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Mi cuñada y mi hijo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Hola, me llamo Clara, tengo 54 años, cumplidos hace unos días, estoy casada, tengo tres hijos, dos chicos y una chica y trabajo como limpiadora en un centro público. Físicamente soy rellenita, aunque dicen que tengo unas buenas tetas y un buen culo.

Los que hayan leído mi anterior relato sabrán como me lo hice con el sobrino de mi marido, que acaba de alcanzar la mayoría de edad, en la piscina del chalé de mis cuñados, había sido la primera vez que había engañado a mi marido, pero me había gustado tanto que era algo a lo que no estaba dispuesta a renunciar. La verdad es que el marido de mi cuñada no me preocupaba nada, sabía que enseñándole las bragas podía hacer con él lo que quisiera, me preocupaba que mi cuñada se enterara de lo que hacía con su hijo, las circunstancias me ayudaron.

Había pasado una semana desde mi encuentro con mi sobrino, seguía siendo agosto y el calor apretaba, mis cuñados, en parte para presumir de chale, nos invitaron ese fin de semana a una barbacoa, después de comer nos pusimos todos en la piscina a tomar el sol, por la familia de mis cuñados estaba el matrimonio y mi adorado sobrino, por mi familia, mi marido, mis dos hijos, mi hija y yo.

Estábamos todos en traje de baño, parecía una reunión familiar normalita, pero, quizá porque el ladrón piense que todos son de su condición, tuve la sensación de que mi hijo mayor, Iván de 21 años miraba de una manera especial a mi cuñada, que dicho sea de paso llevaba un bikini pequeñísimo, que dejaba ver la mayoría de sus impresionantes tetas. Esa tarde no paso nada, pero al volver a casa busqué la forma de quedarme a solas con mi hijo y le pregunté:

–¿Ver a tu tía en bikini te ha calentado?

Entre mi hijo y yo siempre ha existido mucha confianza, incluido las cosas del sexo, llevaba varios años comprándole los condones, la verdad es que es muy guapo, y por el ritmo al que me los pedía parecía que tenía mucho éxito con las chicas y de hecho me contaba lo que hacía con alguna de sus amigas, yo le animaba a disfrutar, aunque advirtiéndole de que tuviera cuidado, no era cuestión de que dejara a ninguna embarazada y eso nos complicara la vida a todos, comenzando por él.

Ante mi pregunta él se quedó pensativo, anteriormente mi hijo me había confesado que le atraían las madres de algunos de sus amigos, yo ahí le paraba los pies con el argumento de que podía tener problemas si intentaba seducir a mujeres mayores que él y además costarle la amistad con su amigos, pero después de lo corrido con mi sobrino yo sabía que no tenía autoridad para recriminarle nada si mi hijo se decidía seducir a alguna de ellas, tras un de reflexión mi hijo me respondió, un poco avergonzado:

–Lo siento mama, pero es que la tía Luisa, con ese bikini que llevaba, estaba espectacular, la verdad no he podido evitar pensar en follar con ella, pero te prometo que no hare nada con ella, además es mi tía sería incesto y eso está mal.

Vaya parece que en ese momento mi hijo era el adulto de la familia y yo la adolescente con las hormonas revueltas jajaja, tras un momento le respondí:

–Cariño, no sé si es que me estoy haciendo vieja, ya soy una cincuentona y quizá eso me está empezando a hacer ver la vida de otra manera, si te apetece hacerlo con la tía Luisa, inténtalo, no te quedes con la duda de que hubiera pasado si lo hubieras intentado, si sale mal y hay problemas tu madre te ayudará a salir de ellos. Y lo mismo te digo respecto a las madres de tus amigos, cuéntame cuando quieras intentar algo y tu madre te ayudará.

Y diciendo esto le abracé, tuve la impresión de que nuestra relación madre hijo se había hecho más estrecha.

Quedaba buscar las circunstancias para que este encuentro entre la tía y el sobrino tuviera lugar. Pero tampoco era tan complicado cuando yo tenía un espía en casa de mis cuñados, me refiero a mi sobrino, al que no me costó mucho convencer de que nuestra relación se consolidaría si pillábamos a su madre haciéndolo con su primo.

