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Mi mujer folla con cuatro machos
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Hola chicos, hace tiempo que no escribía pues había tenido una pequeña crisis con mi mujer, pero después de una gran charla, hemos logrado volver a estar un poco mejor. Lentamente me he ido convirtiendo en un cornudo consentido y lo que ella en un principio negaba, ahora me lo confiesa y me lo restriega por la cara cuando quiere ponerme cachondo o dependiendo del momento, cuando quiere hacerme daño.

Ya dije que ella negaba el que fumara y lo reiteró en varias ocasiones, hasta que un día descubrí que me mentía. A mi me importa un bledo que fume o no, pero es el hecho que al iniciar nuestra relación, por respeto a mi, pues sabía que no me gustaba, dijo que lo dejaba… pero luego vi que no.

Es como los picos que se da con mi amigo, poco a poco fueron convirtiéndose en costumbre, hasta comprobar un día que se besaban larga y apasionadamente, incluso en cafeterías, en público.

– A ver- me dijo un día- es mi problema. Vale?

Y la noche que estuvimos cenando en casa y a él le dolía la espalda y me dijo:

-Vamos un momento a la habitación, voy a hacerle un pequeño masaje con cremas. Tu prepara unos cafés cariño.

– sí, amor. Ok.

Y mi amigo sonreía.

Y entraron y tardaban mucho y empecé a oír gemidos, no de un supuesto masaje, sino de un placer más intenso.

– ohh, cariño, que grande es, me encanta.

-Pues chúpala Eli, suave…así ufff, ohhh, joder.

-Métemela cariño… hostiaaa, que buenooo, oh, que gozada… me corrooo!

Y a través de la puerta oí como ambos se corrían y como ella le decía:

-coge una toalla de la mesita, me has dejado pringada de tu leche…

Cuando salieron, vestidos, sonreían los dos.

Y ahora leo su cuaderno y aún veo lo zorra que puede llegar a ser.

Diario

Los hombres me gustan.

Mi marido es un cornudo consentido y de vez en cuando me meto una buena fiesta.

A veces ya lo hago con su mejor amigo, pero una noche, lo hice con su amigo y tres machos más.

Fue en casa de uno de ellos, estábamos solos los cinco y voy directa al tema.

Después de beber y sobarnos un poco, acabamos los cinco desnudos y yo con cuatro grandes pollas rodeándome en círculo.

Lamerlas era una sensación de auténtico placer, pero si pensaba que la polla del amigo de mi marido era grande, aluciné al comprobar que uno de ellos tenía un instrumento impresionante. Le resaltaban las venas y la punta húmeda me la metí en mis labios, sintiendo una sensación alucinante.

– ohh, que zorra eres.

– sii, te gusta cariño?

-joder, siii, que puta máquina estás hecha.

– Pues disfruta.

Mientras se la empecé a lamer cada vez con mas pasión, los otros tres se masturbaban y pedían una buena felación, a lo cual accedí e iba alternando una polla tras otra.

– quieres que te follemos?

-joder, siii.

En un gran sofá, casi sin darme cuenta, noté en mís entrañas como diferentes pollas me metían hasta el fondo de mi coño y de mi culo un placer que no podría describir.

– Me corrooo- grité- que gustooo, ahhh, oh, dios!

Y noté una abundante corrida en mis entrañas.

– me corro- dijo el amigo de mi marido.

-y yo- dijo otro.

-joder, nosotros también.

Una corrida es alucinante, pero una corrida de cuatro pollas es extremadamente maravilloso. Me dejaron blanca y mientras ellos se retorcían de placer, yo fui lamiendo la leche hasta tragarme la última gota.

Como buena zorra que soy y, muy de tanto en tanto, voy quedando para hacer en mi habitación, un masaje al amigo de mi marido y de paso el me lo hace en mi cuerpo gordito, de tetas bien grandes y con mis labios de seda le voy quitando sus molestias.

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