Quiero comenzar con decir que no he escrito antes ninguna historia y que hago esto porque creo que es bueno compartirla, pues por la camaradería que nos une con Uds. Me gusta leer las historias y ver que no fui el único que le pasó algo excitante.
Dicho lo anterior, he de hacer una breve introducción, Me llamo Gerardo L., tengo actualmente 30 años y mi esposa Norma Lisseth A., tiene 28, ambos profesionales y somos y vivimos en Hermosillo, Estado de Sonora, México un estado que es frontera con EUA y que tiene fama de tener mujeres hermosas (aparte de la carne asada que es famosa), con dos hijos.
La historia que interesa sucedió hace 5 años, yo 25 y ella 23, no teníamos hijos y llevábamos 3 meses de casados. Lizzy (así le digo de cariño desde novios) es una mujer de 1.67 de estatura, alta como son las norteñas, blanca de piel, cabello café, ojos amielados y su cuerpo no sé las medidas clásicas, pero sé que para ese entonces pesaba 50 kg, talla 7 de pantalón (delgadita de cintura, pero caderona y sí es nalgona), bra de 34C (sus pechos no son voluptuosos pero si las tiene duras) y de piernas firmes muy firmes. Ahora por los hijos ha cambiado un poco su figura, pero siempre se mantiene en forma pues hace ejercicio.
Luego de la escuela (UNISON-universidad de sonora) que es donde nos conocimos y donde nos pusimos de novios (2 años de novios) nos decidimos casar. Me tocó hacer el ritual que se hace por acá, que es pedir a la novia a los papás, planear una boda religiosa y celebrar hasta incluso el día siguiente. Hicimos todo tal cual, los primeros días y meses ya saben la felicidad de recién casados, ambos ya teníamos trabajo, yo era y sigo siendo jefe en una maquila y ella trabajaba en ese entonces de cajera de un banco cuyas oficinas centrales del Estado estaban en el mismo edificio. Siempre lo vimos como algo temporal pues por su carrera estábamos buscando cambiara o quedara en el banco, pero en alguna jefatura acorde a su carrera.
Ya entrando a la historia, esta comienza con que un día del mes de septiembre que hay clima agradable pues en Sonora es un horno, me cuenta que llegaría un auditor de la Ciudad de México que en ese momento era el DF y a que a los que viven ahí se les dice chilangos. Me comentó que en su trabajo andaban nerviosos todos porque siempre los habían auditado gente de Monterrey (que pertenece a un estado también fronterizo llamado Nuevo León por quien no sabe y que de alguna manera hace tener vínculos similares). Así pasaron “nerviosos” en su trabajo y ella me lo exponía, siempre aclarando que por su puesto de cajera a ella esas auditorias no le afectaban directamente a menos que hicieran cambios de jefaturas.
El día llegó, un lunes, fue presentado a todos los empleados según las áreas. Lizzy me comentó cuando la vi que él se llamaba Ramón García, de 36 años (13 mayor que ella), Licenciado Financiero, me dijo en son burlesco que él estaba usando traje (en el norte no es muy común a diferencia de la capital de vestir así), de estatura como ella, moreno, cabello negro con el clásico peinado hacia atrás con mucho gel, típico chilango (palabras de ella).
El licenciado se quedaría una semana laboral, de lunes a viernes, y auditoria todas las áreas enfocándose en funciones. Su área (de cajeras) sería auditada el día miércoles o sea dos días después.
El martes nos comunicamos a la hora de su comida (al ser cajera no puede usar teléfono ni menos mandar mensajes) y me contó que andaban nerviosos y que ya auditaba, pero que a la hora de salir a comer con sus compañeras, lo había visto afuera del banco y ella le preguntó si le pasaba algo, él le dijo de no saber dónde ir a comer y ella le indicó lugares cercanos donde ir.
Me contó que le agradeció y que al parecer había ido a uno pues lo vio irse. Lizzy se rio que sería el único en ese lugar vestido de traje. Por la tarde que fui por ella al banco me comentó en el camino que el Lic. García se le había acercado antes de que ella saliera y le dio las gracias pues le había gustado la comida.
En casa luego de hacer los quehaceres ambos y la cena a la hora de acostarnos como buenos recién casados íbamos a hacer el amor (recién casados) y al comenzar el previo ella tocó el tema del licenciado y me dijo que tal vez ella vio mal, pero que cuando ella le dio las indicaciones de dónde comer ella veía como que él la escaneaba de arriba abajo sin descaro y de manera muy sutil, pero que por la tarde cuando le fue a agradecer en donde ella se encontraba, sin querer volteó a ver cuando él se iba y al estar ella de pie en la caja de espalda vio que su mirada le miraba el trasero de ella. Sin querer eso me comenzó a prender y pues hicimos el amor y no niego que estuve pensando en eso cuando me vine.
