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Mi amigo y compañero me hace su putita en un viaje
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Tiempo de lectura: 13 minutos

Mi nombre es Ariel, 32 años, como les había comentado anteriormente, durante mi época estudiantil había tenido múltiples encuentros sexuales con personas de mi mismo sexo, sin embargo había decidido cambiar mi vida, me enamoré de una bella mujer y me casé con ella, tengo cinco años de casado y padre de dos hijos varones, migré a una ciudad del Sureste de México hace seis años para trabajar en el área de Sistemas y Telecomunicaciones de una empresa petrolera y, aunque debo reconocer que en ocasiones extrañaba ser poseído por un hombre, la ciudad donde vivía era pequeña, muy tradicional, donde todo mundo se conoce, por lo que no podía arriesgar mi matrimonio y mi reputación por una calentura.

Tengo un compañero de trabajo de nombre Rodrigo, un poco mayor que yo, de unos 35 o 36 años, guapo, alto, de alrededor de 1.80, con un cuerpo atlético, jugaba mucho fútbol e iba al gimnasio, con una enorme fama de mujeriego, divorciado debido a que su esposa no le aguantó tantas infidelidades y lo abandonó, pero que actualmente vive en unión libre con una jovencita de unos 20 años muy hermosa, a pesar de eso, sigue con sus andanzas y acostándose con toda mujer que se le atraviesa por el camino, todo el mundo lo sabe y estoy seguro que su pareja debe saberlo también.

Además de guapo y varonil, es muy ocurrente y simpático, por lo que no se le dificulta conseguir pareja, en una ocasión le comenté que no comprendía como se andaba cogiendo a cualquier vieja, muchas no tan agraciadas, cuando tiene en casa a una mujer tan hermosa y si no le da miedo que lo vaya a abandonar como lo hizo su exesposa, a lo que sonriendo y agarrándose la verga me responde:

– La verdad, que sí, si lo ha pensado, no sé cómo mi vieja me aguanta, pero es que esta cabeza no piensa-

Solamente sonreí con la ocurrencia.

En cierta ocasión y gracias a mi destacado trabajo, fui seleccionado por mi empresa para asistir a un Congreso Internacional que se llevaría a cabo en la ciudad de México, el otro trabajador seleccionado fue Rodrigo.

El Congreso se llevaría a cabo en un hotel de lujo por el rumbo del bosque de Chapultepec, el Hotel Presidente Intercontinental, y aunque nos pagaban viáticos para hospedaje, comida y transporte por separado, tenían un monto máximo y en el caso de hospedaje no nos alcanzaba para un hotel de esa categoría.

Estaba buscando un hotel que no nos quedara lejos a fin de no incrementar demasiado el tiempo y costo de transporte cuando Rodrigo tiene una idea genial:

– ¿Oye, y si pedimos una habitación doble y pedimos que nos facturen a cada uno por separado?

La idea se me hizo estupenda, si bien los viáticos de hospedaje no alcanzaban para una habitación sencilla, la habitación doble tenía el mismo precio y al dividirla en dos nos alcanzaba perfectamente, ahorrábamos en transporte, la cual no era facturable, si no que nos proporcionaban una cuota en efectivo, la cual nos quedaría integra y además en tiempo de traslado, con la comodidad de poder ir a la habitación en cualquier momento. Hablé al hotel y no pusieron ninguna objeción para dividir el costo de la habitación entre dos personas, así que realicé la reservación en ese mismo instante.

Viajamos un domingo y llegamos a la ciudad de México en la noche, nos registramos, dejamos las maletas en la habitación y bajamos a cenar, todo normal, era verano y se sentía calor, una vez instalados en nuestra habitación y habiendo desempacado se me antojó una reconfortante ducha, mientras me estaba bañando entró Rodrigo a orinar, la regadera estaba separada del resto del baño por una cancelería de cristal, totalmente transparente, por lo que podía ver a Rodrigo y él podía verme, de reojo vi que se sacaba su verga, y aún en estado de flacidez era una verga larga y hermosa, descapuchada, el chorro de orín era fuerte y abundante, la imagen me estaba excitando y mi verga empezó a reaccionar, por lo que para disimular y no notara mi turbación me voltee hacia la pared, por lo que mis nalgas quedaron a su vista y ante mi sorpresa expresó:

– Que ricas nalguitas tienes, Ariel- me apenó el comentario y me volteé a la regadera, cubriendo con mi mano mi verga medio morcillona, alcancé a ver como agitaba su verga para sacar las últimas gotas de orín y se la guardaba en el pantalón, ahora comprendía como tenía tantas mujeres, su verga era irresistible, un estupendo trozo de carne.

