Ángela a me dijo que no había sido todo, y que ya había sido suficiente lo que me había contado, y quería que yo le dijera que pensaba de esto y que estaba en todo mi derecho de echarla a la calle o separarnos, pero le dije que aún no sabía que pensar, que me parecía irreal todo lo que me estaba contando, me quede en silencio un momento y le dije que quería escuchar todo con lujo de detalles, el morbo que me producía todo esto es difícil de explicar. No sé de qué forma o en que tono se lo dije, pero sentí que ella se relajó un poco, se echó para atrás en el sillón, cerró un poco los ojos, tomo aire y siguió contando su historia.
“Ese día llegue a la casa sin tiempo de nada, como que tuve que cambiar el chip en un abrir y cerrar de ojos, mientras terminaba el almuerzo y era mamá como siempre, por dentro sentía un fuego, un sentimiento sucio, pero a la vez placentero, no había alcanzado a bañarme, sentía mi vagina mojada como si estuviera latiendo lujuriosamente furiosa. La ducha me calmó, fue cuando pude pensar más serenamente, hasta lloré, yo no podía estar haciendo eso.
Pasaron varios días en que no vi ni supe nada de don Marcos, lo raro es que cuando mi jefa me lo nombraba por algún tema de trabajo, mi cuerpo se estremecía, sentía un cosquilleo en realidad me daba como vergüenza volver a verlo a la cara, pero era obvio que lo volvería a ver.
Un día estaba ya estaba preparándome para irme a la casa, Me había quedado unos minutos más en el trabajo en mi pequeña oficina y llega el como siempre como con todo calculado, llegué a pensar que se estacionaba cerca de mi trabajo y veía nuestros movimientos y apenas vio que salió mi jefa el entró, bueno eso es lo que pienso yo.
Saludo muy cortésmente como es su costumbre , pregunto por mi jefa y cuando se dio por enterado de que ella no estaba y que estábamos solos, su mirada se transformó, su actitud de cliente cambió a una de macho en total control de la situación, me dijo que aún le estaba debiendo, un frio eléctrico corrió por mi espalda y le contesté que ya le había pagado, pero él me dijo que no se sentía pagado aún, se paró de su asiento y se puso detrás de donde yo estaba sentada, se inclinó un poco y su nariz roso mi nuca, sentí su respiración y nuevamente quedé paralizada, me dijo al oído, me sorprendiste mucho ese día, tenía unas ganas de decirle que ese día no me quería bañar, porque aún quería sentir su aroma, pero me contuve, él me tomó de los hombros me levantó de la silla y me abrazó por atrás y me rodeo la cintura con sus manos, tocó mis estómago y subió hacia mis tetas, empecé a sentir su bulto entre mis nalgas y dios, se sentía exquisito y casi involuntariamente empecé a mover el mi culo, primero hacia arriba y hacia abajo y después de manera circular, me encantaba sentir ese pene rozándome , sus manos que masajeaban mis tetas me parecían enormes y de pronto subió una de ellas hacia mi cuello y luego hasta mi boca y con uno de sus dedos toco mi boca y solo atiné a abrirla y chupar ese dedo como si fuera su exquisito pene.
Era un momento exageradamente caliente, yo me movía para no dejar de sentir su cuerpo rozando el mío, una de sus manos empezó a buscar el botón de mi pantalón de vestir, lo desabrochó y empezó a jugar con mis pelitos y llegar más allá tratando de tocar mis labios vaginales que en es ese momento ya estaban mojados y esperando acción, todo esto mientras me besaba el cuello, don Marcos llevo esos mismos juguetones dedos a mi boca y pude sentir mi propio aroma que a esa altura me sabía a perra en celo, de pronto el paró sus movimientos y me dice que se tenía que ir a una importante reunión, mi desazón fue total, me da vuelta y por primera vez clave mis ojos en los suyos y le reclamé, en realidad le dije que quería que termináramos este asunto y no alargarlo más, y te soy sincera amor, lo único que yo quería era en ese momento era que me sacara la ropa y me hiciera lo que quisiera”.
