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Mi amiga y su nuevo negocio
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Un jueves por la noche me puse a platicar por WhatsApp con mi amiga Reyna, y me dijo que una huésped del hotel donde trabajaba como recepcionista la había reportado, porque según ella no la atendió como se merecía. La huésped era la madre de un empresario socio del hotel y muy apreciada por el gerente, así que habían despedido a mi amiga.

Había conocido a Reyna un año antes, cuando ese hotel había contratado personal de temporada. Reyna era delgada, de ojos negros grandes, cabello hasta el hombro, pechos menudos, y lo que me atraía de ella eran sus caderas, muy bien formadas.

En los dos meses que trabajé con ella nació una buena amistad. En una ocasión la invité a salir y me le declaré pues si me atraía mucho, pero me dijo que tenía una relación con una persona de la cual estaba muy enamorada. Aun cuando no se concretó nada con ella, seguimos siendo amigos, aun cuando me terminó mi contrato, seguimos en contacto. Así que cuando me comentó que había quedado sin empleo, me ofrecí a preguntarles a algunos amigos si tenían algo para ella.

Al otro día que fue viernes, un conocido me dijo que podía recomendar a Reyna en otro hotel, muy contento le marque para darle la buena noticia.

-¡Hola! Fíjate que un amigo me dice que te puede ayudar, conoce a alguien que te puede dar empleo…

-¡Hola Carlos! Fíjate que voy a iniciar un proyecto con mi pareja, ya lo platicamos y vamos a ponerle todo el entusiasmo y empeño para lograr algo. Así que de todos modos te lo agradezco.

-No te preocupes. Bueno, luego me avisas que negocio vas a poner para visitarte o mandarte clientes.

-¡Claro! Deja concretarlo bien y te aviso. Tal vez sea más rápido de lo que crees

Y sonrió.

Al otro día sábado me llamo.

-¡Hola Carlos! Oye, quería hacerte una propuesta, es respecto a lo que te platique ayer. ¿Crees que puedas venir a casa?

-¡Claro! A las 4 de la tarde paso. Me platicas tu plan y pues vemos.

Reyna se me hacía agradable y de alguna manera no había perdido la esperanza de algún día poder llegar a algo con ella.

Antes de las cuatro llegue, en varias ocasiones la llegue a acompañarla, pero nunca me ofreció a pasar a su departamento.

Me abrió la puerta, se notaba que se había terminado de bañar, su aroma perfumado me envolvió todo. Tenía una blusa blanca, una diadema en el cabello, su falda negra arriba de las rodillas y unas medias negras con zapatillas del mismo color. Me saludo con un beso en la mejilla, al pasarme a su sala estaba una mujer.

-¡Mira ella es Mónica! Mi pareja.

Me quede muy sorprendido, nunca me pasó por la cabeza que su pareja fuera una mujer.

-¡Hola mucho gusto! –me dijo Mónica sonriendo.

Reyna también se empezó a reír al ver mi cara de ingenuo.

Mónica era una mujer alta de pechos grandes, piel blanca, labios gruesos y pintados de rojo, su cabello bien arreglado, el pantalón de mezclilla ajustado le resaltaban sus piernas largas y bien torneadas. Se levantó y fue a la cocina por unos vasos y una botella, pude ver sus caderas grandes, resaltadas por el pantalón. Me sirvió Whisky, no me pregunto, solo lo sirvió y con una sonrisa muy amable me lo puso al frente. Irradiaba sensualidad, no pude identificar su perfume, pero era muy agradable.

-Bueno, Carlos queríamos hacerte una propuesta.

Quedaron en silencio. Reyna dio un sorbo al vaso de Whisky. Por un momento pensé que me iban a proponer algún negocio ilícito. Mónica nos veía a ambos mientras le daba pequeños sorbos a su bebida.

Reyna tomó de un trago el resto de licor de su vaso. Se levantó, me tomó de la mano y me dijo.

-¡Ven, quiero que veas algo!

Me llevo a una recámara, abrió la puerta y vi una cama grande y blanca, con unos cojines color blanco también y unos rosas. Se veía muy espaciosa, había tres tripie con sus respectivas cámaras de video apuntando a la cama, al frente una pantalla grande, y otra cámara sobre un buro. Había unos cuadros de cuerpos desnudos en blanco y negro, muy estéticos.

-¿Y eso?-entrando a la habitación.

-Estamos haciendo videos para adultos-dijo Reyna- En todo este tiempo que nos hemos tratado, creo que eres la persona indicada para apoyarnos. ¿Podemos confiar en ti? ¿Nos apoyas?

-¿Pero cómo las apoyaría? -pregunte- con mi cara de ingenuo

-Pues actuando – Dijo Reyna sonriendo.

