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Mi hijo y mi vecina Sandra
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Hola, me llamo Clara, tengo 54 años, cumplidos hace unos días, estoy casada, tengo tres hijos, dos chicos y una chica y trabajo como limpiadora en un centro público. Físicamente soy rellenita, aunque dicen que tengo unas buenas tetas y un buen culo.

Los que hayan leído mi anterior relato sabrán como me lo hice con mi hijo, y como le había prometido que le iba a ayudar a hacérselo con las madres de sus amigos, unos días después mi hijo y yo llegábamos de hacer unas compras y llamamos al ascensor en esos momentos llegó mi vecina Sandra, es una mujer más o menos de mi edad, somos vecinas desde hace muchos años, y nuestros hijos siempre han jugado juntos.

Quizá fuera por los calores del mes de agosto, pero Sandra, que, por otro lado, vestida de una manera muy elegante, llevaba una falda que apenas le tapaba medio muslo y un escote muy generoso que dejaba ver una amplia porción de sus tetas, la verdad es que mi vecina tiene unas tetas grandísimas, yo sospecho que se ha operado, y una figura que me da envidia, supongo que debe de ir al gimnasio, y tiene unos labios que parecen estar hechos para chupar pollas.

El ascensor llegó y subimos los tres, me di cuenta de que mi hijo no quitaba los ojos de encima a los pechos y los labios de mi vecina, mientras manteníamos una conversación muy normalita, cuando llegamos a nuestro piso, nuestros apartamentos están uno enfrente de otro, nos despedimos y vi como mi hijo se giraba para contemplar el culo de Sandra que entraba en su casa, en la mía estaban mi marido y mi hija, así que no pudimos hacer nada.

Pero busqué la manera de hablar con él a solas, fue a la hora de la siesta cuando me levanté con la excusa de ir al servicio fui al cuarto de mi hijo mayor y le pregunté directamente, con voz muy baja:

–¿Te gusta Sandra?

Mi hijo se quedó sorprendido por la pregunta, en un principio lo intentó negar, pero finalmente lo reconoció y yo le dije:

–Te prometí que te iba a ayudar a hacerlo con todas las mujeres maduras que te apeteciera y voy a cumplir mi promesa.

Y mientras decía esto le acaricie la polla con mi mano. Al día siguiente, conversando por el móvil, le dije a mi hijo que mantenía mi promesa, pero con una condición, yo debía ver lo que hacían escondida, mi hijo aceptó la idea, quedaba preparar el terreno y buscar la ocasión.

Lo primero fue al día siguiente, fui a ver a mi vecina en un momento en que sabía que ella estaba sola, y hablando de los chicos, ella tiene uno que debe de rondar los treinta, bien guapo y con mucho éxito con las chicas, le comente una supuesta anécdota, inventada que según mi mentira me había ocurrido en mi casa, según me inventé jajaja, mi hijo Iván un día a la que salía de la duchas se le había caído la toalla que llevaba puesta y su polla había quedado al aire, y según le conté, esto no es mentira del todo jajaja, la polla de mi hijo era de casi veinte centímetros.

Noté como lo que le había contado la perturbaba un poco, aunque trató de disimular y me dijo que a ella le había pasado algo muy parecido con el suyo, ella tiene la parejita y el chico es más o menos de la edad de mi Iván, me dijo que no le diera importancia.

Unos días después mi hijo mayor, y yo nos quedamos solos en casa, mi marido y mis otros hijos querían disfrutar de los últimos días de agosto en una piscina de un amigo, pero a mi ese señor me caía mal e Iván dijo que se quedaba conmigo, esperamos un rato a que se fueran y llamé a Sandra, le dije que me había ido con mi marido y mis otros hijos a la piscina y que Iván se había quedado solo en casa, que estaba intentando llamarle por el móvil y que me salía que estaba apagado.

