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Mi novia llegó con la colita llena de semen
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Tiempo de lectura: 12 minutos

Continuación del relato “Dominado por Arturo”, dejo el enlace al final del relato.

Era sábado y tenía cita con mi novia para ir al cine, era el estreno de una de las últimas películas de Harry Potter, sí ya sé, algo infantil, pero me gustaban esas películas, no me critiquen, había seguido la saga y no podía perdérmela, compré mis boletos con anticipación, ya que de lo contrario difícilmente encontraría boletos, saliendo del cine iríamos a cenar.

Estaba en mi cuarto viendo televisión, cuando recibí un mensaje de Arturo.

-Hola Ariel, estoy en el centro comercial, vine a hacer una compra y me encontré a Adriana y una amiga de ella, ya iban de salida y me ofrecí darles un aventón, pero antes les invité un helado, estamos en una heladería, Adriana viste unos jeans blancos que se le ven fabulosos, le marcan su colita fenomenal y me ha puesto cachondo, muy cachondo, se me puso muy dura al verla y quiero tu consentimiento para desfogarme con ella.

Sabía a qué se refería, si bien Adriana, era delgada, estaba bien formada y cuando se ponía jeans ajustados le quedaban de infarto, ya me había acostumbrado cuando salía con ella como se le quedaban viendo el culo, me gustaba presumirla y al mismo tiempo me disgustaban algunas miradas muy lujuriosas.

-No seas cabrón, Arturo, hoy no, tengo cita con ella para ir en la noche al cine y después a cenar. Ya es tarde, no hay tiempo.

-Sí, lo sé, le pregunté por ti y eso me dijo, anda, solo una cogida rápida, te prometo que no llegará tarde a tu cita.

Sabía cómo era de insistente Arturo y me puse cachondo también, era una situación extraña, pero excitante saber que mi querida novia sería cogida nuevamente y me adornaría la frente, no tenía la menor duda de que Arturo lograría su cometido, sería cornudo y con mi consentimiento.

-Está bien, Arturo, pero no me vayas a fregar mi cita, me la entregas puntual por favor -le respondí.

-Gracias Ariel, te prometo que no llegará tarde, en unos minutos le doy aventón a la amiga de Adriana y después a Adriana con una escala técnica en mi departamento para servicio completo, incluyendo lubricación, alineación, balanceo y medición de aceite, ja ja.

La conversación me excitó sobremanera, la verga se me paró y se me puso durísima, tanto que casi dolía, realmente sentía un poco de celos, pero mucho morbo también y vino a mi mente la imagen de Adriana gimiendo como puta mientras Arturo la embestía profundamente con su enorme verga.

Estaba tan cachondo que me metí a bañar con agua fría para bajar mi calentura y me empecé a arreglar para salir con Adriana, a fin de distraerme un poco y no pajearme, aunque dudaba que efectivamente fuera a cumplir Arturo me entregara puntual a mi novia, a todos nos pasa que cuando tenemos sexo el tiempo pasa sin sentirlo.

Un par de horas después recibí otro mensaje de Arturo que decía:

-Hola Ariel, ya llevo a Adriana a casa, fue espectacular, Gracias, ya no le di tiempo a bañarse para que no se les haga tarde para el cine, va con la colita llena de semen.

Ufff, al leer el mensaje nuevamente se me puso dura, me imaginé el hermoso culo de Adriana abiertito y chorreando leche, ya estaba listo para salir y me apresuré a tomar un taxi para la casa de Adriana.

En pocos minutos llegué a su casa y toqué, Adriana sale a recibirme y le doy un beso en la boca, cachondo, mordiendo sus labios y succionándolos, al tiempo que la abrazaba y me repegaba a su frágil cuerpo, rozando su piel con la mía, tanto que me pidió bajar mi calentura y ser más discreto ya que estaban sus padres, apartándome un poco a fin de no ser vistos por alguno de sus padres.

Me dijo que acababa de llegar de hacer compras y que se iba a dar un baño y cambiarse para salir, le pedí que no lo hiciera.

-Anda Adriana, se nos hace tarde, es semana de estreno y va a haber muchísima gente, y ya sabes que odio entrar a la sala cuando la película ya inició, apenas tenemos tiempo, seguramente habrá también mucha gente también para la compra de palomitas, golosinas y refresco -le dije.

