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Mi encuentro contigo que lees mis relatos
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Tiempo de lectura: 10 minutos

Hola a todos, la siguiente publicación es el esbozo de un pensamiento/fantasía. En espera de sus comentarios.

Sé que soy provocadora. Y me encanta la atención que recibo y la diversión que conviene con ello. Sé que en cualquier lugar la gente me mirará. Me da una profunda emoción en mi interior saber que los hombres me miran. Que me codiciando y desean. Y que tengo el control total sobre con quién involucrarme y hacer con sus deseosos.

Recuerdas cuando te dije donde iba estar, para coincidiéramos “casualmente”, tu pacientemente esperaste en el lugar indicado, me viste entrar caminando, no fue difícil notarme, entrando con confianza sobre mis tacones. Mi sonrisa pintada de rojo mientras pasaba hacia el bar. Mi hermoso vestido que realza mi figura. Mi maquillaje de ojos es sutil pero llamativo con pestañas largas y mis largos mechones de cabello cayendo en cascada. Bebí un sorbo de mi bebida y te das cuenta de lo impresionante que me veo sobre tacones de cinco pulgadas.

Lo que no ves es mi ropa interior fina y cara debajo del llamativo vestido. Mientras camino con confianza, puedo sentir lo sedosas que se sentían mis piernas en las medias que uso. A cada paso que daba, podía sentir las seis tiras del liguero que llevaba contra el muslo. Aún más podía sentir las bragas de encaje negro de seda a juego contra su húmedo coño recién afeitado. Sabía que los hombres me mirarían mientras circulaba por la habitación. Muchos de ellos tratando de observar más allá de mi ropa.

Casualmente me encuentro con una con una pareja que conocía. Hablo brevemente con ellos. El pobre no sabía dónde mirar cuando estaba hablando con su esposa. El vestido perfectamente cortado para lucir mi escote de una manera elegante. Sus ojos intentaban no mirar el escote. Continuó hablando con otra persona, era una fuerza de la naturaleza en la habitación.

Después de un tiempo, regresó al bar, tú todavía estabas allí tomando otra copa después de hacer una pequeña charla con varias personas que realmente no querías, pero también necesitabas ser educado. Me habías mirado una o dos veces, pero no habías pensado en hablarme.

Me acerqué a la barra junto a ti, pedí una bebida y se apoye con poco sobre la barra con una pierna ligeramente en el aire, la punta de mi zapato haciendo contacto con el suelo. No pudiste evitar mirar mis piernas, pero te demoraste un momento para que yo te sorprendiera mirando.

Yo: Oh, ¿mis medias si están rectas? Con fingida sorpresa.

Tu: ¿Perdón? – sorprendido.

Yo: Te preguntaba si mis medias están rectas. Es tan difícil enderezarlas a veces, ya sabes, y las mirabas, así que pensé que al menos una debe ser chueca.

Tu: En realidad no me había dado cuenta. – Con nerviosismo.

Giro la cabeza hacia atrás tratando de ver pon encima de mi hombro la parte posterior de mis piernas y luego te miró directamente. Te había puesto nervioso, pero mirándote noto que eres de mi tipo de hombre y además tienes buen gusto para vestir. Mirada profunda e intensa. Parecías un hombre fuerte, pero en segundos te había debilitado y te había puesto nervioso.

Yo: Se miran derechas, pero ¿te importaría echar un vistazo rápido tú mismo? – mientras me giro casi de espaldas a ti.

Tu: Están perfectamente derechos. – recuperando un poco la compostura y la confianza.

Tus ojos viajaron por la línea de las costuras hasta el dobladillo del vestido, admirando mi trasero, justo en frente de ti. Sabía lo que estaba haciendo y tú también lo sabías, pero no podías hacer nada al respecto. No podías dejar de mirar mis redondas nalgas mientras tu polla daba muestra de vida dentro de tus pantalones.

Yo: Ah, y en caso de que te lo preguntes, estoy usando medias. -Bromeó. – No son pantimedias, son medias con una banda a juego alrededor de la parte superior. Sujetada por un costoso liguero de seis correas. Eres un hombre de medias, ¿no?

