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Mi Jefa de carrera: De sensual diosa a traviesa (Parte 3)
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-¿Te quedarás ahí parado?

Tenía fuego en su mirada. Me metí a la ducha y por primera vez, hacía lo que quería.  La tomé de la cintura e introduje mi pene por su vagina. Sentía como su trasero chocaba contra mi pubis. Estaba realmente caliente y apretaba sus tetas mientras ella gemía como loca y yo le daba una y otra vez. No teníamos mucho tiempo, pero tampoco necesitábamos tanto. La di vuelta y chupé cada uno de sus pezones mientras metía mis dedos en su vagina llena de sus deliciosos fluidos. Todo fue muy rápido. Saqué mis dedos de su vagina y metí, con mucha fuerza, uno en su culo generando un grito por la sorpresa

-¡Ahhh!

-Shhh. Despertará tu amiga.

-Oh! Dame por mi culo. Ahora. Lo necesito –dijo y se dio vuelta agachándose levemente.

No me di cuenta como ni de dónde pero sacó un consolador y se lo metió sin problemas en la vulva. Me miró hacia atrás como implorando que ya comenzara así que escupí mi pene y con cierta resistencia lo metí por ese delicioso orificio. Daniela gritaba como loca así que para dar mayor morbo, tapé su boca con mi mano y comencé a penetrarla de forma salvaje mientras nos caía el agua por todo el cuerpo. Podía sentir como apretaba su culo mientras ella se daba por la vagina una y otra vez. También podía sentir el consolador entrando y saliendo por su otro orificio. De pronto, y sin poder aguantar, exploté llenando de semen su culo. Fue majestuoso para mí, pero ella no había acabado. Se dio vuelta y subió un pie a la tina mientras me miraba agitada, comenzó a masturbarse. No le tomó ni dos minutos acabar frente a mí. Esta mujer era increíble. Terminamos de bañarlos y nos vestimos. Bajando por el ascensor, me dice que han sido unas horas maravillosas y que podríamos repetir.

-¿Has estado en un trío? –(¡Mierda! ¡Mi sueño! Pensé.)

-Ehh, no y ust… tú?

-¿Te tinca probar? – (SI POR EL AMOR DE DIOS. Mi pene se erectó. Ya llegaba a doler.)

-Si, obvio.

-Okey, hoy a las 22:00 h te espero acá –dijo agarrando mi paquete mientras se abría la puerta del ascensor y caminaba delante de mí casi como si no me conociera.

Saludó al conserje y se fue hasta tu auto.

Me dirigí a la universidad y todo me parecía hermoso jaja. Era verdad cuando le decía a Daniela que, aunque quisiera relatar la maravilla de jueves que había tenido con ella, nadie me creería y sería el hazme reír. Pensé todo el día en sus últimas palabras y no sabía qué hacer. No puse mucha atención en clases e incluso me dediqué a buscar en internet qué hacer y no hacer en un trio pero no tenía idea si sería con otro hombre o con una mujer. La última me parecía más atractiva pero me preguntaba si habría otra mujer que me calentara tanto como Daniela.

Pasaban las horas y no podía más de los nervios. Obviamente no nos vimos en la universidad. Me fui a mi casa, me masturbé unas 3 veces recordando detalles de nuestro encuentro. Pensaba en ese hielo que metí en su vagina, en como penetré su boca o en cuando se comió mi semen al caer en su cara y en sus tetas. Era realmente una diosa. Miré un poco de porno para tener una referencia más práctica y a las 9:30 h me subí y conduje hasta su departamento.

-Voy llegando. ¿necesitas algo?

-¡Sí! Justo te iba a escribir. ¿Podrías pasar a comprar chocolate?

-Sí, claro. Llego en 10 minutos.

¿¡Chocolate!?, ¿Lo iba a poner sobre mi cuerpo y ambas iban a comerlo? O quizás era al revés porque el trío podía ser con otro hombre… puta que nervioso estaba. Compré 6 barras grandes de chocolate y me fui.

Podía sentir música mientras estaba al otro lado de la puerta. Golpeé y apareció mi diosa vestida con una corta falsa de tablas y una blusa que dejaba ver sus exquisitos pechos. Me besó en los labios, tomó mi mano y me sentó en una silla. Estaba impávido. Se sentó sobre mí, de frente. Me besó tan sensualmente que no me percaté de las esposas. Llevó mis manos a mi espalda y con una habilidad increíble me esposó al respaldo de la silla.

Delante de mí, comenzó a bailar seximente. Se tocaba entre las piernas y se perdía en la música con los ojos cerrados. Yo sentía como mi pene iba creciendo cada vez más. Estaba seguro de que podía romper las esposas y tirarme sobre ella.

-¿Quieres algo para beber? –decía mientras se contorneaba

-Si, por favor.

