Cómo ya he contado en relatos anteriores, mi ex jefa me inicio en el sexo lésbico.
Después de unos meses de iniciar esa aventura, tuve que mudarme de Ciudad y renuncie al trabajo. Al principio ella se molestó, pero con el paso del tiempo lo acepto. Aun cuando yo necesitaba estar con ella, tuve que ocupar mi mente en otras cosas, porque el deseo de estar lo más cerca de ella se me hacía difícil. Extrañaba sus besos llenos de erotismo y pasión y esos mensajes que encendían mis deseos cada día.
Hoy después de muchas semanas de no verla y solo mensajear, me avisó que estaría en la ciudad donde vivo y que me esperaba en un bar. Apenas salí, me dirigí al lugar, super excitada por la emoción de verla. No sé cómo me controle para no abalanzarme sobre ellos en cuanto la vi. Nos abrazamos, bebimos, conversamos, y en un mensaje discretamente me dijo: ve al baño y métete este juguete, te quiero bien perra para cuando vayamos a tu departamento. Hice lo que me indico y eso me puso al mil.
No veía la hora en que saliéramos de ese lugar y viniéramos a mi departamento.
Por fin llegamos… Nuestros labios se apoderaron entre si, no podíamos parar de besarnos, nuestras lenguas se enredaban, gemíamos, nos tocábamos, yo me apodere de sus tetas de sus pezones, con mis manos Mientras ella jadeaba y decía: cómo te extrañaba así perra caliente. Me jalo el cabello hacia atrás para penetrar mi boca con su lengua y yo no paraba de sentir como sus pezones se ponían duros.
Así pasaron varios minutos, entre besos apasionados, devorando nuestros labios y lenguas. Estrujando nuestros pezones, tocando nuestras tetas. Tu mujer está aquí, contigo, no te detengas. El juguete dentro de mi se salió de lo mojada que me sentía. Despojarla de sus ropas, besar su piel desnuda y sentir como ella me quitaba la ropa, el sostén y que por fin después de tantos meses, su boca chupara mis tetas y succionara mis pezones, bastó para sentir un primer orgasmo. La deseaba, no podía aguantar más.
Me tumbó en la cama, se montó sobre de mi y no paraba de decir, te deseo mi perra caliente, mi puta sabrosa. Dame tus jugos, eres mía, mi mujer. Solo mía
La puse debajo mío y recorrí su cuerpo, fue mi turno de saborear mucho sus tetas, cómo las extrañaba cómo las deseaba y seguí bajando hasta llegar a su vagina, así rosadita, mojada, jugosa, que placer sentir mi lengua recorrer esa vagina que tanto deseaba tener para mí. Mi lengua la penetraba y ella me regaló un primer orgasmo. Ahhg estalló de placer mi hembra.
Sin descanso seguimos tocándonos, besándonos cómo nos gusta, así… Entregadas la una a la otra. Gimiendo, jadeando de deseo y placer, hasta que nuestras vaginas se encontraron para hacer una rica tijera que después de varios minutos nos hizo explotar.
Quedamos agotadas, desnudos nuestros cuerpos sintiendo la adrenalina de estar juntas, cuidado que nadie sepa lo que hacemos cuando nos quedamos solas. Y mientras escribo espero la dejo dormir, para que cuando despierte volvamos a amarnos como solo nosotras sabemos que no hacemos.