Soy Jorge de 34 años y les contaré quien me ayudó a disfrutar de mi lado femenino.
Nunca he tenido inclinación por hombres, siempre me han gustado las féminas, en especial Carolina ahora mi esposa, desde siempre he disfrutado con y de ella, una mujer bella, de estatura alta, rubia y deslumbrante cuerpo y de estilo sexi que aquellas que no pasa desapercibida.
Yo un poco más alto y con una figura delgada, con largas piernas contorneadas, una cola bien insinuante que en los jeans desde la adolescencia me destacaban.
De las cosas que me encantan de Carolina es que siempre aprovechaba sus encantos, bajo esa linda ropa siempre había algo encantador, su ropa íntima siempre adornaba su cuerpo, lo cual me incentivó a regalarle muchas prendas y donde fui descubriendo esa insospechada inclinación hacia ellas.
En la intimidad cada día somos una excelente pareja, ella goza mis atributos, mi cuerpo, mi pene de respetable porte y de mi cola que siempre me la ha celebrado.
Una de esas noches de sexo, ella usaba unas portaligas con medias color piel y un conjunto de sostén y braguitas transparentes que mucho me excitaban, a medida que avanzábamos siempre terminaba oliendo y besando sus bragas, esa noche me dijo, Jorge, te gustaría colocártelas seguro se te verán muy bien, sin una gota duda comencé a colocármelas y a medida que subían por piernas mi erección se hacía cada vez más evidente, la sensación de suavidad activó en mi algo exquisitamente desconocido, ella me dijo que me bautizaría como Cami, que con la braga mi cola era la de una dama, eso me excitó aún más, comenzó a acariciármela, sentía sus manos como tocaban mis nalgas y poco a poco sin querer comencé a inclinar mi cuerpo y levantar mi cola, como pidiendo que avanzará hacia ese intimo lugar llamado ano, así fue como inició un masaje con un dedo, yo indescriptiblemente lo quería todo adentro, luego de buen rato sin darme cuenta estaba con mi cola muy levantada y ella metía su dedo y lengua en forma alternada, mi pene estaba erecto como un palo, a punto de llegar al clímax, así fue que un momento comencé a eyacular y junto con esto en forma innata, mi ano generaba movimiento tratando de disfrutar en simultanea los masajes que Carolina me entregaba, luego de esa lujuria, Carolina se sonrió y nos besamos intensamente, me dijo, bienvenida Cami, creo que seremos grandes amigas.