-Además, me encanta como te queda la ropa que traes puesta, te ves hermosa, muy sexy, anda no te cambies, voy a ser la envidia de todos, con la chica más linda de todas, compláceme por favor-le rogué con mi tierna mirada.

-Está bien Ariel, tú ganas, vamos ya -aceptó, aunque no muy convencida.

Salimos y rápidamente tomamos un taxi, en el camino fingí revisar mi cartera y no encontrar los boletos.

-No puede ser Adriana, no encuentro los boletos, seguramente los dejé en el pantalón que me quité ayer. Vamos a tener que ir a mi departamento a buscarlos.

-Ay Ariel, amor, que distraído andas, ten más cuidado, pero hay tiempo suficiente, todavía llegamos, vamos, no hay problema.

Le pedí al chofer del taxi cambiara el destino y en unos minutos llegamos a mi departamento.

Tan pronto entramos a mi recámara me abalancé sobre su cuerpo, estaba muy cachondo, acerqué mis labios y le di un beso profundo, jugoso, saboreando sus labios, mi lengua entró en su boca, explorando su cálido interior, recorriendo su lengua y paladar, hambriento, comiéndome su boca con pasión, sentí que mi novia se estremeció y la apreté más fuerte hacia mi cuerpo, abrazándola con ardor, mi verga ya estaba durísima y se la restregaba sobre su entrepierna.

-Ummm, Ariel, andas muy cachondo, pero apúrate se nos hace tarde para el cine-exclamó.

-Si Adriana, estoy muy cachondo, me encanta lo rica que te ves, se me ha puesto tan dura, toca, siéntela, así me tienes desde que te vi con esa ropa que traes puesta, me excita tanto, tanto que necesito desfogarme-le exclamé al tiempo que tomaba su mano y la llevaba a mi verga.

-Ufff, si Ariel, que dura la tienes, papi, pero otro día, se nos hace tarde.

-No me importa la película, otro día la vemos, amor, lo que quiero ahora es hacerte mía, hacerte gozar nena rica, vamos, estoy tan cachondo que no puedo más, te necesito, eres la culpable de que este así, por ser tan bella y tener ese culito tan rico y delicioso.

-Ay Ariel, Ok, está bien, pero déjame bañarme, fui toda la tarde de compras y me siento sucia, sudada, por favor.

Sentí que la cabrona quería borrar la evidencia de la cogida de Arturo y no se lo permití.

-No Adriana, te quiero así, con tu sabor a hembra rica, me excita tanto tu olor, quiero cogerte así, con tu esencia natural, me vuelves loco con tu aroma, siento que hoy hueles más a hembra que de costumbre, me excita mucho tu olor, quiero disfrutarte así, te bañarás, pero después de cogerte y hacerte mía-le dije al tiempo que empezaba a desnudarla.

-En serio Ariel, déjame bañarme.

-No Adriana, ya te dije que no, te quiero coger así, no insistas, me excitas tanto así, le exclamé al tiempo que la apretaba entre mis brazos y succionaba el lóbulo de su oreja, resoplando en su oído, para que sintiera mi calentura, me encantaba recorrer toda su piel y aspirar su suave aroma, su piel se erizaba, junto con la mía.

-Rápidamente la desnudé, a excepción de sus braguitas y la recosté en la cama.

-Recorrí toda su piel con mi lengua, milímetro a milímetro, saboreando su sabor a hembra, efectivamente había un ligero sabor salado, a sudor, pero eso me excitó más todavía, llegué a sus braguitas, y se las quité lentamente, al tiempo que besaba su entrepierna.

Al quitárselas las sentí muy húmedas, las llevé a mi nariz y aspiré profundo, que rico olía, olía a hembra, a sexo, a hembra recién cogida, un olor embriagante y excitante, la humedad en la parte de su culo tenía una consistencia más viscosa, pensé que seguramente eran restos del semen de Arturo, lo que me prendió muchísimo y no pude evitar dar un pequeño lengüetazo en esa zona de las braguitas para intentar descubrir el sabor de la leche de Arturo.

