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Mi esposa y suegra me dominan
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Después de varios encuentros con mi suegra (los cuales fueron deliciosos y ya les he contado, la convertía en mi perrita) algo había cambiado en ella, la buscaba cuando mi esposa no estaba y no me correspondía los besos o los toqueteos debajo de su pijama, cuando era delicioso llegar por la espalda con mi miembro tieso y que su hermoso culo lo sintiera y ella gimiera de solo saber que estaba detrás de ella, desnudo para que comenzara nuestro encuentro. Aquel día que me dejó “iniciado” salí enojado de la casa, al llegar en la noche a casa ella estaba con mi esposa.

-Hola amor ¿Cómo te fue en el trabajo? – me dijo mi esposa

-Bien amor, nada fuera de lo común, un día normal – le dije en tono apagado y ambas se dieron cuenta que venía bajo de ánimo y solo mi suegra sabía por qué.

-Al parecer no te ha ido tan bien yernito – me dijo ella sonriendo, a lo solo la miré y me fue a mi habitación.

Pasaron unos minutos y escuché que sonó la puerta, lo cual fue extraño, por la hora ya nadie debía salir a nada.

-¿Amor? – grité esperando quien me contestaba.

-Tu amorcito se fue – dijo mi suegra llegando a la puerta de mi cuarto.

-¿a esta hora?.

-No me demora – me respondió mirándome fijo y sonriendo – estoy mojada, me dijo yendo hacia algún lado de la casa y yo me quedé ahí, acostado un momento, con cara de no saber que pasaba, se había comportado extraño en la mañana como para ahora querer algo y mas si mi esposa no está.

Salí de la habitación hacia su cuarto a ver si estaba y no la encontré, todo estaba apagado y me tocó de a poco ir encendiendo luces.

-¿suegra? – decía mientras caminaba, cuando oí un jadeo venir desde la sala, al llegar a la sala estaba mi suegra con su pijama que era una bata algo corta, la tenía por la cintura mientras se tocaba la vagina y me miraba.

-Uyyy sueg… -no me dejó terminar de hablar.

-Shhhh perrito, hablarás cuando te indique, obedecerás lo que te digo sin peros, ¿entendiste? – a lo que quedé asombrado y algo asustado, nunca había sido así, pero no sé qué me sucedió, que un cosquilleo recorrió mis piernas y pasé salida al ver tal escena y solo asentí con la cabeza.

-Así me gusta mi amor –me dijo– acércate rápido –a lo que corrí hacia ella– baja la cabeza y me dirás a todo “si mi ama” sin chistear, ¿entendiste? –me dijo mientras puso su pierna entre mis piernas y la elevaba apretando mis bolas, lo cual se sentía doloroso y placentero y con su mano, me apretaba los cachetes.

-Si mi ama – le dije sin chistar mientras mi verga se ponía bien tiesa.

-Abre tu boca –me dijo mientras acercaba sus labios y me mordía mi boca y cerraba ella sus ojos– que delicia –y se mordía ahora los labios, sacó su lengua y desde mi quitada hasta la nariz me lamió, fue muy rico y su pierna apretaba mas mis bolas, a lo que tragaba saliva y no pude evitar cerrar la boca- ábrela maldito perro –me dijo golpeándome en los testículos y dándome una cachetada, esto si había dolido mucho.

-Levántate y ven para acá y abre esa boca –la obedecí como nunca había hecho con alguien, mi excitación estaba a mil, ella comenzó a mirarme– mira como te tengo yernito, mira nada mas que delicia, esto es lo que quiero ahora, que me obedezcas –me dijo y al terminar escurría saliva de sus labios y sacó su lengua y dejó escurrir saliva en ella dejándola caer en mis boca, instintivamente cerré los ojos y no pude evitar pasarla y saborearla.

-Que delicia mi ama – ella tapó mi boca y soltó mi cinturón.

-Shhh que no te he indicado que hables, quítate tu ropa –a lo que obedecí inmediatamente– date vuelta.

-Si mi ama, lo que ordenes.

Me quedé quieto, no sabía que iba a hacer, ella se acercó a mi y comencé a sentir sus mordidas y lamidas en mis piernas y comenzó a subir lentamente, mordiéndome fuerte, yo sentía como mi verga estaba tiesa y goteaba, ella con sus manos apretaba mis nalgas y las abría, lo cual era muy rico, jamás había hecho algo igual, pero sentirme así era como estar a punto de venirme, fue subiendo poco a poco y con sus manos me nalgueó, a lo que no sentí nada mas que excitación, me dio palmadas fuertes y me aruñaba la espalda, ella se alejó.

-Voltéate nuevamente –me giré y la vi tirada en el mueble con las piernas abiertas– ven y chúpamela perrito, chúpamela como nunca lo has hecho, ven rápido!!

-Si mi ama –le dije arrodillándome y lamiendo sus clítoris, estaba muy mojada, escurría de su vagina ese líquido delicioso que tanto me gustaba tomar y pasarme, me encantaba saborearle la vagina a mi suegra.

-Siii, siii, maaas –me decía tomándome de la cabeza y empujando más hacia ella– maaas perrito -me golpeaba los cachetes y con mi correa me comenzó a azotar la espalda– vamos, obedece, quiero más fuerte, más fuerte y sus golpes eran cada más mas rápido y dolorosos pero me gustaba, podía sentir como mi espalda se marcaba con cada latigazo que hasta me movía de dolor pero que en ese momento no lo sentía así y en un orgasmo mi suegra me empapó la cara, no dejaba de salir liquido de ella, no había visto esto antes y como si fuera una ducha, esparcía sobre mi cuerpo su orgasmo y lo disfrutaba de una manera increíble.

La puerta sonó, debía ser mi esposa.

-Déjame aquí, vete a tu cuarto y espera boca abajo.

-Per…

-Shhh, que te dije sobre lo que debías responder.

-Si mi ama – fui a mi cuarto y me acosté como mi suegra me dijo.

Continuará…

************************

Háganme saber si les gusta con un comentario y quieren la segunda parte o a mi correo [email protected], el relato es real y quiero contarles más, recibo cualquier ayuda visual de alguna dama que quiera ser mi musa para un relato.

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