Declaración:
Yo estaba en la sala mirando una película, cuando al cabo de un rato entró Fabiola, y vino caminando despacio en dirección hacia mí, estaba puesta una blusa deportiva color gris y negro, y lucía un short de jean estilo deshilachado de color azul intenso, ajustadito a su cuerpo, y sin decir nada se vino a sentar en el sofá casi a mi lado. Se puso a teclear su celular, mientras subía una pierna y la cruzaba con la otra, que sexy se la veía así.
Pasaron unos minutos, ella comenzó a mover el pie algo nerviosa, la veía como que quería decirme algo. A mí me dio ganas de ir a la cocina a tomar un vaso de agua, así que estaba por levantarme, cuando sentí un estirón en mi brazo izquierdo que me hizo regresar al sofá, era Fabiola que me había agarrado del brazo haciendo que me vuelva a sentar. No me soltaba, de hecho comenzaba a acariciarme el brazo, yo me dejaba tocar por ella, pero tenía que decir algo, así que dije:
-¿Que ocurre?
Soltándome el brazo ella comenzó a hablar:
-Seguro piensas que soy loca porque te ando coqueteando un día, y al siguiente día actúo como si eso no ha pasado
Yo la interrumpí, y medio en risa le dije:
-No creo que loca, algo lunática si, pero no loca
Fabiola me miró con ojos penetrantes, y contagiándose de mi risa dijo:
-Que tonto eres. Pues… lo hago porque tú me pones así de bipolar, hay algo en ti que me pone como loquita, y según he visto tú sientes lo mismo hacia mi
En ese instante me quedé fijo en sus labios, y en sus movimientos cuando hablaba, parecía que los movía con lentitud, eran unos labios muy carnosos, y a la vista se veían muy suaves. Yo estaba hipnotizado, y sin pensar dos veces me acerqué a ella, y sin decirle nada acerqué mis labios a los suyos, cortándole de golpe lo que me estaba diciendo. Fabiola me correspondió envolviéndome con sus brazos por detrás de mi cabeza, estaba absorto en sus suaves y carnosos labios, y en medio de la lujuria mis manos fueron a parar a su espalda baja.
Pasaron los segundos, y aunque era complicado respirar mientras nos besábamos, no estábamos dispuestos a parar. Mis manos ahora estaban subiendo muy despacio por debajo de su blusa, sintiendo su suave piel en el proceso, y cuando estaban por llegar a sus senos, Fabiola aparto sus labios de los míos, y tomando aire me dijo:
-Hm… ¡Espera! En cualquier momento puede llegar alguien
Me aparté de ella, y dejé que mi respiración se estabilice por unos segundos, y le dije:
-Discúlpame, es que eres muy sensual
Ella sonriéndome dijo:
-¿Sensual?
Yo algo nervioso le dije que si, que era muy guapa y sensual.
Entre susurros ella dijo:
-Tu eres muy sensual también, si por mí fuera, me quitaría la ropa aquí mismo en media sala, y dejaría que me hagas lo que quieras
Fabiola se levantó, se acomodó la blusa y el cabello, y antes de salir de la sala se giró y me dijo:
-Ya tendremos tiempo para quitarnos las ganas, papacito
El resto de esa tarde pensaba en lo que Fabiola me había dicho, y si escuché bien, lo último que me dijo ella era papacito. Había fantaseado muchas veces con estar con ella, pero ahora esas fantasías iban hacerse realidad en pocos días.
Esperando el momento:
Era un viernes de feriado, yo me levanté temprano, y fui a la cocina para prepararme una taza de café, y vi a mi madre junto a su esposo alistándose para ir a un complejo turístico por dos días.
Mi madre me dio un abrazo, y llamó a Fabiola. Cuando ella entró mi madre dijo:
-Hazle caso en todo a Fabiola. Si se porta mal nos avisas
Fabiola en tono burlesco contestó:
-Aquí le someto si no me hace caso
Mi madre y su esposo se despidieron de mí, y Fabiola salió de la casa con ellos para acompañarlos hasta la terminal, pero la vi regresando donde yo estaba, y me dijo:
-Del terminal me iré donde unas amigas, y de paso iré a ver unas cosas, vendré como a las cuatro de la tarde, ya te dejé hecho el almuerzo, comerás
A mí me salió por decirle en tono burlesco:
-Está bien mamá, lo que tu digas
Ella me miró fijamente, y poniendo una cara muy pícara dijo:
-¿Mamá o mamacita? Ahora tenemos la casa para los dos solitos, ¿sabes lo que eso significa verdad? Ya regreso más tarde, chao
Estaba en la computadora buscando información de cómo complacer a una mujer, y recordé lo que mi amigo me había dicho de Fabiola hace tiempo atrás, me había dicho que mi hermanastra era idéntica a una actriz porno de nombre Jenna Taylor, y cuando busqué su nombre en Google vaya sorpresa me llevé al ver lo parecida que eran: su mismo rostro al reírse, casi la misma estatura (1.55 m), casi la misma talla de sus pechos, cintura y caderas 34-25-35, su edad era casi 40 mucho mayor, pero blanquita igual a Fabiola, y solo el cabello era diferente pues esa actriz era rubia.
