El día que Mario nos encontró haciendo el amor en Tepoztlán, no alcanzó a ver lo que hizo mi mamá conmigo, sólo se imaginaba que Gery me había hecho el amor primero a mí y luego se había cogido a mi mamá. Aclaro esto pues nunca nadie se enteró de la relación sexual que teníamos ella y yo, sólo Gery, quien fue testigo y participe de lo rico que hacíamos el amor.
Mamá estaba contenta viviendo con nosotros, prácticamente hacíamos el amor a diario Gery, ella y yo. Me encantaba ver cómo cachondeaban delante de mí cuando Gery la tomaba de la cintura, ya fuera por la espalda o de frente y le pegaba tremendos besos y arrimones de verga, mientras ella pegaba su cuerpo al de mi novio, disfrutándolo.
Nuestras noches eran intensas, mamando nuestros sexos unos a otros, la verga de Gery provocándonos ricos orgasmos a una y otra y de igual forma entrecruzando nuestras piernas ella y yo. Ni se diga las ocasiones en las que Gery penetraba el culo de mamá, casi siempre yo estaba abajo de ella, con su panocha en mis labios y disfrutando ver cómo desaparecía esa rica verga en el ano de mamá, mientras ella a veces gemía y en ocasiones sollozaba entre placer y dolor, pero fuera lo que fuera, terminábamos con unos orgasmos deliciosos los tres.
Durmiendo pocas horas por las noches, pues de madrugada habíamos de levantarnos para preparar las tortas que vendíamos. Mi mamá comenzó a ayudarnos también con esa tarea y de más está decir que desde el primer día que nos acompañó, comenzó a tener muchos admiradores y pretendientes, ella que hacía tiempo era muy seria, ahora se veía más suelta, amigable, sonriente y sobra decir que muy coqueta.
Cada día al regresar a la casa y en cuanto Gery se iba a trabajar en la combi, ella me contaba que tal o cual señor y muchachos la invitaban a salir. Le decían que era muy hermosa para andar vendiendo tortas y bueno, las cosas que nos dicen la mayoría de los hombres a nosotras las mujeres cuando nos quieren ligar. A ella le causaba risa y sólo les agradecía, pero no tenía el interés de tener alguna relación, así que gentilmente les decía que en alguna ocasión. Aunque ya andaba haciendo amistad con Josué, el esposo de Génesis, a quienes ya les habíamos dicho que lo que hacíamos se quedaba entre nosotros, pero especialmente se lo recalqué a Josué, pues debido al interés que mi mamá tenía por él, no fuera siendo que le contara algo a ella, pero pues no le convenía que mi mamá supiera de los intercambios hacíamos.
Mi mamá comenzaba también a cambiar su forma de vestir, a usar blusas un poco escotadas, pantalones ajustados y vestidos arriba de la rodilla, pues ella casi siempre los usaba un poco largos. Al ver qué yo usaba tangas de hilo, ella también comenzó a usar estás prendas. Me pidió que la ayudara a rasurar su pubis, tal como Gery y yo nos rasurábamos, pues ella conservaba su bellos púbico, algo que ni a mi novio ni a mí nos molestaba, pero ella quería lucir su nueva prenda interior. Así que fuí yo quien la dejó la primera vez completamente rasurada, se veía hermosa con sus labios en color rosa, que terminé comiéndome a besos y ella con su boca entre mis piernas, en un delicioso 69. A Gery le encantó ese detalle, esa noche nos dedicó unas ricas mamadas a las dos, cogimos delicioso y terminó vaciando su esperma en el pubis de mamá, según él para evitar que se irritara, los tres reímos, pues se nos hizo gracioso el comentario. La leche de hombre siempre es bienvenida en cualquier parte de nuestros cuerpos.
