Desde ese día, Gise dormía en mi cama y el sexo era seguido e intenso. De a poco fui conociendo sus gustos y ella fue tomando confianza y pidiéndome las cosas que tenía ganas.
Quería experimentar cosas y yo le daba la seguridad (decía) de poder hacerlo con alguien que la cuidaba. Incorporamos juguetes, vibradores, cremas, lubricantes con sabor y otros elementos para diversificar y hacer más intenso el placer. La até y amordacé, pasamos noches de petting, nos masturbamos mirándonos o pajeándolo uno al otro, le hice una doble penetración con un consolador, nos disfrazamos jugando roles. Incluso fuimos juntos a locales swinger, pero nunca quiso compartirme con ninguna. “Mi papi es solo para mí” me decía.
Fuimos a un club donde vimos actos sexuales en vivo que la calentaron mucho. Pero yo sentía que ella se quedaba con ganas de más, presentía que algo le faltaba, que había algo que no se animaba a plantear. Me imaginaba que podía ser un trío, aunque siempre dijo que no quería compartirme ni le gustaba estar con dos a la vez. Le insistí pero llegaba un momento que se cerraba y solo me daba besos y me abrazaba, sin hablar. Hasta que le pedí que sea totalmente sincera conmigo y me diga todos sus gustos hasta el más raro que tenga, que para eso era su papi
-“Me da la impresión que querés algo que no me decís. Sabes que conmigo no tenés problema ¿no probamos todo lo que fuiste teniendo ganas? ¿qué es lo que te queda que querés hacer y no te animás a pedirme?”
-“Ok, pero no me retes ni te enojes, please. Es algo que hace rato tengo ganas y me da vuelta en la cabeza y solo porque sos como sos me animo a decírtelo. Lo que quiero es ser tu puta, papi, pero de verdad, no de chiste. Quiero que me consigas un cliente y me mires coger. Nadie va a penetrarme sin protección, solo vos. Con los demás voy a tener los recaudos de toda prostituta. Quiero ser una putita y que vos seas mi proxeneta, mi chulo, cobrarle a alguien por sexo y mostrarte como me entrego por vos. ¿Harías eso por mí?”.
-“¡¡Wow Gise!! ¿en serio? Esperaba un trío, no sé, otra cosa. Pero esto me toma de sorpresa. ¿querés ser una prostituta y trabajar para mí? ¿es eso?”.
-“Si papi, porfi. Es mi fantasía. No lo haría con otro, pero vos me das mucha confianza. Con vos puedo hacerlo tranquila. ¿Le vas a dar ese gusto a tu nena?
-“Gise, más allá de algún aspecto especial, no lo veo distinto a una experiencia swinger o a un trío donde te vería coger con otro. Si ese es tu gusto, dale. Pero una o dos veces, no más ¿te alcanza? Y, de nuevo ¿estás totalmente segura que eso es lo que querés?”.
-“Si papi, elegime un cliente, pone el precio y tu putita va a trabajar para vos”, dijo entusiasmada.
-“Y tu nombre de trabajo ¿cuál es?”.
-“El que mi patrón me elija”.
-“¿Te gusta Foxy?”.
-“Si papi, voy a ser tu Foxy”, dijo riendo
Me resultaba extraño el pedido y le pedí tiempo porque no lo iba a hacer si no era con todos los recaudos del caso. No quería nadie que la conozca o me conozca, pero a la vez tenía que ser alguien que acepte las condiciones y me de cierta seguridad. Lo resolví a través de un amigo swinger que me presentó un muchacho de 25 años que frecuentaba esos ambientes y estaba abierto a tratos que podían ser extraños para el común de la gente.
Me cayó bien cuando lo conocí y hablamos con claridad de la fantasía que quería cumplirle a mi nena. Le aclaré que tenía que tratarla como a cualquier prostituta, pero yo los iba a estar viendo y puse también como condición que todos usemos máscaras. Le mostré una foto de Gise con la cara tapada y dijo que pagaría con gusto por cogerse ese bombón, le puse una tarifa de 50 dólares y le ofrecí darle yo 20 o 30 pero lo rechazó.
Dijo que le iba a gustar tener a esa rubia de putita. Le aclaré que en todo momento yo iba a actuar como su rufián porque esa era la fantasía de ella, quedamos en la fecha, hora y lugar (era en el club swinger donde iba mi amigo) y me fui a decirle a Gise que tenía que atender a un cliente, lo que le encantó.
El sábado entré al club con Gise media hora antes de lo que había acordado con el pibe (quedamos en que se llamara Lucio), nos pusimos las máscaras y esperamos al muchacho tomando unos tragos. Gise se había puesto una pollera cortita, un brassier diminuto con un saquito trenzado de hilo que dejaba ver todas sus hermosas tetas, se había atado el pelo en dos trenzas, tacos altísimos y se había pintado bien sugerente. Cuando el pibe llegó (ya con su máscara) le dije a Gise que tenía que ofrecerse y decirle su tarifa, pero no se lo dije de manera amable.
“Foxy, es hora que salgas a trabajar para traerme plata, anda a ofrecerte y atendé bien a los clientes, si no… ya sabes”, le dije levantándola de un brazo y dándole un buen chirlo. “Si papi, ya voy” dijo, se acomodó las tetas y se dirigió a la barra, donde encaró a Lucio ofreciéndole sus servicios por 50 dólares el completo. Según me contó después, éste le preguntó si realmente valía los 50 dólares y ella le dijo que sí y que su chulo (señalándome) se aseguraba que sea muy atenta y servicial con los clientes e iba a estar mirando para que lo deje totalmente satisfecho, “Si no trabajo bien, mi hombre me castiga y me deja el culo rojo de chirlos”, le confesó al oído.
