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Mi curioso amigo el repartidor
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi nombre en estar historia es Alex, esta historia es 100% real, cabe aclarar que esta es la primera vez que hago un relato, soy fan de esta página y cada vez que leo una historia me calienta mucho y me surgió la idea de que más personas conocieran mi historia. Tengo muchas historias que contar, pero en esta ocasión quiero empezar con esta historia ya que se me hace algo caliente y morbosa a la vez.

Todo empezó cuando entré a trabajar en una empresa de reparto, una empresa muy grande aquí en México de pan, la del osito. En mi primer día nos dieron una pequeña introducción de las políticas de la empresa y sus diferentes grupos dentro de la empresa, mi puesto al que había aplicado era la de ayudante de repartidor. Ya al segundo día me asignaron a una unidad donde por supuesto era el ayudante, iba como copiloto del encargado del reparto. Toda esa semana el encargado me enseño todos los puntos de venta y como cerrar cada venta en cada tienda donde se dejaba el producto así como la toma de pedidos según la necesidad de cada locatario.

Ya pasando unas dos semanas, el encargado entró más en confianza y pues nuestras pláticas eran de más confianza, que cual fue mi último trabajo, que si era casado, cosas así, y ya casi para cumplir el mes, ya hablábamos mas y las penas se habían ido, así que me empezaba a contar de había algunas clientas que le gustaban mucho, yo ya casi sabía quiénes eran porque ya me había fijado que en ocasiones se quedaba a platicar con ellas en sus tiendas, pero me insistía en una en especial. Una señora como de 50 años y de verdad si estaba muy guapa, era de piel blanca, pelo chino largo, ojos muy coquetos y sobre su cuerpo era muy bella, era alta y siempre andaba con pantalón de mezclilla de esos que son muy ajustados, tenía unos pechos no muy grandes, pero de la cintura para abajo era una delicia, unas piernas bien torneadas y su culo súper rico. No sé si hacia ejercicio o su físico era así, sus nalgas se marcaban perfectamente y muy ricos movimientos que hacia al caminar. Esa era la mujer que le gustaba a mi compañero, y cada vez que nos íbamos de ahí me decía, “que rica señora, como quiera cogérmela”, yo con una sonrisa le decía que pues se aventara, total si le decía que no pues ya no tenía nada que perder, pero el por temor a que lo reportaran y lo cambiaran de ruta decía que no, que mejor se aguantaba las ganas y que después se las quitaba solo, yo solo reí y le dije “bueno haya tú”.

Ya había notado que mi compañero era muy caliente, porque cada vez que veía a una mujer nalgona o chichona me decía “mira que rica está esa vieja”, a lo cual le respondía que si, y es que teníamos los mismos gustos por las mujeres nalgonas solo que yo no le había dicho nada aun.

Los días pasaban y así las cosas se daban, hasta que un día en un trayecto vio a una chica y me dijo “mira que rica está”, y lo que más me sorprendió fue que me haya dicho “hasta ganas de jalármela quiero”. Eso me calentó y hasta yo también quería jalármela.

En eso en mi teléfono busqué rápidamente en internet unas fotos de mujeres nalgonas y se las enseñé, le dije “mira, así como estas”, el cual creo que se calentó mas y me dijo “si pudiera ahorita me la jalaría” y le dije “pues hazlo, por mí no te preocupes”.

Se estacionó en una zona sola y se metió a la cabina de la camioneta. Debo aclarar que la unidad que nos asignaron era de esas grandes donde llevan el pan atrás y hasta tienen un pasillo para caminar y así poder surtir mejor las charolas de pan, pues bueno se metió atrás y se bajó su pantalón a media rodilla y se empezó a masturbar mientras yo vigilaba que nadie pasara. Cuando de repente me dijo “haz tu lo mismo si quieres, solo vigila que no te vean” y así lo hice. Me la estaba jalando y él atrás también me veía y yo lo veía, en eso recordé a la señora de 50 años y le dije “imagínate a la señora estando aquí”, eso lo hizo ponerse más caliente y se vino a chorros. Después de limpiarse tomó de nuevo el volante y me dijo “ahora tú ve atrás y termina de masturbarte”. Así lo hice y viendo las fotos de mi celular también me vine bien rico.

Así era ya nuestra rutina diaria, se nos hizo una costumbre masturbarnos detrás de la camioneta, cada día nos intercambiamos imágenes o fotos para hacerlo.

Un día se le ocurrió hacerlo con algún producto, abrió un pan y como juguete sexual se masturbaba fingiendo que era una vagina. Ese día me dijo “vente para acá atrás y prueba igual que yo”. Así que me metí también atrás y también escogí un producto, el clásico negrito relleno de chocolate. Él estaba sentado en un banco y yo me masturbaba delante de él, hasta que me dijo “alguna vez te ha mamado la verga un hombre”, a lo cual le dije que no, y me dijo que tampoco él lo había hecho y que si lo dejaba que me diera unas mamadas, de hecho me dijo, “se me antoja ese negrito…”.

Me acerqué a él y como él estaba sentado me empezó a mamar la verga despacio. Creo que él ya lo había hecho alguna otra ocasión porque la mamaba súper rico, como si tuviera ya experiencia en chupar vergas, solo me dijo que cuando me fuera a venir le avisara para que se saliera, y así fue, le avisé antes de venirme y ese día fue muy placentero mi día de trabajo.

Así pasaron varios meses hasta que lo cambiaron de ruta y ya solo lo veía al entrar al trabajo y en ocasiones a la salida ya que los horarios de salida no eran los mismos.

Ese era mi secreto del trabajo de repartidor. Más adelante publicaré más experiencias que me han pasado. Saludos.

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