Tu: ¿Perdón?

Yo: Eres un hombre de medias. ¡No en el sentido de usarlas, por supuesto! Riéndome.

Tu: Puedo admirar a una dama en ellos, sí.

Yo: Oh… Creo que es más que admiración. – ronroneó mientras me inclino más cerca de ti para que nadie más la oyera. – Creo que te excitan, ¿no es así?

Tu: ¡¿Qué?!

Yo: ¡El bulto en tus pantalones me dice que te estás excitando! – susurrando en tu oído.

Te sonrojas de un rojo brillante, Rio de nuevo mientras tomo un sorbo de mi bebida.

Yo: Está bien, me parece emocionante que estés tan excitado con mis piernas y mis medias.

Estabas a punto de decir algo, pero rápidamente te puse un dedo en los labios para calmarte. No puedes evitar notar lo rojas y perfectamente cuidadas que estaban mis uñas.

Yo: Me gustas. -susurrando – Eres guapo. Y me deseas, ¿no es así?

Tu: Creo que eres atractiva- Fue todo lo que puedes responder perdiendo aún más el control de la situación.

Yo: No, me deseas. Estás pensando en cómo me veo sin mi vestido, ¿no? Estás pensando en lo que siente cogerme, ¿no?

Enfatizo la palabra coger. Parecía tan excitante al salir de mi boca perfectamente pintada.

Tu: ¿Quién eres?

Yo: ¡Soy alguien de quien no puedes apartar tus ojos!

Te mira con seducción. Te veo perdido poseído por mi mirada.

Yo: Sígueme

Camino, disimuladamente abro las puertas de un salón anexo, entro y tu detrás de mí, te indico con la mirada para que cierres la puerta tras de ti, lo haces sumisamente.

Apoyo mi trasero en una de las mesas y abro mis piernas.

Yo: Esto es lo que va a pasar señor, vas a usar tus grandes y fuertes dedos para llevarme al orgasmo. Y si lo haces con éxito haré que te corras sobre mí. ¿Estás de acuerdo?

Tu: ¡Por Dios, sí! Emocionado

Me encanta lo débil que pueden ser por causa del deseo, incluso los hombres más fuertes. Fácilmente podrías levantarme, poseerme contra la pared y tome con una follada llena de lujuria, pero mis encantos y maneras ahora te tenían haciendo lo que yo quería. No es que no me guste que me tomen con una cogida dura llena de lujuria, pero hoy tenía el control. Con solo un poco de coqueteo, siempre los tenía envueltos alrededor de mi dedo y haciendo lo que quería.

Con las nalgas al borde de la mesa y separó un poco más las piernas. Tomando una de tus manos grandes y ásperas en mi pequeña y delicada mano, la colocó en uno de mis muslos. Sintió un escalofrío atravesarme como un rayo de electricidad cuando tu mano comienza a subir por mi suave pierna cubierta de nailon.

Todavía no puedes creer su suerte o lo que estaba sucediendo. Tu polla se tensa cuando sientes lo suave de mi muslo encerrado en las costosas medias. Tu mano alcanzó la banda de mis medias y vacilas un poco antes de seguir adelante y luego encontrar carne. Gimo levemente cuando tu mano áspera se encontró con mi suave piel.

Sonrió mientras tu mano sube más por mi muslo hasta que tus dedos encontraron mi húmeda y sedosa tanga. Deslizas un dedo dentro y encuentras los labios de mi depilado coño mojado y arrastras el dedo hasta mi botón de amor. Gimo en voz alta y cierro los ojos mientras tu dedo lentamente rodea mi clítoris.

Yo: Mmmmm, ¿puedes sentir lo mojada que me has puesto? Gimo.-Adelante, mete tu dedo. Tenemos que ser rápidos, no queremos que nos atrapen, ¿verdad?

Deslizas un dedo dentro de mi humedad con facilidad haciéndome gimotear aún más. Miras hacia la puerta, esperando que nadie entrara. La idea de ser atrapado hace empujar tu dedo más profundamente mientras tu polla se dilataba dentro de tus pantalones.

