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Mi casa de playa (4)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Como a eso de las 2 de la tarde de aquel domingo le pedí al jefe de mi esposo, y nuevo amante mío, que se fuera ya que quería reposar y luego ir a la bendita playa a la cual ni un pie había podido acercar. A regañadientes aceptó y fui a darme un nuevo baño, salí en toalla y me senté en el sofá a relajarme y pensar en todas las cosas que me habían pasado en este fin de semana atípico…

Estando con mi mente volando, nuevamente alguien me llama afuera. Era una voz femenina, quién sería esta vez, Dios? Me puse un short, una camiseta corta y salí, encontrándome con una vecina de la casa de enfrente a quien reconocí pues llegó el mismo día que yo con su pareja al pueblo costero, llevaba en sus manos una botella de ginebra y un jugo:

-¡Hola! Espero no molestar… ¿estabas ocupada?

-No para nada, pasa adelante.

Comenzamos a hablar y me pidió dos vasos para servir la ginebra con jugo de naranja. Busqué hielo y nos servimos a nuestro gusto… Me comenzó a contar que estaba feliz porque la habían llamado de su trabajo y le notificaron que le dieron un ascenso y que no pudo contárselo a su marido ya que éste se había ido temprano de pesca, que por eso pensó en salir a festejar y se le ocurrió acercarse a mi casa y ver si estaba disponible.

Me había visto desde el viernes y le parecí una persona agradable y que, aunque desconocida, pues tenía que celebrar y quien mejor que su vecina que, al menos, estaba allí cerca y nunca está de más entablar nuevas amistades. La idea no era mala así que nos instalamos a beber y festejar el ascenso de la chica. Ella era muy bonita, tendría como 28 años, blanca con un cuerpazo de infarto. No tengo problemas en reconocer la belleza de una mujer y, ella, era espectacular además de muy simpática y chistosa.

Bebimos casi toda la botella y me recosté del sofá pues estaba un poco mareada, más no me percaté de que como no llevaba ropa interior el short se había rodado a un lado y se veía parte de mi rajita, rasurada y aún húmeda producto de la reciente ración de buen sexo. Ella miró hacia mis muslos algo sonrojada y me preguntó:

-¿Estás cómoda?

-Sí, hehe -le respondí -algo mareada, no acostumbro beber de esta manera…- ella seguía viendo mi entrepierna y allí si me percaté de que algo pasaba, de inmediato acomodé mi short y le pedí disculpas…

Ella me preguntó el por qué estaba tan húmeda, de inmediato se me ocurrió decirle que estuve viendo una película porno en mi cuarto y recordando a mi esposo (vaya excusa) y ella soltó una carcajada. Le dije que si ella no veía películas de ese género y qué le parecía tan gracioso. Respondió que claro que las veía, muchas veces con su marido o a solas como yo, pero que cuando tocaba el tema con otras amigas le decían que nada que ver, que eso era depravado, o que si necesitaban ver esas porno para excitarse ella y su marido, etc.

Así que lo dejaba hasta ahí para no caer el polémicas, por ello le parecía agradable que coincidiéramos en ese aspecto… Y que se reía también producto de los tragos. Seguimos charlando y me preguntó por mi pareja, le conté todo lo sucedido (con respecto a mi esposo no más, claro) y así pasaron los minutos entre pláticas y risas. Poco a poco fuimos acercándonos una a la otra, de vez en cuando un toque por allí, otro por allá, roces de piel… Empecé a sentirme como que demasiado a gusto con ello, y cuando podíamos nos veíamos con picardía y cierta indiscreción:

-Déjame decirte vecina que eres muy guapa, y te gastas una figura monumental, eh? Tu marido debe sentirse orgullosos de ti…

-Hahaha, gracias vecina -dije con cierta timidez- es un halago viniendo de una mujer tan bella y sensual como tú…