Luego acostados volvió ella al tema y de ella salió que lo miraba con “lástima!” que pobre pues al ser el auditor tanto los jefes como el personal pues le huían y eso le hacía sentir a ella cierta empatía a él y me pidió que porque no lo llevábamos a comer estos días.
Yo la verdad no lo vi mal y así hicimos. El día siguiente, miércoles que era el día que auditaba su área, yo lleguó por Lizzy a la hora de su comida me dijo Lizzy que no había podido hablar con él e invitarlo porque pues los estuvo auditando y no hubo oportunidad y que lo único que había pasado es que llegó donde ella mientras trabajaba y la estuvo observando y anotando. Lizzy me dijo que se siento incómoda y hasta incluso algo molesta porque solo le dijo “hola” y ya.
Sentí como que se arrepentía y que estaba molesta con él, pero en eso él salía mientras Lizzy estaba de espalda y yo de frente a la entrada de donde él salía, y vi que el licenciado le miraba el buen trasero de mi esposa, me dio entre coraje y morbo, pero no sé porque eso me dio fuerza de dejar a Lizzy parada y hablando y me aproximé donde él y me presenté, le dije:
—Hola, buenas tardes licenciado, no me conoce soy el esposo de la cajera Norma Lizzeth —se la señalé y le dije:— Licenciado lo queremos invitar a comer por acá cerca. —Él como que se sacó de onda y me acordé que auditaba a mi esposa así que para que no pensara nada como que lo lambisconeábamos le dije— se lo pedimos porque mi esposa me contó que no sabía dónde ir ayer y pues nos apena que fuera a creer que los sonorenses somos mal educados, pero si Ud. siente que rebasamos la confianza profesional, le pido disculpas.
Él astutamente me dijo:
—Cómo va a creer que despreciaría una invitación así más acompañado de la belleza sonorense? Vamos —me dijo.
Caminamos a donde mi esposa Lizzy y ahí dijo:
—No podemos ir los tres porque se podría mal entender acá si nos miran, les pido si no les molesta que pasen por mi a la esquina y vamos a un lugar algo retirado. —dijo él.
Lizzy yo nos fuimos por el auto y ya dentro me hizo un leve reclamo que por qué lo había hecho? Y le dije que pues que así habíamos quedado, no la dejé me dijera nada más y le dije “es la oportunidad que él vea la calidad de persona que eres y que no eres una simple cajera, no crees?” Y no dijo nada, pero creo que me dio la razón.
Pasamos por él, fuimos a comer, comida típica (carne), la charla amena fue de presentación y nada nada laboral. Ahí supimos era divorciado A la hora de regresar me pidió si hacíamos lo mismo de dejarlo en la esquina. Y el dije que sí, aunque luego me dijo “si hay una tienda departamental por acá me podrías llevar y luego de dejar a tu esposa pasar por mi? Quiero comprar algo de volada”, dijo. Le dije que sí, y lo dejé en la tienda y llevé a Lizzy, luego fui por él y lo llevé a la esquina del banco. Se bajó dando las gracias nuevamente y remató con “comí rico y todo lo que vi lo vi rico”. No entendí que quiso decir.
Por la tarde pasé por mi esposa y me dijo al solo subir al auto, casi sin decir hola, que había visto al licenciado auditando a las otras cajeras que faltaban y que luego se metió a auditar a la jefa del área, pero que antes de salir, él llego a la caja y sin decir nada le dejó una bolsita, que dentro tenía un regalo, un conjunto de ropa interior (tanga y bra rojos), me lo mostró y me leyó una tarjeta que decía: “gracias por ser así de lindos conmigo, me alegra que una linda sonorense sea así. Con todo respeto te doy esto y espero no lo tomen a mal. Saludos a tu esposo también.”.
Yo me quedé sin palabras y solo le dije “que detalle más fuera de lugar, pero bueno es chilango (del DF)”. Por la noche de nuevo al hacer el amor y no podía dejar de pensar en cómo le miró las nalgas a mi esposa y el “buen detalle”.
Jueves que llegué por ella, me contó que el Licenciado la había invitado a ir a comer por ahí cerca y que le pidió se vieran en el restaurante para evitar habladurías. Ese día por la noche si me lo imaginé feliz charlando con mi esposa Lizzy. ¿Iniciaba algo en mi? No lo sabía.