-¿Teniendo sexo?

-¡Claro! –Dijo Mónica.

Al momento que ella tomaba una cámara que tenía sobre un buro y la encendía. Y dijo.

-Es más, vamos hacer una prueba.

Reyna de inmediato se sacó la blusa, saltando sus pechos.

-Vamos como venimos, tú eres el amigo que va ayudar a la pobre de Reyna hacer videos porno. Relájate y déjate llevar por nosotras.

No salía de mi asombro. Parcia un sueño, y si era un sueño, pues no quería despertar. Hasta pensé que era una broma de parte de mi amiga.

-¡Desnúdate!- dijo Mónica al tiempo que encendía las otras cámaras y la pantalla-

Se me acerco Reyna y me saco la camisa, luego se acercó y me dio un beso, metiendo su lengua en mi boca, buscando la mía, sabia a Whisky aún. Reyna me jalo a la cama, al mismo tiempo que se acomodaba entre los cojines y se alzaba su blusa, no traía ropa interior solo el liguero que sostenía sus medias, pudiéndose ver muy cachonda al mojarse sus dedos y empezar acariciarse la pepa.

Con esos mismos dedos que se metía me tomo de las narices y jalo mi cara hacia su vagina, que ya se notaba húmeda. Con la mirada me invito a probarla. Metí mi lengua en la pucha de mi amiga, Mónica, que no sé de donde sacó una cámara fotográfica, se apoyó a media cama y enfoco a mi lengua paseándose de extremo a extremo de la raja de Reyna.

-¡Así, chupa! –Decía Mónica- tranquilo, relájate y disfrútalo. Seguí lengüeteando el bollo de Reyna, con mis manos alcancé sus pechos, y los empecé a refregar, apretando sus pezones. Mordía los labios vaginales, su vagina sabia a miel, dulce. Sentí como el cuerpo de Reyna se retorcía. Separo mi boca de su pepa, un hilo de líquido viscoso quedo entre mi lengua y su pucha que ya estaba muy mojada, de inmediato Reyna busco mi boca, mezclándose mi saliva, sus fluidos vaginales y su saliva.

Sentí su lengua desesperada dentro de mi boca, ya tenía el pene muy erecto. Me jalo a la cama, me bajo el zipper y aflojo el cinturón, bajo el pantalón junto con el bóxer y como resorte salió mi pinga buscando batalla. Me quite el pantalón a la vez que ella se quitaba su falda, quedando los dos desnudos. Me tomo el pene y lo empezó a acariciar en suave sube y baja. Hizo una pausa.

-¿Te acuerdas de una madrugada en el hotel, que unos huéspedes salieron a tener sexo a un lado de la alberca y tú y uno de los guardias estaban mirando? ¿Te acuerdas que después te metiste al baño de servicio y en el mingitorio te empezaste a masturbar?

-Sí, lo recuerdo.

-Yo estaba en el baño, vi como estabas de excitado, vi tu pene de buen tamaño, como te brillaba. Tardaste en venirte, vi como gozabas. Vi como aventaste dos chorros de leche, como te escurrió lo demás. Se lo conté a Mónica y fue también una de las cosas que nos hizo llamarte.

Eso me decía a la vez que seguía masturbándome. Se acomodó y bajo la piel quedando la punta de mi pija al descubierto. Sentí lo tibio de su boca, empezó a mamarme. Mónica enfoco su cámara, al momento que Reyna se metía toda en la boca, llegándole mi polla hasta la garganta, lo hizo una y otra vez produciendo un sonido gutural. Luego la saco toda, salpicando líquidos.

-¡Que verga tienes! –Dijo Mónica- ¡Chúpale los huevos!

De inmediato Reyna obedeció, empezó a chupármelos, jalando con sus labios la piel de mis testículos. ¡Era la gloria! Tuve que agarrarme la pija y masturbarla a la vez que la cachonda de mi amiga seguía.

-¡Súbete!- dijo Mónica a Reyna, me vio y termino- ¡Métesela!

Reyna se acomodó encima, tenía la vulva bien lubricada, le entro como cuchillo caliente a la mantequilla. Empezó el vaivén, con mis manos apretaba las nalgas a Reyna ayudando que al caer sus nalgas la penetración fuera profunda.

-¡Suave, despacio!-ordeno Mónica- Recórrela de abajo hasta la punta, así, despacio.

Sentí la suave vagina de Reyna, como envolvía mi palpitante y caliente pene.

-¡Rápido ahora! –Dijo Mónica-

Y empezamos a acelerar, Reyna era diestra en el movimiento de caderas.

De pronto mi pija se salió.

-¡Espera! –Dijo Mónica- Agárrate la verga y pégale en las nalgas.