Solamente sonrió, me guiñó el ojo y salió del baño dejándome avergonzado y pasmado.

Una vez que me relajé, terminé de bañarme, me sequé con una toalla, me puse mi bóxer y una playerita larga, casi parecía camisón y salí a acostarme en mi cama, era el turno de Rodrigo, sin pudor se desnudó completamente, tomó una toalla y se dirigió al baño, no pude evitar echar una mirada mientras se dirigía al baño, tenía una espalda ancha y atlética, piernas fuertes y marcadas y un trasero pequeño pero firme, ligeramente peludo, definitivamente un culo de macho.

Escuché el agua de la regadera y antes que saliera me volteé a la pared, estaba turbado y fingí dormir.

Una vez que salió del baño escuché que me dio las buenas noches y apagó la luz.

Me costó conciliar el sueño, me había impactado ver el cuerpo desnudo de Rodrigo y su hermosa verga, también me dejó pensando el que haya elogiado mis nalgas, pero al ser un macho heterosexual y mujeriego como él, lo tomé como una simple broma.

El día siguiente nos despertamos y nos arreglamos, nuevamente se desnudó para entrar a bañarse y al salir se quitó la toalla para vestirse, lo hacía sin pudor y yo podía recrearme en forma discreta con su hermoso y musculoso cuerpo, cuando me tocó bañarme pensaba salir desnudo, pero excitado como estaba me puse el bóxer en el baño, por pena al tener la verga medio parada.

Una vez arreglados bajamos a desayunar y nos inscribimos al Congreso, el primer día fue muy interesante y ameno, teníamos un break en donde nos daban algunos bocadillos y sin sentirlo terminó el primer día del Congreso, fuimos a comer y a descansar un rato a la habitación. Rodrigo quería ir a un antro de la Zona Rosa donde le habían contado que había chicas extranjeras muy hermosas que bailaban desnudas, acepté acompañarlo por curiosidad y pasar un rato divertido.

Llegamos al antro, efectivamente había mujeres muy hermosas que bailaban y algunas se desnudaban completamente, no todas, un espectáculo muy cachondo, al rato se sientan con nosotros un par de esas mujeres y nos piden que les invitemos un trago, lo sé, es una estrategia para embaucar incautos, pero esas hembras vaya que lo valían, después de un par de horas, bebiendo, platicando y aprovechando para toquetear a esas beldades se hizo tarde y era hora de volver al hotel, Rodrigo estaba excitado y quería llevarse a ese par de hembras a nuestro hotel.

Se acercó el encargado del antro y le informó la tarifa para sacar a las chicas, realmente una cantidad exorbitante, fuera de nuestro alcance, creo solamente gente muy rica podría darse ese lujo, así que nos regresamos al hotel excitados y algo apesadumbrados.

Olíamos a licor y cigarro, por lo que ambos necesitábamos un baño, le permití a Rodrigo entrar a ducharse primero, se desnudó como siempre y pude notar que su verga estaba semi erecta, un trozo de carne grueso y largo que me provocó un ligero escalofrío, sentí que mi culito se contraía de ansiedad.

Terminando de ducharse, salió y como de costumbre se quitó la toalla y se puso un bóxer, su bulto era tan grande que parecía que quería reventar esa prenda, realmente imponente, grosero.

Me metí a bañar pensando en esa rica verga y al terminar de bañarme me di cuenta, que por descuido no había llevado mi bóxer al baño, no me importó, tal vez por las copas que había tomado me sentía desinhibido y si a Rodrigo no le importaba pasearse desnudo por la habitación, no debería haber problema que yo lo hiciera, así que salí con mi toalla y la dejé sobre la cama al terminar de secarme, me dirigí hacia mi maleta, lo normal es que la hubiera subido a la cama o me hubiera agachado doblando mis piernas para abrirla, pero abriendo un poco las piernas, me agaché para abrirla sin flexionar las rodillas, prácticamente exhibiendo mi culo, en esta posición sentía mis nalgas entreabiertas y sentí el aire fresco acariciar mi fruncido y rosado agujero, por lo que deduje que había quedado a la vista mi zona más íntima, tarde un poco, simulando no encontrar la ropa interior, producto de mi estado alcoholizado, escogí un bóxer de una tela muy elástica que se ajustaba como guante a mi cuerpo y me lo puse sin dar vuelta, mi verga ya estaba erecta, me sentía excitado, no sabría con certeza porque estaba actuando así, tal vez culpa de las copas, recordaba el halago que le había dado a mis nalgas y quise que se deleitara con ellas, aun sabiendo que no tendría oportunidad.

