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Mi hermanastra mayor (parte 3/4)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Confusiones y dudas:

Con Fabiola las cosas parecían ir bien, pero estaba equivocado, porque ella pasaría de estar como lora platicando conmigo, a solo limitarse a saludarme, y sin más, seguía su camino y se ponía hacer lo suyo. Hace una semana atrás ella hasta me había lanzado un beso al aire, y ahora pasaba de mí, pero no se la veía molesta en su semblante, y algo que si cambió fue su manera de vestir, ella comenzó a usar pantalones holgados, dejando de lado sus licras apegadas al cuerpo.

Me tomó tiempo, pero al fin llegué a saber por qué Fabiola actuaba así, eran por dos razones: la primera era porque había regresado nuevamente con su novio, y la segunda razón era porque yo le había mandado mano, y ella se creía que yo no le iba a devolver sus insinuaciones por ser yo algo tímido. Entonces para no hacerla sentir incomoda yo también iba a mi royo y pasaba de ella.

No era mi intención, pero cuando ignoraba a Fabiola, ella hacía lo necesario para que le heche el ojo, por ejemplo: cuando ella pasaba cerca de mí dejaba caer un objeto, pero yo ni la regresaba a ver ni le ayudaba a recogerlo, igualmente cuando ella estaba por ahí arreglando algo y se tenía que agachar cerca de mí, yo seguía mirando mi teléfono, y al verla de reojo, notaba en su semblante que se iba algo desilusionada.

Espiado a lo lejos:

Después de dos semanas Fabiola regreso otra vez a ponerse sus tan añoradas licras y blusas apegadas a la piel, y ahora siempre que ella venía de afuera me buscaba por toda la casa hasta dar conmigo, y cuando me veía se detenía a contemplarme y saludarme tiernamente, nuevamente estaba apegada junto a mí haciéndome la conversa, y se la pasaba sonriendo cuando charlábamos.

Por ejemplo, al día siguiente mis primos estaban afuera de la casa jugando fútbol en la calle, pero yo estaba ocupado lavando mi ropa en la piedra, en eso escuché que Fabiola hablaba desde afuera diciendo que ya saldría a jugar. Yo estaba en lo mío, cuando de la nada escuche la voz de Fabiola que estaba atrás de mí, que me decía en tono burlesco y sonriente:

-Qué bonito se te ve lavando esperancito. ¿Estás de lavada?

Al girarme, la vi apoyada en las escaleras contemplándome con una sonrisa encantadora. No sé, pero cuando Fabiola se porta así conmigo, hace que mi cuerpo se torne nervioso y torpe, así que le dije:

-Pues.. cuando toca lavar ya toca.

Ella me dijo:

-Entonces te dejo que laves tranquilo Marquitos

Yo vi que ella se iba para afuera, así que regresé a lavar. Pasaron diez minutos y mientras yo fregaba mis medias, tuve otra vez la sensación de que alguien me estaba observando, así que volteé levemente hacía la puerta de afuera, y vaya sorpresa me lleve ver a Fabiola en una esquina, arrimadita en la pared con la mirada fija hacia mí, yo estaba ese día en bermuda y creo que por eso a Fabiola le resultaba atractivo verme así moviendo mis caderas al lavar, y como sabía que tenía una fascinación hacia mí trasero, seguro estaba disfrutando de la vista. Yo continúe con lo mío y me hice el que no la veía.

La minifalda:

Llegó un fin de semana y mí madre me pidió que arregle la casa porque ella no vendría hasta la noche, además Fabiola se había pasado recientemente a la recamara del segundo piso, por lo que ya no tenía porqué ayudarme con la limpieza de la planta baja.

Lo primero que iba a hacer sería barrer todo el patio, y en medio de la limpieza, escuché que Fabiola bajaba del segundo piso con un cesto de ropa sucia, y ni bien ella vio que yo estaba cerca de la piedra de lavar barriendo el patio, se dio la vuelta en medias escaleras y subió nuevamente a su cuarto.

Debo decir que antes de que Fabiola se metiera a su cuarto, la vi usando una licra negra junto con una blusa beige de tirantes apegada a su cuerpo, y estaba puesta unas chancletas.

Transcurrieron 15 minutos cuando escuche un sonido tipo: clac, clac, clac, era Fabiola que salía de su cuarto nuevamente, y cuando comenzó a bajar por las escaleras ese sonido tipo: clac, clac aumentó, y madre mía lo que mis ojos estaban a punto de contemplar.

Fabiola por fin terminó de bajar las escaleras y me dijo con tono suave:

-Buen día Marcos

Yo estaba de espaldas barriendo, y le devolví el saludo mientras volteaba a verla, y cuando vi como estaba vestida, me quedé mudo. mis ojos la miraron de arriba abajo: traía puesta la misma blusa beige de tirantes apegada a su cuerpo, pero ya no estaba con aquella licra negra, ahora estaba puesta una minifalda de tela floreada super cortita y apegada a su cuerpo, y el ruido tipo: clac, clac, clac, eran porqué la muy condenada estaba usando unos tacos altos color negros.

Fabiola fue directo a la piedra y se puso a lavar. Que hermosa y sensual se la veía vestida así y que señoras piernas se le notaban, a mí me entró un deseo incontrolable de ir y abrazarla por la cintura, pero me limite a solo mirarla.

