Eran las tres de la madrugada y mi marido se había perdido dos veces, lo único que se veía a través de la niebla era bosque, hacia media hora que había decidido ignorarlo, definitivamente es un inútil con la orientación, y lo peor es que andábamos escasos de gasolina, hacía tres horas que habíamos salido de casa de mi hermana, desde luego no era la mejor forma de acabar mi cumpleaños, después de andar una hora perdidos por un camino rural cosa de mi marido para atajar deslumbramos las luces de una casa.
-¿Crees que serías capaz de dirigir el coche en dirección a esa casa?- Dije irónicamente.-Les preguntamos y por lo menos evitaremos quedarnos colgados en mitad de la nada.
Mi marido se tragó el orgullo y refunfuñando se dirigió hacia la casa, era una casa grande y por las luces se veía que los dueños seguían despiertos, por supuesto me baje yo a preguntar.
Toque con los nudillos pues no pude localizar el timbre, al momento se abrió la puerta apareciendo una pareja de jóvenes, un chico y una chica, se quedaron mirándome sin saber que podría hacer yo a las tres de la madrugada en un sitio como ese y encima con esa niebla.
-Perdonar que os moleste, pero mi marido se ha perdido y la verdad andamos escasos de gasolina, ¿me podríais indicar por dónde llegar a la carretera general?
– Estáis muy alejados de ella. No sé si con esta noche sería bueno que continuarais.
-¿Tan lejos estamos? -Dije maldiciendo al estúpido de mi marido.
-Ya no es por lo lejos, si no que tenéis que tomar un par de desvíos y como no acertéis os perderéis más todavía.
-Pues no sé qué hacer. -Dije preocupada, ya me veía durmiendo en el coche.
-Si queréis pasar aquí la noche y mañana continuáis ya con luz.-Dijo el muchacho con cierto brillo en sus ojos.-Claro mujer, no lo dudes tenemos habitaciones de sobra, pasad estamos con unos amigos.
-Se lo pregunto a mi marido, gracias.- Por supuesto que no se lo pregunté, directamente le dije que pasaríamos la noche allí, intento decir algo pero mi cara se lo dejó bien claro, bastante había hecho ya esa noche.
Entramos en la casa donde otra pareja estaba sentada sobre cojines en el suelo alrededor de una chimenea, el rato que había estado fuera me había quedado helada, nos presentaron era también muy jóvenes estarían entre los dieciocho años y los veinte.
-Sentaos y tomar un poco de vino caliente, ya veréis que entráis en calor.
La verdad que la estancia estaba bastante caldeada, mi marido pidió ir al baño, lo acompañó uno de los chicos mientras yo me quitaba el abrigo y me quedaba en mangas de camisa.
-¿De dónde venís? -Preguntó una de las chicas.
– Pues no te lo creerás, de celebrar mi cumpleaños. -Dije riéndome de mi mala suerte.
-Pues vaya fin de fiesta, para celebrar tus veinte años.- Dijo uno de los chicos intentando alagarme con la edad.
-Jaja, qué más quisiera yo, no, ya me cayeron los cuarenta y cinco, pero muchas gracias por tu halago.
– No es ningún halago, la verdad es que no lo aparentas.-Soltó una de las chicas, la cual no dejaba de mirarme los pechos.
Mi marido vino a despedirse pues estaba muy cansado y quería dormir, iba a levantarme para acostarme con él cuando las chicas se empeñaron en que me quedara un poco más con ellos hasta que se terminara el vino y así podríamos brindar por mi cumpleaños.
Total que accedí pues realmente estaba muy a gusto, no sé si producto del vino caliente o del calor que daba la chimenea.