Ángela seguía sentada con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, como contando un cuento de hadas, por un momento pensé que estaba en trance, ya que me contaba detalles y parecía que lo disfrutaba, tragaba saliva a cada rato y aunque parezca gracioso decirlo, parecía sentir unos bultos saliendo de mi frente, pero también sentía curiosidad y un inmenso morbo, incluso puedo decir que sentía una mezcla de excitación y enojo tal, que me daban ganas de tirarme encima de ella, romper los botones de su blusa y hacerle el a amor furiosamente, sin tener cuidado de que le gustara o no, castigarla de algún modo, pero también pensé que si hacía eso ella no me seguiría contando su historia, me calme un poco y le dije:
– ¿tan caliente te tenía es hombre? ¿Tan bueno fue que no querías tener remordimientos y me lo estás contando? –ella me miró y me respondió– fue muy bueno, sí, nunca me sentí así – ¿Cómo así? Le dije – y ella pensó un poco la respuesta como queriendo no equivocarse – así de puta!!, abrió los ojos y me pregunto si la odiaba, no podía decir nada, debo confesar que me pegó un balazo con esa pregunta, no la odiaba, me sentía extraño como si ese hechizo del que ella hablaba al principio también me hubiera tocado a mí, solo dije que no con la cabeza y pregunte que si había más, ella respondió que sí y siguió su relato.
“Don Marcos me dijo que debía irse a una reunión, lo cual como te dije antes me causo una gran tristeza por que quiéralo o no, había hasta soñado con ese momento, pero ese señor había tenido el valor de decir que no, según yo quería terminar todo este asunto de pagar con mi cuerpo esa deuda, pero para que miento, yo solo quería comérmelo y sentir todo eso rico que había sentido ese día en su casa, creo que hasta perdí el pudor y la vergüenza ya que como última opción le toque el paquete como incitándolo a que se quede y me de lo que yo tanto deseaba, pero el insistió en que ya estaba atrasado me dio un beso en la boca el cual no respondí, y se fue.
Me sentía tan estúpida por que se suponía que yo solo debía ser un pedazo de carne con el que él se cobraría mi error, debía ser una piedra, pero no, ahí estaba yo casi suplicándole que me cogiera, ahora pienso que se salió con la suya para hacerme entender que él tenía el control de esto.
Me quede caliente, mojada y por sobre todo frustrada, me fui a mi casa, me metí enseguida a la ducha, cosa con lo cual aprendí que ayuda a bajar mi ansiedad, mientras enjabonaba mi cuerpo, toqué mi clítoris como no acostumbro a hacerlo, me toque pensando en don Marcos, lo imaginaba tocándome con sus manos fuertes y rozándome con su velludo cuerpo… me dije a mi misma que esto no había terminado y ese solo pensamiento me dio un alivio.
Pensé en tomar la iniciativa, pero al momento deseché la idea, tampoco lo quería andar persiguiendo como una loca para “pagar mi deuda”, no debía ser así. Así que me dije que solo debía esperar, ser paciente y que cuando sucediera debería disfrutarlo y sacar todo esto de mi cabeza.
Pues bien habrá pasado una semana o más y ese día recién había llegado a mi trabajo en el horario de la tarde y a eso de las 3 recibí un llamado, era don Marcos, quien corto y preciso me dijo que me estaba esperando en la casa a la que habíamos ido la otra vez, que vaya ahora y luego cortó. Mis sentidos se revolucionaron al instante, pero estaba en horario de trabajo, tuve que decirle a mi jefa que tenía una emergencia en mi casa y que apenas estuviera lista volvía, mi jefa sin mirarme me dijo anda nomas, fue más fácil de lo que pensé, y lo siguiente era ir a esa casa, pues bien cuando ya me subí al taxi que me acercó al lugar empecé a pensar en lo que estaba haciendo, actuando como una loca, no pensé nada más que en ir, y cuando mi cabeza dejó de pensar en si mi ropa interior era adecuada o si estaba perfumada, empecé a sentir un pánico, que tuve el impulso de abrir la puerta del taxi y salir arrancando… no hice eso.
Llegue hasta la esquina de la casa caminé mirando para todos lados, yo creo que cualquiera podría haber sospechado algo de mí, pero bien, llegue a la casa, y ahí estaba don Marcos ese guapo hombre cincuentón, con su barba frondosa con la camisa abierta, como avisando la selva que tenía en el pecho, se sonrió y me dijo:
-primero no pensé que vendrías y que si venías no que llegarías tan rápido.
Me dio vergüenza ese comentario, pero seguido a esto se acercó me tomó de la cintura y me dijo que ahora teníamos un poco más de tiempo, un poco tartamudeando le dije que esa debía ser la última vez y que ya todo quedaría saldado, él se volvió a sonreír y me dijo que si, lo siguiente que hizo fue agachar un poco el cuello y darme un beso, esta vez sí lo acepte, abrí mi boca como queriendo que su lengua entrara entera dentro de mi boca, fue un beso ardiente y mientras me apretaba contra su cuerpo empecé a sentir su miembro chochando con mi bajo vientre, tocaba y apretaba mis nalgas, yo tocaba esa fuerte espalda y me atreví a levantar su camisa para sentir su piel, estábamos ya algo ansiosos y me dejo caer sobre un sillón y el cayó encima comiéndome a besos, me tenía toda desabrochada y a los tirones termino por sacarme la ropa, yo por mi parte desabroche su pantalón y toque por fin ese pene duro y hermoso, pensaba para mis adentros en el pedazo que me comería.