Por lo que me contó la mejor hora para que esto sucediera era por las mañanas, mi cuñado estaba trabajando, en esos momentos en casa solo estaban mi cuñada y mi sobrino, así que le dije a mi hijo, que estaba de vacaciones que quedara con su primo por la mañana para charlar en la piscina.

Siguiendo mis instrucciones, mi sobrino poco antes de la llegada de mi hijo, le dijo a mi cuñada que le había salido una entrevista de trabajo, después aprovechando que mi cuñada se hallaba en la otra parte de la casa hizo como que salía, pero disimuladamente fue a su cuarto que estaba situado en el piso superior de la casa.

Yo había dicho a mi hijo que me las apañaría para que su primo no estuviera en casa, la verdad no le di muchos detalles y él no me los pidió, el asunto es que se presentó en casa de mi cuñada cuando estaba, eso creían ellos, ella sola, ella le recibió, llevaba el bikini, dad el calor que hacía era normal, le contó que su primo había tenido que salir, pero que podía esperarle en casa y usar la piscina. En esos momentos ella podía acompañarle, podía cambiarse en el baño que había en la planta baja del chalé.

Mi hijo lo hizo y los dos se encaminaron a la piscina donde hacia una semana mi sobrino y yo habíamos tenido nuestro encuentro, en esos momentos, según lo convenido mi sobrino me avisó y yo que estaba en las cercanías fui al chale, mi sobrino me abrió antes de que llamara y me condujo al piso de arriba desde cuya habitación se veía la piscina y a la parejita.

Poco después mi hijo me contaría lo sucedido, y lo cuento tal y como él me lo contó:

Llegamos a la piscina y nos pusimos a tomar el sol, le dije a mi tía que estaba estupenda que el tía debía de estar muy feliz con ella, ella se rio y dijo que ya estaba vieja, que no creía que inspirara deseos, yo la desafié a que si de verdad creía eso se quitara el sujetador y dejara sus tetas al aire, mi tía dudo un momento y se lo quitó, sus dos tetas impresionantes quedaron libres ante mis ojos, le dije que tenía un par de buenas tetas, ella se rio y me dio las gracias por el cumplido, yo le dije que no era ningún cumplido y para demostrárselo me quite el bañador y deje mi polla al aire.

Supongo que mi hijo y mi cuñada creían que estaba solos pero no era así, desde una de las ventanas de la habitación del piso de arriba se podía ver perfectamente la piscina y lo que ellos hacían, aunque no se escuchara lo que decían, y allí estábamos mi sobrino y yo mirando el espectáculo, pero dejo seguir contando a mi hijo.

Cuando mi tía me vio la polla me dijo:

–Menudo pollón tienes sobrino, cuantas mujeres desearan metérselo en el coño, me dijo

–Está muy dura porque tus tetas la ponen así dije yo

–Pero si las tengo feas y viejas, dijo ella

Ante las palabras de mi tía yo me lancé a acariciarlas, temí que ella me contestara con un tortazo, pero ante mi sorpresa ella se dejó, estuvo un poco pasiva y luego ante mi sorpresa comenzó a acariciarme la polla que se puso durísima.

Me quedé todavía más sorprendido cuando mi tía se agachó ante mí y se puso a chuparme la polla, y debo de reconocer que mi tía la chupa muy bien, mejor que cualquiera de las chicas de mi edad que me la habían chupado con anterioridad, yo apreté su cabeza contra mí, ella seguía chupándomela de manera magistral y no tardó mucho en lograr que me corriera.

Pero antes de que lo hiciera ella con un gesto me indicó que la soltase su cabeza y sacó mi polla de su boca, aunque la meneo lo poquito que la faltaba para que me corriera, y dada la posición que tenía, toda mi leche fua a parar a su cuerpo, especialmente a sus tetas, verlas manchadas de semen les daba un aspecto muy erótico. En esos momentos sentía una gran envidia de su marido que sin duda disfrutaba de ello con una cierta frecuencia.

Yo sentía que estaba en deuda con ella, así que la empuje hasta que quedó tumbada sobre la hierba, nos dimos un beso, tenía ganas de besarla y no me importó que su boca estuviera impregnada con el sabor de mi polla.