Le dije sí estaba cómoda lavando puesta esos tacos altos, y ella en tono tierno dijo:

-Si, ¿por qué?

Yo le dije que tenía mis dudas, pero si ella estaba cómoda lavando en tacos, no se diga más.

Yo tenía que seguir arreglando la casa, así que me iba a meter a arreglar la cocina con desgana, pero antes de entrar me detuve en medio camino y dije:

-¿Fabiola?

Ella me miró, y cuando tenía su atención le dije:

-Estás muy bien vestida así

Y le hice una seña con mi mano de Ok, en eso Fabiola me sonrió con un gesto de picardía, y sin soltar sonido alguno, sus labios me decían:

-Gracias

Ella regreso su mirada a su ropa, y yo sin saber que más decirle me metí a la cocina a terminar lo que mi madre me pidió que haga.

Caricias y roces:

Un día, no sé qué estaríamos viendo por zoom, pero en la sala estaban mis primos, mis padres, y yo conectados en la computadora, en eso Fabiola abrió la puerta de la sala, y con una sonrisa saludo a todos y dijo:

-¿No me esperaron? Que malos. Ya vengo, voy a cambiarme y regreso

Cuando Fabiola entró, la vi puesta un vestido corto con abertura en su pierna izquierda de color negro, y acercándose a mi primo que estaba sentado a mi lado ella le dijo:

-¿Puedes recorrerte un poco, porfa?

Y diciéndome hola Marquitos, se sentó junto a mí.

Bajaron levemente la luz para ver mejor el zoom, y en eso me invadió un deseo de tocarle la pierna a Fabiola, la misma pierna por donde ese sexy vestido tenía una abertura. Al darme cuenta ya la estaba acariciando, y cada vez más y más, y en eso ella agarro mi mano con las suyas como diciendo: para de hacer eso, por lo que las deje quietas, pero en eso ella comenzó a acariciar mi mano con cariño, dando círculos suaves con sus dedos en mi mano por dos minutos creo.

Después ella se levantó diciendo que iba al baño, y cuando regreso ya no se sentó a mi lado, sino que se fue atrás del sillón, yo quería voltear para ver en qué parte estaba, pero no me atreví y mejor me concentré en el zoom.

Llevábamos 30 minutos de zoom, cuando noté que alguien me rosaba el cuello por detrás: primero una vez, luego dos veces, y en la tercera vez que note ese roce, agarre con mi mano algo molesto pensando que era alguien de mis primos molestándome, y vaya sorpresa que me lleve cuando vi que esa mano era la de Fabiola, que me estaba acariciando el cuello con sus dedos, y al darme cuenta la solté.

Después de un momento Fabiola se apegó a mi nuca, y note que me tapaba la boca con su mano muy suavemente, y en medio de eso se terminó el zoom, y ella se apartó para ir a la cocina para traer refrigerio para todos. Cuando volvió actuaba como si nada, y cuando se acercó a mí, ella me miraba con una sonrisa coqueta diciéndome:

-¿Se te antoja?

Yo le dije que no muchas gracias, y continuó repartiendo refrigerio a los demás.

Esperándola fuera del baño:

Días después, por la noche yo estaba en mi cuarto cuando tocaron a mi puerta, al abrir era Fabiola que quería que le ayude a cambiar el gas del calefón, cuando cambié el gas ella me dio las gracias y se metió al baño, pero no aseguro la puerta y la dejo entre abierta, cosa que desde afuera se lograba ver el interior del baño, no tanto, pero sí levemente. Comenzó a sonar la regadera y yo me preguntaba:

-¿Dejaría entre abierta la puerta para que yo entre, o querrá que solo la mire?

Ante la duda no hice ninguna de las dos y me quedé esperando a unos cinco pasos.

La regadera cesó, Fabiola salió envuelta en su toalla a colgar su interior en el tendedero. Se la veía sexy con esa toalla envuelta, que la cubría desde sus pechos hasta sus muslos, y la luz que provenía del pasillo reflejaban a sus brazos y piernas que seguían aún mojadas, y cuando terminó de colgar me miró con una sonrisa. A mí me dio por hacerle un gesto para que viniera donde mí, y acercándose me dijo:

-¿Que ocurre?

Yo algo nervioso le dije:

-He… nada nada. Olvídalo

En eso ella acercándose más a mí, insistió y dijo:

-Dime nomas, que pasa

Yo solté lo primero que sentía, así que le dije:

-Solo quería decirte que te vez hermosa, y tienes una piel radiante

Al escuchar eso, Fabiola me dijo que lo que estábamos haciendo no resultaría bien, que lo que sentía yo, era muy probable una obsesión, me dijo que busque chicas de mi edad. Yo estaba por decirle algo más, cuando en eso mi madre estaba acercándose y Fabiola subió las escaleras y se metió a su cuarto.

Yo me preguntaba:

-¿Acaso fui muy directo?

Y con esa inquietud me fui a mi cuarto.

Continuará.

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2 COMENTARIOS

  1. Apoyarme dejando un comentario de qué te pareció o en que puedo mejorar.
    Agradecería si pudieran ayudarme con ideas para el final, o un próximo relato.

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