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Mi mujer trae un tipo que la culea delante de mí
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Un día después del encuentro con Sofi, tuve que empezar a usar una tanga debajo de mi ropa de varón cuando estaba en mi trabajo, y al siguiente me hizo poner un portaligas y medias de nylon, todo un conjunto siempre negro, obvio debajo de los pantalones y mis medias de hombre, tuve que empezar a usar pantalones más holgados, porque tenía miedo que se noten los ganchitos del porta, todo eso me hacía sentir más puto, al punto de que tenía pensamientos femeninos, estaba como poseído por una hembra, y no dejaba de pensar como mujer, hasta tuve miedo de que se note mis nuevos modismos en la oficina.

Era solo mi paranoia, yo me comportaba normalmente, pero no podía sacar de mi cabeza como estaba vestido debajo de mi ropa, sin embargo el plan de Alicia estaba dando el resultado que ella buscaba, cada día que pasaba estaba más afeminado ante ella, seguro que mi calentura continua, contribuía a que me sienta así.

Ahora solo me quedaba comprobar mi comportamiento como hembra en la cama.

Eso no tardó en suceder, dos días después me dijo que había conocido un hombre por la calle, y que se había acostado con él, desde nuestro cambio de vida ella tenía absoluta libertad para salir con quien quiera y yo por supuesto debía aceptarlo, esa era parte de su venganza por haberle mentido, verla coger y gozar con otro era su venganza, con el tiempo me llegó a dar placer, solo quería verla feliz, pero saber que lo había hecho sin enterarme me hacía sentir mal, pero esas eran sus reglas.

Una noche me dijo que había invitado al tipo para encamarse con él delante mío, le había dicho que estaba casada con un maricón cornudo, le contó que solía llevar a algún amante a la casa para tener sexo delante mío, y humillarme, si le parecía bien, también me podía coger, ésta charla la tuvo porque el tipo le contó que había tenido varias experiencias con matrimonios bisexuales y se había garchado a los dos, ella le aclaró que esa primera vez, prefería tenerlo para ella sola, quería solo que yo la vea gozar.

Agradecí que Ali no me haga vestir como una puta, esa noche, le pareció que, no daba que me vea así, conque lo reciba en tanguita sería suficiente.

El tipo era un maduro pintón, muy apuesto, alto de buen físico, cabello blanco y bigotes, además un caballero, ni bien entró a casa, lo reconocí, era Carlos, un tipo que había conocido casualmente en un sauna casi 20 años antes y que me había cogido un par de veces, él se hizo el tonto y no dijo nada, pero que chico es el mundo.

Carlos, llego puntual, y yo como esclavo de mi mujer, tuve que abrir la puerta del departamento, al recibirlo, vi la cara de asombro de ese lindo macho al reconocerme y verme en tanguita, imaginen si lo hubiera recibido completamente vestido de mujer, hizo como si no me hubiera visto nunca y lo hice pasar al living, ellos se sentaron en un sillón de tres cuerpos, Alicia me mandó a servirles una copa y cuando volví, tenía una mano sobre el bulto de Carlos mientras él le estaba comiendo la boca, ella estaba deslumbrante con un vestido bien escotado que resaltaban sus lindas tetas.

Escuché como nuestra visita, que me prestaba poca atención, le decía a mi mujer (permítanme que siga llamándola, mi mujer)

-vamos a la cama, que te quiero coger.

-primero dame un gustito, déjame ver como el cornudo te chupa la pija, solo eso, no quiero que te lo garches, eso es para mí solita.

-si eso te hace feliz -le respondió él

-Veni puto, arrodíllate a los pies de mi macho y sacale la ropa así ves lo que tiene entre las piernas y que me hace tan feliz, así ves un hombre de verdad.

Ella desconocía que yo había tenido esa belleza en mi cola y sabía bien lo que el tenia entre las piernas.

Carlos asistía encantado a esa demostración de superioridad de Alicia, mis ojos se pusieron vidriosos por la vergüenza, ella se dio cuenta y me dijo:

-No te vas a poner a llorar marica.

Mientras me ordenaba chuparle la verga a Carlos, ella se puso de pie, se bajó los breteles del vestido, y éste cayó al piso quedando solo en tanga, con ese vestido no usaba sostén, yo casi sin mirarla le saqué los pantalones a Carlos, y al sacarle el bóxer, apareció esa verga enorme, no solo larga, sino también muy gruesa, la mía no era ni la mitad de eso, entonces recordé y comprendí porque Alicia estaba tan caliente con ese hombre, luego ella me reiteró la orden…

-chupa bien esa pija maricón, mirá que grande la tiene, vas a ver como por fin me coge un hombre, no un inútil como vos, tragala toda, vas a escucharme gritar puto, dale ponesela bien dura, cornudo.

Yo comencé a tragarme esa verga enorme y Carlos siguió el jueguito…

-que bien la chupas putito, vamos marica, tragatela todo cornudo, como me voy a coger a tu mujer, mirá cómo está esperando desnuda al lado tuyo, vamos maricón, ahora vas a verla gozar.

