¡Lo prohibido es una delicia!
Después de que mi madre se divorció de mi padre biológico, volvió a rehacer su vida con otro hombre de la misma edad de mi padre.
Mi padrastro por su parte tenía un hijo de 23 años, con una fuerza impresionante y un cuerpo perfecto. Recuerdo cuando me lo presentó mi padrastro diciéndome “Daysi este es tu hermano”, mis pupilas se dilataron y comencé a tartamudear al decirle “Hola, hermano”.
Se quedó impactado por mi belleza, y me dijo “hola hermana”. Creo que desde ahí, comenzó todo. Es inevitable no admirar su guapura y su cuerpo tan perfecto.
Dios mío, me gusta mi hermanastro y creo que yo también le gusto. Adoraba sentarme en la mesa junto a él cuando comíamos en familia, le encantaba mucho darme besos en las mejillas y a mí me excitaba mucho.
Adoro dormir con él cuando llueve con muchos relámpagos, y abrazarlo fuertemente.
Me gusta mucho que abrace mis miedos y que los haga suyos.
Me gusta mucho recargarme en su hombro, cuando quiero sentirme amada y querida.
La verdad, me encanta mucho mi hermanastro.
Me gusta mucho su fuerza.
Me gusta mucho su cuerpo.
Me gusta mucho verlo hacer ejercicio en la casa sin su playera.
Me gusta mucho sus brazos.
Me gusta mucho su abdomen.
Todo me gusta de mi hermanastro.
Un sábado en la mañana mientras me estaba peinando, lo vi atrás de mi por el espejo. Estaba oliendo mi cuello y en la oreja, me dijo que le gusto mucho y que me desea. Me paralicé, y le contesté que a mí también me gusta mucho.
Metió su mano suavemente debajo de mi falda, y se me salió un gemido. Me puse roja pero disfruté mucho ese detalle suyo.
Nos sentamos a desayunar en familia, mientras estábamos desayunando puso su mano en mi pierna y la piel se me erizó.
Después de desayunar, nos levantamos de la mesa y me fui a lavar los dientes al baño de mi cuarto.
En la tarde, vi como se estaba desnudando mi hermanastro para ducharse. Es inevitable no verlo, verlo en completa desnudez sin que me vea es un placer. No tenía ropa interior y se veía aún más guapo y atractivo.
Me daban unas hartas ganas de perder mi virginidad con mi hermanastro, de que me haga arte en mi clítoris y en mi puchita con sus dedos.
Pero recordé que mis padres no tardaban en llegar a casa y me fui a mi habitación. En la tarde le confesé a mi hermanastro que lo vi desnudo y que lo deseo mucho igual que él a mí. Se le dilataron sus pupilas y me dijo, “en serio? pues ahora me toca a mí verte hermanita”.
Le respondí que mañana, nuestros padres se van a cenar y la noche será nuestra. Aceptó y me besó apasionadamente, ah como me gusta y deseo muchísimo a mi hermanastro.
Esa noche no pude dormir, soñé que copulaba salvajemente con mi hermanastro y mientras soñaba me estaba masturbando con las sábanas de mi cama.
Llegó la mañana y mientras me estaba peinando, entró a mi habitación y me dijo detrás de mi oreja, “no se te olvide que esta noche me harás un desnudo”. Ruborizada le respondí que obvio no se me olvidaba.
Nuevamente mientras estábamos desayunando me puso su mano en mi pierna, está vez se me salió un gemido y nadie lo notó, lo bueno si no que pena.
Llegó la noche, mis padres se fueron a cenar juntos, me fui a mi habitación y me arreglé un poco para mí hermanastro.
Me puse la mejor lencería para dejarlo sin aliento, entró a mi habitación mi hermanastro. Estaba solamente con su bóxer, se veía tan sexy y guapísimo. Tenía su miembro parado, queriendo salir de su bóxer como resorte y me hacía jadear muchísimo.
Me besó apasionadamente, me quito el sostén, empezó a mamar mis senos y mordió mis pezones. Jadeaba aún más y más fuerte, me empezó a quitar las bragas y me empezó a hacer arte con sus dedos en mi clítoris, suavemente hasta subir de intensidad y metió suavemente sus dedos en mi puchita. Estaba sudando, extasiada de que me penetrara con ese exquisito miembro.
Me azotó en mi cama, se quitó el bóxer. Me puso en cuatro y me penetró fuertemente con su miembro. Estábamos jadeando bien rico, gritando nuestros nombres.
Al principio me dolió, pero después me relajé y lo metió completo. Tenía la dilatación perfecta mi puchita, para que entrara a la perfección su miembro.
Nos olvidamos de todo, nada nos importó más que dar rienda suelta a nuestros deseos perversos.
-Daysi, estás bien rica, eres adorable -jadeando me lo decía.
-Alan, eres maravilloso.
Terminamos de copular, sudando y cansados de tanta actividad sexual.
Esa noche con mi hermanastro fue algo maravilloso que estoy segura que se va a volver a repetir.
Continuará…
– Andy Pau