Una vez que me puse el bóxer me acosté rápidamente para que no notara mi bulto erecto y me cubrí con una sábana, le di las buenas noches y en ese instante alcancé a observar que se acomodaba su verga, me acomodé dándole la espalda para dormir.

Poco a poco me fui durmiendo, en medio de la noche, siento una sensación muy placentera que hizo que despertara, fingí seguir durmiendo, Rodrigo me estaba acariciando el culo, muy suavemente, apenas rozando, intentando no despertarme, me encantaba la sensación y como entre sueños flexioné un poco mi rodilla para darle mejor acceso a mis nalgas, no lo podía creer, mi compañero de trabajo, tan macho y mujeriego estaba acariciando mi culo, me deje hacer, mi bóxer era muy elástico y su mano se metió por debajo y empezó a acariciar mis nalgas, mi respiración se aceleró, pero no me moví, al ver que no despertaba sentí que bajaba mi bóxer hasta el inicio de mis nalgas, uno de sus dedos se aventuró un poco más y recorrió el surco que divide mis nalgas, sentí que presionó suavemente y alcanzó a rozar mi arrugado orificio, tuve que morder mis labios para no gemir y delatarme, todo mi cuerpo se estremeció y rápidamente sacó su dedo, seguramente pensando que había despertado, permanecí quieto, sin moverme, haciendo un ligero ruido al respirar, fingiendo seguir dormido, unos segundos después habiéndose cerciorado que seguía "dormido" sentí nuevamente su dedo, lubricado ahora con algo viscoso y resbaladizo (después supe que era la crema humectante que obsequian los hoteles), acariciaba suavemente los pliegues externos de mi esfínter de una forma riquísima, mordí la almohada para no gemir, después de algunos minutos sentí que presionaba suavemente y la punta de su dedo venció la resistencia de mi esfínter, solamente la puntita, entraba y salía, me encantaba la sensación y arqueé la cintura para ofrecerle el culo, así que se animó y su dedo entró más profundo.

Lo movía divinamente en forma circular rozando mis paredes internas y lubricándome por dentro, seguía mordiendo las sábanas y ahogando mis gemidos.

– ¿Te gusta? -escuché su voz

A estas alturas ya era imposible seguir fingiendo, por lo que dejé de reprimirme y un gemido salió de mi boca.

– mmm, aghhh – fue mi respuesta.

Era obvio que estaba disfrutando su atrevida caricia, y ya sin ninguna precaución me enterró su dedo hasta el fondo, me retorcí de placer, su dedo empezó a acariciar mi próstata y mis gemidos aumentaron de intensidad, se sentía delicioso, movía su dedo de un lado a otro y en forma circular, lo empezó a meter y sacar literalmente cogiéndome el culo con su dedo y me puse boca abajo empinando el culo, con la mano que tenía libre me quitó el bóxer para quedar completamente desnudo, mi culo se contraía y relajaba apretando y liberando su dedo en forma involuntaria.

– Madre mía, que rico culito, me encanta como aprieta mi dedo, se nota que estaba hambriento, de haber sabido que eras putito desde hace años te hubiera cogido.

Mi respuesta fue abrir más mis piernas y empinar todavía más el culo, en señal de entrega absoluta, una de sus manos abrió más mis nalgas y otro dedo lubricado acompañó al que tenía en mi interior, la sensación fue más intensa y di un respingo y un gemido de placer, sus dedos exploraban mi interior sin recato y provocándome oleadas de placer, empezó a abrir y cerrar los dedos como en tijera y sentí algo viscoso y frío que se colaba en mi interior, me estaba llenando el culito de crema liquida, metía y sacaba sus dedos procurando introducir toda la crema posible y embadurnándome bien por dentro, cuando sintió que mi cola estaba bien dilatada y lubricada sacó sus dedos, sabía lo que seguía y me preparé empinando el culo.