Me dijo que iría a ver si todo estaba bien, y así lo hizo, al llamar a mi casa la abrió mi hijo, solo estaba cubierto por la toalla de baño, mi hijo la mandó pasar y cerró la puerta de casa, ella le contó lo que había pasado y mi hijo, que previamente había apagado el móvil, confirmo que si que se había quedado sin batería y no se había dado cuenta, ella me llamó a mí, tenía puesto el móvil en silencio para que ella no lo escuchara y no la respondí, ella me dejó en wasap, aquí si la respondí y la di las gracias.

Una vez que ya había confirmado que mi hijo estaba bien se suponía que su estancia en mi casa había terminado, pero aquí comenzaban las habilidades de mi hijo, primero la dio las gracias con un beso en la mejilla y un abrazo, Sandra llevaba un vestido corto de estar por casa en ese tiempo de calor y mi hijo la dijo que se la veía muy sexy, y antes de que mi vecina pudiera reaccionar la rodeó entre sus brazos y la besó en la boca, ella se dejó, mi hijo la empujo un poco hacía el salón y la tumbó en el sofá, al lazarla el vestido vio que no llevaba bragas, se intentó disculpar:

–Estaba sola en casa, y con estos calores y cuando ha llamado tu madre no me he dado cuenta de ponérmelas.

Mi hijo se río, beso los muslos de Sandra y fue subiendo poco a poco hasta alcanzar su coño e introdujo su lengua en él, ella comenzó a gemir.

Lo que sin duda ignoraba Sandra es que yo estaba observando la escena, habíamos instalado una cámara de manera disimulada que yo podía contemplar desde mi móvil.

Iván seguía comiéndole el coño a Sandra, que no tardó en tener un orgasmo, entonces mi hijo, tras dejarle bien limpio el coño, se apartó y la dijo:

–Siento no tener más experiencia en esto, seguro que Alberto, tu marido te lo hace mucho mejor.

Alberto lleva años sin hacérmelo, loque me acabas de hacer supone para mi revivir experiencias de hace muchos años, gracias cari, y añadió, ahora me toca a mi darte las gracias.

Se agachó, le quitó la toalla y le dijo a mi hijo:

–Menudo chorizo tienes, me lo voy a comer enterito.

Y se lo metió en la boca, la verdad es que desde que nos conocimos, viendo sus labios que ella resaltaba con sus lápices, siempre había tenido la imagen de Sandra chupando pollas, y en esos momentos mi visión se estaba confirmando, Sandra le estaba haciendo una mamada deliciosa a mi hijo, que gemida de manera que sus jadeos llegaban a mi dormitorio, desde donde yo seguía la escena, no tuve más remedio que llevar mis manos a mi coño.

Mi hijo apretaba la cabeza de nuestra vecina contra su cuerpo, y ella seguía comiéndole el chorizo, la verdad es que debía de tener mucha gana por el ansia en que lo hacía, jaja, efectivamente Sandra era una buena comedora de chorizos, mi hijo estaba en la gloria y se le notaban los esfuerzos que hacía para no correrse, pero no pudo evitarlo y finalmente se le veía como se corría, Sandra por su parte se estaba tragando toda la leche de mi hijo, aunque no pudo evitar que una pequeña parte se saliera de su boca y fuera a parar a sus labios a los que daba una nota aún más sexy.

Tras esto los dos se tumbaron en el suelo, y mi hijo comenzó otra vez a acariciarle las tetas, ella tardó un poco en reaccionar, pero llevó su mano al aparato de mi hijo y se lo comenzó a acariciar, mi hijo la beso, ella seguía con sus manos sobre su polla y esta poco a poco comenzó a reaccionar, Sandra le preguntó:

–¿Has follado con muchas tías?

Con algunas, pero pocas, respondió el mentiroso de mi hijo, jajaja, pero a la que siempre he deseado es a ti, añadió.

–Pues vas a follar conmigo, pero como se lo cuentes a alguien te la corto, le advirtió Sandra.

–Será nuestro secreto dijo mi hijo.