Jenna Taylor solo tenía dos videos nada más, pero suficiente para darle la razón a mi amigo cuando me decía que esa actriz era idéntica a Fabiola, y hasta sus gemidos eran similares que, daba algo de miedo ver lo parecida que eran las dos.
Ya en la tarde, mientras miraba una película escuché que abrían la puerta de afuera, y al mirar la hora vi que eran las cinco de la tarde, en eso la puerta de la sala se abrió, y asomando solo la cabeza y con una sonrisa de complicidad Fabiola me dijo:
-Hola Marquitos, perdón por llegar tan tarde. Voy a ducharme ¿ok?; ya después te llamo para que subas
Fundidos en placer:
Nota (A partir de ahora la lectura será en tiempo presente, como si se estuviera viviendo la experiencia en ese momento).
Suena mi teléfono, y veo que es un mensaje de Fabiola diciendo que suba a su cuarto, así que apago la tele. Mi respiración se acelera, y es porque sé lo que pasará en el momento que entre a su cuarto.
Estoy subiendo las escaleras, y antes de llegar al segundo piso noto una leve melodía, y al abrir la puerta, veo la llama de seis velas iluminando toda la habitación, seguido de una cálida voz que me dice:
-¿te gusta? Lo compré para esta ocasión
Me quede en shock al ver como estaba vestida, si es que se le puede llamar “vestida” a lo que estaba puesta. Traía solo dos prendas: un babydoll (bata corta transparente) color rosa y blanco que le ajustaba al cuerpo, y una panty de encaje rosada.
-Siéntate en el sillón -me dijo
Comenzó a moverse al ritmo de la música, a la vez que se tocaba el cuerpo con sus propias manos.
-¿Te gusta lo que compré? -me preguntó nuevamente
-Te queda muy… sexy -fue mi respuesta
Ella me sonrió y continuó bailando. Se le daba bien la verdad.
Ahí estaba yo, mirando a Fabiola que venía bailando suavemente hacia mí, y cuando llegó hasta mis pies, se agachó, y abriendo mi cremallera se quedó mirando mi pene por unos segundos. La vi estirar su mano para agarrar una cajita pequeña que decía Durex, sacó un preservativo y me lo puso donde tiene que ir, y sin más demora se lo metió a su boca, comenzando a mamarlo y chuparlo tan descontroladamente que se atragantaba, a la vez qué bañaba mi pene con su saliva que salía a chorros de su boca.
Al inicio estaba gustoso de ver cómo Fabiola movía su cabeza hacia arriba y hacia bajo mamando mi pene, pero al rato sentí que sus labios hacían fuerza, ahora cada vez que me lo mamaba lo hacía con más fuerza a tal grado que me hacía un poco de daño. No quería decirle que se detenga, con lo deseosa que estaba al mamármelo, así que tenía que aguantar para no venirme .
Las velas están consumiéndose por sus llamas; del mismo modo que Fabiola está haciendo conmigo, de la nada escucho un suspiro, miro a Fabiola limpiándose el rostro de su propia saliva, a dejado en tregua a mi pene por lo que es un alivio para mí. Se pone de pie y se voltea dándome la espalda, y comienza a sacarse su panty agachándose levemente, y al tener su panty en su mano la comienza a girar y mirándome fijamente avienta su panty donde yo estaba sentado, y acostándose en la cama me dice en tono dulce:
-Ahora es tu turno
La vi completamente desnuda, echada boca arriba en la cama abierta las piernas, qué señoras piernas, no dude ni un segundo por saber qué parte de su cuerpo iba a tocar primero, auto seguido comencé a acariciar sus hermosas piernas, y a continuación a besarlas sin dejar nada de ellas sin pasar mis labios. Fabiola al verme tan extasiado por sus piernas me dijo:
-No sabía cuánto te atraían mis piernas Marcos
Yo le dije:
-¿Te acuerdas cuando te pusiste a bailar en minifalda? En esa ocasión tus piernas se veían muy sensuales, desde ahí me dejaste con las ganas
Ella me respondió:
-Ese era mi objetivo, provocarte. Pero no soy solo piernas
Inmediatamente me acosté encima de ella y fui directo a chuparle sus senos.
