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Mi hermana se hizo pasar por mi esposa (parte 2)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Me ayudo a vestirme y a quedar listo, se agacho para atar las agujetas de mis zapatos y pude ver sus hermosas tetas,  no son grandes pero para mí son hermosas, debo de confesar que me sentía mal por aprovecharme mientras ella trataba de ser generosa conmigo, pero no deje de mirar.

-Es momento de irnos ¿te hace falta algo?

-No, estoy listo, solo resta agradecerte que me hagas compañía y recordarte que vas cómo si fueras mi mujer, mi esposa.

-no te preocupes, sé que hacer y que decir

-En verdad y que harás y que dirás

-despreocupate, en su momento lo sabrás

Solo preguntaba, no tengo ninguna duda desde que te ofreciste a ayudarme, subimos al carro y tomamos camino hacia el evento, al llegar nos atendió el valet, ayudo a bajar mi silla de ruedas pero la que me ayudo a pasarme fue mi hermana solo ella sabía cómo hacerlo, ya adentro nos fuimos encontrando a varios conocidos con sus respectivas parejas y efectivamente cómo lo imaginamos, las personas pensaron que era mi esposa y la saludaban cómo tal, solo que ahora ella lo acepto, pasamos a nuestra mesa y a la hora de los alimentos la gente veía como me acercaba el plato, cómo partía la carne y la dedicación con que me atendía, inspiraba ternura, alguien de la mesa comento.

– se ven muy enamorados, se nota que su esposa lo ama mucho

Increíblemente mi hermana se acercó y beso mis labios como reafirmándoles que realmente estábamos muy enamorados, yo me llevé una gran sorpresa pero debía disimularlo, es cierto tiene usted razón la amo mucho, y ahora fui yo quien volteo para darle el beso, ella debió pensar que era yo muy astuto.

– y tienen hijos pregunto otra persona

– aun no pero pensamos tenerlos, respondió mi hermana

Ante tantas preguntas no había más que hacer que mostrarnos cariñosos, arrastro su silla muy pegada a la mía, me abrazo y beso mi mejilla, ya había pasado algún tiempo y las personas se paraban por las bebidas y a platicar.

– y que tal ¿Cómo lo estoy haciendo?

Estupendamente bien, tan real que yo mismo lo estoy creyendo, esta platica transcurría mientras bebíamos unos tragos, oye y eso de los hijos que fue.

– debí sonar muy convincente y lo logré,

Lo decía mientras acariciaba mi oreja derecha, nunca dejo de abrazar mi cuello, cuando las parejas regresaban a la mesa, ella hizo un movimiento muy hábil, se levantó de su silla para sentarse en mis piernas sin dejar de rodear mi cuello con sus brazos, al sentarse sobre mi regazo tuve una exquisita sensación, con la delgada y fina tela de su vestido y ropa interior parecía no haber nada entre sus nalgas y yo, en cuestión de minutos ya no pude controlar tener una erección que ella evidencio respingando y volteando a verme con sorpresa, mi hermana logro una fuerte erección que con su peso dolía, imaginando que algo sucedía busco acomodarse y cómo si algo embono ambos quedamos mejor, sintiendo las miradas volvió a besar mis labios y yo le correspondí y no por fingir, con sus nalgas sobre mí ese beso de mi parte iba lleno de lujuria, tanto que me atreví a meter mi lengua buscando la suya, solo logre que se apartara y que se pusiera de pie.

– nos vamos

Claro, solo despidámonos de la gente, y así lo hicimos, en el carro de regreso al hotel no hubo palabras, ni yo me atreví a decir nada, todo habría sido mi culpa, llegamos al hotel y entramos a la habitación, ella fue directo al frigobar y sirvió dos vasos de tequila, uno era para mí, yo no sabía que decir por mi mal comportamiento, solo atine a pedir una disculpa, disculpa que fue aceptada.

– ¿Por qué lo hiciste?

No lo sé, lo hice sin pensar

– ¿y la erección?

Nunca lo pensé, solo llego cómo algo natural

– Estas caliente o que, hace cuanto que no coges con una mujer o porque reaccionas de esa manera

Hace tiempo que no estoy con una mujer, lo de hace un momento fue inconscientemente provocado por ti.

– ¿cómo que yo lo provoque?

No te enojes, quise decir que al sentirte sobre mí no pude controlar tener una erección y eso mismo me llevo a meterte la lengua, fue una locura lo hice sin pensarlo, perdóname.

– está bien, ya paso

Ahora fue por la botella entera y seguimos bebiendo, fui a mi computadora y puse algo de música de YouTube, después de terminarnos casi la botella entera, busco ponerse cómoda, ya se había sacado los zapatos y por sobre su cabeza se sacó el vestido quedando solamente en ropa de encaje negro y con las medias del mismo color aun puestas, fue un instante sublime poder admirar su belleza llena de sensualidad, sus caderas casi desnudas y sus pechos igual, de manera natural volvió a sentarse en el sillón y platicábamos de cualquier cosa mientras yo discretamente recorría todo su cuerpo, la botella se terminó y fue por otra, sinceramente yo deseaba que la noche se prolongara.

Aproveche el momento para agradecer lo que hizo por mi para ir acompañado a aquella reunión.

– no fue nada lo hice con gusto, ¿te pareció que lo hice bien?

Genial, nadie dudo de que fueras mi esposa y esos momentos del beso y sentarte sobre mi les reafirmaron cualquier duda, después de más de una botella de tequila estábamos bastante ebrios, se puso de pie y una vez más se sentó sobre mi regazo.