Fui directo al grano y me puse a chupar es miembro como loca, sentía que llegaba hasta el fondo de mi garganta e iba sintiendo como un sabor a semen en mi boca, él me tomaba del pelo y trataba de contenerme, busque sus testículos con mi boca y pase mi lengua con la intención de quedarme con su olor a macho, don marcos se retorcía tenía su verga durísima, yo no podía aguantarme y como ya hacía rato que estaba sin calzones, como que pegue un salto sobre el caballero y torpemente trate de pegarle un sentón, pero él no sé de donde saco un condón se lo puso y luego se dejó querer, y sí, me ensarte de una en su pene, yo estaba chorreando líquidos hacía rato y solo quería sentirlo adentro, sentía que tenía el control de todo, se sentía delicioso, a la vez que parecía que me rompería algo, como que llegaba al tope con sus por lo menos 20 cm.
Empecé a cabalgar a Don Marcos, sentía como mis nalgas se azotaban sobre su cuerpo y el sonido aquel como de aplauso me excitaba más, lo abrazaba y besaba y el respondía besándome las tetas, el cuello, en un momento el me agarró fuerte de la cintura y logró sacarme de encima y me reclamo que si yo pensaba terminar todo tan rápido, y la verdad es que sentía tanto deseo de ese macho que no me podía contener, me puso de espaldas sobre el sillón y se puso sobre mí, deje de tener el control, pero sentirme dominada me hacía llegar más alto aún, tocaba con mis manos su pecho y besaba su vellos, el me penetro en esa posición mientras buscaba mi boca con la suya, yo solo me la quería comer, estaba tan excitada que acabé casi en silencio no quería que él se diera cuenta ya que yo no quería darle tregua y seguí moviéndome para que el siguiera su mete saca, subió mis piernas en sus hombros y ahí sí que sentí que don Marcos me tenía ensartada hasta el fondo, me miraba a los ojos mientras me la metía y de repente empezó a bombear más y más fuerte y respirar como un toro.
Yo seguía poseída y sin la capacidad de moverme, solo recibir esas embestidas que en algún momento me parecieron brutales, me puso de costado y el por atrás metiéndomelo, todo, pero todo… era un manjar para mí, pensé que iba a terminar así, pero decidió ponerme en cuatro patas y yo estaba otra vez a punto de acabar, me lo mete en esa posición y mientras el bombeaba yo mecía el culo, me dijo que ese movimiento circular que hacía con mi trasero lo volvía loco, (esa era la idea),el me apretaba las nalgas se sentía delicioso, de pronto don Marcos no pudo más acabó en un gran suspiro y yo en una andanada de gemidos, fueron unos segundos creo yo en que todo quedó en negro…
Fue delicioso, quedamos rendidos, el tendido encima mío por unos instantes, nos calmamos y después de un par de minutos de silencio, me pregunto si le había gustado y claro que le dije que sí, me di vuelta y le di un beso y por primera vez en toda esta historia conversamos sobre todo esto, le confesé que había quedado muy prendida con la vez anterior y lo enojada que quede cuando me dejo con las ganas en la oficina y aunque él no lo dijo, insisto en que todo era parte de su estrategia.
Él me dijo que en esos últimos días había estado arreglando un poco esa casa para poder llevarme y estuviéramos más cómodos, si al final solo estuvimos en el sillón.
Y ahí estábamos con las piernas entrelazadas cual novios conversando amenamente, hasta que él dijo que nos vayamos, la verdad es que se había pasado la hora, don Marcos fue al baño mientras yo trataba de localizar mis prendas que habían quedado por cualquier parte, sentía que mi cuerpo tiritaba, pero ahora no era de nervios sino que de veras me acababan de dar una culeada de aquellas y me sentía débil, me senté de nuevo desnuda en el sillón como esperando agarrar fuerzas para vestirme y de repente se me vino una sucia idea, me puse en dirección hacia la puerta del baño abrí mis piernas y así espere a don Marcos, piernas abiertas mostrándole todo y que yo sentía que se había ganado, el salió del baño y su cara de lujuria broto al instante, me dijo:
– así te soñé…!