A mamá se le concedió coger a nuestro amigo Mario. En una ocasión, tiempo después de lo de Tepoztlán, en que fue a visitarnos a la casa donde rentábamos. Llegó por la tarde, cuando Gery estaba trabajando, nosotras llegamos con las cosas que habíamos comprado para las tortas del día siguiente, el nos esperaba afuera de la casa. Lo saludamos con un abrazo y un beso en la mejilla y se apresuró a ayudarnos con las bolsas que traíamos, lo invitamos a pasar. Platicamos un buen rato mientras tomábamos unas cervezas que nos trajo, mamá se veía muy relajada y animada, así que pensé que ese sería un buen día para que se lo cogiera. Salí de la casa con el pretexto de ir a comprar algo y que no me tardaría, llamé a mamá al cuarto y le dije donde guardábamos los condones por si se le ofrecía, ella soltó una carcajada nerviosa y regresó con Mario a la sala, quien se ofreció a acompañarme, pero le agradecí, diciéndoles que no iba muy lejos y no tardaría. Lo cual fue cierto, pues en menos de 20 minutos los encontré casi a punto de coger.
Mario estaba recostado en el piso, sin pantalones mientras mi mamá veía que era yo quien abría la puerta, sosteniendo con su mano la verga de nuestro amigo. Le sonreí y le hice una seña de pulgar arriba, también ella me sonrió y se inclinó a seguir chupándole la verga. Mario ni se movía, tenía los ojos cerrados disfrutando de la cálida boca de mi mamá. Me senté frente a ellos, a disfrutar el estimulante sonido que produce una buena mamada, toda la verga gorda de Mario dentro de la boca de mi mamá. Si estaba muy caliente cuando me fui al imaginar lo que estos dos harían mientras regresaba, verlos en la situación que estaban me prendió a todo. Ella se incorporó para quitarse toda la ropa. Y regresó a seguir con esa rica mamada. No sé si Mario con sus ojos cerrados, alcanzaba a ver qué yo me tocaba la panocha por encima del pantalón, parecía muy concentrado en lo que sentía, mi mamá era y quizá siga siendo una muy buena mamadora.
Ya tenía los condones a la mano, dejó de hacerle el oral y se dispuso a colocarle uno a Mario, con un poco de trabajo pues tenía muy largo el pelo de su verga, así que lo desenrollaba un poco y hacía a un lado sus pelos, y así hasta que llegó a la base. Ella ya estaba muy mojada, se subió sobre el cuerpo de él y con su mano dirigió la verga a la entrada de su panocha hermosa y ya rasurada, de un sólo sentón se la metió toda, él gimió cómo si le doliera, pero ella empezó a moverse adelante y atrás, arriba y abajo poniendo sus brazos a los costados de la cabeza de Mario, moviéndose muy rico, buscando alcanzar su orgasmo. No voy a decir que él aguantó horas, ni medias horas. La verdad es que desde que mi mamá se la estaba mamando, él ya se veía muy apurado, conteniendo su orgasmo. Con la cogida que le estaba dando ella, no tardó más de un minuto en vaciarse dentro del condón, mientras se retorcía como si le doliera, la verdad era que ya se había aguantado todo lo que podía, mi mamá quiso reírse al verlo así, ni ella ni yo terminamos. Él se disculpaba y le pedía que le diera 5 minutos en lo que se recuperaba, ella le dijo que si, que se tomará su tiempo, se levantó y fue al baño con su ropa en mano. Mientras Mario se levantó del piso y comenzó a vestirse. Se veía tierno, un poco gordito, ligeramente más alto que yo, su verga ya no se notaba mucho, flácido y deslechado su pene apenas se distinguía entre el abundante pelo de su pubis.
Se sentó en el sillón y en eso regresó mamá, también ya vestida. Hicimos de cuenta que no había pasado nada, platicamos de otras cosas y así se hizo tarde, él se despidió pues debía tomar el autobús a Tepoztlán y de ahí a su casa había de recorrer un buen camino.
