Con cierto temor fui a verme al espejo de mi habitación y pensé en hacerme lo menos reconocible si tenía que prepararme para salir, estaba tan nervioso pero decidido a todo, tome el maquillaje que me había regalado Daniel y busque un tutorial para maquillarme.
Luego de un buen rato de temblar como gelatina, estaba con mi peluca, maquillado, con un vestido color claro y unos tacones no tan altos con los que me costaba mucho caminar, tomé la bolsa que estaba encima de la mesa, las llaves del departamento y el dinero para comprar.
Al salir del lugar, la adrenalina me inundaba por completo, era la primera vez que salía vestido de mujer y viéndome tan femenino, hice un recorrido sin tanta prisa para no caer con los tacones y decidí ir a un supermercado distinto para no ser reconocido en el que frecuentaba.
Dando vuelta por una esquina sentí como unos tipos me miraban de pies a cabeza de forma descarada mientras me gritaban unas cuantas cosas.
-Que lindas piernas mamacita, dime cuando abren para poder entrar jeje.
En mi mente solo me sentía tan indefenso y con ese comentario me puse nervioso y aceleré el paso pensando en su estúpido comentario.
Seguí por mi camino y cuando llegué al supermercado pude comprar unas cuantas cosas para aguantar esos días de ausencia de Daniel, pagué y cuando iba a meter las cosas en la bolsa me percaté que aún no había quitado el dildo de su interior, me subió un color rojo por el rostro que hizo alertar un poco a quien me había cobrado las cosas.
– ¿Se encuentra bien señorita?
-Este yo… – Dios, en verdad pensaba que era una chica y aclarando un poco mi garganta fingí un poco la voz y me limite a responderle. -Si, es-estoy bien…
Tembloroso meto las cosas a la bolsa y salí apresurado del supermercado esperando llegar lo más rápido posible al departamento, intentando evitar un poco la anterior ruta para no toparme con el idiota de antes.
Me dirigí por otra calle y para mi sorpresa pude ir más relajado, al llegar al edificio subí por el ascensor y entró junto conmigo un chico de no más de 20 años, me saludo y yo le respondí su saludo, yo iba al piso 7 y el al 12.
Cuando estaba por llegar al piso 7 sentí un ruido espantoso, cuando vi al suelo no lo podía creer, la bolsa se había roto y cayeron todas las cosas que llevaba en ella, el muchacho al percatarse de esto se agacho en seguida a ayudarme a recoger las cosas, me sentía horriblemente avergonzado, claramente se podía ver que el dildo había caído justo entre mis pies.
Comenzó a recoger las cosas y mientras me agache para tomar las cosas yo también, intente esconder el dildo entre la bolsa rota esperando que no lo hubiera visto, yo tenía unas cuantas cosas ya en mis manos y él tenía el resto de cosas en las suyas.
-Mejor te ayudo a llevar tus cosas, si no te vas a complicar mucho…
-N-no hace falta… Yo sol… Sola puedo… – Dije otra vez ruborizado por la vergüenza y por estar fingiendo la voz con este chico, además de referirme a mí como una chica.
-No te preocupes, no estoy apurado en llegar a mi departamento, vamos no me cuesta nada ayudarte. – Dijo insistiendo y acompañándome hasta la puerta del departamento a dejar todo, me sentía tan extraño que no podía ni siquiera mirarlo, era una sensación tan rara que mi cuerpo parecía que se ponía a temblar con solo estar al lado de él.
Al estar en la puerta saque las llaves lo más rápido que pude y abrí la puerta para dejar las cosas en algún lado y hacer que el chico se fuera pronto del departamento. El muchacho entró al departamento y me preguntó dónde dejar las cosas, entonces le señale la mesa del comedor y cuando ya estaba todo se fue hasta la puerta.
-Gracias por ayudarme…
-No te preocupes, por cierto, ¿Cómo te llamas? – Preguntó el chico, dejándome un blanco por unos segundos interminables, no le podía decir mi verdadero nombre, ¿Qué pensaría de mí?
A penas tuve tiempo de pensar en algo solo le solté un nombre al azar.
-Rachel… Un gusto, y… ¿Tú cómo te llamas? – Le pregunté de vuelta algo curioso.
-Soy Nicolás, y créeme que el gusto es todo mío Rachel… ¿No necesitas nada más con lo que te pueda ayudar?
-La verdad no, ya ahora tengo que cocinar y hacer la limpieza, pero puedo encargarme de eso sola…
Me quedo viendo un rato mientras sonreía y se quedaba en el marco de la puerta.
-Bueno, entonces creo que ya me tengo que ir, me encanto conocerte, espero verte pronto.
-Quizá nos veamos en algún momento, cuídate mucho. – Le respondí y cerré la puerta dejándolo atrás de esta.
Dios mío… ¿Qué me está pasando? No entiendo ni como he podido salir de aquí vestido así… Encima los piropos, este chico de ahora, mierda… Tengo que dejar de pensar tanto en todo esto.
Durante el resto del día solo cocine, limpie y ordené el departamento, tome el dildo y lo lleve a mi habitación para guardarlo en algún lugar.
Tomé un baño antes de ir a dormir y cuando me dirigía a mi cuarto vi que debajo de la puerta había un papel doblado con unas cosas escritas.