Trataba de no escuchar todo lo que me decían, mientras se la chupaba, no dejaba de llorar, nunca me habían humillado tanto, pero era mi obligación complacerla, chupando esa pija enorme, era lo que ella quería que haga y entonces Alicia me dijo…

– a es suficiente puto, ahora sácame la tanguita casi sin tocarme, no quiero ni que me roces con esas asquerosas manos.

Le bajé la tanga y su concha depilada que tantas veces había lamido, quedó ante mis ojos, agarró de una mano a Carlos y le dijo…

-vamos a la cama querido, y vos inútil, veni con nosotros así ves como me coge un macho.

Los seguí y me hicieron, recostar al lado de ellos, Carlos prácticamente la empujo sobre la cama, era un tipo muy alto y Alicia es chiquita, así que puso sus manos sobre los brazos de Ali, y ella cayó en la cama desnuda y con las piernas abiertas, fue una tortura verla dominada por ese machote, pero ella buscaba sentir un hombre fuerte, quería sentir lo que yo no podía darle, él se puso arriba de su cuerpo y la penetró, la agarró de las manos, las colocó a los lados de su cabeza e hizo como si la violara, era obvio que ella quería, pero para mí fue terrible ver esa escena, estando a centímetros. Yo la miraba y ella me miraba a mí con cara de felicidad.

-mirá cornudo maricón, mírame gozar, mira como me coge, este es un hombre de verdad, no un puto como vos.

La penetro con fuerza y ella gritaba de placer, nunca gritó tanto conmigo, Carlos tiene una verga muy grande y se la estaba haciendo sentir, mientras me caían las lágrimas, no podía dejar de llorar.

-Mirá Carlos, como llora el cornudo, me da asco que sea tan marica.

Me hicieron ver como los dos disfrutaban sus cuerpos, pero el momento crucial para mi, fue cuando él le pidió a Alicia que se dé vuelta y se ponga en cuatro, creí que me moría, ella nunca me había entregado la cola a mi, y estaba por dársela a este hombre al que había visto un par de veces en su vida.

Ella le obedeció y él se dispuso a sodomizarla, Alicia estaba en posición de perrita con su culo bien abierto y su agujero virgen, él le dijo:

-abrí solita la cola con tus manos, relájate bien, ponete flojita, te la voy a dar de a poco.

-por favor Carlos, hacelo despacito, nunca hice esto, por Dios no me lastimes.

Realmente la noté asustada, no era para menos, la pija de Carlos es grande de verdad, ella me miró esta vez como si buscara mi ayuda, ahora no sonreía, ¿yo que podía hacer?

Ella solita se metió en esto.

Carlos salivo sobre su ano, y jugó con sus dedos en su agujerito, ella mantenía sus nalgas separadas con sus propias manos, la preparó metiendo un dedo casi hasta el fondo, ella grito, pero ese dedo no era ni la mitad de grueso de la verga que iba a recibir, cuando pareció que la tenía lista, apoyo la gorda cabeza de su pija en el anillito y empezó a empujar, milímetro a milímetro, muy lento, con mucha paciencia que no tuvo conmigo años antes cuando me cogió en el sauna, Alicia gritó, el hijo de puta me miro y me dijo:

-Mirá cornudo, como le hago el culo a tu mujer ¿te gustaría estar en su lugar, no? La próxima te garcho a vos también.

A medida que le iba entrando la pija, ella se quejaba y gritaba más, la escuché gritar como nunca, hasta que poco a poco, se fue dilatando y acostumbrando a sentir esa pija enorme en su culito y comenzó a gozar como la puta que era.

Mientras él se movía lentamente entrando y saliendo de su culo, le paso una mano por adelante y masturbo su clítoris y la hizo acabar como a una perra, al tiempo que ella le suplicaba que le dé la leche, en ese instante y a pesar de mi jaulita, viéndola a ella acabar con una pija en el culo, no pude evitar irme en seco sin que nadie me toque acabé y Alicia, para mi desgracia, lo notó.

Después de ese orgasmo compartido, entre tres, siguieron humillándome burlándose de mi falta de virilidad y planearon delante de mí un nuevo encuentro.

Alicia confesó que este había sido su debut en el sexo anal y que al saber como se sentía, deseaba ver como yo me iba a aguantar semejante verga, dijo que se moría de ganas de ver como me rompía el culo a mi, y como recompensa adicional, le iba a entregar a Carlos una pendeja de 19 años que moría por coger con un hombre mayor, (Sofi) recordemos que él tenía 61 y aunque estaba muy en forma, una chica era un caramelito imposible de rechazar.

Así, planificaron la próxima cita, ella en ese encuentro disfrutaría viéndome sodomizado por ese macho, le daría el gusto a Sofi de que la coja un viejo, tal como se lo había prometido, y ella haría que la pendeja y yo la hagamos a acabar varias veces chupándole la concha, y vaya a saber que otras cosas se le iban a ocurrir.

Mientras nos íbamos a dormir, y cuando ya Carlos se había ido, me dijo que al día siguiente, iba a castigarme por haber acabado sin permiso.

Espero que les haya gustado y pueden dejar un comentario aquí o en mi correo electrónico.

[email protected].

Besos a todos mis lectores.

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