-¿Puedo preguntarte algo? – Dijo…

-Si, dime…

-Lo has hecho alguna vez con otra mujer? Yo siempre he tenido deseos de hacerlo, pero me da temor que mi esposo se entere y me crea una loca depravada, mas siento que quiero probarlo, que hay algo cuando él pone una porno y veo dos chicas haciéndolo que me excita muchísimo, más allá de una simple fantasía…

Le comenté que ciertamente me ocurría igual que a ella (vaya que los tragos desinhiben, eh?), que fantaseaba con estar con una mujer y mi marido pero eso quedaba en mi mente en ciertas ocasiones que hacía el amor con él, o cuando me masturbaba a solas, o después de ver escenas de las pelis porno.

Agregué que es algo que quizás a muchas nos pasa, así como imaginar tener dos hombres a la disposición penetrándote y eso… Pero que eran únicamente estimulantes para la relación, ¡qué sé yo! A ella se le iluminaron sus ojos y sonrió, estuvo de acuerdo con lo que le comenté y agregó que sería excelente cumplir una de esas fantasías, pero más la de probar con otra fémina a ver qué tal…

En fin, por allí se fue la charla, que si la bisexualidad femenina, que si admirábamos a nuestras congéneres bonitas, etc. Y de repente, sin darme tiempo a pensar nada, ella acercó sus labios a los míos, comenzando a besarme con un desespero que ni en mi esposo en uno de sus más apasionados besos sentí, o en alguno de mis amantes de turno… rozaba la lengua en mis labios y acto seguido la introducía en mi boca.

Debe haber sido tanto el licor como la excitación de aquello tan diferente, recordaba las palabras del jefe de mi esposo cuando me dijo que atraía a hombres y mujeres por igual, que comencé a responderle con la misma intensidad:

-Eres irresistible, qué labios tan tiernitos, ¡y tu boca sabe a gloria!… Me gusta esto que siento, sabes? No imaginé que fuese tan divino besar a otra chica, guaooo… – me decía la vecina – Me detengo o estás a gusto?

-Nooo, no te detengas… Y pues tienes razón, es algo totalmente diferente a besar un hombre, aquí hay más calidez, más suavidad… – le respondí.

Volvimos a besarnos, mientras su lengua llenaba mi boca sus manos empezaron a rozar mis senos por encima de la camiseta, apretando los luego entre suave y fuerte. Dejó una mano en mis tetas y se inclinó un poco más para bajar a mis piernas, tocando entre mis muslos buscando rodar la tela de mi short…

-¿Así te gusta que te toque? -Me dijo…

Sólo pude gemir y mover mi cabeza de arriba abajo en un claro "si" al sentir las ricas caricias que me propiciaba, mientras mi vagina chorreaba como nunca entre sentirla a ella, su tersura y delicadeza, y mi mente centrada en lo deliciosa que era esta nueva experiencia. Me sacó la franelilla, ella se sacó el vestidito que cargaba y su sostén, dejando al aire unas tetas grandes, rosadas y con los pezones muy duritos… se recostó a mi lado y ambas comenzamos a besarnos y tocarnos las tetas, chupándonos los pezones alternativamente una a la otra, mientras nuestras manos subían y bajaban, recorríamos nuestras cinturas, ombligos, interior de los muslos y las entrepiernas ya totalmente mojadas…

Le dije que era mas cómodo irnos a la habitación, que la cama era inmensa y ya el aire acondicionado tenía rato encendido, que allí estaríamos a nuestras anchas. Nos levantamos y nos fuimos para la habitación principal, ella se acercó y me bajó el short, lentamente pasando su mano por mis nalgas, por mi culo y mi rajita hasta que cayó mi diminuta prenda al suelo. Besó y toco mis piernas completitas…

