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Mi ex Luján y el trío que ella decide
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Un día nos propusimos cumplir una de sus fantasías. Fuimos a cenar, esto pasó hace mucho tiempo ahora estamos separados.

Mi ex novia, Luján, era una chica bajita, siempre cuando salimos por la noche usa lentes de contacto, ella es hermosa, tiene el cabello lacio, es una chica super mega blanca, tetas pequeñas, pero una nalga de locos, su cola es un corazón que a cualquiera le volvería loco. Unas nalgas blancas que se ponen rojitas con unas nalgadas.

Ese día estábamos interesados en un trío, fuimos a cenar, y luego a un boliche. Ella estaba espléndida, tenía un vestido azul, tacos altos que hacen que su cola se vea gigantesca, muy atractiva que llamaba la atención de más de uno.

Comenzamos a bailar en medio de la pista, ella muy sexy, comenzamos a besarnos y a calentarnos, con un poco de roces y alcohol demás. Ese día fue su día de elegir a quien ella quiera llevarse a la cama, antes me había tocado a mí, un trío con su amiga que le contaré en otra historia.

“Voy al baño -dijo ella- quiero que te pongas en la esquina donde me puedas ver”. Lo hice tal cual ordenó, al verla salir por la puerta del baño la veo agarrada de la mano de un muchacho de piel morena, igual que yo, robusto, un muchacho de rulos y buen físico. Ella lo lleva contra la pared y comienza a besarlo. Tan caliente que hasta veo como ella y él se tocan, la cola, la cintura, el bulto, un beso apasionado. En ese momento solo sentí deseo, deseo de comérmela cómo la diosa que es. Hablábamos mucho de esto.

Ella llegó a mi lado, pegué la vuelta y me comió la boca, de esos besos calientes, apasionados, no me dio tiempo de nada, me tocó el bulto que lo tenía cargando apuntando el cielo que solo me sostenía el jeans. Pegamos un baile y nos presenta.

-Te presento a Martin, Martin es el Juan.

Nos conocíamos super bien entre Luján y yo, así que no daré tantos detalles de algunas cosas.

Comenzamos a bailar, ella mirándome de frente pegadita a mí, yo estaba a mil, me besaba mientras Martin atrás pegado a la cola bailándole, sé que se volvió loco, ella siempre fue así. Una diosa, imagino cuántos roces, el toqueteo, de mí, de Martín, el vestido que llevaba era un lienzo super fino que era como tocar su piel, súper sexy, no llamativa, pero era perfecta. Había mucha gente, así que estábamos perdidos entre la gente, entre tragos, bailes y copas, salimos. No imagino cuántas veces la rozaron con ese vestido.

Fuimos al auto y me dijo “tu manejas”, ella fue atrás con Martin. Escuchaba sus gemidos, suaves, miraba al retrovisor y le escuchaba decir “Juan estoy tan caliente solo quiero que llegues a destino, estás manos de Martin están deliciosas, estoy súper mojada que solo quiero sentir sus pijas dentro de mí. Martin la tiene durísima así como la tuya. Está es mi noche” decía pasados de copas todos

Llegamos a destino, entramos a su casa y literalmente era una diosa, indomable, nos empujó contra la pared, echo unas cuantas cosas y nos arrancó el jeans, mi pija y la pija de Martin, ambas en sus manos, ella aún con ese vestido, arrodillada mamándonos. Primero la mía luego la de Martin, saboreaba, nos mojaba, nos mordía en el muslo, en los abdominales. Sus gemidos al oído y decía “que caliente estoy, me encantan los morenos y más si la tienen dura”. Ella mandaba ese día.

Fue a la cama, no se quitó sus tacones altos que la dejaba diosa la cola, se quitó el vestido y debajo del vestido una lencería, lencería negra de locos, de locoos. Era perfecta. Combinaba con su piel blanca y nuestras pieles morenas. Su cintura, esas nalgas blancas, esas piernas con esos tacos, ese cabello que estaba para jalar.

-Soy de ustedes chicos.

En ese momento solo deseaba hacerla feliz, Martin le abre las piernas y comienza a comerle entre las piernas, mientras a mí ella me come la pija, lo chupa tan rico, la sentía tan caliente por lo que Martin hacia con ella. Sus movimientos, su lengua, sus gestos.

La acosté en la cama, y comencé a cogerla, metí mi pija suave, pero hasta el fondo, ella grito, con la pija de Martin en la boca, y luego comencé a darle duro, una dos tres, una dos y tres, golpeaba esa cola y la dejaba roja, cómo se la merecía, la diosa que es.

-Que rico coges Juan, que ricura sos. Estoy tan mojada -ella decía- me ponen mil, cómo les deseo.

Luego fue Martin, la llevo al sofá, y comenzó a cabalgar. Una dos tres, hasta el fondo. Uno dos tres duro. Cómo disfrutaba, ella siempre tuvo eso, siempre fue una fiera en la cama, en el auto, en donde sea. Me comía la pija, mientras saltaba en la pija dura de Martin.

Sus latidos, sus gestos, su gemido, siendo deseada y cogida por dos manes, ella blanquita y poniéndose toda rojita, las penetraciones, la mía, la de Martin, ella gritaba de placer. Ella nunca se quitaba los tacones, siempre cogíamos ella con sus tacones puestos, la hacía ver grandota la cola.

No sé cómo hacía para aguantarme, para no terminar, me alejaba un rato a respirar.

Fui al sofá, se subió sobre mí, y Martin atrás de Luján, le dimos tan duro que fue la cogida de su vida, ella saltaba encima de nuestras pijas, me besaba, respiraba sobre mí de no poder, gemía, me decía al oído “que rico, delicia vos y Martin, tu pecho es tan grande Juan y Martin encima de mi” decía. “No puedo más, no puedo, estoy loca, que ricas sus pijas” y fue donde se vino, me mojó toda mi pija, sentí lo mojaba que estaba, lo mojado que me dejó, temblaba sus piernas y se salió. Ese gemido rico y suave que salió de ella y se recostó sobre mí, y fue cuando Martin se vino sobre su espalda. Ella me dejó mojada la pija y Martin su espalda.

Me enseñó tan bien en el sexo ella, era buenísima.

Comenzó a comerme la pija, la mamaba tan bien, tan rico, me dejaba toda mojada, su boca saboreando que no resistí, la volteé y me vine sobre su cuello, sobre sus tetas y un poco en la mejilla. Que rica es, que se pone toda rojita, de tan blanca que es.

Me decía cosas al oído como “nunca sentí dos pijas grandes dentro de mí”, o “que rico comerte la pija a vos y luego a otro. Me siento deseada como nunca. Quiero a vos haciendo lo mismo conmigo y otra chica, estoy loca”.

Y luego de una hora volvimos a coger en la cama, me daba su cola mientras le mamaba al otro man, no aguantó y se volvió a venir en su boca, y se la trago. Me llevo al baño, y cogimos frente al lavadero, miraba el espejo, y me veía gigante sobre ella, no la defraudé y le daba como nunca, la tocaba con la mano, jalaba su cabello, gemía, hasta que terminé y le di un rico gemido al oído. Y unas palabras, “que diosa sos Luján…”

Otra anécdota que contaré otro día es en el baño de la cena de fin de año del trabajo, la despedida de mi amigo, y ella presentándome a su amiga.

Correo: [email protected].

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