Yo: Pon otro dedo en mí por favor. – sin aliento.

Obedeces sin decir una palabra, mi humedad aprieta tus dedos, deseadas poder meter tu polla dentro, pero todo lo que podías hacer era hacer lo que te decía que hicieras.

Empujas tus dos dedos dentro con más fuerza ahora. Con tu pulgar apoyado en mi clítoris, estaba acerca del orgasmo. Cuanto más me tocabas, más húmedo se volvía su coño. Los únicos sonidos en la habitación eran mis gemidos moderados y el sonido acuoso de mi coño siendo penetrado por tu mano.

Mis muslos temblaron cuando mi orgasmo comenzó a acumularse dentro. Sentí tu aliento en mi cuello mientras tocabas ásperamente camino al orgasmo. De repente, gritó y aprieto mis muslos con fuerza contra tu brazo mientras mi cuerpo se convulsiona por la liberación de mi corrida. Mantienes sus dedos dentro y fuera, moviéndolos ligeramente incapaz de mover tu brazo de entre mis piernas.

Dejé escapar un gran suspiro y abrí los ojos mientras mi corrida iba menguando. Relaje mis muslos, sonriendo.

Yo: ¡Wow, eres bueno! ¡Es hora de tu regalo, ¿puedo hacerte correrte ahora?

Tu Sí, por favor, estoy desesperado por correrme. En voz baja.

Me levantó del borde y te indicó que ocupes el lugar. Una vez que estas apoyado, agarró la erección a través de tus pantalones y te besó suavemente en la oreja. Lentamente, con una mano, bajó la cremallera de sus pantalones, deslizó la mano dentro y sacó tu polla dura como una roca.

Yo: ¡Oh Dios mío! Exclamó sintiendo lo duro y caliente que estaba tu palpitante polla erecta.

Te quedas sin habla y solo gimes. Me miras sonriéndome y luego miras hacia bajó a tu entrepierna donde tu polla destaca orgullosa y dura, envuelta con mi delicada y pequeña mano acariciándola lentamente hacia arriba y hacia abajo.

Doy un paso atrás, te miró y sonrió y me arrodilló frente a tu polla. Me miras aun sin creer lo que estaba sucediendo. ¿Estaba la mujer que acababas de conocer realmente a punto de chupártelo? Estabas desesperado porque lo tomara profundamente en su boca, pero sabías que no durarías mucho.

Pero yo tenía otras ideas cuando me arrodille frente a tu hermosa polla palpitante y dura. Sopló ligeramente sobre la cabeza haciéndola temblar ligeramente. Lo agarró con más fuerza sobándola hacia la base, admirando la brillante cabeza de tu verga. Abrí la boca de par en par e inclinó la cabeza hacia adelante como para deslizar la polla dentro de mi boca, ¡pero me detuve a solo unos milímetros antes de hacerlo! Te miró y sonrió. Me preguntó cuánto tiempo podrías seguir así.

Tu: Por favor. Clamaste.

Yo: ¿Quieres que te la chupe?

Tu: Sí, por favor, estoy desesperado, por favor.

Yo: Hmmm, no lo sé. ¡Pero bueno, también me hiciste correrme como te pedí!

Tu: ¡Por favor!

Sonríe, mis labios a solo unos milímetros de tu palpitante polla. Saque la lengua y la pase de extremo a extremo de tu verga. Gemiste en parte de alivio y en parte de emoción. Feliz con tu reacción, continuó moviendo mi lengua sobre el borde de tu polla. Por lo general, este sería el punto en el que sumergiría la cabeza y comenzaría a chupar, pero me estaba divirtiendo demasiado burlándome de ti para eso.

En cambio, dejó de tirar de tu palanca y apartó la mano dejándola balanceándose libremente. Moví mis manos hacia tus bolas y delicadamente pasó mis uñas sobre ellas acariciándolas. Luego pasó las uñas ligeramente hacia arriba y hacia abajo a lo largo de tu polla haciéndote estremecer y agarrar la mesa con fuerza con sus propias manos.