Sacó la botella de whisky y tomó directamente de ella. Volvió a sentarse sobre mí y me hizo abrir la boca. Vertió el líquido sobre mí. Cayó en mi boca y en mi cuello. Pasaba su lengua por donde había caído mientras de restregaba sobre mi pene. ¡YO ESTABA LOCO! Me volvía a dar licor y repetía toda la secuencia. Ya sudaba de la excitación. De pronto, siento unas manos metidas entre nuestros cuerpos y la risa sexy y juguetona de Daniela. Había poca luz pero pude notar una silueta de pelo largo. La chica, la tomó desde el pelo y la tiró al piso, todo en un juego muy sensual mientras ambas reían.

Sofía quedó en el piso mientras Daniela iba en busca de los chocolates.

-Hola, soy Sofía. Encargada de hacerte gozar y sufrir esta noche – dijo mientras me miraba fijamente a los ojos.

Daniela se sentó junto a ella en piso y le entregó el chocolate. Sofía se acomodó detrás de ella y comenzó a tocarla mientras Daniela metía trozos en su boca. Sofía la tocaba por encima del calzón y de la blusa. Daniela echaba su cabeza hacia atrás mientras comía y gemía. yo necesitaba estar entre ellas pero no, ahí estaba esposado, mirando como baboso lo que estaba ocurriendo. Sentía que en cualquier momento acababa ahí mismo. Sofía quitó la barra y metía trozos de chocolate en su vagina para luego llevarlos a su boca. Que recuerdo más sexi…

Ella tocaba de una forma exquisita a Daniela. Agarraba sus tetas y metía los dedos en la vagina mientras chupaba su cuello. Daniela ya no gemía sino que gritaba y yo veía todo esa escena más caliente que la mierda. Sofía se da cuenta que no puedo más y la suelta.

-¿Quieres tomar algo? Estás todo sudado.

No alcancé a responder cuando Daniela se pone de pie y vuelve a tomar la botella de whisky. Abro la boca instintivamente pero esta vez, comienza a verterla sobre ella así que Sofía comienza a chupar el escote por donde caía. Daniela estiró el brazo y vertió el líquido en mi boca mientras era comida por la otra chica.

-Daniela, suéltame, por favor.

-No puede soltarte. Pero mira lo que haremos.

Ambas se desnudaron. Sofía desabrochó mi pantalón y mi pene salió como eyectado. Me sacó el pantalón y el calzoncillo junto con mis zapatos y ambas comenzaron a lamer mis piernas. Sofía echaba whisky en mis piernas y pasaban su lengua muy cerca de mis genitales. Sentía que iba a morir en ese momento. Mientras sufría con los ojos cerrados (a punto de terminar), siento una boca en mi pene. Al mirar veo que Sofía tenía agarrada de la cabeza a Daniela y la dirigía mientras ella chupaba como una loca. Eso era el paraíso. Sofía agarraba a Daniela y presionaba fuertemente hasta escuchar alguna arcada y recién la sacaba lo repetía juguetona. A veces, no la dejaba chuparte y eso era una tortura. Era una locura. Comenzó a masturbarme en su boca y estaba a punto de terminar cuando Sofía se incorporó y ahora ambas lamían mi glande, el troco y mis testículos. Mierda, ojalá esto fuera eterno. Mi jefa de carrera y su amiga (suponía), se devoraban mi miembro como desesperadas y terminaban en un caliente beso cuando se encontraban al final de mí duro pene.

-Voy a acabar.

-No aun –dijo Daniela mirándome a los ojos como una fiera.

-No aguanto, voy a acabar.

Y en se mismo instante, Daniela me suelta y eyaculo sobre ella. Era impresionante verla cubierta de mi semen. Su cara, sus tetas, su estómago. Sofía comenzó a lamer todo mi semen del cuerpo de Daniela para luego escupirlo en su vagina. Esto no lo vi nunca antes en el porno ni en mis fantasías. Estas mujeres estaban locas. Escupió mi semen en su vagina y comenzó a masturbarla hasta que, por su grito y los espasmos de su cuerpo, pudimos comprobar que había terminado cayendo al suelo. Sofía se levantó y me beso de una manera deliciosa. Me puso sus tetas en mi cara y logré saborear de forma rápida mientras sacaba las esposas y se fue a la habitación. Daniela sonreía tirada en el suelo, aun respirando agitada. Me agaché y me beso profundamente.

-¿Te gustó, Alex? –decía mientras tomaba mis manos, las ponía en su vagina y las movía lentamente.

-Sí. Me encantó –dije sin entender nada de lo que había ocurrido.

-Ohhh… eres tan delicioso. Bésame el cuello –me pedía con los ojos cerrados y una gran sonrisa, sin dejar de mover y pasar mis manos por su vagina.

-¿Se van a demorar mucho? –gritó Sofía desde la habitación.

-¿Listo para otra ronda? –me preguntó Daniela con su voz calentona y su mirada sensual.

Se incorporó como si nada y caminó hasta la habitación…

Si quieres saber como continúa, espera la parte 4.

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