Cuando me volteé ella empezó a desnudarse frente a mí dejando ver sus increíbles y apetecibles curvas, entonces nos recostamos en la cama y retomamos las caricias, los besos, las manos sobándonos las tetas, masturbándonos y tocándonos a gusto. Recorríamos nuestros cuerpos con besitos, mordiscos suaves, nos chupábamos toditas, algo que me enloquece es que me besen los pies y ella lo hizo de forma magistral y yo le correspondí con igual gesto… ¡Aaahh, qué ricura era eso! Hicimos un 69 que nos llevó a la gloria, alcanzando orgasmos inenarrábles. Lo que no sabía era lo que estaba a punto de ocurrir…

Entre el ruido del aire, la entrega total y nuestros gemidos, no sentí que alguien entró, era el esposo de mi vecina y estaba viéndonos, no sé cuantos minutos había estado allí, hasta que decidió acercarse a la cama. Su mirada era de lujuria, pasión… Me observaba con un deseo que jamás había visto en un hombre mientras nos alentaba a seguir como si él no estuviera allí, yo sentí una pena horrible y tapé mi cara pero mi vecina me habló:

-Tranquila bebita, no te sientas mal, relájate como venías haciendo y deja que todo fluya…

-Pe… pero… es que no esperaba esto, yo…

-Shhh, quieta mi cielo, bésame…

Ya de tanta excitación y la forma sublime como me habló ella, me permitieron soltarme, aflojarme de la tensión producida por la vergüenza inicial para entonces sonreír y decir para mis adentros programándome: "goza, disfruta de esto que es un obsequio del Universo, has experimentado mucho en estos días, sigue pasándola hot, es inevitable que huyas de tu naturaleza de hembra en celo constante"; en ese instante sentí las manos calientes y grandes del vecino en mis nalgas, comenzó a besarme la espalda, despacio, hasta bajar a mi ano donde introdujo su lengua.

Yo estaba en 4 lamiendo la cuca de mi vecina, bastó sentir la lengua de aquel macho en todo lo que era mi culo para alcanzar un nuevo orgasmo… eso hizo que acelerara mis chupadas en la vagina de mi amante, ella me pidió que subiera una mano hacia sus senos y las apretara, hasta que acabó delicioso… Sus jugos vaginales sabían a gloria, pero ya yo deseaba un pene dentro, no aguantaba más… Así que le pedí al hombre que me penetrara, al voltear ya estaba desnudo y observé un miembro hermoso, grandísimo y grueso, así que exclamé:

-¡Diosss, es grandote! Qué bello pene tienes… La forma, grosor, tus testículos… ¡Es un espectáculo que invita a comérselo!… Disculpa vecina… – me dio luego algo de penita con ella mi admiración por aquella verga tan hermosa.

-Haha, tranquila amor, te entiendo… Su verga es realmente una ricura y es perfecto… Ya verás el cúmulo de sensaciones que te dará… – dijo mi vecina con voz quebrada por el placer que la embargaba y sin inmutarse por mis alabanzas hacia la virilidad de su marido.

Me acosté y en posición de misionero el vecino me lo metió, tan sólo sintiendo la primera estocada tuve un orgasmo explosivo e inició sus mete y saca grandiosos… Mientras, la chica se dedicó a besar y lamer mis senos, aquello era espectacular, yo estaba en el éxtasis más grande de mi vida y tuve otros orgasmos; el sentir aquel miembro majestuoso dándome tantas descargas de placer más a mi vecina haciéndome todo aquello era algo majestuoso, placer por todos lados…

Al rato, él me lo sacó, se puso entre ambas y nos dedicamos a mamárselo como poseídas, era algo que hacíamos con sincronización como si hubiésemos ensayado hasta que sobrevino una descarga de semen abundante que las dos tragamos, compartimos, nos besábamos con las boquitas llena de leche ¡Qué locura tan sabrosa!

-Mmmmm, qué rico todo esto… – decía yo entre gemidos y balbuceos.

-Sí, lo mejor que he experimentado… ¡Ambas son una divinidad! – comentó el esposo de mi vecina.