Tomó una almohada, la puso bajo mis caderas y se recostó sobre mi cuerpo, su pecho sobre mi espalda y su aliento caliente en mi oído me susurró:

– Ya estás listo, putito, ahora viene lo mejor, prepárate para chillar de placer.

Su gruesa y larga barra de carne recorrió mis nalgas, arriba y abajo, caliente, resbalosa, dura, la apoyaba en mi ojete frotándolo y todo mi cuerpo se erizaba, seguía el camino hasta mis huevos, así estuvo un buen rato, sin duda era un experto, me estaba llevando al clímax y ni siquiera me la había metido, los arrugados pliegues de mi estrecho agujero se contraían y se relajaban de ansiedad, como haciendo pucheros, anhelantes de sentir ese grueso hongo hurgando por dentro, exclamó.

– Sientes mi verga, ¿Te gusta?, ¿notas lo gruesa y dura que está?, vas a gozar como una puta cuando la tengas dentro.

En mi mente me vi empalado por esa tremenda verga y chillando de placer, la quería dentro, ya no aguantaba y le supliqué que me la metiera.

– Métela, la quiero adentro, por favor, aunque sea la puntita- le rogué.

– ¿En serio?, ¿Quieres que te dé por el culo?, pídemelo nuevamente como buena putita.

– Metemelaaa, quiero ser tu putito, ya no aguanto, por favor.

– Muy bien, pero no serás mi putito, serás mi putita, te voy a hacer mi hembra, ¿está claro?

– Siii, métemela, lo que digas, quiero ser tuya, tu hembra, tu putitaaa ahhh -una respuesta que se convirtió en gemido cuando sentí que empujó la gruesa punta de su verga ardiente, poco a poco iba entrando, abriendo mis pliegues, milímetro a milímetro, metió la puntita y la volvió a sacar, repitió la operación, cada vez entraba un poco más, hasta que tomándome de la cintura sentí que toda la cabeza traspasaba mi estrecho agujero y se abotonaba dentro, sentí dolor al estirarse las fibras musculares que rodean mi esfínter al máximo, aunque tolerable, mordí la almohada para no gritar.

– Ya entró la cabeza amorcito, mi verga es muy gruesa y que bien te entra, estoy seguro de que no es la primera vez que te rompen el culo, ¿o me equivoco?

– No, cuando era estudiante me cogieron, pero de eso ya hace mucho tiempo, aghhh -respondí, al tiempo que recordaba a mis amantes de mi época estudiantil, también vinieron a mi mente imágenes de mi esposa, mis amigos y mis padres, ¿que dirían si me vieran desnudo y abierto de piernas mientras otro hombre me tenía ensartado con su verga como una puta por el culo?

Sentía la cabeza de su verga palpitar, caliente, dura y suave al mismo tiempo, manteniéndome bien abierto la parte inicial de mi culo, sentía mi culito adormecido de tan abierto que lo sentía.

– Así es princesa, tu culito recordó cómo debe abrirse, pero al mismo tiempo me aprieta bien rico la verga, por la falta de uso reciente, no te preocupes, te lo voy a dejar como una conchita, ¿quieres más verga?

– Siiii, másss- jadee y con suavidad me enterró unos 3 o 4 centímetros más.

Empezó un lento vaivén cogiéndome solamente el inicio de mi culo, entraba y salía una y otra vez, lo cual me causaba desesperación, necesitaba toda su verga y le supliqué:

– Ya, Rodrigo, métela toda, quiero ser completamente tuya, métemela hasta el fondo, ensártamela hasta los huevos.

Rodrigo sonrió y me dijo:

– Muy bien putita, te lo has ganado por ser tan buena puta, ahí te va-

Me tomó de la cintura y empujo de manera lenta pero sin detenerse, sentía como mis pliegues se iban estirando para darle cabida hasta atravesar todo mi culo y enterrarse en lo más profundo, pronto sentí el rizado pelambre acariciar mis nalgas y sus huevos golpeando los míos, estaba completamente ensartado por esa hermosa verga que me daba tanto placer, me sentía tan lleno que sentía que iba a reventar, pero al mismo tiempo una sensación de plenitud difícil de explicar.