Tomé mi polla y le di unos golpes a Reyna sonando como cachetadas. De pronto sentí que una mano apartaba la mía de mi pija, creí que era Reyna, pero vi sus dos brazos apoyados en la cama sobre mis hombros.

¡Era Mónica! Me agarro la verga, la empezó a masturbar, escupió el ano de Reyna y empezó a meterla en el culo de su pareja. Reyna se acomodó de tal manera que se le fue toda por el ano.

Empezó el vaivén ahora por el estrecho fundillo de Reyna. Otra vez sentí la mano de Mónica, sacando mi polla del culo de Reyna, ahora metiéndosela en la vagina.

-¡Dale! -dijo.

Y empezamos nuevamente.

-¡Date la vuelta! –Ordeno nuestra directora de escena.

Reyna, sin sacarse mi polla, se giró, quedando frente a Mónica que ya enfocaba una de las cámaras, se inclinó mi amiga para atrás apoyando sus manos con la cama, en la pantalla se proyectaba como mi verga traspasaba la vagina de Reyna, yo busque los pechos de Reyna acariciándolos, apretando sus pezones a la vez que le mordía el cuello y le atravesaba la panocha. Reyna gemía de placer.

-¡De a perrito! Cógetela de a perrito. –Dio la orden.

Nuevamente sin que se le saliera, volteé a Reyna, quedando en cuatro, parando las nalgas, quedando su pepa indefensa, a merced de mi pito. Empecé a cogerla fuerte, se escuchaban los golpes de sus nalgas contra mi pelvis. Mónica hacia unas tomas de los pechos de Reyna como se movían con las embestidas que yo le estaba dando, podía ver la imagen por la pantalla.

-¡Me encanta ese sonido! –Dijo Mónica- síguela cogiendo así, fuerte.

Vi que Mónica se sacó la blusa, quedando sus pechos grandes, en lucha con la gravedad, no cayeron, quedaron casi rectos, por lo caliente que estaba, se empezó a sacar los pantalones a la vez que le decía a Reyna.

-¡Me toca, checa las cámaras!

Reyna tomo un respiro, y tomo la cámara de video, Mónica ya sin pantalones tomo su lugar, se puso de cuatro frene a mí, sus nalgas eran enormes, su pepa ya escurría de deliciosos caldos vaginales. Sin agarrarlo acomode mi polla en su pepa caliente y le encaje mi estaca a lo más que dio.

Reyna ya nos gravaba.

-¡Dale fuerte!- Dijo Reyna.

Y asi lo hice. Se acercó mi amiga y me dijo.

-¡Fállatela por el culo!

Ya había agarrado mi ritmo, obedecí. Con mucha facilidad mi verga entro en su fundillo, era evidente que ya ese hueco había sido muy visitado.

Reyna acomodo bien una cámara de tripie, la enfoco, en lo que yo seguía castigando el ano de Mónica, la dual gemía como poseída. Reyna se subió encima de Mónica a, espalda con espalda, quedando su pepa, justo a la altura de mi polla.

-¡Métesela! –Dijo Mónica– dale a ella perla vulva y a mí por el culo.

Le daba tres embestidas a la pucha de Reyna y tres al fundillo de Mónica. Las dos berreaban de placer.

Reyna se bajó, saco mi pija del culo de Mónica y lo empezó a chupar y a masturbarlo, luego lo ponía en la puerta de su coño, yo aprovechaba y embestía ese agujero babeante, sacaba mi verga escurrida de líquido viscoso, selo llevaba a su boca, sin derramar una sola gota de caldos se los tragaba, volviendo a masturbarla y poniéndola ahora en la entrada del culo de su amiga, y yo apoyando mis manos en las nalgonas de Mónica, le dejaba ir todo mi peso para castigar ese fundillo.

Pero ya era mucho para mí, ya no aguante.

-¡Me voy a venir! –Grité.

Sentí que ya no podía retener la leche que se agolpaba para ser disparada por mi pito.

De inmediato, las dos se incorporaron. Mónica tomo la cámara, y Reyna se colocó hincada frente a mi roja y palpitante verga. Todavía mi amiga le dio unas mamadas, pero ya no aguante más.

Sentí que avente tres chorros gruesos de leche. Reyna que tenía mi pene en sus manos, dirigió los chorros uno hacia su boca, el otro en su cara, el ultimo a sus pechos, para luego exprimir hasta la última gota de semen de mi polla.

Mónica apago las cámaras, y se sentó junto a Reyna, me dijeron.

-¿Entonces? ¿Si nos vas apoyar en nuestro proyecto?

-¡Claro que sí! –Dije respirando profundamente por lo cansado- ¡Claro que sí!

Fin

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