Después la abrí bien de piernas y aproximé mi boca a su coño, en ese primer plano me encanto, mi tía tiene un coñito precioso, con pelo, pero muy cuidado, se nota que se lo prepara para que se lo miren con frecuencia, y luego introduje mi lengua en su interior, ella comenzó a gemir, mientras decía:

–Que delicia sobrino, nunca me lo habían comido así de bien.

Eso me excitó y me llevó a comérselo con más ganas, sentí como se venía en mi boca, sus jugos me encantaron, seguí chupándoselo, hasta que se corrió otra vez. Y entonces ella tomando la iniciativa me dijo:

–Sobrino me lo has comido muy bien, pero creo que ha llegado el momento de que te de tu premio supremo, túmbate tú ahora sobre la hierba, con las piernas muy juntas.

Lo hice mi tía me acaricio mi polla un momento para asegurarse de que estaba dura, y pudo comprobar que estaba durísima, así que se arrodilló encima de mí y dirigió su coño lasta las cercanías de mi polla, y la introdujo en el interior de este. El coño de la tía era el más caliente de los que yo he probado, y ella comenzó a jugar con mi miembro moviendo su coño a un ritmo que me provocaba muchísimo placer, era la hembra más caliente que yo había probado.

Encima yo veía esas esplendidas tetas moviéndose encima de mí, su visión me resultaba muy excitante, así que llevé mis manos hacia ella y las comencé a acariciar, mi tía dijo:

–Me encantas lo que me haces cariño, sigue tocándomelas.

Pero yo quería algo más, y levantando un poco mi cara aproximé mi boca a las tetas de mi tía y comencé a besarlas, ella dijo:

–Que delicia sobrino, al cabrón de mi marido nunca se le ocurre hacer esto.

Yo seguía tocándoselas y de otro lado mi polla experimentaba el calor de su coño que la rodeaba, nunca pensé que se pudiera gozar tanto con una mujer.

Mi cuñada y mi hijo estaban follando despreocupados, pensando que nadie los observaba, no se les ocurría pensar que desde la planta superior del chale donde estaba su piscina, y donde vivía ella, dos pares de ojos y la cámara de un teléfono móvil les estaban observando.

Mi idea era simplemente observarles, pero lo cierto es que el espectáculo me estaba poniendo muy caliente, hasta el punto de que no puede evitarlo, sin darme cuenta de que mi sobrino estaba presente, me subí el vestido que llevaba puesto, me bajé las bragas que llevaba puestas y me puse a meterme mis dedos en el coño, estaba muy húmeda, me masturbaba con rabia y me corrí varias veces pero no era suficiente, hasta que de repente sentí como una mano acariciaba mi culo, en esos momentos me di cuentas de que mi sobrino estaba a mi lado.

Mientras no podía dejar de mirar como la zorra de mi cuñada cabalgaba sobre la polla de mi hijo y de como este no dejaba de estrujarle las tetas como si fueran las ubres de una vaca lechera, dejemos que sea mi hijo quien siga contándolo.

Mi tía me seguía cabalgando con mucha pasión, yo seguía sobrando ese maravilloso par de tetas que tenía, me parecía una verdadera diosa, la dije, de forma espontánea sin ningún tipo de reflexión:

–Tía te adoro

Ella por sus gestos se la notaba que estaba teniendo varios orgasmos, seguía cabalgando sobre mí, en el entorno de la piscina con tanto frescor me parecía estar en el paraíso, al final sentí como iba a venir, y le pedí que se saliera, pero ella dijo que no me preocupara ya no estaba apta para da para luz, así que podíamos seguir follando con plena libertad.

Mientras la parejita seguía follando en la piscina, mi sobrino, después de sobar un rato mi culo, restregó su polla contra mi culo, se ve que sin que yo me diera cuenta se había bajado los pantalones, y además de ver el mismo espectáculo caliente que yo, estaba viendo como yo me masturbaba, quizá todo junto explicaba que tuviera su polla más tiesa que el palo de una bandera.

Por todo ello tras meter sus dedos en mi coño, para comprobar que yo estaba cliente, introdujo su polla en mi coño y comenzó a moverse como si yo fuera la única mujer sobre la tierra, yo entre la visión de mis ojos y los movimientos de la polla de mi sobrino dentro de mí, me sentía en una nube, era increíble lo que estaba disfrutando, mientras mi sobrino me seguía follando.