-Es que nuestra vecina es fabulosa, vaya atino que tuvimos con ella…

Nos acostamos los tres, él en medio y comenzamos a darnos besos, caricias hasta que el guevote del macho volvió a erguirse. Ella se sentó sobre aquel soberbio mástil y empezó a moverse, yo me besaba con el hombre, luego lamía sus tetillas, subía hacia sus orejas, cuello, hasta que subí a darle besos a ella y lamer sus tetas hermosas, así estuvimos un rato hasta que ella acabó, mientras que el caballero me hizo poner mi cuca, sentadita sobre su boca y empezó a chuparme, sacándome al ratito otra venida riquísima. Mi vecina extenuada, se bajó de cabalgar a su macho y le ordenó a él:

-Ahora cógete a la vecinita por el culo, anda…

-Ok, ¡si es de su agrado…! – dijo su esposo – Y por cierto, cómo te llamas preciosa?

-Verónica, me llamo Verónica… Y claro que será de mi total agrado y gusto que me cojas y hagas tuya por atrás, ¡me muero de ganas! – dije con sonrisa de puta.

-Hahaha, vaya qué candela eres Verónica, qué agradable que seas receptiva por todas partes… – río y comentó la mujer. -¿Quieres algo de lubricación?

-No, así mismo, mi ano lo aceptará tal cual aunque sufra al principio, hehe…

Me puse en cuatro patas, dispuesta a recibir ese vergón en mi ano. Lentamente comenzó a metérmelo mientras mi vecina prodigaba sobre mí sus mejores caricias y besos húmedos. La sensación de cuando la cabeza de aquel monstruo entró fue bestial, vi estrellitas y lo confieso… casi me flaquean los brazos:

-Aaay, aauch, qué enorme!!! – hablaba casi pujando.

-Relájate princesa, afloja tu agujerito, sí? – decía mi vecinita y amante.

-Aaay, aagh, qué rico, qué rico, cógeme, métemelo todo, aaay… Dame duro papito…

Allí inició la cogida, una vapuleada descomunal… Yo gritaba, apretaba las sábanas, incluso mordí fuerte a mi vecina en uno de sus brazos. Ella se quejó pero con dejo de disfrute, qué tal? menos mal… Seguidamente ella se puso a mi lado cual perrita también, allí su marido me la sacó y se la metió a ella igualmente por el ano. Intercambiaba cada cuanto de culo mientras nos hacía gozar y nosotras a su vez nos dábamos besos de lengua entre quejidos, acabadas y alaridos. Así estuvimos por varios minutos hasta que el vecino echó su descarga de leche sobre nuestras nalgas.

Caímos los tres en la cama, entre sudor, semen y jugos vaginales por doquier. Quedé en medio de la pareja y me tocaban con delicadeza, me decían cosas lindas, me otorgaban besitos secos hasta que producto del relax total, me quedé dormida. Al despertar ya avanzadas la horas nocturnas, encontré un escrito en un papel en la mesa de noche. "Querida vecina, fue un enorme placer haber compartido el mejor sexo de nuestras vidas contigo, esperamos se repita pronto. Ah, nuestros nombres son Carla y Bruno, dulces sueños".

Sonreí, cerré los ojos y medité sobre todo lo que había vivido en ese fin de semana largo, estuve con un jovencito, fui violada entre temor y placer inmensos, el Jefe de mi marido se las ideó para cogerme, los vecinos me dieron la oportunidad de un trío y de gozar con una mujer por vez primera… Fui toda una puta consagrada, diplomada, y me habían dado todos el placer más grande, extraño y variado que jamás recibí y que, por supuesto, para un futuro no muy lejano, estaba segura de volver a experimentar sin dejar a mi marido porque al fin y al cabo, con él disfruto también y lo amo. Será que en el fondo todas las mujeres somos zorras, reprimidas por tabúes sociales, necesitadas del goce total, de salir de lo rutinario, de practicar la poligamia?

(Continuará).

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