Empezaron las embestidas, lentas y profundas, esa carne caliente palpitando dentro de mí cuerpo, frotando mis paredes internas, y golpeando con la punta de su verga mi próstata y causándome un placer indescriptible que recorría todo mi cuerpo y me hacía gemir en cada empalada, poco a poco fue acelerando sus movimientos al tiempo que me decía.

– Ufff, que buen culo mamita, no sabes cómo estoy gozando, tienes un culito de putita fina, traga verga enterita, hasta los huevos, pero bien apretadita, agggh, que rico me encanta como te estoy abriendo, me vas a hacer correr y no quiero, quiero seguir gozando con tu culito.

De pronto, siento que sale por completo toda esa carne y siento un vacío en mi interior, mi culito quedó dilatado, abierto, no se cerraba, estaba por protestar, pidiendo nuevamente su verga, cuando me dice:

– Agggh, espera, la tuve que sacar porque estaba a punto de estallar, pero antes quiero cogerte como hembra, de frente, cara a cara, voltea boca arriba.

Así lo hice, abrió mis piernas y se acomodó entre ellas, empezó a acariciar mis muslos, y siguió por mi cadera, mi cintura y mi vientre, mi piel se erizaba al contacto, llegó a mis pezones y los pellizco, sacandome un gemido ahogado, siguió hasta llegar a la altura de mis labios y los acarició con sus dedos, metió dos dedos en mi boca, los sacó y nuevamente rozó mis labios, humedeciéndolos con mi saliva, estaba en sus manos me encantaba todo lo que hacía y entonces se agachó y empezó a besarme por todos lados, empezó en mi vientre y siguió con mi pecho, su lengua húmeda recorría cada centímetro de mi piel, succionó en forma alternada mis pezones en lo que pellizcaba el otro, me retorcía en sus brazos, estaba en el cielo, su lengua siguió subiendo y pronto encontró mi cuello, lo besaba y lo lamía mientras sentía su pecho apoyado al mío, sentía su calor, su dominio, me encantaba todo lo que me hacía, me hacía sentir su mujer, llegó a mi oído metió su lengua dentro, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, todo mi cuerpo se estremeció, al tiempo que me susurraba al oído.

– Tienes la piel muy suave preciosa, es un placer acariciarte, de lo que me había perdido, pero no te preocupes, serás mía de ahora en adelante.

Su boca buscó la mía, su lengua se introdujo interior de mi boca y se entrelazó con la mía, un beso ardiente y cachondo, un beso de macho, lo abracé y acaricié su espalda musculosa, me susurro al oído.

– Estás lista para ser completamente mía, mi hembra.

– Siii papi, quiero ser tuya, tenerte dentro, cógeme.

– Si preciosa, así será, te voy a coger como una hembra y dejarás de ser putito para ser mi hembra, te voy a coger y preñar como hembra, voy a vaciarme en tus entrañas, quiero que cada vez que tengas sexo con tu esposa te acuerdes de mí y la empalas como yo te empalé.

– Si amor, y yo quiero que cada que cojas a tu mujer te acuerdes de mí, de cómo me hiciste tu hembra, de lo apretado que lo tenía y lo mucho que disfrutaste con mi culo.

– Así será reina, sabes, a mi pareja rara vez la cojo por el culo, y son pocas las mujeres que me la aguantan, eres una campeona preciosa, me has hecho gozar como nadie.

Me toma de las piernas las levanta y las flexiona doblándolas en dirección a mi pecho, las tomo con mis manos para conservar la posición y colocó una almohada debajo de mis caderas, mis nalgas quedaron levantadas y abiertas, mi agujero expuesto y a su disposición, sentí como apoyó la cabeza de su verga en mi culo y como iba abriéndome, lenta y suavemente, haciéndome su hembra, hasta que sentí sus huevos contra mis nalgas, en esta posición sentí que me llegaba más profundo y la cabeza de su verga me estiraba el culo por dentro, completamente ensartada, empalada por su gran verga.

Empezó a mover su pelvis, miraba su cara de deseo, de pervertido, sus ojos brillaban, sonreía con malicia y me embestía haciéndome gemir, le encantaba ver cómo me había dominado y me había hecho su nena.