-Que senos tan hermosos tienes -le dije
Ella me dio las gracias.
Después me fui hacia abajo besando poco a poco hasta llegar a su ombligo, y a continuación mi lengua fue directo a su vulva.
Estaba degustando de su carnosa y rosada vulva por varios minutos, y de repente Fabiola soltó un gemido placentero, y de su vagina salió un líquido blanquecino. Era primera vez que veía a una mujer salirle eso de su vagina, y Fabiola seguro vio mi cara de extrañeza por lo que me dijo:
-Es flujo vaginal, no pongas esa cara, es la respuesta que tiene mi cuerpo al sentir excitación, y de paso ayuda para la lubricación.
Veo que Fabiola saca otro preservativo, y mientras me hace un gesto para ir donde ella, abre otra vez sus piernas de par a par, a la vez que me quita el primer preservativo y me pone el otro en su lugar, y con voz suave me dice:
-Métela, quiero sentirla dentro
Sin demora me acuesto encima de ella, mientras que sus brazos envuelven a mi espalda, como si de tentáculos se tratasen. Estoy a punto de introducir mi pene en su vagina, pero antes miro su rostro, y noto que su cara se torna de risueña a deseosa, y mirándome con pasión me dice:
-Métela ya
Mi pene se hunde en su vagina. Fabiola suelta un gemido tan fuerte que se lleva sus manos a su boca, para cortar el ruido de raíz. Ambos estamos disfrutándolo, aún que sospecho que Fabiola lo está disfrutando aún más, porque sentí un apretón fuerte en mis nalgas producido por sus manos.
Pasan los minutos, y a Fabiola ya no le importa cubrir su boca con sus manos, ahora esas manos están agarrando mi trasero y atrayéndolo hacia sus caderas, mientras suelta unos gemidos tan fuertes que parecen gritos.
Me preocupo y le digo si le estoy haciendo doler, por lo que ella me dice en tono cansado:
-Uff, no no tranquilo, son de placer
Las velas siguen consumiéndose. Mis oídos están extasiados por escuchar los quejidos de Fabiola, no logro entender lo que ella me está diciendo.
-¿Me dijiste algo? -le pregunto
-Si, cambiemos de posición -respondió
Me aparté de su cálido cuerpo, y dándose la vuelta se colocó en cuatro. Sin demora la agarré de la cintura, y hacía como que iba a meter mi pene en su vagina, pero retrocedía, eso hice varias veces, a tal grado que Fabiola girando su rostro donde mí dijo:
-¡Ay! Al hacerme eso mi cuerpo comienza a temblar pensando que ya está dentro
Ni bien termino de decirme eso, le agarré de la cintura, y ahora sí introduje mi pene. Fabiola soltó un grito al sentir como mi pene se fundía dentro su vagina y esta vez comenzó a decirme:
-¡Así Marquitos así!… ¡Ouch… como te siento!.. ¡Qué buena esta!… ¡No pares Marquito sigue, sigue!… ¡Que rico!
Al escucharla decirme eso, me motivó a también decirle cosas:
-¡Uff, que culo te cargas mamacita rica!
Mis sentidos están divagando al tratar de procesar todo lo que mi cuerpo está experimentando a la vez. Si Fabiola me pedía cambiar de posición lo hacía, pues se notaba su experiencia por la forma en que se movía. Sus gemidos de placer se intensifican cada vez más, al grado de ver cómo sus piernas comienzan a temblarle.
Yo, cual máquina de bombear fuese, la estoy envistiendo al ritmo de sus gemidos que; sentí como nuestros cuerpos se iban fundiendo, al grado de no saber en qué cuerpo estaba.
Finalmente, Fabiola y yo llegamos al orgasmo, dejando caer nuestros cuerpos a la cama.
Con tono cansado, Fabiola me dice:
-Estuvo maravilloso. Gracias
Yo estaba abrazándola por la cintura, mientras olía el aroma a manzanilla que soltaba su cabello, y antes de cerrar mis ojos, escuché a Fabiola decir:
-Que esto sea la primera y la última ¿de acuerdo?
-De acuerdo -fue mi respuesta
Pero la realidad es que, el supuesto “de acuerdo” no duraría mucho, a la siguiente semana estábamos haciendo el amor en el sofá de la sala, aprovechando que estábamos a solas.
Ahora no sé si podamos cumplir el acuerdo, porque cada vez que nos quedamos a solas, nos comemos con la mirada, para acto seguido estar follando. Algún día ella o yo diremos basta, pero por ahora el placer nos domina.