Regresé a su entrepierna, besando y lamiendo la parte interior de sus muslos, dio un ligero gemido y arqueó la espalda, me quedé contemplando su rico coño, jugoso, inflamado, dilatado, con una tonalidad más rosadita de lo normal, brillaba, acerqué mi nariz y aspiré su rico coño, que rico huele un coñito recién cogido

-Mmm, Adriana, que rico coño, me encanta, quiero comerlo, disfrutarlo, saborearlo, lo necesito, tierno y dulce, te haré gemir y hacerte venir más rico que nunca.

-Ayyy, Ariel, no espera, por favor -Protestó débilmente Adriana,

Apoyé mis dedos en los húmedos pliegues de sus labios vaginales, abriéndolos ligeramente, el interior también estaba más rosado, casi rojo, extremadamente húmedo, jugoso, enterré mi lengua en su interior, entrando como cuchillo filoso, profundo, hundiéndose, se retorció al instante, respingando y gimiendo de placer.

Me encantaba chupar, saborear su sexo, mordisquear y hacerla gemir, se notaba abierto, dilatado, que allí había entrado un trozo de carne grueso, imaginé la verga de Arturo abriendo los pliegues de esa conchita, y como loco me prendí de su coño hundiendo mi cabeza y succionando sus fluidos, se sentía sensible, inflamada, caliente.

-Eres una putita Adriana, tu dulce coñito está más húmedo que de costumbre, mmmm, que dilatado, chorreas como puta, te encanta, se nota que tienes ganas de verga, tu coñito pide verga, mami.

Adriana se quedó callada, solo gimió un poco, mordiendo sus labios, tal vez pensando en que podría descubrir que estaba recién cogida, la miré a la cara, se ruborizó un poco, sonreí con su turbación, disfrutando que se pusiera tan nerviosa.

Seguí explorando el interior del coño de Adriana y sentí el sabor inconfundible del látex, indudablemente Arturo se la había cogido usando condón, no encontré rastro alguno de semen, pero igualmente me puso cachondo el sabor del látex y hundí mi lengua hasta lo más profundo, haciéndola gemir nuevamente y arqueando su espalda, succionaba los labios de su coño, estirándolos, sus jugos empezaron a escurrir por su entrepierna y los lamí.

Fui directo a su clítoris y me aferré a él al tiempo que inserté dos de mis dedos muy profundo en su coño, nuevamente se retorció, sentí que vibraba, temblaba, sus jugos escurrían por mis dedos y empecé a succionar y mordisquear su clítoris, los gemidos se hicieron más intensos y se retorció en la cama, con sus puños arañaba las sábanas y se aferraba a ella, y pronto empezó a convulsionar, sus jugos escurrían por mis dedos, empapándome toda la mano, estaba llegando al clímax, no solté su clítoris succionándolo más fuerte, las paredes internas de su coño apretaban mis dedos, se contraían y relajaban, provocado por los espasmos de todo su cuerpo.

Poco a poco los espasmos fuero disminuyendo y su cuerpo se fue relajando, desfallecida, agotada, su respiración seguía agitada.

-Ay Ariel, por Dios, ha sido el orgasmo más intenso de mi vida. Me vuelves loca.

-Tranquila nena, que no he terminado-le dije y la hice voltear boca abajo.

-No Ariel, no, no me vayas a hacer el culo, hoy no, no estoy preparadaaa -protestó Adriana

No me importaron sus ruegos empecé a masajear sus lindas nalgas y abrirlas para explorar su rico agujero.

-También tenía un tono más rosado que de costumbre, casi rojizo, se notaba que estaba recién usado y un poco inflamado, froté ligeramente la entrada con la yema de mi dedo, estaba sumamente sensible y Adriana dio un respingo al instante, lanzando un gemido agudo, seguí frotando, suave, sintiendo el contorno de su agujero, acariciando sus arrugas inflamadas, un suave masaje, aliviando el escozor de ese agujero maltratado, sentí una ligera humedad, un tanto viscosa, la froté contra otro de mis dedos y resbalaban al contacto, así que deduje que eran restos de lubricante, esparcí esa humedad por todo el agujero y empujé suavemente la punta de mi dedo, lento, para no lastimar a Adriana, su agujero se fue abriendo poco a poco atrapando la falange, estaba tan caliente que ardía, lo moví explorando sus paredes internas se sentían muy lubricadas, sensibles, el cuerpo de Adriana se tensó un poco, estirándose, apretando involuntariamente mi dedo.