– Me gusta ver tu cara de putita cuando te cojo, ver como disfrutas con mi verga, me da tanto morbo, ¿Te gusta nena?

En cada embestida daba un gemido, suspiraba, me retorcía de placer, gozaba sintiendo como entraba y salía esa barra de carne, aceleraba y disminuía sus embestidas observando el placer que me causaba y que se reflejaba en mi cara, en ocasiones me la dejaba ir toda dentro y me la hacía sentir empujando su pelvis contra mis nalgas o me la restregaba por dentro haciendo movimientos circulares revolviéndome por dentro y masajeando mi próstata y disfrutando como me hacía retorcer y gemir de placer, así estuvo un buen rato, gozando con mi culo, perdí la noción del tiempo, todo me daba vueltas, era un placer sublime y empecé a retorcerme y convulsionar al tiempo que mis ojos se ponían en blanco, sentía que me desvanecía, mi verga explotó y chorros y chorros de semen cayeron entre nuestros cuerpos, salpicando mi pecho y mi vientre, así como el suyo.

– Así nena, te has corrido como hembra, aggghh, que rico.

Eso lo excitó muchísimo y me empezó a dar en forma encarnizada, los espasmos de mi culito apretaban su verga, me seguía taladrando sin piedad hasta que ya no pudo más y dándome una embestida profunda descargó su leche en mi interior, su semen caliente quedó depositado en lo más profundo, una corrida muy abundante, inundando todo mi culo con su néctar.

Se recostó sobre mi cuerpo y me dio un beso ardiente sin sacar su verga de mi interior, lo abracé y acaricié su cabeza y espalda, poco a poco su verga fue perdiendo dureza y salió de mi interior, junto con un hilillo de semen que escurrió hacia mis nalgas, se levantó y por fin pude estirar mis piernas, las sentía entumidas, me temblaban.

Me ayudó a levantarme y fuimos a la ducha, con su semen escurriendo por mis piernas, me ayudó a bañarme con ternura, como si de un bebé se tratara y nos fuimos a dormir a su cama, ya que la mía había quedado en un estado desastroso.

Me abrazó y así nos fuimos quedando dormidos, desnudos, con mi cabeza recargada sobre su pecho, realmente me sentía su hembra, ahora entendía y comprobaba en carne propia porque tenía tanto éxito con las mujeres.

Al otro día me levanté primero y me sentí avergonzado, no sabía cómo reaccionaría Rodrigo, me había bañado y me estaba secando cuando entró al baño y al verme me abrazó fuerte y me dio un cálido beso, señal inequívoca que no había olvidado nada, al tiempo que me dijo.

– Ufff, Ariel, que cogida la de anoche, nunca había disfrutado tanto, realmente tienes el mejor culito que he cogido en mi vida, ninguna mujer me ha hecho gozar como tú, lo de anoche se tiene que repetir, mira mi verga, me deslechaste por completo, hasta me duelen los huevos, quiero que seas mi mujer, ¿Aceptas?

Me quedé estático, confundido sin saber que decir, pensaba en mi familia, cuando viendo mi cara de confusión agregó.

– No te preocupes, serás mi mujer sólo en la intimidad, para nuestras parejas y conocidos seguiremos siendo solamente amigos, será nuestro secreto, ¿Estás de acuerdo?

No respondí solamente le di un beso, no hacía falta alguna otra respuesta.

Los siguientes días ya no salimos del hotel, durante el Congreso todo transcurrió con normalidad, pero una vez que terminaban las conferencias, nos metíamos a nuestra habitación y cogíamos como conejos, vaya que tenía aguante Rodrigo me cogió en todas las formas imaginables, me dejaba cansado, extenuado y con el culo ardiendo, pero feliz y contento, nunca imaginé que mi regreso a tener relaciones con un hombre sería tan formidable.

Al regresar a nuestra ciudad continuamos con nuestra vida normal, pero algo había cambiado, a la vista de todo mundo, nuestras parejas, amigos, compañeros de trabajo y demás conocidos éramos los mejores amigos, ambos con pareja, varoniles y completamente heterosexuales, pero en la intimidad él era mi macho y yo su hembra.

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1 COMENTARIO

  1. Muy buen relato, me pongo caliente y me imagino ser el pasivo del relato.
    Les pido disculpas por si me exedi en el comentario

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