Moviendo la cabeza hacia abajo cerca de tu ingle, sientes mi aliento caliente brevemente en tus higos y luego finalmente el cielo, mis labios besando brevemente la base de tu polla. Colocando ligeramente mi boca, lentamente besó tu dura polla desde la base hasta la cabeza. Veías que mi cabello caía en cascada sobre mi rostro y hombros ocultando lo que estaba haciendo mientras mis labios llegaban hasta la punta de su dulce polla.

Tan pronto como llegó al final de tu polla, apartó mi cabellera del camino para que pudieras ver todo lo que estaba a punto de hacerte. Saqué la lengua y lamí el extremo de tu polla mientras la agarraba de nuevo. Un par de lamidas más rápidas de tu polla provocaron más gemidos. Tu agarre en la mesa se apretó de nuevo mientras veías pasar mi lengua por la parte inferior de tu verga hasta la base y luego volver a subir por el costado haciendo girar mi lengua alrededor del casco.

Lentamente deslizó la cabeza de tu palo en mi boca asegurándome de que mis dientes rasparan ligeramente de la punta. Gimoteaste de placer al sentir mi boca cálida y húmeda tomando tu verga. Giró mi lengua alrededor mientras mis labios se cerraban un poco sobre tu polla. Con solo la punta dentro de la boca, lo chupó suavemente saboreando su tamaño.

De repente, apartó la boca de tu polla dejándola libre y me rio tontamente mirando con mis ojos muy abiertos. Cómo deseabas agarrarme y metérmela hasta dentro, pero no podías hacerlo. Estabas hipnotizado por lo que le estaba haciendo y el poder que tenía sobre ti.

Deslizó tu polla lentamente en mi boca. Esta vez te muerdo levemente la cabeza haciéndote temblar y saltar un poco. Meto un poco más tu polla un en mi boca sintiendo lo duro de tu palo en contra mi campanilla. Chupó ligeramente y luego muevo mi boca hacia arriba y hacia abajo. Siento como palpitas sobre mi lengua y bajo mi paladar. Me detengo y usando mi lengua, labios y paladar, succiono con fuerza. Formaron un sello hermético contra tu dura verga. Con un pop, tu polla sale de mi boca, miró hacia arriba y respiración entrecortada te sonrió de nuevo. Mis labios dejaron marcada mancha de lápiz labial rojo a lo largo de su polla.

Yo: Vaya, parece que tendré que limpiar eso. – señalando tu hermoso palo

Lamo de nuevo alrededor de todo tu pistón y su cabeza. La siento como tiembla y palpita. Gemiste en voz alta cuando chupaba la cabeza de tu verga. Le di unas chupadas rápidas y luego retiré mi boca rápidamente.

Yo: ¿Ya mero terminas, te vas a venir?

Tu: Síiii.

Yo: ¡Todavía no, aun no!

Con una risita te dejo gimiendo mientras suelto tu polla dejándola rebotando libremente en el aire.

Estabas lleno de rabia y frustración, querías simplemente agarrarme y depositar tu semen sobre o dentro mí, cogerme bruscamente, pero no podías, estabas tan extasiado.

Me puso de pie, me apoyé junto a ti y subí un poco la falda por encima de las medias.

Yo: Ven aquí, acércate.

Tome tu verga y la acerque a mi entrepierna. Abrí las piernas y coloqué tu deliciosa polla entre mis muslos revestidos de nailon. Sentí el calor a través de mis medias y me incliné un poco hacia adelante para compensar la diferencia de altura.

Yo: ¿Cómo se siente? ¿Tu vergota siente contenta de estar entre mis piernas?

Tu: Sí, se siente grandioso.

A pesar de que eres más alto y más grande que yo y estabas sobre mí, todavía estabas bajo mi control.

Yo: Cógete mis muslos. ¡Pero despacio!- ronronee.

Obediente; lentamente moviste tu vara hacia atrás y hacia adelante entre sus muslos. Ya estabas al borde por mis manos y mi boca, pero ahora la sensación de tu polla contra mis muslos cubiertos de nailon estaba haciendo que tu semen se empezara a encumbrar desde tus huevos hasta la punta de tu verga.

