó a chupar! Le agarró las enormes tetas y, con fruición se las fue chupando, una por una, tratando de que le entraran en su cavidad bucal, pero eran muy grandes para lograrlo así que se concentró en los pezones, y los chupaba, mordisqueaba, lamía, succionaba, ensalivaba y demás. Luego, con las dos manos agarró la teta izquierda como si fuera una torta que se iba a devorar y así se quedó chupando varios minutos, alternando entre una y otra, pasando su lengua por el canalillo que las dividía y pasando su lengua por arriba y debajo de los pesados senos de mi novia.
Ella de vez en cuando miraba a la cámara, muy disimulada por cierto y me sonreía. El ingeniero chupó, lamió, apretó, agarró, le dio mordisquitos y luego comenzó a quitarse su camisa a la vez que se ponía de pie. Era su oportunidad y no se la iba perder. ¡Mi novia era la chica más deseada del hospital! Se enfrascaron a besos, con lengua y todo y ella, nada tonta, fue trabajando con una mano para quitarle el cinturón, bajarle el zipper, jalar los pantalones del hombre hacia abajo y meter su mano en los boxers del hombre para sacar una reata de buen tamaño, la cual comenzó a juguetear hasta ponerla más dura de lo que estaba y, luego de que el jefe había ya disfrutado de los pechos de mi novia, ella, queriendo agradarle, lo hizo sentarse, no sin antes haberle quitado los boxers completamente, y se la empezó a mamar.
Así, despacito, mirándolo a los ojos, los cuales al principio tenía abiertos el hombre mirándola hacia abajo aunque después tuvo que cerrarlos por todas las sensaciones placenteras que le estaba dado mi novia, que es una consumada mamadora de verga. Una vez que la tenía durísima y estaba a punto, ella se paró, lo tomó de la mano y se lo llevó a la habitación de invitados, justo al lado de la oficina. Ahí lo acostó en la cama, se comenzaron a besar, ella arriba de él. Luego de unos minutos se quitó el pantalón y también el calzón amarillo que tenía y que hacía contraste con su piel morena y a los pocos momentos, lo montó pero dándole la espalda. Así inició el 69 que ella adora. Le chupaba la verga por todos lados, le daba besitos, le pasaba la lengua por todo el tronco, le acariciaba los huevos y él, su vez, le metía la lengua en toda su vagina mientras con las manos acariciaba las nalgas de mi novia.
Esto sucedió durante unos minutos, como diez y luego mi novia se levantó, se fue a los pies de la cama y desde ahí comenzó a besarle las piernas al hombre y poco a poco fue subiendo hasta encontrarse de nuevo con su verga, dura como la piedra. Él ya tenía los ojos cerrados, esperando. Ella lo montó y le fue restregando la vagina completa sobre la tranca, que mantenía pegada al abdomen del hombre, mojándola con sus líquidos mientras que él disfrutaba con los ojos cerrados. Así continuó algunos minutos mientras él mamaba sus pezones grandes de chocolate.
Luego, ella hizo una pausa y, como hace siempre, acomoda las piernas del hombre sobre el que estaba montada de tal manera que ella pueda agarrarse de sus rodillas, y poquito a poquito, se fue ensartando solita. El seguía con los ojos cerrados, disfrutando de ese monumento de mujer. Por momentos ella se desensartaba y le acercaba los pechos al hombre y él, con los ojos bien cerrados, se los iba mamando alternativamente. Tenía uno en cada mano y movía su cabeza hacia un lado y hacia el otro chupando como quiso esas enormes y sabrosas tetas de mi novia. Luego, otra vez se volvió a ensartar.
Tomó las manos del hombre, como para que le sirvieran de apoyo y comenzó a subir y a bajar, metiéndose y sacándose la verga y cerrando ahora ella los ojos mientras el hombre veía como rebotaban esos senos fabulosos una y otra vez en una imagen que seguramente no iba a olvidar en mucho tiempo. Él, atento, espero a que mi novia se sostuviera de las rodillas de él para sostener esas tetas con sus manos, ahora libres, y los mantuvo así para que no se lastimaran y fue en ese momento en que mi novia tuvo su primer orgasmo. Fueron varios y de pronto, el hombre sintió algo caliente que le cubría los genitales y no supo si ella se había orinado o habría tenido su squirt, pero no le desagradó.
Enseguida, el ingeniero tomó control de la situación, aprovechó una pausa que mi novia hizo en su brincoteo y suavemente salió de esa posición y la colocó boca arriba, con la espalda sobre la cama. Mi novia no es mucho de gemir ni nada pero cuando el ingeniero la ensartó en esa posición, pude ver como los ojos de ella se ponían en blanco porque le encanta ser penetrada de esa forma y así, estuvieron ensartados un buen rato. Ella con la mirada perdida y balbuceando cosas que acostumbra decir en esos momentos: “Me estás cogiendo” y cosas así.
Ella tuvo varios orgasmos y yo pude ver como se le contraía el esfínter del ano cuando el hombre se la sacaba y metía mientras ella contraía repetidamente su esfínter anal. Luego, la pusieron de perrito y en esa posición ella disfruta mucho. Le encanta que la tomen de las caderas y que, al borde de la cama y con el hombre de pie atrás ella, se la cojan al ritmo que quieran. Luego de la cadera el hombre tomó los brazos y se los sostenía, como si fuera su rehén y la estuviera forzando mientras la penetraba cada vez más rápido.
Luego de una buena arrastrada que le puso el ingeniero, se vino el hombre con unos bufidos intensos. Se quedaron así por unos minutos y luego se acostaron a dormir un ratito. Al rato ella se levantó y se fue a bañar, ahí mismo, pues ese cuarto tiene su propio baño. Creo que el ruido despertó al ingeniero y apenas ella salió, se metió él. Los dos se vistieron. Él miró la hora en su celular y quedaron en verse al otro día en el hospital para seguir trabajando. Seguramente ya no estará nervioso el ingeniero. Jejeje.