-Que rico culito, Adriana, que ardiente, siento que quema, ufff, cabrona, succiona mi dedo, quiere comerlo, tu culito pide guerra, quiere ser empalado, ¿sientes como palpita?, ¿Te gusta mi dedo en tu colita?

-Siente como se contrae, que rico aprieta mi dedo, calientito, suavecito, tu colita se abrió sola al sentir mi dedo, sin empujarlo, y decías que por el culo no te gustaba, ¿te acuerdas putita?

Nuevamente se quedó callada y su cara se puso roja como tomate, lanzó un suspiro, tal vez pensó que descubriría que su ojete estaba recién usado, fingí no darme cuenta.

Abrí sus nalgas con mis manos y aspiré el aroma de su culo, sentí un ligero olor que reconocí al instante, era el lubricante que usaba Arturo con sus hembras, el que tenía estimulante y relajador muscular y que también había usado en múltiples ocasiones conmigo, entendí perfectamente porque tenía la colita tan sensible mi novia, y porqué entró tan fácil la punta de mi dedo, al menor contacto, acerqué mi lengua y probé su rico culo, indudablemente era el sabor del lubricante, pero había algo más, que no alcanzaba a distinguir, abrí más sus nalgas y empujé la punta de mi lengua, un poco más profundo, Adriana dio otro gemido y su cuerpo vibró y por fin percibí ese sabor saladito, ligeramente dulzón y ácido a la vez, el sabor inconfundible del semen de Arturo, así que pude comprobar que efectivamente Arturo se había cogido por el culo a Adriana y había depositado su rico y preciado néctar dentro de ella, no mintió cuando dijo que venía con la colita llena de leche, seguí explorando su culo y saboreando ese manjar, que llegaba a mi en un envase jamás pensado, a través del culo de mi novia, imaginé como la verga de Arturo explotaba dentro del culo de mi novia y lo llenaba de leche y me puse más cachondo todavía, por largo rato seguí comiéndole la colita, goloso, succionando todo su agujero con mi boca, saboreando la leche de Arturo, sin dejar escapar nada, mi novia se retorcía de placer, tanto que intentó apartar mi cara con una de sus manos pero no se lo permití, al contrario, más hundía mi lengua y succionaba su culo, Adriana vibraba, se estremecía, temblaba, su orificio palpitaba, se contraía involuntariamente al sentir mi lengua explorando su interior, empecé a sentir mi lengua caliente y con un ligero cosquilleo, seguramente el estimulante estaba haciendo efecto.

-¿Me encanta tu culito de puta, que rico, siente como se abre con mi lengua, te gusta amor?, siente como te recorre por dentro, tu culito quiere verga, esta abiertito, dilatado, necesita más que una lengua para saciar su hambre.

Mi verga estaba tan dura, como piedra, necesitaba sentirme dentro de Adriana y descargar, le di un par de nalgadas para excitarla y la puse en cuatro patas, empujando su espalda hacia abajo, buscando el ángulo correcto para recibirme, abrí sus nalgas, mi verga recorrió su rajita, desde su clítoris hasta el inicio de la espalda, siguiendo el surco que separa ambas nalgas, busqué su rico agujero, lo encontré, punteé despacio, no para penetrarla, solamente quería que sintiera el calor y dureza de la punta de mi verga.

-Te gusta putita, estoy seguro que tu culito tiene hambre, lo vamos a satisfacer con un rico trozo de carne, siéntelo, vamos abre el culito, disfruta.

-No Ariel, nooo, hoy no, por el culooo, nooo, metémela por la cuquita -imploró Adriana.