Tu polla se sentía tan dura y caliente deslizándose entre mis muslos. Apreté con más fuerza reteniendo tu pistón.

Yo: Sigue así, no pares, más fuerte -mirándote directamente a los ojos.

Empujabas tus caderas dentro y fuera de mis muslos más fuerte y más rápido ahora desesperado por correrte. De repente abrí los muslos de par en par dejando que tu polla se balanceara suelta. Gemiste de frustración estabas desesperado por correrte.

Yo: ¿Quieres venirte? -seductoramente.

Tu: Sí, por favor. Suplicaste.

Agarró tu polla. Con fuerza y comenzó a masturbarte de arriba abajo con furia.

Yo: Ve a correrte por mí, termina, échame tu leche, dármela, vacíate todo sobre mi.

Con un gemido y una expresión retorcida en tu rostro, tu polla se sacudió violentamente en mi mano y tu deliciosos y cremoso semen salió disparado salpicando mis muslos cubiertos con medias. Gemí al sentir la humedad de tu esperma salpicando mis muslos. Me excitaba ver tu abundante leche, Mi coño se estremeció al sentir el semen caliente y húmedo que se filtraba por mis medias hasta mi piel.

Masturbándote con fuerza mientras tu orgasmo continuaba. Chorro tras chorro de esperma salió disparado de tu impresionante polla. Habías esperado tanto tiempo desde que saque tu polla para correrte y ahora, finalmente, te habías liberado. Cuanto más te ordeñaba, más semen salía volando de tu polla. Nunca te habías visto a ti mismo correrte tanto antes

Cuando el último chorro de simiente goteó de tu verga, te solté. Mis medias estaban cubiertas por tu crema que también goteaba entre mis dedos. Mientras estabas aturdido, me viste llevar lentamente mi mano cubierta de esperma a mi boca. Las puntas de mis dedos rojos se encontraron con mis labios rojo cereza y se deslizaron dentro de mi boca mientras saboreaba tu dulce y fresca leche.

Yo: ¡Oh, mira mis costosas medias! –riendo- ¡Están jodidas por tus cremosos mecos, eres un niño muy travieso!

Con mucha delicadeza, desabroche las correas de mi liguero de ambas medias mientras tu guardabas tu palo. De manera muy seductora y a propósito, hice un gran espectáculo al desenrollar la primera media por la pierna. Como una corista de la década de 1950, me quitó la media del pie y procedí a bajarme la media de la otra pierna y hacer lo mismo. Los hice rodar a ambos en una pequeña bola y los metí en el bolsillo de tu pantalón.

Yo: Aquí tienes un pequeño recuerdo.

Tu: Se verán los broches sueltos a través de tu vestido

Yo: está bien, siempre tengo un par de repuesto en mi bolso. – mientras los sacaba.

Observas con silencioso asombro mientras abrí el paquete y luego, delicadamente, me ponía las nuevas medias.

Lentamente hice rodar por cada pierna, sonriéndote mientras permanecías mirándome. Enganche las correas en una media y luego repitió lo mismo en la otra pierna dejando una correa colgando detrás desabrochada en cada pierna, dándote la espalda

Yo: ¿Te importaría ayudarme y sujetar las dos correas detrás de mis piernas, por favor? Es más fácil tener una mano extra para ayudarme con eso.

En un instante buscabas a tientas las correas, tus grandes dedos ásperos tratando de sujetarlas a las delicadas medias de seda.

Finalmente, después de un poco de torpeza, lograste sujetar ambas correas me di la vuelta y acaricio tu entrepierna y sentí a través de tus pantalones la fuerte erección de tu polla.

Yo: ¡te excitó, ¿no?! Lo siento, pero ya jodiste un par de mis medias y no cuento con más repuestos. ¡Tendrás que lidiar con esa erección tú mismo! –alisando mi vestido

Te besaba en la mejilla dejando una huella de su lápiz labial en él. Antes de que pudieras reaccionar o decir algo, me alejó hacia la puerta.

Yo: Tal vez nos veamos de nuevo, ¡fue muy divertido!

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