Al momento volvieron los vasos a llenarse, una de las chicas puso música y comenzaron a bailar entre ellos, mientras empecé a sentir calor con lo cual me iba desabrochando los botones de mi camisa y sin darme cuenta estaba enseñando mi sujetador, una de las chicas se acercó y ofreciéndome la mano me invitó a bailar, al levantarme note como la cabeza empezaba a darme vueltas, cosa que hizo que me agarrara a ella por miedo a caerme, veía las caras como en una nube, unas manos comenzaron a tocarme el culo, era la chica que había bajado sus manos desde la cintura hasta las nalgas, yo seguía en las nubes cuando noté el cuerpo de un muchacho acabando de desabrochar mi camisa y en menos de diez segundos estaba bailando en sujetador, tengo un pecho mediano pero bien puesto, me di cuenta que la otra pareja se estaban besando sentados en los cojines, la muchacha comenzó a besarme el cuello cosa que hizo que la piel se me pusiera de piel de gallina, las manos del chico estaban sobre mis pechos tocándolos por encima del sujetador.
-Que buena esta.-Le decía la muchacha al chico mientras esté acabo de desabrocharme el sujetador quedando los pechos al descubierto.
-Mi marido.- Era lo único que podía decir, mientras sentía los labios de la muchacha chupándome los pezones mientras el chico se apañaba en desabrocharme los pantalones.
-No te preocupes está durmiendo como un tronco.
-Si pero si baja.-Decía intentando apartar a la chica.
-Disfruta de tu cumpleaños, no seas tonta.- Mis pantalones estaban en mis tobillos mientras la mano del muchacho esquivo mi tanga y metiendo su mano se apoderó de mí coño. Entre los dos me tumbaron en os cojines y acabaron de desnudarme, la chica que se estaba besando con el muchacho se apresuró a quitarme el tanga y lanzarse a comérselo coño, yo estaba que no podía más cuando sentí unos golpes en la frente, era la verga de uno de los muchachos, en ese momento perdí todo el control y abriendo la boca me la metió por completo, sentía mis flujos correr por mis inglés gracias al trabajo de la chica, desapareció esta y colocándome un cojín en los riñones para que el otro chico me ensartará, comenzó a follarme despacio y poco a poco aumentó la velocidad, mientras la verga del otro me taladraba la boca, estaba llena por arriba y por abajo.
-Ves cómo te lo estás pasando bien.-Me decía una de las chicas.-Si al final nos lo va a agradecer.-Respondió el chico que me follaba la boca.
Sentí como mi coño se inundaba por el semen del chico y al poco mi boca recibió la descarga llenándomela, se salieron de mi dejándome aún más caliente de lo que había estado, una de las chicas ocupó el lugar del muchacho y sentándose encima mío de manera que su coño quedaba en mi boca, no dude y empecé a chupar con gula, notaba que me volvían a chupar el coño, y al rato note como buscaban la entrada de mi coño, no era una verga pues el tacto se notaba diferente, resultó ser un gran consolador, lo introdujeron y comenzaron a follarme con él, mi cara se llenó con la corrida de la chica dejándome toda empapada, me dieron la vuelta quedando mi culo a disposición de cualquiera, el muchacho que me había follado se puso de manera que pudiera mamarle su verga, unos dedos me estaban untando mi agujero negro, por suerte no soy virgen de ahí, más de un consolador a entrado, pero nunca la verga de mi marido, dos dedos ya estaban jugando en el interior de este cuando dos brazos me levantaron para sentarme en una verga y empezar a cabalgar, mientras ya tres dedos habían lubricado lo suficiente, notaba como iba entrando la verga, con mucho cuidado hasta quedar empalada por los dos agujeros, cogieron el ritmo y comenzaron a follarme, una de las chicas se puso delante quedando su coño a la altura de mi boca, con lo cual comenzó a saborearlo, había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido esa noche. Al final acabe llena de leche, sobre las cinco de la mañana nos fuimos a dormir, la verdad es que me ofrecieron dormir con los muchachos y no lo dude ni por un segundo, cerraron todas las puertas por dentro por si mi marido se despertaban supiera en qué habitación estaba, cosa que no ocurrió pues me levante antes que él, desayunamos y nos despedimos de ellos no sin hacerle un dedo en el lavabo a una de las muchachas.
Desde luego fue uno de los mejores cumpleaños de mi vida.