Mi nombre es Ángel, soy de la ciudad de México, tengo 18 años recién cumplidos y empecé a acudir a la universidad.
Soy un chico, que no interactúa bien con los demás, no tengo amigos y mucho menos una novia, básicamente las chicas rehúyen mi presencia.
Vivo en casa de mis padres, mi padre trabaja en oficinas gubernamentales así que no está en casa hasta que es de noche, mi madre se dedica únicamente al hogar y últimamente nos hemos distanciado un poco, el estrés de está vida moderna le ha echo asistir a terapias psicológicas, así que cuando llegó a casa de la escuela me encierro en mi habitación a jugar videojuegos o cuando me da la gana me masturbo.
Mientras me masturbaba fantaseaba con chicas de la universidad que me atraían o en ocasiones fantaseo con mi madre.
Mi madre es una mujer castaña de 38 años tiene unas tetas enormes 40D, averigüé ese dato cuando me atreví a incursionar entre sus cajones para ver su talla de su sostén su culo es grande y firmé con unas caderas y piernas igual de generosas.
Debería ser enfermizo que mi propia madre me excite pero simplemente es algo que no puedo evitar.
Cierto día llegaba de la universidad, había sido un día largo y solo quería meterme a mi habitación y conectarme a internet cuando para mi sorpresa mi madre me estaba esperando en la entrada de la casa, usando unos jeans, una blusa blanca y unos zapatos bajos.
—Ángel, necesito que me acompañes— dijo mi madre.
— Pero mamá, tengo bastante tarea que entregar— dije intentando zafarme de esa situación.
— Angel no pongas una excusa tan barata— respondió mi madre con mirada severa— después de mi terapia iré de compras y necesito ayuda con las bolsas—
Sabía que no ganaría esa discusión así que no me quedó otra opción que acompañarla.
El consultorio de aquel loquero estaba prácticamente vacío ya que mi madre era la última cita del día, los juegos de mi móvil ya me habían aburrido y no sabía en qué mas entretenerme, incluso intenté hablar con la recepcionista para pasar el tiempo pero era casi como hablar con un robot.
Estuve un buen rato pensando en que hacer para no aburrirme en ese lugar, hasta que vi que la recepcionista se levantaba y salía del recibidor por lo que decidí aprovechar ese momento y espiar a mi madre en su consulta.
Me acerque a la puerta y la empecé a abrir lentamente para tener una pequeña rendija por la que fácilmente podría ver lo que pasaba dentro de esa oficina sin ser notado.
Mi madre estaba recostada en un amplió diván color vino frente a ella un hombre que parecía estar en su madurez por el color de su cabello, él parecía estar tomando notas con una amplia sonrisa en su rostro.
Nada fuera de lo común de no ser por qué mi madre estaba desnuda de la cintura para arriba y jugaba con sus grandes pechos para deleite de su único espectador.
—Muy bien Penélope— dijo aquel sujeto que supuse era el psicólogo— dime ¿cómo van tus sesiones de masturbación?—
—Me masturbo 3 veces al día amo, como usted me lo ordenó— respondió mi madre con un tono de voz un tanto mecánico
—¡Enserio!— dijo aquel sujeto sin dejar de sonreír— por favor dame todos los detalles—
—Me masturbo en la mañana en mi cama antes que mi marido despierte, en la tarde lo hago en la sala antes de que mi hijo Angel llegué de la universidad y en la noche en la ducha antes de ir a dormir—
En cada una de esas afirmaciones mi madre apretaba sus pezones y parecía que los hacía girar un poco.
—¡Excelente vaca tetona!— dijo aquel sujeto bastante satisfecho por la respuesta— ¿y en qué piensas mientras te masturbas?—
—En usted mi amo como me lo ha ordenado— respondió mi madre sin vacilar
—¿Has tenido relaciones con tu marido?— preguntó con toda la calma del mundo
—¡No amo!, como usted lo ordenó, mi mente y cuerpo solo son de quien diga la palabra mágica— respondió mi madre sin vacilar.
—¡Muy bien mi vaca!— respondió el doctor—ahora quítate el pantalón y muéstrame tu encantador culo—
Enseguida mi madre obedeció aquella orden se levantó del diván y empezó a desabrochar sus jeans para revelar que usaba una diminuta tanga de color negro, me quedé boquiabierto jamás había visto ese tipo de ropa en sus cajones de ropa interior.
El inescrupuloso doctor disfrutaba mucho ese momento, lo que se comprobaba por su amplia sonrisa.
—¡Muy bien vaca!— dijo el doctor mientras le cedía el paso— ahora acuéstate en el escritorio—
—¡Sí amo!— respondió ella
Mi madre se acostó en el escrito de aquel doctor, y se abrió de piernas formando una sexy "V" él estuvo un rato observando la obscena posición que había tomado su paciente se acercó a ella y comenzó a frotar su vagina por encima de su tanga lentamente después de unos minutos comenzó a meter dos dedos hasta que logró que se viniera.
—Me encanta lo rápido que te vienes vaca tetona— dijo el doctor mientras lamía los fluidos íntimos de sus dedos— Eres una pervertida adicta al sexo verdad—
—¡Si mi amo! soy una pervertida adicta al sexo— respondió ella con voz entrecortada.
El doctor se bajó el cierre de su pantalón para dejar en libertad su erecto miembro, sin más ceremonia le hizo de lado la tanguita y comenzó a penetrarla.