Ni mamá ni yo sabíamos qué decir, sólo reconocimos que nos habíamos quedado muy calientes. Gery tuvo que llegar a quitarnos la calentura como todas las noches, así que después de bañarnos y cenar, nos metimos a la cama los tres. Ella no perdió tiempo y recostando a mi novio boca arriba se dejó caer sobre su verga y comenzó a montarlo como le hubiera gustado hacerlo con Mario, Gery la tenía tomada por las nalgas mientras sobre su pecho caía el sudor del rostro de mi mamá, lo estaba montando con muchas ganas, con mucha calentura. Se dio un buen gusto haciendo todo el trabajo ella, hasta que dio un sentón seco y se metió la verga hasta la base de su tronco, su cuerpo temblaba al ritmo de su orgasmo mientras Gery le decía lo rico que se lo había cogido, cuando me volteo a ver ella me sonrió y me guiñó uno de sus hermosos ojos. Se recostó a un lado de mi novio sobre uno de sus brazos. Mientras ellos se besaban, yo me acomodé en la misma posición sobre la verga de él, ella me tomó de la cintura y me guio para hacer los mismos movimientos que ella sobre ese rico tronco dentro de mi panocha. Puse mis manos sobre el pecho de mi novio y me moví tan o igual de intensa que mi mamá, me encantaba y me encanta esa rica verga que tiene mi hoy esposo, como lo he escrito otras veces, su tamaño me llena toda. Tener a mi madre a un lado, atrayendo el rostro de mi novio a sus labios, besándose con lujuria, yo subiendo y bajando en esa rica verga y las manos de mi novio acariciando mis pezones, me hicieron llegar a un orgasmo intenso y delicioso, tanto como el de mamá, olvidando que con Mario no llegamos a eso. Gery llenando mi panocha con su caliente semen, levantado su pelvis como queriendo entrar más, mientras yo me dejaba caer sobre su pecho, cansada pero muy satisfecha, mejor dicho, satisfechos los tres. Y a dormir.
Le contamos a Gery de la visita de Mario y la buena cogida que esperaba mi mamá y que a fin de cuentas la tuvo con mi novio. Él le contesto: "No te preocupes mamita, ya te tocaran otros cabrones que te den unas buenas cogidas que es lo que te mereces". Ella soltó una carcajada y le dijo que estaba loco, pero en el fondo era lo que deseaba. Después de ese día en que Mario no pudo seguir, lo vimos una vez más. Nos invitó a su casa en Tepoztlán, pues sus padres iban a salir y estaría él y una hermana pequeña que tenía, en su casa. Fuimos con la idea de hacerlo en una de sus huertas, pues ellos sembraban algo que no recordamos qué era, pero podíamos hacerlo ese día que no había trabajadores en su siembra. Mi mamá ya había apartado a Gery, pues sabía que con él iba a la segura, yo sí quería darle una buena cogida a nuestro amigo y Gery estaba de acuerdo, así que iba prevenida con mis condones. Salimos dizque a comer fuera mientras su hermanita se quedaba dentro de la casa viendo televisión. Gery y mi mamá se perdieron dentro del terreno donde sembraba nuestro amigo. Mario y yo nos quedamos cerca de la casa, tendió un mantel para estar cómodos pero en eso su hermana salió queriendo participar del pic-nic. No le dijimos que no, al contrario, entramos por cosas para comer fuera y así nos pasamos la tarde que estuvimos ahí. No se nos hizo coger, pero pasamos un buen día.
Claro que Gery y mamá no pueden decir lo mismo, pues recargada en un árbol, Gery le estuvo dando verga por la panocha un buen rato, hasta que después de algunos orgasmos de ella, él se vacío en su boca. No sé si ya lo he contado antes, pero tanto a ella como a mí, nos encantaba tomarnos la leche de Gery y yo lo sigo haciendo hasta hoy en día y me encanta.
Fue la última vez que vimos a nuestro amigo Mario. Ojalá les hayan gustado estos relatos, ya saben que siempre son bien recibidos sus comentarios. Hasta la próxima. Saludos.
Están buenos los relatos son calientes, necesitan un poca más de detalles en las cogidas y menos en los datos generales