Su culito estaba inflamado, rozado, estoy seguro que pensó que le rompería el culo y la lastimaría, pero sabía en carne propia el escozor que puede provocar la verga de Arturo, necesitaba su culo, quería sentirme dentro, su culo estaba más sensible que nunca, más caliente, recién cogida y quería percibir el semen depositado dentro y llenarla del mío, mezclando mi semen con el de Arturo, pero no quería lastimarla, así que poco a poco fui empujando, con mucha paciencia, esperando que su culito fuera abriendo solo, milímetro a milímetro, debía ser muy cauteloso, no quería que Adriana sufriera, solo darle placer, poco a poco a su culito se fue abriendo, envolviéndome la verga con su calor interno, se sentía delicioso, no pude evitar dar un gemido, el calor de su interior me estremeció, pero tenía que contenerme, controlarme para no embestirla, y lastimarla, empujando lento, muy lento, sintiendo como los espasmos de su culo succionaban suavemente mi verga, sus paredes internas se contraían y se relajaban, ajustándose al grosor de mi verga, pensé que iba a explotar, era tan ardiente, quemaba mi verga, intenté concentrarme y aguantar lo máximo posible, la colita pronto se ajustó al tamaño de mi verga y seguí avanzando, suavemente hasta que sentí mis huevos rozar contra sus nalgas, empalándola profundo y suave.

Al sentir el roce de mis huevos en sus nalgas dio un respiro hondo y exhaló aliviada, al saber que ya había entrado toda, sin causarle dolor, o muy ligero, a pesar de que su colita estaba muy rosadita después de la cogida que le había dado Arturo.

Se sentía riquísimo, empecé a gemir disfrutando de las contracciones internas de su colita, que se contraía y aflojaba, masajeando mi verga, las paredes internas palpitaban, al compás de los latidos de su corazón, como si culo y corazón estuvieran unidos, no podía creer la sensación del interior de su culo, muy lubricado, viscoso, pero una sensación diferente al lubricante de siempre, más viscoso, en mi mente deduje que era por la mezcla de lubricante y semen depositado dentro de mi novia, cerré mis ojos disfrutando las sensaciones y empecé a moverme, lento, muy lento, meciendo mis caderas hacía atrás y adelante, despacio, con cada movimiento los músculos internos de Adriana cedían cada vez más, su cuerpo vibraba, sus piernas temblaban, embistiendo lento, suave, pero profundo, alcancé a sentir un líquido gelatinoso que salía de su culo cada vez que mi verga retrocedía para nuevamente encularla y empezaba a escurrir por su perineo, saqué mi verga de su culo y un hilito espeso y viscoso acompañó la salida, pude ver que escurría por su colita un líquido blanco, espeso, y blanquecino, no hacía falta ser un experto para saber de qué se trataba, le estaba sacando con mi cogida el semen depositado en lo más profundo de su culo, me dio mucho morbo, no podía desperdiciarlo, así que con la punta de mi verga lo recogí, quedando depositado en la punta y empalé profundo a Adriana, regresando el semen de Arturo a su interior, dio un fuerte alarido, agudo, tal vez le dolió un poco, pero también fue un alarido de placer, ya que arqueó nuevamente la espalda para permitir que entrara más profundo, sus piernas le temblaban y no pudo mantenerse en 4, se echó hacia adelante, recostándose en la cama, seguí su movimiento con mi verga dentro de ella metida hasta lo más profundo, quedando sobre ella, su cuello y nuca quedaron al alcancé de mi boca y empecé a besar y aspirar su piel, alcancé a sentir un aroma muy ligero impregnado en su piel, que también reconocí, indudablemente era el aroma de la colonia de Arturo, el aroma me embriagó y seguí embistiendo, más rápido y profundo, mordisqueando el lóbulo de la oreja y resoplando en su oído, se retorcía y gemía, aullaba como zorra, como la puta que era, me excitaba oírla y tampoco pude contener mis gemidos, más que gemidos eran gruñidos, bufaba, estaba loco de placer.

Mi verga entraba y salía cada vez más rápido chocando mi pelvis contra las nalgas de Adriana hasta que ya no pude aguantar más y estallé en un orgasmo intenso, mi cuerpo convulsionaba, mi verga empezó a escupir chorros de semen ardiente, inundando las entrañas de mi novia, que nuevamente dio un alarido de puta, al sentir mis chorros de leche, llenándola y sintiendo como mi verga se contraía y expandía al ritmo de los chorros de leche que descargaba dentro de su culo, empezó a convulsionar y retorcerse nuevamente explotando en una corrida intensa y fabulosa, sus jugos escurrían mojando la cama, junto con la leche que salía de su culo, una mezcla de las leches de Arturo y mía.