Él le tocó las tetas y la cola y le dijo que le parecía bien. Ella me siguió, llevando al pibe de una mano, hasta la pieza. Entramos, le pidió al pibe la plata y me la dio a mí y fui a sentarme en un sillón. Lucio le quitó el saquito y la pollerita y le dio un fuerte chirlo.
-“Me gustan las putas obedientes, ¿vos vas a ser obediente?”.
-“Si, pero si pegas mucho él te va a cobrar más, hay que cuidar la mercadería”.
-“Desnudate Foxy”, le ordenó y ella le hizo caso.
-“Que puta más bonita sos”, le dijo mientras se ponía el preservativo. “Ponete de rodillas y chupámela”.
Gise se arrodilló y empezó a mamarla, matizando con lamidas y besitos (y yo sabía lo buena que era en esos menesteres). Lucio le había agarrado las trenzas y le llevaba el ritmo, metiéndole la pija en la boca hasta más de la mitad. En un momento le salieron lágrimas de los ojos, pero Gise no dijo nada y siguió dándole la boca para que la disfrute. El pibe se empezó a calentar y la paró, calculo que para no acabar. La hizo parar la apoyó contra la mesa, le puso la punta de la pija en la conchita y la penetró por atrás de golpe y empezó a cogerla con fuerza, mientras le acariciaba la cola y así estuvo un largo rato. Gise me miraba y su cara era pura calentura mientras me tiraba besitos y sonrisas.
Lucio le preguntó si la colita estaba incluida y ella dijo que no y que tenía que preguntarme a mí. Le dije que eran 20 dólares más. Él le puso 2 billetes de diez al lado de su cara y Gise los tomó con su mano y le movió la cabeza en signo de asentimiento.
El pibe sacó la pija, le dio dos fuertes chirlos en la cola, le puso lubricante en el ano, le apoyó la punta en su culito y la penetró de golpe. Le vi la cara y los puños contraídos a Gise, pero no dijo nada, mientras el pibe le decía que tenía un hermoso culo y que era una puta divina. Gise cerró los ojos, como siempre hacía al calentarse, y el pibe disfrutó su culito hasta gemir y acostarse sobre ella mientras la cara de Gise mostraba como estaba volando de calentura. Lucio sacó su pija, se sentó, le dijo que le de las tetas para chuparlas, lo que mi nena hizo, tomando cada una con la mano para ofrecerle los pezones. “Vales la pena el precio”, dijo Lucio. “Te puedo llamar para otra vez?”. Ella le dijo que tenía que arreglar conmigo, que yo era su proxeneta. “Ok”, dijo, se vistió y se fue.
Gise se sacó la máscara, vino a donde estaba, me dio los 20 dólares y me dijo “cogeme papito, me quedé re caliente” y tuvimos un sexo violento y breve y ella acabó, quedándose un rato largo abrazada a mi.
-“Me encantó papi, gracias por cumplirme este deseo”, me dijo entre besos. “Cuando quieras soy tu puta siempre que estés ahí para cogerme después. Me re calienta sentirme trabajando para vos. ¿Está mal?”
-“Gise, en el sexo no hay reglas ni parámetros. Te vi la calentura cuando estabas trabajando. Te cogió de golpe no solo la concha sino también el culo, te vi contraerte de dolor, pero al rato tenías cara de putita caliente”.
-“No puedo explicar porqué, pero me pone a mil sentirme tu puta, más si vos estás mirándome mientras trabajo. Me encanta y disfruto cuando soy Foxy. Me siento poderosa, y me siento más tuya y me encanta que después mi hombre me haga acabar y me llene de leche, porque eso solo vos podés hacerlo, nadie más. ¿Podemos hacerlo de nuevo?”.
-“No como hábito, no sé si me lo banco. Pero cada tanto, si querés te arreglo otra cita”.
-“Si, porfi. Mientras tanto tu nena sigue trabajando de putita gratis para su papi”.
Y así fue como Gise terminó trabajando para mi una vez al mes o, en general, una cada dos meses. Me dijo que iba a atender a los clientes que le trajera pero yo los selecciono con microscopio. Ya ahora tiene una pequeña cartera de conocidos que le piden volver a verla. Por supuesto le ofrecí darle el dinero que cobraba y se ofendió “Te dije que quiero ser tu puta en serio, no de joda papito. Yo trabajo para vos, dame el veinte por ciento, pero el resto es tuyo, como corresponde. Y si me porto mal, castigame. Eso si, comprame ropa para poder ofrecer mejor la mercadería”.
Le compré ropa y ella la eligió bien pensada para mostrarse y calentar. Tops con push up para destacar sus pechos, polleritas que ni tapan la bombachita, tangas de encaje, bodys calados, zapatos de tacos bien altos para levantar la cola, collares, carteritas diminutas. Todo eso no lo usa conmigo porque, dice, es “su ropa de trabajo”, “es la ropa de Foxy y cuando soy Foxy me cogen los clientes. Cuando soy Gise soy tu putita y solo me coges vos.”.
Cada vez que trabaja de puta termina re caliente y el sexo es pasional, violento e intenso y se deshace dándome las gracias y diciéndome lo bien que se siente. “No podría haber hecho esto con nadie más. Sos mi papi divino” y durante uno o dos días me atiende en forma especial, dándome todos los gustos. Le volví a preguntar varias veces si quería seguir con esto y me volvió a decir que si, que era feliz cumpliendo esta fantasía y que incluso tenía más ganas de cogerme por ser su rufián y sentirse totalmente mi puta. Solo espero que la madre nunca se entere. Ni de suerte tendría chance de explicarle que todo esto era sola y únicamente el deseo de su hija.