"No te lo dije antes porque me puse nervioso, pero eres la chica más linda que he visto nunca, me gustaría verte mañana si es posible… Nicolás."
-Ay no… ¿Y ahora que se supone que haré?
Por si fuera poco, ahora ese chico sabe dónde vivo y quiere que nos veamos mañana, bueno, siempre está la opción de ignorarlo supongo.
Me fui a la cama y me dispuse a dormir, pero estaba nuevamente girando de un lado a otro, quería dormir y no podía, recordaba todo el día que había tenido, tener que salir a la calle vestido de mujer, hacerme pasar por una, el idiota ese hablando de mis piernas… ¿En verdad tanto le gustaron mis piernas…? Son gordas y no me gustan como lucen…
-Dios… Tengo que dejar de pensar en estas tonterías…
Comencé a pasar mis manos por mis piernas de abajo hacia arriba, se sentían tan suaves y mi respiración se agitaba de a poco, estaba solo y no necesitaba hacer silencio estando así. Una de mis manos se fue directo a mis nalgas y por encima del pijama empecé a apretármelas de a una pensando en todo lo que había hecho…
– ¿Por qué… Por qué se tiene que… Sentir tan bien esto? – Dije en voz baja mientras me levantaba de la cama y trataba de dejar de tocarme.
Con el corazón a mil me dispuse a buscar el dildo que me había dejado Daniel y lo pegué en el suelo, miraba esa cosa mientras impulsivamente me tendía de frente con ese gran pedazo de plástico. Puse mi mano alrededor y comencé a moverla de arriba abajo, estaba tan confundido y al mismo tiempo tan intrigado, la curiosidad y la adrenalina me estaban empujando a hacerlo.
Tímidamente pasé mi lengua desde los huevos hasta la punta una y otra vez, dejando rastros de saliva por toda su longitud, luego metí la punta en mi boca, apenas cabía, pero estaba decidido, quería llegar más lejos, lentamente empecé a engullir esa polla plástica subiendo y bajando mi cabeza metiéndome más profundo hasta mi garganta.
-Aaaahh… ¿Qué estoy haciendo…? No debería… Mmmmh… ¿Por qué no… No puedo parar? Uuhmmm…
Seguía chupando el dildo por un rato mientras que en mi mente seguía sonando la voz de aquel tipo de la calle hablando de mis piernas… ¿En serio me estaba calentando tanto que un desconocido quisiera estar conmigo? ¿Y si me hubiera tocado?
-Me estoy volviendo loca… – Sin darme cuenta de lo que decía entre mi mente y mi boca no me di ni cuenta que me había referido a mí mismo como una mujer. – Digo loco… Me estoy volviendo loco, esto está mal… Esto está muy… Muy… Uuummm… Muy maagghh…
Mi respiración se intensificó y seguía lamiendo y chupando el dildo hasta que mi cuerpo parecía tomar el control sobre mi mente, al levantarme, me puse de pie sobre el dildo y con una sentadilla intenté llegar hasta abajo y tocarlo con mis nalgas, pero estaba más bajo de lo que esperaba, ante esto me arrodillé y esa cosa mojada con mi saliva quedaba entre mis nalgas haciéndome abrir los ojos como un par de platos.
Llevé una de mis manos hasta esa cosa y guiándolo hasta la entrada de mi culo lo restregué un momento.
– ¿Te gustan mis piernas solamente? ¿Qué te parece esto? Mmmmh… Parece que te gusta mucho…
Decía susurrando mientras empezaba a entrar de a poco en mi culo, haciéndome apretar los dientes y curvar la espalda, esa cosa era más grande de lo que yo pensaba, pero seguía entrando de a poco.
Me estiraba de apoco y moviendo mis caderas comencé a subir y bajar lentamente.
– ¿Te gusta esto también? ¿Te gusta tenerme así verdad?
Seguía jugando y cuando ya no necesitaba mi mano solo me estiré como si estuviese sentado y me puse a brincar suavemente, a cada minuto que pasaba entraba más y más. Me sentía bien de una manera extraña, no podía tocarme, pero esto me hacía sentir bastante bien y al estar solo me sentía en libertad de hacer ruido sin las burlas de Daniel.
Seguía y seguía brincando, pensando esta vez en Nicolás, ¿Qué habría pensado de mí? De seguro vio el dildo cuando todo cayó en el ascensor… ¿Pensaría mal de mí? Y si pensó mal de mí, ¿Por qué me quiere ver otra vez?
De pronto sentía como unas ganas muy fuertes de orinar, estaba ido en el placer del momento y no me importo nada, solo seguí haciéndolo hasta que sentí como un chorro salía de mi pene con tanta fuerza que me hizo chillar.
-Ay!! Siii!! Uff… ¿Cómo se supone que me vine sin masturbarme normal? Mmmmhh… Tengo que levantarme… Ay aayyy uuuuh… – Me levante de a poco y cuando salió el dildo sentía como se me abría y se me cerraba el culo.
Luego de haberme corrido por primera vez en más de una semana en castidad, solo decidí acostarme y dormir, pero mi cabeza seguía torturándome mientras yo estaba con el culo abierto… Poco a poco mis ojos se iban cerrando y no me di cuenta cuando ya me había dormido.
Amores, me alegra mucho todo el apoyo que están dando a mis relatos, aún queda mucho por contar, espero que les guste la idea de compartirlo con ustedes.