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Mi amigo me llevó a mi primera vez
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Voy a dedicarle este relato a un contacto con quien estuvimos intercambiando mensajes, me dijo que le gustaban mis relatos y esperaba que contara mi primera vez.  De eso se trata esta historia, puedo decir que fue muy especial porque tuve mi primera relación con un chico del cual me enamore y eso lo transformo en un hermoso recuerdo.

Era hermoso físicamente, eso me había atraído desde que lo vi, aun cuando nunca pensé que podría pasar algo o que yo podría animarme, y hermoso como persona. Los dos jóvenes, yo con 18, él dos años mayor que yo. Era vecino de la casa de mi abuela, algo retirada de la mía, una casa rodeada de arboledas y viñedos, con una ruta cercana.

Él estaba prácticamente todo el día solo, hijo único que vivía con sus padres, pero ellos estaban trabajando en la ciudad y se aburría, así que salía a recorrer los alrededores. Así fue como lo conocí, un día que había ido a visitar a mi abuela. Charlamos, anduvimos en bicicleta y nos entendimos rápidamente. Desde ese momento, visite a mi abuela casi todos los días de ese verano.

Pasábamos juntos todas las tardes. Escuchábamos música y jugábamos al fútbol. Tenía pileta en su casa, nos bañábamos y tomábamos sol. En algunas ocasiones, él se acercaba y buscaba el contacto físico. Pensaba que eran los juegos típicos entre machos de esa edad, pero igual a mi eso me excitaba. Lo deseaba y quería ocultarlo, tenía miedo. En una de esas tardes, me enseñó una revista porno que trajo un tío que vivía en Miami y se la había olvidado. Nos metimos entre los viñedos a verla.

Primero, nos reímos de las publicidades sobre distintos objetos de pornoshop, pero la mayoría de la revista eran fotos de sexo hetero explícito. Pronto nos excitamos, mirando mi bulto, me pregunto si no tenía ganas de que nos claváramos una paja. Sentados en el piso, para no ser vistos, sacamos nuestras pijas y comenzamos a pajearnos, mirando la revista y comentando las fotos. Con la mano libre, alguno de los dos iba dando vuelta las páginas.

Al rato nos dimos cuenta que los dos nos mirábamos de reojo. Veía por primera vez su pija y él la mía. Estaba recaliente, dejamos de ver la revista y nos observábamos mutuamente como nos pajeábamos. Acabamos casi juntos. Fue fascinante para mí que nunca había estado en una situación parecida.

No podía sacármelo de la cabeza y esa noche y la mañana siguiente le dediqué tremendas pajas, reviviendo ese momento en mi mente. Un día, en la pileta, jugando me bajó el short de baño, para vengarme como parte del juego, le hice lo mismo. Reíamos y nos perseguíamos en el agua, se acercó y me abrazó, nuestros cuerpos estuvieron juntos por primera vez desnudos. Nuestras pijas se rozaron. Intenté alejarme, no sabía qué hacer y él me tomó más fuerte.

Sus brazos eran fuertes, su aspecto muy masculino, pelo corto negro, piel blanca, peludito en todo el cuerpo (recuerdo que muchas veces me había excitado viendo los pelitos de su pecho que escapaban de la camisa o remera), ojos verdosos muy grandes. Me besó. Comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos.

No recuerdo que hubiéramos dicho palabra alguna, menos yo que estaba paralizado. Era imposible ocultar nuestros deseos, ambas pijas estaban al palo. Viendo que lo dejaba hacer, me alzó y me sentó en la orilla de la pileta. Volvió a besarme en la boca, bajo por mi pecho, succionó mis tetillas, besó mi vientre todo mojado y se metió mi verga en la boca. Me invitó a su habitación.

Fuimos con nuestros cuerpos mojados y nos tiramos en la cama. Siguió chupando mi pija. Luego se tendió al lado mío y me preguntó si estaba bien. Le dije que sí. Sigo entonces? me dijo. Accedí. Seguramente él tenía experiencia, se daba cuenta que yo no. Me abrazó, sentí el calor de su cuerpo, Nos besamos y acariciamos. Un poco más liberado, toqué su pecho, sus muslos y por primera vez en mi vida, tuve en mis manos la pija y el culo de un hombre. Que maravilloso sentir su piel, sus vellos, el calor de sus huevos…

No dejábamos de manosearnos. Me preguntó si me gustaría apoyarle mi pija. Se dio vuelta y me ofreció su hermoso culo peludito. Tengo en mi memoria esa sensación del contacto entre mi pija y su culo, sobre todo del calor que sentía y de la misma manera, cuando él hizo lo mismo y me apoyó.

Obviamente, los días siguientes fue difícil vernos por el campo, estábamos encerrados en su habitación amándonos. Me enamoré de él. Lo amé intensamente. Avanzamos de a poco, no recuerdo cuantos días pasaron, hasta que me presentó un forro que había comprado y me propuso que lo penetrara. Él me guio, yo lo deseaba con locura, pero estaba temeroso. Luego la excitación nos fue llevando.

Descubrí la maravilla de sentirse un solo cuerpo, de estar adentro suyo, de gozar así. Recuerdo que la primera vez, él se puso en cuatro y yo arrodillado detrás de él en la cama. No tengo presente más detalles, si las sensaciones y todo lo que lo deseaba. Enloquecimos de deseo y placer. Más de una vez lo hicimos al aire libre, entre las arboledas, de tarde o de noche.

De allí debe venir mi gusto por experiencias de ese tipo, como les he contado. Espero que les haya gustado, lo que para mí es hermoso y hasta ahora era algo muy íntimo que no había compartido.

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