“Salimos de la cabaña y nos encontramos con Su, mi madre. La miró a Clau, y como si supiera de su fantasía, le dio un beso en la mejilla, pero su mano le apretó el culo.”
Nos quedamos toda la mañana en la playa. Una de las veces que fuimos al agua, vi como Su, desde atrás, le tiraba del pelo a Clau, y le metía una mano en el culo. Clau se dejó hacer. Luego Su le dijo algo al oído.
Antes del almuerzo, fuimos a pasear y hacer algunas compras. Susana le dijo a Clau que se compre una bikini más provocativa, ella le hizo caso, pero no me dejaron verla. Después fueron al sex shop que mi madre había visitado el viaje anterior. Entraron y luego de un rato salieron con una bolsa.
Almorzamos, tomamos unas cervezas y fuimos a las cabañas. En realidad, fuimos a la cabaña que compartía con Clau. Entramos y Su le dijo que se pusiera la bikini nueva. Si bien Clau tiene un buen cuerpo, buenas tetas y culo, pero cuando la ví con la malla no lo podía creer. Abajo solo una tela de muy fina cubría su monte de venus, y un hilo corría entre sus glúteos. Arriba, dos pedacitos de tela solo tapaban lo justo y necesario.
“Ahora sí estás con una malla para el caribe.” Dijo Susana y siguió: “¿Que tenés planeado para esta noche Tim?
“Sorpresa Su, sorpresa”
Cenábamos los tres y fui al baño del bar para aprovechar y hablar con Lia. Le conté la fantasía de Clau y obviamente no tuvo problemas.”
Cada uno fue a su cabaña y más tarde Lia nos pasó a buscar. Sin mediar palabra le puso un collar y una cadena a Claudia. Se puso frente a ella y le metió un dedo en la boca que Claudia chupó.
“Ahora, serás nuestra perrita por esta noche. Y mejor que te portes bien.”
Fuimos a la cabaña de Su, que nos esperaba.
“Afuera ropa perra.” Ordenó Lia. “Igual Ud. Sra. Puta. Hoy vamos a disfrutar de esta perra.”
Lia y Su, se tiraron en la cama y se pusieron a besarse y acariciarse. Clau miraba y se pasaba la lengua por los labios. Las manos las tenía juntas al frente.”
“Chupanos un ratos las conchas.” Dijo Lia. Y Claudia obedeció. Chupaba con ganas, gemía mientras lo hacía. Luego pasó a Su, que me miraba como yo estaba sentado en una silla con un trago en la mano, aún con los shorts en su lugar. Lia fue hasta un bolso que trajo, y sacó un arnés con un consolador grande, la puso a Su en cuatro y la comenzó a penetrar. Su dio un grito de dolor cuando sintió que el consolador entraba por completo. Pero no se movió.
De a poco sus gemidos eran más fuertes, pedía más. Le tomo por los cabellos a Clau e hizo que le chupe las tetas.
“Chupa perra, chupa bien mis tetas.” Mientras Clau lo hacía, Lia le daba chirlos en el culo.
“Si llego a ver un solo dedo en tu concha o en tu culo, te juro que te empalo con un bate de béisbol. Tienes prohibido tocarte.”
No tardó mucho Su en llegar a un gran orgasmo. Lia se acostó sin sacarse el arnés y la puso a Clau a chuparlo.
“Sra. Puta, chupa mis tetas.” Dijo mientras se metía un consolador mediano en el culo.
“Así, así las dos, háganme gozar, como a la Puta Reina.” Dijo súper caliente. Su y Clau se prodigaban en chupar, las hizo cambiar y ahora era Su la que chupaba ese enorme consolador. Lia llegó a un buen orgasmo y no se detuvo. Hizo poner en 69 a las dos, Clau abajo y Su arriba.
“Srta. Puta, chupa bien esa concha, quiero que le saque un buen orgasmo jugoso.” Dijo Lia. Clau se puso a chupar, hasta que consiguió sacarle un orgasmo. Lia entonces volvió a penetrar la concha de Susana, mientras Clau chupaba su clítoris y el consolador como si fuera una pija real. Mi madre daba gritos de placer en cada orgasmo.
Lia vio que yo ya estaba desnudo y con mi pija al máximo. Sacó el consolador, me miró y sonrió, para empezar a meterlo en el culo de Su.
“No por favor Lia, me vas a desgarrar, no.” Decía Susana.