Viernes último día, bueno, supuesto último día. Lizzy me llamó a la hora de la comida y me dijo que habían anunciado ciertos cambios y que el licenciado iba a quedarse una semana más o sea hasta el viernes siguiente solo que ya no haría auditoría sino apoyar con esos cambios (despidos que hicieron). También me dijo que un grupo de empleados le harían una carne asada (clásico del norte) el sábado (al día siguiente) en honor al licenciado. La jefa de Lizzy fue despedida.
Por la tarde que llegué por ella me dijo más detalles de los cambios y también me dijo que el licenciado se le acercó y le dijo que debido a que se quedaría más tiempo pues que tal vez podíamos salir con él este fin de semana, le dio el nombre del hotel, es un hotel de cadena nacional Fiesta Americana y me dijo que ella le dijo que si podíamos íbamos por él ese viernes a cenar.
Lo platicamos y decidimos que sí y el justificante que decidimos que era bueno quedar bien con la persona que daba informes de los empleados. Lizzy le llamó y quedamos que iríamos por él a las 8 pm. Así fue, yo iba de mezclilla (jeans) y camisa manga larga, ella de mallones blancos, falda de mezclilla color negra y blusa blanca con chamarra de mezclilla, se miraba re buena pues marcaba sus piernas y acentuaba su cadera, sus pechos se miraban poco por la chamarra, pero se notaba que si había.
Llegamos a recepción y esperamos bajara, él llego de pantalón casual y camisa manga larga bien arreglado y perfumado. Nos saluda y pues fuimos por el auto, de reojo pude ver que dejaba que mi esposa Lizzy caminara un paso más que él y vi que la devoraba con la mirada. Llegamos al auto y el bien caballero le abre la puerta a mi esposa y luego entra él, dentro del auto mi esposa le agradeció por ser caballero y le dijo “acá no somos así”. Por el retrovisor vi una sonrisa de acá voy bien.
Llegamos la cena ahí si fue plática laboral, al punto que hasta me sentí aburrido porque fui excluido, no sabía mucho de que hablaban, pero si desperté cuando Lizzy se excusó ir al baño y él, “buen caballero”, se puso de pie, retiró su silla y vio sin pena el culo de mi esposa ir al baño. Él se sentó y me sacó plática equis y luego lo mismo, la vio venir y se puso de pie, retiró su silla y al estar yo junto a ella vi cómo le miraba al sentarse.
Terminamos la cena y lo llevábamos a su hotel, como a eso de las 10 pm cuando él dice “y no habrá un lugar de baile por acá?”. A lo que Lizzy le dijo que yo no bailaba que así que no sabía más de lo que ella conocía hasta antes de que fuéramos novios y de los que las compañeras comentaban “por cierto -le dijo ella- donde tú te hospedas ahí junto al hotel está uno que dicen que es bueno solo que es algo fresa”.
Él pidió ir ahí sino era molestia y me miró a mi, Lizzy no dijo nada y sentí la presión, dije “claro que SI”. Al entrar lo típico de esos lugares de moda que hay cola para entrar. Él astutamente fue donde quien decide quien entra y le dijo algo y luego llego él licenciado y nos dijo “listo vengan”. Lo seguimos y nos dejaron entrar. Imagino dio $. El lugar lleno, es, porque aún existe, un lugar no tan grande y al ser de moda, no sé si aún lo es eso no importa, hacía que estuviera llenísimo, sin mesas.
Pues ahí dentro la música y nunca nos atendían hasta que pasó un mesero y él le dijo “te doy $ ahora y nos atiendes y al final te doy ma$…” y pues así fue, bien atento el mesero, jaja, nos estuvo llevando bebidas: cervezas para ambos hombres y piñas coladas con alcohol para ella. Lizzy no toma mucho, pero tampoco lo deja de hacer y obviamente se desinhibe más, y así estuvimos tratando de platicar, pero no se escuchaba nada, hasta que a la segunda bebida ya Lizzy se movía al ritmo de la música mientras hablábamos, se me acercó el licenciado y me dijo:
—Puedo invitar a tu esposa a bailar?
—Si adelante. —Le dije yo.
Se le acercó a su oído y la invitó, ella me volvió a ver y le dije que si con la cabeza pues no se escuchaba nada… Se fueron no sin antes Lizzy darme la chamarra y estaban casi en frente de mi pues no había espacio como dije y estuvieron baile que baile por una hora y media (yo solo tomando me hacía ver la hora a cada momento).
No hubo música romántica y era música en inglés y español, variados de todas épocas. Como dije una hora y media bailando así hasta que 30 minutos antes de las 12, pusieron banda, la clásica música de acá y ahí él no supo que hacer. Se regresaron conmigo y estuvimos platicando, gritando casi.
Bebimos más, yo llevaba ya algo para estar contento y él tal vez unas menos, pero el baile le ayudaba, Lizzy unas buenas piñas coladas.
CONTINÚA…