Sandra acarició la polla de mi hijo un poco más, hasta ponérsela bien dura, mi hijo llevó su mano hasta su pantalón y de allí sacó un condón y se lo dio a Sandra para que se lo pusiera, pero esta lo rechazó porque con Alberto tomaba otras medidas anticonceptivas, así que mi hijo se lo puso él solito, en esos momentos Sandra le volvió a agarrar la polla y con mi hijo tumbado en el suelo, se colocó encima e introdujo la polla de mi hijo en el interior de su coño, mientras ella sentada sobre él le cabalgaba como una jinete a su caballo.

Contemplando la escena yo me puse a tope, primero me acaricié los pezones, pero pronto esto resultó insuficiente, y finalmente tuve que apartarme la bata que llevaba puesta, e introducir los dedos de una de mis manos en el coño, mientras que con la otra intentaba taparme mi boca, para que mis posibles gemidos no descubrieran a nuestra vecina mi presencia.

Mientras ella seguía cabalgando sobre mi hijo que acariciaba sus tetas, la verdad es que Sandra tenía unas tetas increíbles, no me extraña que las manos de mi hijo las estrujaran con ansia, y ella también estaba gozando a tope sus gemidos hicieron que fuera innecesario para mí los auriculares de la cam para escucharlos, ya que podía oírlos a viva voz. Entre ellos Sandra decía cosas como:

–Menuda polla tienes cabrón, vaya rato que me estás haciendo pasar, no gozaba tanto desde antes de casarme.

Mi hijo seguía aguantando los envites de la vecina intentando no correrse, pero en su cara se le notaba que estaba alucinando de placer, y pese a sus intentos al final se corrió, cuando Sandra lo notó se tumbó encima de él, le beso en la boca y le dijo:

–Muchas gracias, mi amor esto ha sido fantástico

–Cariño espero que con uno no te conformes, dijo mi hijo

Mi amor, dijo ella, si tú quieres follaremos hasta que no te quede una sola gota de leche.

Ella primero sacó a mi hijo el condón de su polla, y restregó sus dedos sobre los restos del esperma de mi hijo, y llevándoselos a la boca dijo:

–Esta leche sí que es rica.

Y tumbándose al lado de mi hijo comenzó a lamerle la polla dejándosela bien limpia de cualquier resto de semen.

Después los dos se quedaron tumbados el uno junto al otro, mi hijo la preguntó:

–¿Le habías puesto antes los cuernos a tu marido?

–Del todo no, dijo Sandra, he enseñado las bragas aposta muchas veces y alguna vez he masturbado a algún compañero de trabajo, pero dejar que me la metieran eres el primero.

–Espero que lo repitamos, dijo mi hijo.

Por supuesto cariño, pero como te he dicho antes debes de ser muy discreto, si Alberto o tu madre se enteran de esto nos matan.

–Mi hijo dibujó una sonrisa en su cara, y es que su madre, o sea yo, se estaba enterando, jajaja.

Iván cogió una de las manos de Sandra y la llevó hasta su polla, ella se dio cuenta de sus deseos y comenzó a acariciársela y la polla de mi hijo reaccionó rápidamente.

–Oye que rápido te recuperas, dijo Sandra

Mi hijo se puso encima de ella, primero la dio un beso en la boca, como hacen los amantes, después fue bajando por su cuello hasta llegar a sus tetas, ahí se entretuvo bastante, la verdad es que las tetas de mi vecina son increíbles, pero poco a poco fue bajando hasta su vientre y después su coño, ahí se entretuvo un rato, hasta que fue Sandra la que le suplicó:

–Por favor cariño, follame.

–De acuerdo, dijo mi hijo, pero antes quiero que me la tengas entre tus tetas.

Y sin pedirla permiso acercó su polla a las tetas de ella y la introdujo entre ellas, como si se tratara de un coño, ella cogió sus dos manos y se las apretó y mi hijo comenzó a mover su polla como si fuera un coño.