Me desplomé sobre el cuerpo de mi novia hasta que salió la última gota, nuestros cuerpos sudaban, me costaba respirar, hasta que poco a poco mi verga dentro del culo de Adriana fue vibrando a un ritmo cada vez más lento y disminuyendo de tamaño, hasta que salió del culo de mi novia y me desplomé en la cama junto a ella.

Adriana me dio un beso cachondo y posteriormente acomodó su cabeza en uno de mis brazos y se fue quedando dormida, agotada y exhausta, la dejé dormir, pobre, debería estar muy cansada después de dar placer a dos hombres en tan corto tiempo.

Me quedé contemplando su hermosa carita, acariciaba su pelo, se veía tan inocente, angelical, nadie pensaría jamás que esa bella criatura fuera tan puta, mi dulce y recatada novia, la feminista, la que odiaba que los hombres usaran a las mujeres, la que no soportaba a las mujeres que andaban con varios hombres, acababa de ser cogida por dos hombres en el mismo día, con muy poco tiempo de diferencia, que la habían usado y preñado su hermoso culo.

Así que mi novia durmió feliz y tranquila, pensando en que no me di cuenta que me había puesto los cuernos con Arturo y que llegó con la colita llena de semen y yo feliz de tener una novia tan puta, después de un par de horas la desperté y nos metimos a bañar ya que tenía que regresarla a su casa.

Jamás conté esta experiencia hasta ahora, ya que si bien fue muy excitante, no se lo quise contar a Arturo, ya que seguramente lo hubiera excitado y probablemente se cogería con más frecuencia a Adriana, algo que aceptaba, pero no me agradaba del todo, Adriana tampoco supo nunca que sabía de sus encuentros con Arturo, los cuales se repitieron en dos ocasiones más, la primera fue una tarde después de clases, le dije a mi novia que no podría pasar por ella, ya que estaba haciendo un trabajo en equipo en la casa de un amigo que vivía lejos de la escuela y ya no podría llegar a tiempo y “casualmente” llegó Arturo cuando mi novia iba saliendo de la escuela para tomar un taxi, y se “ofreció” a darle un aventón, posteriormente llegué en la noche a su casa, pero ya no hubo forma de sacarla, quería cogerla, pero no pude, en la última tuve mejor suerte, fue un sábado que teníamos una de las famosas fiestas en la alberca del amigo de Arturo, en la cual no pude asistir por encontrarme “enfermo” de diarrea, en esa ocasión insistí en que fuera con Arturo y una de sus amigas para que no se perdiera la fiesta, no supe si sólo se cogió a Adriana o incluso a las dos juntas, ya que no me gustaba preguntarle cómo se cogía a mi novia, para mi era humillante, solo la vi en la tarde que fui a su casa y la invité a salir, diciéndole que ya me encontraba mejor y noté que estaba bañadita y olía al shampoo de Arturo, me la llevé a coger a mi departamento y la cogí duro e intenso, ya que me excitó mucho sentir el aroma del shampoo de Arturo en su pelo.

Respecto a Arturo continuaron los encuentros algunos meses más, en los cuales me pidió realizar un sinnúmero de fantasías, pero había una que siempre me negué y nunca se cumplió que fue cogernos a Adriana y a mí al mismo tiempo, a pesar de que era muy insistente.

Arturo era mayor que yo y cursaba ya su último semestre y se regresaría a Hermosillo a administrar los negocios de su familia, estaba un poco triste al saber que pronto marcharía. Alrededor de un mes y medio antes que terminara el semestre, me pidió realizar una fantasía muy especial, que todavía no sé cómo logró convencerme, pero fue tanta su insistencia que acepté para complacerlo, ya que sería uno de mis últimos encuentros con él, sin imaginar que realmente ese sería el último encuentro sexual con Arturo en mi época de estudiante, pero eso se los cuento en el siguiente relato.

Si les gustó, háganmelo saber, mi correo es [email protected].

Relato anterior:

"Dominado por Arturo"

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