“Abrile bien el culo, porque le voy a enterrar esta pijona si o si.” Le dijo a Clau que abría los cachetes al máximo. De a poco lo fue enterrando. Su lloraba. Cuando lo tuvo todo adentro, las chupadas de Clau la empezaron a excitar. Se movía lentamente sacándolo y volviendo a poner en su culo.
Lia bombeaba con todo, del culo de Su caían jugos y gotas de sangre en el rostro de Clau. Cuando Lia llegó a un orgasmo, enterró todo el consolador y lo dejó clavado. Su casi convulsiona por el orgasmo. Lia sacó el consolador y lo metió en la boca de Clau, que casi lo rechaza pero finalmente se puso a limpiarlo. Cuando terminó, Lia me miró y me dijo:
“Sr. Tim, es su turno, la perra está muy caliente.”
“Bien, Lia, sin sacarte el arnés, acostate boca arriba.” Subí a la cama y le dije a Su, “Parada al lado mío, y abrite bien el culo.” Lo hizo y le metí tres dedos en el culo. “Clau, putita, sentate en ese consolador.” Le dije.
Mientras ella iba bajando, mi madre acariciaba mi pija, y me besaba, mientras yo la masturbaba por el culo. Claudia bajaba muy lentamente, apenas si tenía apoyado el consolador en su concha. Lia le dio una cachetada en los pechos, que quedaron marcados de rojo. Claudia bajó un poco más y dijo: “No entra”. La cachetada de Lia, ahora fue a su cara, la dio vuelta. Y moviendo su cadera la enterró un poco. Claudia dio un grito. Yo le metí la pija en la boca. Ella de a poco fue metiendo todo el consolador en su concha, y comenzó a subir y bajar. Yo le pasaba la pija por su cara y ella gemía de placer, la metía en su boca y chupaba ávida.
“Parece que a la putita le gusta más de una pija a la vez. Miren como coge y chupa, linda puta resultó”
Me volvía loco verla tan excitada, ya con su concha bien abierta, era frenético su ritmo. Busqué un par de consoladores en el bolso de Lia y de Susana, y encontré un par de esposas que esta había comprado. Puse las manos de Claudia en la espalda y le puse las esposas. En ese momento suspiró profundo, como gozando las esposas. Le di un consolador a Su para que se lo ponga en el culo y el otro para que lo ponga en la boca de Clau.
“Como te gusta que te cojan putita, pensar que hasta que llegamos, eras una mojigata. Y ahora…” dije.
“Ahora soy muy puta, tu puta.” Dijo Claudia.
Me puse detrás de ella, la empujé sobre Lia, y sin piedad le metí la pija en el culo. Ella trató de gritar, pero no pudo por el consolador en la boca. Como podía gemía y trataba de respirar profundo. Los orgasmos se sucedían.
“Como goza esta perra, voy a acabar con Uds. por favor.” Dijo Lia. Y Susana se sumó a Lia.
Cuando acabé en ella, me siguió con otro terrible orgasmo. Cuando pudo, se salió del consolador, y me limpió la pija.
Cuando terminó, tomé la correa, y sin sacarle las esposas, la llevé a nuestro cuarto. Se acostó así y se quedó dormida.
Me despertó sentir como me chupaba la pija. Al abrir los ojos, ella, con las manos esposadas, me chupaba sin parar.
“Buen día Tim, mi amor. Gracias por tanto placer anoche. Permitime darte placer esta mañana.” Y siguió chupando. Cuando Lia trajo el desayuno, Claudia seguía chupando.
“Buen día Sr. Tim, veo que la Srta. Puta, ha aprendido. Me alegro mucho”
Cuando acabé en su boca, le quité las esposas y desayunamos.
“Tim, me hiciste llegar a niveles de placer impensados, y me hiciste hacer cosas que nunca imaginé. Prometeme que me vas a coger así cuando volvamos, me encanta, y sentir que me podes hacer cualquier cosa y yo feliz.”
“Bueno, entonces así será.”
Pasamos todo el día en la playa, y al cenar, Lia nos dice: “Para esta noche, tengo preparado si desean un nuevo servicio. Le prometo a la Sra. Susana, que quedará encantada.”
“Guau, si claro. Te esperamos Lia.” Dijo Susana.