Así estuvieron un rato hasta que mi hijo vio que su polla se había puesto muy dura, en ese momento se salió de las tetas de Sandra, alargó su mano hasta coger de nuevo el paquete de condones, se puso uno y colocando sus piernas entre las piernas de mi vecina introdujo su polla en el coño de esta que comenzó a gemir, mientras besaba a mi hijo y después bajo sus manos hasta acariciar su trasero, mientras mi hijo, con mucha rabia marcaba un ritmo que a su acompañante parecía encantarle y comenzó a decirle palabras fuertes:

–Fóllame cabrón

Mi hijo muy obediente siguió marcándola un ritmo que a ella parecía encantarle, y así estuvieron durante un buen rato hasta que mi hijo dijo:

–¡Sandra me corrooo!

Y el gesto de su cara daba a entender que estaba diciendo la verdad, cuando hubo terminado mi hijo se bajó de ella y se quitó el condón y sacó de sus bolsillos un pañuelo de papel, mi vecina le limpio la polla y le dijo:

–Cuanta leche tienes en tu interior pareces una vaca lechera.

–Es que tu provocas que sea así, Sandrita, dijo mi hijo.

Ellos se besaron de nuevo, entonces mi vecina dijo:

–Estaría contigo toda la tarde, pero puede llegar alguien a tu casa, o a la mía, es mejor que me vaya, ya encontraremos la manera de repetirlo.

Y diciendo esto se vistió, beso a mi hijo por última vez y los dos se encaminaron a la puerta, al llegar a ella, antes de que mi hijo abriera, Sandra le beso de nuevo y le dijo:

–Recuerda lo que hemos hablado tu guardarás silencio y repetiremos.

Mi hijo abrió la puerta y ella se fue, entonces mi hijo vino a mi habitación, el aún estaba desnudo, a mí me encontró con el coño al aire, se acercó a mi primero me besó, luego me puso sus manos en las tetas, y me dijo:

–¿Has disfrutado?

Era inútil negar la realidad, desde luego había disfrutado bastante, y así se lo dije, mi hijo siguió acariciándome y me tumbó en la cama, yo viendo sus intenciones le pregunté:

–¿Después de lo que has hecho con la vecina aún te queda leche para tu madre?

–Para ti siempre tendré leche –me contestó.

Siguió acariciándome las tetas, en esos momentos me di cuenta de que se había traído el paquete de condones, me abrió las piernas, se subió encima de mí y, después de ponerse el condón, introdujo su polla en mi interior.

Yo estaba muy caliente con lo que había visto y haberme sobado el coño con mis dedos no había sido bastante para calmar mi calentura, así que tener la polla de mi hijo dentro de mí era toda una bendición, de otro lado él, como si lo que había ocurrido un momento antes con Sandra no hubiera existido me embestida con unas ganas increíbles, su polla se movía en mi interior como si le fuera la vida en ello, y mientras lo hacía yo no dejaba de recordar lo que había visto, mi hijo era todo un semental, y yo le había parido y criado, me sentía orgullosa de él.

Estuvimos un rato, supongo que lo anterior hizo que tardara más en correrse, aunque esto solo hizo que yo pudiera gozar de él más tiempo, pero finalmente se corrió.

Después nos lavamos, nos vestimos y nos pusimos a ver la televisión, como harían una madre y un hijo normal, en un momento determinado mi hijo me preguntó:

–¿Te lo haces también con Iker?

Iker es el hermano de Iván, mi hijo pequeño, hace unos meses cumplió los 18, y por tanto la mayoría de edad, la verdad es que hasta ese momento no lo había hecho, pero la idea comenzó a dar vueltas en mi cabeza.

Al rato llegó mi marido con mis hijos, la verdad no pude evitar mirar a mi hijo de otra manera, me di cuenta de que ya no era un niño, sino ya un hombre y muy atractivo, seguro que tenía mucho éxito entre las chicas.

De otro lado no pude dejar de fijarme en Iván tenía la impresión de que se fijaba mucho en mi hija Adriana tres años mayor que él.

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