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Mi hermana se hizo pasar por mi esposa
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Con todo y mi condición como usuario de silla de ruedas, soy una persona con mucho trabajo, en ocasiones este implica asistir a reuniones, conferencias, talleres, etc.

Mi hermana colabora conmigo ayudándome con el trabajo y llevándome a los lugares que tengo que ir, generalmente a las reuniones que asistimos la gente piensa que es mi esposa o mi pareja, no sé si físicamente no nos parecemos, yo creo que sí, pero la gente debe pensar que no, casi siempre sucede que llegamos al lugar y a mí me saludan por mi nombre y me preguntan ¿es su esposa?, siempre aclaro la situación y les hago saber que es mi hermana, debo de confesar que alguna que otra vez escuchar esto me calentaba, debe de ser porque mi hermana esta buenísima, tiene las mejores nalgas del mundo entero, debo decirles que suelo aprovechar cuando ella me ayuda a pasar de la silla al carro o viceversa para recargar mi cabeza en sus tetas o rozar con mis hombros, brazos o manos sus caderas.

Se acercaba una reunión muy importante en otra ciudad, era una convención donde por protocolo no escrito, debes ir acompañado de una pareja, he tenido muchas novias, he vivido temporalmente con otras, pero en ese momento no tenía a nadie, estuve pensando quien podría acompañarme y hacerse pasar por mi mujer, pero nadie venía a mi mente, mi hermana que sabía de la situación generosamente se ofreció a acompañarme diciendo.

-De cualquier manera, siempre piensan que soy tu esposa y ahora si tendré que serlo.

-¿En verdad harías eso por mí?

-No, si tienes otra salida.

-La verdad es que no y te lo agradezco mucho.

Se me ocurrió que debía llevar un vestido nuevo así que tomé la tarjeta de crédito y le dije que se comprara la ropa que necesitara.

El día llegó y teníamos que salir temprano porque debíamos trasladarnos a otra ciudad, llegamos al hotel a una habitación doble, la elegimos así por el apoyo físico que yo necesito, con la ayuda de mi hermana me recosté en la cama para estar descansado para el evento, ya más tarde nos preparamos puesto que la hora de salir se acercaba, ella se metió a dar un baño y se escuchaba el agua correr, después salió envuelta en una de esas toallas blancas de hotel y esta dejaba ver perfectamente lo torneado de sus muslos, se sentó en el borde de la cama y yo discretamente miraba de reojo su ritual.

Con gran destreza coloco su ropa interior de encaje negro sin quitarse la toalla, después el sujetador y con la pierna cruzada comenzó a untar crema en todo su cuerpo, era sublime ver la delicadeza con la que parecía acariciarse toda, desde los pies hasta su cara, continuo colocando unas medias negras que resaltaban la belleza de sus piernas, destapo una caja y saco un vestido del mismo color y otra vez con mucha destreza se lo puso a la par de quitarse la toalla, destapo una caja más y saco unas zapatillas y se las coloco, se puso de pie y acomodando su vestido y en una pose muy sensual pregunto:

-Que tal se me ve el vestido.

Tardé un poco en responderle después de haberla recorrido toda con la mirada y notar como cada curva de su cuerpo se marcaba.

-Guapa, luces muy guapa.

Continúa.

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