Mientras mi hijo estaba llegando al límite con mi cuñada, según sus palabras: Yo estaba intentado aguantar todo lo que podía, no quería que nuestro polvo se terminara, pero finalmente no pude aguantarme y me corrí, mi tía al sentir como me venía me dijo:

–Pero cariño ¿Qué tenías ahí dentro, un río?

Y es que de mi polla había salido un verdadero torrente de semen que llenó todo su coño, después ella se levantó sonriente, ella tiene una sonrisa preciosa y se dirigió a la ducha que hay al lado de la piscina, allí abrió el grifo y el agua comenzó a deslizarse por su cuerpo mientras ella se tocaba con sus manos para limpiar su cuerpo, verla así me resultó muy excitante y sin poder evitarlo fui hacia ella y sin mediar palabra, me metí con ella y fueron mis manos las que acariciaban su cuerpo.

En el piso de arriba mi sobrino seguía jugando con su polla en el interior de mi coño, la verdad es que esta combinación de mi vista y el tacto que sentía en mi coño era extremadamente placentera, mi sobrino había aprendido muy rápidamente y me estaba llevando al éxtasis, adoraba a ese chico, e por su parte por sus jadeos se le notaba que estaba a punto de correrse y así lo hizo llenándome el coño con su leche.

Fuimos un momento al baño a limpiarnos, cuando volvimos la parejita estaba otra vez sobre el césped follando, pero de otro lado yo ya tenía suficiente para responder en caso de que mi cuñada descubriera lo que yo hacía con su hijo, así que había llegado el momento de irnos, salí yo primera, había quedado con mi sobrino volver a vernos en un bar a una cierta distancia de su casa.

Mientras mi cuñada y mi hijo seguían a lo suyo, como me contó mi hijo, ducharme con mi tía y que ella acariciara mi cuerpo hizo que mi polla se pusiera dura de nuevo, así que le dije:

–Tía vamos al césped otra vez.

Ella se tumbó en el césped y yo me puse encima de ella e introduje mi polla, otra vez en su coño, mi tía comenzó a jadear mientras me decía:

–Cariño que feliz me estás haciendo, hace años que no tenía una sesión de sexo como esta, me estás haciendo sentirme una jovencita, te adoro.

Las palabras de mi tía me estaban haciendo sentir muy bien así que seguí follandomela, quería que ella disfrutase a tope. Al fina me corrí de nuevo, y me salió, otra vez, una gran cantidad de leche.

Cuando mi tía se levantó, en un momento determinado se puso de espaldas a mí y pude contemplar un trasero divino, y visto que ese día todo parecía posible, la dije:

–Tía tienes un culo increíble.

Ella me echo una de sus sonrisas maravillosas, yo me levanté, la rodeé con mis brazos y la besé apasionadamente mientras bajaba mis manos hasta que estas tocaron su culo, me encantó acariciarlo, y muy animado por todo lo que estaba sucediendo, la pregunté:

–¿Me dejas que te lo folle?

Ella me sonrió se puso a cuatro patas y me dijo:

–Es todo tuyo cariño.

Animado por sus palabras me acerqué a ella por detrás e introduje mi polla en su culo, y comencé a bombearla, mientras ella con sus gemidos me demostraba que había acertado con mi petición, fue el último acto de un encuentro maravilloso.

Mientras tanto yo llegaba al bar donde había quedado con mi sobrino y nos pusimos a hablar de lo sucedido, aunque era mejor que nadie se enterase de nuestra aventura, en el caso de que quien lo hiciese fuera su madre tendríamos con que hacerla callar, de otro lado el me reconoció que espiarlos le había dado mucho morbo, quizá era algo que debíamos tener en cuenta para hacer cosas juntos

Mientras hablábamos yo sentí como los dedos del pie de mi sobrino se ponían en mis piernas y poco a poco iban subiendo hasta alcanzar la altura de mis bragas y comenzó a acariciármelas con su extremidad inferior, de otro lado estábamos en un lugar público, vimos que los baños estaban en el piso inferior y eso nos animó a ir al servicio a los dos, y allí dimos rienda suelta a nuestros deseos.

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1 COMENTARIO

  1. Que rico me dejarías ver una foto de ti en bikini que solo se vea tu cuerpo, soy joven también y tus relatos me han calentado. Mi correo : ***no se admiten datos personales en los comentarios***

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