Con Clau nos quedamos tomando un trago, y Susana se fue a su cabaña. Vimos que Lia iba para la cabaña y esperamos un poco para ir. Cuando llegamos a la cabaña, vimos que Su estaba con los ojos vendados, arrodillada. Una mujer muy joven, con lindos rasgos, aún vestida, le chupaba los pechos. A su lado, un hombre con una pija descomunal, se masturbaba.
Le acercó la pija a Susana, y ella abrió la boca a más no poder. Se sacó la venda y comenzó a chupar desesperada. Apretaba la cabeza de la mujer contra sus pechos.
La miré a Clau y se mordía los labios. La pija del hombre excedía los 23 cm de largo y unos 7 de circunferencia. Susana no sabía cómo hacer para que le entre toda esa pija en la boca. La mujer se quitó la camisola que llevaba y dos tremendos pechos quedaron al descubierto. Ahí me di cuenta que era un transexual, aunque ni Su ni Clau se habían dado cuenta de tan femenina que era.
“Sacate la ropa.” Le ordené a Clau, que obedeció de inmediato. Tomé la venda y la puse en sus ojos. Toqué su concha y estaba empapada. El hombre acostó boca abajo a Susana, y la penetró sin piedad por la concha. Dio un grito, pero enseguida comenzó a gemir. Yo le indiqué a la mujer que se quite el resto de la ropa y como sospechaba, apareció un pene de buen tamaño, casi como el mío. Le indiqué que lo acerque a Clau, que lo empezó a chupar.
Susana gozaba como loca, “Si, es hermosa esta pija, una locura. Me parte, pero la quiero toda adentro.”
La hice levantar a Clau y poner en cuatro en la cama. A la mujer, que se la meta por el orto. Y yo le di de chupar mi pija a Susana, mi madre.
Cuando Susana vio que era una trans abrió los ojos gigantes. Más cuando vio como Clau se dejaba romper el culo. Cuando aquella la bombeaba duro, le saque la venda y me miró intrigada. De inmediato se dio vuelta y vio a la trans rompiendo su culo.
“Hijo de puta, me estás haciendo coger.” Dijo Clau.
“Y te gusta puta, bien que te gusta.” Le dije.
El hombre sacó la pija de la concha de mi madre, y le dije que se la dé a chupar a Clau. Al principio no quería, pero un sopapo en la cara, la hizo comenzar a chupar de a poco. Sentir todo ese pedazo de carne, la volvió a excitar, hasta que llegó a un buen orgasmo.
Me miró y me dijo “Hasta aquí”.
“Ok.” Le dije respetándola.
Yo hice acostar al trans, a mi madre montarlo y le di carta libre al hombre, que inmediatamente se apoyó la cabeza de su pija en el orto, y la comenzó a meter. Susana gritaba como loca, pedía más y más. El hombre fue cuidadoso, y siguió enterrándola despacio. Cuando la tuvo toda adentro, se empezó a mover al ritmo con el trans.
Clau empezó a chuparme la pija, mientras se masturbaba. Los gritos de placer de Susana la excitaban más. Y ver a mi madre gozar de esa forma, me ponía loco.
Clau se acercó a mi oído, y me dijo:
“Nadie iguala a mi hombre, por más pija gigante que tenga, solo con vos gozo, lo pude comprobar.” Y bajó a chuparme la pija. La tomé por la cabeza y mirándola a los ojos, literalmente, le cogí la boca. Ella tenía arcadas pero no protestaba, sus brazos caían flácidos al costado del cuerpo. Cuando acabé lo hice en el fondo de su garganta. Ella se ahogó pero tragó todo.
En ese momento, el hombre y la mujer acabaron dentro de mi madre, que inmediatamente se puso a chupar sus pijas.
Nos fuimos a nuestra cabaña y nos acostamos.
“Amor, me encanta que me cojas como me cojas, que me domines, que hagas de mi lo que quieras. No me molesta verte con otras mujeres, y me gusta compartirte con otras mujeres. Pero me di cuenta que no me gusta estar con otro hombre o con una trans perdoname.”
“Clau, no hay problemas, quise darte la oportunidad de decidir, y con un buen tronco. Claro que acepto tu gusto.”
“Y vos, ¿que fantasía tenés para cumplir en la isla?” Me preguntó.
“Te va a parecer morbo, pero me gustaría verla a Lia hacer mierda a la hermana, y después yo cogerlas a las dos, a vos y a Lia, por todas partes. Pero solo a Uds. dos.”
“No hay problema, me encanta Lia.” dijo Clau.