– hermanito perdoname si te puse en apuros

Ni lo menciones, no estuve en apuros, solo perdí el control

– ¿yo te hice perder el control?

Si, tu, tu cuerpo, sentir sobre mi pene tus nalgas, no pude evitarlo.

– pero eres mi hermano, somos hermanos

A eso me refiero con no poder controlarlo sabiendo que somos hermanos.

– ¿Qué sentiste? ¿Qué te llevo a responder así?

Fue instinto, pero además saber que se trataba de ti, fue un plus de lujuria saber que eran las nalgas de mi hermana las que estaban sobre mí y me sentí excitado.

– cabrón ¿te excitaste con tu hermana?

Debo decir que si, ya no sigas.

– miraa qué es eso que siento debajo de mí.

Lo vez, te lo dije no puedo controlarlo, entonces sin decir nada, volteo quedando de espaldas a mí, y con su ropa interior puesta comenzó a restregarse sobre mí, adelante y atrás, que delicia sentir sus nalgas masajear mi pene, que exquisitez poder mirarlas tan de cerca y sobre mí, se detuvo y se puso de pie, con un poco de trabajo paso sus piernas por encima de las llantas de mi silla de ruedas quedando ahora de frente a mí, acerco su boca entreabierta a mi boca y con su lengua encontró la mía, fue el beso más ardiente que he recibido en toda mi vida, volvió a ponerse de pie solo para sacarme el pantalón he inmediatamente regreso a darme otro beso más prolongado.

Se quito el sujetador cómo invitándome a poseer sus senos, demonios que pezones mas hermosos debía hacerlos míos al instante, los tome delicadamente con mis labios y saboree su miel recogiéndola con la punta de mi lengua mientras ella gemía y se retorcía sobre mi flácido pene que ya volvía a la vida, la lujuria y el deseo se apoderaron de ambos y nos tomaron por sorpresa, que placer, verla, sentirla sobre mí, es totalmente cierto que lo prohibido eleva las sensaciones y el goce, saber que era mi hermana a quien acariciaba, besaba y que estaba por penetrar, da un placer que no se puede explicar.

Ella gemía sin detenerse y totalmente desinhibidos por la borrachera que provoco tanto alcohol paso lo inevitable, ya no nos podíamos detener y yo no quería parar y por lo visto ella tampoco, se puso de pie por tercera vez, esta vez muy rápidamente, con la misma velocidad se saco los calzones y se montó nuevamente sobre mí, tomo mi pene con su mano y apretándolo con firmeza busco su entrada rozándola varias veces con mi glande antes de atinar, cuando sintió que era el lugar indicado se penetro salvajemente hasta el fondo, no hubo previo de poco a poco y lentamente, fue su decisión engullirlo todo de un jalón, por mi condición la sensación de mi pene no es tan buena cómo la tuya, mis erecciones no siempre son duraderas, son secuelas de mi discapacidad, pero ese día gracias a que me cogí a mi hermana o dicho de manera correcta ella me cogió, fue un desafío a la medicina o a la naturaleza, porque la sensibilidad regreso a mí, juro que sentí cómo antes de mi accidente, mi erección se prolongo cómo nunca y todo gracias a ella.

Cuando sintió la cabeza de mi pene en su útero, hizo una breve pausa, suspiro y apoyo sus manos sobre mis inertes piernas y comenzó a subir y bajar.

– uf que rico

Te gusta hermanita.

– mucho, esto es tan caliente.

También lo es para mi.

– no lastimo tus piernas por apoyarme en ellas.

No lo haces y si así fuera me aguantaría; el balanceo de sus pechos me hipnotizaba tratando de atraparlos con mi boca, dejo de subir y bajar para comenzar un vaivén, adelante y atrás cadenciosamente y a su ritmo.

– es tan excitante hacerlo en una silla de ruedas, pero lo es más hacerlo con tu propio hermano, dijo mientras se movía.

Yo rodeaba su cintura con mis manos torpes para apresurar sus movimientos y cuando subía y bajaba la jalaba para penetrarla mas fuerte y hasta el fondo, fueron minutos maravillosos y sublimes, lograba sentir su interior, besaba sus labios, besaba sus pechos, chupaba sus pezones, fue un cumulo de sensaciones que me llevaron a sentir que eyacularía, se lo hice saber.

– vente adentro de mí, no podría ser de otra manera

Estás segura

– si

Otra vez con mis manos torpes la impulse a moverse más rápido, solo la detuve cuando mi semen iba a salir, entre espasmos eyaculaba adentro de ella, llenando de mi su interior, diablos nunca en mi vida ni cuando estuve de pie eyacule tanto, cansada me abrazo y pego su cara en mi pecho, también la abrace.

– esto fue maravilloso, pero que pensaría Sergio si llegara a enterarse.

El no va a enterarse jamás, quien puede decírselo si no eres tú o yo.

– no lo sé, de repente sentí nervios.

Sergio es su esposo y mi cuñado, para ser sinceros yo no sentí ningún remordimiento de haberlo engañado con su mujer, con dificultad por el cansancio y la borrachera se puso de pie, de su vagina escurría mi esperma manchando mi pierna, fue otro momento excitante verla escurrir y limpiarse con su calzón, llamo mi atención su cuerpo divino que solo estaba cubierto por sus medias negras, cuando se alejó un poco puse atención a los detalles, sus pechos no eran grandes pero si divinos, sus hermosas caderas, su monte de venus y su vagina prieta pues nosotros somos morenos.

Sirvió otros tragos de tequila y el de ella lo bebió de un solo golpe, le agradecí por el instante y por todo lo que me hizo sentir.

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