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Mi madre de 60 años
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Les cuento que mi nombre es Augusto, soy empleado de una multinacional. Estaba felizmente casado hasta hace dos años con una hija de 16 muy buena estudiante por cierto, pero todo mi mundo se desmoronó cuando un día que aparecí temprano por mi casa descubrí a mi esposa en la cama con un antiguo amigo mío.

Apesadumbrado me marche de casa. Les dejé a mi mujer y a mi hija todo lo que tenía, y me marche a casa de mis padres, a enfrentarme con la dura realidad de haber fracasado en mi segunda experiencia matrimonial, y con pocas ganas de conocer a nuevas mujeres y también con poquísimas ganas de tener sexo con alguien.

La sola idea de conocer a una nueva mujer me producía jaqueca.

A mis 42 años ya no quería problemas de ningún tipo.

Cuando me mudo me encuentro con la novedad que mi padre se había marchado con una vecina mucho más joven que el casi de mi misma edad, y mi madre estaba deprimida y triste. Ante tamaño cuadro tuve que olvidarme de mis problemas y tratar de consolar a mi madre.

Mi madre de nombre Elena tiene 60 años y su cuerpo denota toda una vida de sacrificios.

Es de estatura media baja, su culo aunque caído por su edad tiene un cierto encanto, lo mismo que sus pechos, un tanto caídos, su rostro pálido y su pelo corto y unos bellos ojos negros que no han perdido su vivacidad.

Entre tanta soledad que nos rodeaba empecé a navegar por Internet y me empezaron a gustar las páginas de sexo explícito con mujeres maduras, casi ancianas.

Nunca me había fijado en mi madre más allá de lo que era mi madre, pero debo reconocer que empecé a tener sueños en donde veía a mi madre en ropa interior y yo abalanzándome sobre ella.

Una noche luego de cenar y conversando sobre nuestras realidades, mi madre casi en llanto me dijo que se veía vieja sin encanto ya, y que ya era tarde para rehacer su vida y que solo veía en el futuro morir sola como un perro y le daba mucha tristeza verme solo a mi también.

Trate de consolarla y le dije que los dos a partir de ahora teníamos que ser más fuertes que nunca. Que nada ni nadie nos derrumbarían. Además le dije a mi madre que toda mujer tiene su encanto… Y que ella tenía los suyos aunque no se diese cuenta… me dijo “estás loco…!!!”.

Los días pasaron y los sueños sexuales con mi madre volvieron a repetirse por las noches, ya estaba empezando a enloquecer y pensaba seriamente en consultar a un psicólogo, ya empecé a desearla casi enfermizamente, soñaba que chupaba sus viejos pechos con locura, que la penetraba hasta desvanecerme… Me costó asumir la situación, no solo la deseaba, sino que me estaba enamorando perdidamente de ella.

Me sentía desbordado… A quien podría comentarle semejante locura!!

Una noche antes de acostarme y luego de habernos bebido una buena botella de vino sin darnos cuenta mi madre trae a tema lo conversado la noche pasada y me dice:

—Estuve pensando eso de que cada mujer tiene su encanto… pues dime tu que eres imparcial por ser mi hijo ¿qué ves de encantador en tu madre?

—Pues mira si me olvido que soy tu hijo, te diría que tienes unos pechos muy apetecibles, que tu culo está muy bueno!! Y déjame confesarte que cuando sales del baño el olor de tu piel me embriaga y volvería loco a cualquier hombre!!

—Qué cosas dices hijo mío!!! Te has vuelto loco!!! -Me dijo.

—Me pediste una opinión y te la estoy dando… Y quieres que te diga algo más? Sabes que estoy perdidamente enamorado de ti! Si, de mi vieja madre y que…

Se encerró en su cuarto luego de insultarme y no salió hasta el otro día. Por la mañana muy contrariada me dijo:

—Espero que la borrachera se te haya pasado y no digas todas las estupideces que dijiste anoche!!!

—De ninguna manera —le contesté— te puedo decir lo mismo, mi opinión no ha cambiado, es lo que siento y punto.

—Estas enfermo!!! Como puedes pensar eso de tu madre!!!

—Haz lo que quieras —le contesté— intérname en un manicomio si quieres!! Pero es la verdad.

—Hijo que locuras dices —me abrazó llorando— es imposible, no se puede!! Además tienes que buscarte a una mujer joven, no a un pedazo de carne vieja como yo.

—Madre te amo con locura, quiero que bajo este techo seamos pareja, amantes, marido y mujer…

—No hijo!! Que dices!

Ya fuera de sí busqué sus labios y los besé locamente, se resistió al principio, pero luego cedió. Por lo bajo trataba de tranquilizarla, le decía que nadie se enteraría, que sería nuestro secreto.

—Por favor madre!!! Amo tus pechos, cada centímetro de tu piel…

—hijo nadie nunca me dijo esas cosas!!!

—Ahora hay alguien que te las va a decir siempre, porque lo siento así!

Camino a su habitación le fui sacando su vieja pollera arrugada, su corpiño, ella en un estado de inconsciencia no sabía qué hacer. Ya la recosté en su cama y me abalancé sobre sus pechos con desesperación! Como en mis sueños los mordía y retorcía, la besaba y no paraba de acariciar sus caderas, su culo.

—hijo!!! —me dijo— como llegamos a esto…!!

Y yo fuera de si le contesté…

—Llegamos a esto porque te amo!!! Esto es amor puro!! Nada me excita más que hacerlo contigo! Y ahora voy a penetrarte hasta agotar toda mi leche en ti y seamos un solo cuerpo!!

—Hijo que cosas dices!!!

—Toma mamá!! Toma todo mi amor, toda mi vida…!!!

Mi madre se empezó a estremecer y luego de lubricarle su coño con mucha saliva llegó al borde del orgasmo y exclamo:

—Hijo!!! Ah ah te amooo!

—Vamos repítelo!

—Te amo hijo!! Esto es increíble!!

Tuve a mi madre a mi disposición todo el día, la puse en cuatro y la penetré por atrás, acabé en sus pechos, le enseñé a chuparla… Casi exhaustos le ordené que anduviéramos desnudos por la casa, sin ataduras, como dos animales, sin tiempo ni obligaciones.

Nos duchamos juntos por primera vez como una pareja besándonos constantemente…

Ella lo empezó a disfrutar de verdad. Pedí dos días de licencia en el trabajo y nos quedamos encerrados en casa madre-hijo, marido-esposa, hombre-mujer un amor sin ataduras, sin tiempo, sin edad.

Ambos recuperamos la sonrisa y mi madre me confesó que es lo mejor que le ha pasado en la vida, a sus 60 años ser la amante-esposa de su propio hijo.

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