Solo venía con una toalla en la cintura y se dirigió a mí, se inclinó y empezó a chuparme la vagina con esa lengua carnosa y jugosa, mi clítoris no daba más sentía como electricidad en todo el cuerpo, ese hombre sí que sabía hacer sexo oral, me olvide del cansancio y como que todo se reactivó, su lengua me daba fuerzas y así me hizo acabar delicioso y por un momento pensé que sería todo, él se subió por mi cuerpo y dejo su pene a la altura de mi boca y la verdad es que me empezó a penetrar por ahí, que rico, que sensación tan deliciosa, estaba decidida a tragar su semen, estaba tan satisfecha que él se merecía eso, tu sabes amor que a mí no me gusta eso, pero lo deseaba, empecé a mover mi cabeza y a darle más intensidad a la metida por mi boca, pero él tenía otros planes, me puso en cuatro patas de nuevo, condón de por medio, me la empezó a meter en esa posición yo otra vez estaba en la gloria a punto de irme cortada de nuevo y pensé que el también, por que empezó a embestir más fuerte…
Yo llegue a los gritos y sentía una especie de espasmos mi cuerpo saltaba… oh llegue al clímax máximo… acabe, pero para mi sorpresa él no había acabado, seguía metiéndolo ahora más suave, se salió de dentro de mí se agacho un poco y me empezó a besar las nalgas y su lengua llegaba hasta mi hinchada vulva.
Pero de repente llevo esa juguetona lengua hacia mi ano, territorio hasta ese momento no explorado y ahí se quedó jugando y ensalivando mi hoyito, ya me imagine cuál era su idea, quería metérmela por el culo, no es algo que me guste tanto, tú lo sabes, pero quien era yo en ese momento para negárselo, me metió un dedo, luego dos y probablemente tres y ahí estuvo un rato y yo tranquilita esperando el momento no más, hasta que se decidió y puso la punta de su pene en la entrada de mi ano, sentí un cosquilleo hermoso, mezclado con miedo, esa verga era muy grande como para estar dentro de mi culito, de hecho pensé que no entraría.
Mientras el apuntaba yo me empecé a tocar la vagina como inconscientemente, recordé ese día de la ducha cuando me masturbe pensando en ese mismo hombre y ahora lo tenía ahí a punto de clavármela por atrás, de pronto sentí como su cabeza quedo en la entrada de mi agujero y que poco a poco se iba metiendo y acomodando, ese hombre sabía cómo hacer eso, nada de meterla de una, despacito y rico, en un momento sentí que me empezó a entrar y llenar de carme el culo…
Ooh que sensación, dolor y placer, cuando ya se supo dentro de mí, empezó a bombear despacito pero a cada entrada y salida le ponía un poco más de intensidad, yo gritaba como una loca, creo que deben haber escuchado a muchas cuadras el culion que me estaban dando, el dolor empezó a desaparecer y el placer era todo lo que estaba ahí, don Marcos me estaba dando con todo, sentía que tenía el ano roto, pero me gustaba tanto, estaba en otra, y de repente se me ocurre otra idea sucia…
Puse una mano hacia atrás y como que le pedí a don Marcos que parara, el me pregunto qué pasaba, no conteste nada solo estire mis manos para atrás alcance su pene y le quite el condón, mire hacia atrás sin perder mi posición y le dije, quiero que me llenes el culo… quiero sentir tu semen caliente dentro de mí, nunca habría imaginado hacer algo así.
Me la puso sin condón, yo empecé a mover mi culo más que nunca y el continuo con ese mete saca profundo, una y otra vez, nunca me habían nalgueado y a cada tanto me pegaba un palmazo en las nalgas, quizás me lo merecía por puta , me parecía ser una actriz porno, eso hasta que sentí como él se empezó a retorcer y dentro de mi culito sentí algo caliente que me llenaba las entrañas, si, esa fue la verdad me lleno el culo con su semen…
Que momento más caliente, nunca pensé hacer algo así, esa fiebre que te da al tener sexo también viene con locura temporal, estuve ahí un rato sin poder moverme, me tiritaba todo, don Marcos estaba tendido detrás mío con los ojos cerrados, quedamos agotados, después de un rato me vino el sentimiento de culpa y de estar sucia, quería llorar, irme de ahí, cuando pude pensar bien tuve miedo más bien pánico de no poder terminar esta situación, que se nos escapara de la manos…
Nos vestimos y nos fuimos, fueron tres o cuatro horas intensas de mucho sexo”
Mi esposa abrió los ojos como si la sesión de hipnotismo hubiera acabado, me miro y vio mi cara perpleja, con más dudas que certezas, veía a mi mujer y no podía creer que haya pasado todo eso, veía sus piernas y las imaginaba en el hombro de ese tal don Marcos, veía su boca y veía un pene extraño en ella, pero tal vez sea masoquista, aun con esos sentimientos quiero saber más…
CONTINUARÁ…!!