Toda aquella escena erótica me tenían bastante excitado, mi verga dura como una piedra se notaba claramente en mi pantalón y yo luchaba por mantener el control y no masturbarme en ese mismo lugar.
Mientras aquel doctor se cogía a mi madre le hacía las preguntas más obscenas que podría formular.
—Dime vaca, ¿que verga te gusta más la mía o la de tu marido?— dijo aquel sujeto sin dejar a lado su labor.
—ha… ha… La… suya mi amo… es más… grande… haha… ha— respondió mi madre entre gemidos.
—¿Tu marido ha hecho que te vengas como yo?— fue la siguiente pregunta del psicólogo
—Nooo… hahaha… jamás… lo ha logrado… mi amo— fue la respuesta de mi madre.
—¡Tu marido es un completo inútil!, una hembra de tu calibre debe ser usada con frecuencia hasta que tenga varios orgasmos— fue la cínica respuesta del psicólogo
—¡Si… sii… sii!, una hembra de mi calibre debe venirse muchas veces… Sii… siii… haha— respondió mi madre con una expresión que solo puedo describir como de felicidad
Así estuvieron un buen rato que para mí fue eterno hasta que vi como el se vino dentro de ella.
Tras el momento post orgásmico el psicólogo limpio su verga y el color de mi madre con unos pañuelos desechables que fue desechando en un basurero cercano.
—¡Estuviste muy bien vaca tetona!— dijo el psicólogo mientras se guardaba su pene en los pantalones—ahora vístete y quiero que me dejes la tanguita que traes—
—Si mi amo como ordene— respondió mi madre mientras se levantaba del escritorio de su psicólogo.
Mi madre se quitó aquella mini tanga negra que traía puesta y se la dió en la mano de inmediato aquel inescrupuloso doctor quien comenzó a oler la prenda húmeda con los fluidos de mi madre ella comenzó a vestirse como si eso fuera lo más normal del mundo.
—¡Y no olvides agregar tu desastre vaca!— dijo el psicólogo para continuar con la diversión.
Mientras mi madre limpiaba el escritorio el doctor jugaba con sus grandes tetas masajeandolas.
—Mira vaca sé dónde exactamente están tus pezones— decís aquel psicólogo sin dejar de sonreír
—Si mi amo usted conoce completamente mi cuerpo— respondió mi madre sin desocupar su misión.
Cuando el psicólogo estuvo completamente satisfecho vio él gran reloj en su pared y al parecer el tiempo de mi madre había terminado.
—Bien ahora acuéstate en el diván— fue la siguiente orden del psicólogo
—Sí amo— fue la respuesta de mi madre.
Aquel sujeto se sentó tras su escritorio con una calma que hasta a mí me incómodo y simplemente dijo.
—Bien Penélope cuando despiertes te sentirás bien recordarás haber hecho progresos en la terapia y agendará más citas por teléfono con mi secretaria— fueron las primeras órdenes para mí madre— también quiero que te compres más micro tanguitas y pantimedias y dejes de usar esos feos jean's— continúo el sujeto mientras guardaba la prenda intima de mi madre en un cajón de su escritorio — quiero que uses vestidos cortos y tacones ya sean zapatillas o Botas de tacón alto—
—Si amo como ordene— respondió mi madre sin vacilación.
—¿Y dónde escondes la ropa que te compras, para satisfacerme?— preguntó aquel sujeto.
—En la habitación de mi hijo amo en una caja donde su padre jamás buscaría algo mío— respondió mi madre— y en caso de encontrarla creerá que es de Angel y que tiene algún fetiche—
—Haha,¡eres una vaca muy lista!— respondió el psicólogo mientras reía levemente
—Sí amo— respondió mi madre.
Esa respuesta me sorprendió bastante porque mi madre guarda cosas suyas en mi habitación y jamás lo había notado.
Creo que después de todo tendré que hacer limpieza profunda en mi habitación como me a pedido mi madre por meses.
Después de eso el doctor dijo "Princesa bobina" a lo que mi madre se levantó de aquel diván.
Tomé ese momento como mi señal para ir al baño del consultorio y no ser descubierto.
—Valla doctor hoy me sentí muy bien con la terapia— dijo Penélope mientras se levantaba sintiéndose renovada—
—Vas muy bien Penélope aún no te abres por completo para poder resolver tus problemas pero estas evolucionando muy bien— respondió el psicólogo mientras revisaba su agenda— Si no tienes inconvenientes te agendare un par de citas para las siguientes semanas—
—¡Gracias doctor!— respondió Penélope— llegando a casa le hago la transferencia a su cuenta por la sesión de hoy—
—¡Excelente Penélope!— respondió el psicólogo sonriendo amable—aquí la estaré esperando—
Mientras Penélope se estaba despidiendo de aquel doctor su hijo trataba de mantener la compostura referente a lo que había visto pero le fue imposible, dentro de aquel pequeño baño Angel se masturbo con furia para desahogarse de la escena tan obscena y erótica de la que había sido testigo.
Una vez que estuvo más calmado salió de aquel cubículo donde su madre ya lo estaba esperando.
—Perdóname Ángel la consulta se alargó bastante el día de hoy— dijo mi madre sonriendo dulcemente— pero en compensación por el aburrimiento que te hice pasar que tal si comemos juntos en tu restaurante favorito después de mis comprás—
—¡Sí mamá vamos!— respondí yo sabía que es lo que iba a comprar mi madre pero le seguiré el juego hasta que procese bien lo que acaba de pasar tengo tantas dudas y preguntas y no se que hacer.
Continuara…