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Mi admirador el superdotado
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Recibí un mensaje muy chocante de mi amiga Vanesa. Vanesa y yo nos habremos visto tres o cuatro veces como mucho, siempre con otras amigas. De modo que, aunque me cae bien, somos conocidas más que amigas y jamás nos hemos contado muchas cosas íntimas. La verdad: no recordaba haberle dado mi número. Además, ella anda por los 30 y pico, y está en una onda distinta a las cincuentonas como yo. Lo único que sabemos la una de la otra es nuestra filiación swinger.

Recuerdo que una de las veces vino acompañada por un chico no muy atractivo al que nos presentó como su amante preferido, a lo que él respondió poniendo cara de circunstancias: nos quedó claro a todas que el chico acababa de enterarse allí mismo de que Vanesa tenía otros amantes. La verdad es que nos echamos unas risas con la ocurrencia de Vanesa.

Por eso me sorprendió tanto su mensaje, en donde adjuntaba una foto con una escena verdaderamente íntima, y acompañada por este texto: "Buenas tardes. Mi amigo quedó muy impresionado contigo y te nombra a menudo, así que he pensado que, si a ti también te gusta, podéis quedar. Nuestra relación no tiene compromisos, así que puedes decidir sin manías. Te dejo su contacto por si te apetece".

Me pareció un mensaje demasiado serio y formal, pero pensé que ese debe ser el estilo de Vanesa. Lo cual contrastaba con la foto, que es esta, en la que se la veía perfectamente, en primer plano, arrodillada ante su amigo y engullendo con dificultad el gran pene del chico.

Quedé impresionada por el tamaño del amigo. No recuerdo haber estado con alguien tan dotado, la verdad sea dicha. Como podéis comprender, sentí enseguida el pinchazo de la curiosidad y la tentación ante una oportunidad tan inesperada.

Jamás me había ocurrido nada semejante. Más bien al contrario: las veces en las que me había gustado el amante de una amiga mía, ella se había preocupado mucho de no compartirlo con nadie más.

Sin embargo también me di cuenta de que el chico podía lesionarme si se descuidaba, y en función de las preferencias que tuviera (muchos chicos piden el anal con tanta insistencia que una, al final, termina por acceder, ya se sabe…). Por todo eso decidí llamar a mi amiga Cris, mujer swinger con una experiencia muy larga, muy atrevida y lanzada, y le pedí que me acompañase en el encuentro con el chico superdotado. Entre las dos será más llevadero y más divertido, le dije. Cris no tardó ni un minuto en responderme: ¡Cuenta conmigo!

De modo que, ni cortas ni perezosas, nos citamos con el chico (se llama Charli) en mi casa, aprovechando un mediodía en el que mi marido tenía reuniones de trabajo hasta la noche.

Nada más llegar, Cris se desnudó por completo y se quedó con teléfono en la mano al tiempo que me decía:

-De eso vamos a sacar un reportaje genial, ya verás.

Yo me puse el corsé rojo y negro que me había comprado para la ocasión, que no solo esconde un poco mi barriga si no que me realza los pechos

Charli llegó puntual a la hora pactada. Hombre corto de palabras, se quedó en pelotas enseguida y ya estaba completamente a punto: su pene descomunal palpitaba con deseo apuntando sin disimulo a mi entrepierna, que enseguida le ofrecí.

Al cabo de un rato de gozar y sufrir a partes iguales su miembro enorme en mi vagina, le pedí a Cris que me relevase en la tarea de atender a Charli, pero para mi asombro ella declinó la oferta y me dijo que se lo estaba pasando muy bien sacando fotos y tocándose. Charli no perdió el tiempo y en pocos minutos me pidió el ano.

Creo que jamás he dado unos alaridos tan contundentes como los que pegué entonces, e incluso entonces le insistí a Cris con una súplica sincera:

-¡Ponte tú!

-Te estoy sacando una fotos geniales, querida, aguanta un poco más.

Cuando Charli terminó (en mi cara, por supuesto), se vistió y se largó tan parco de palabras como había llegado. Una vez solas Cris y yo, le recriminé su falta de empatía, y fue entonces cuando comprendí todo lo que había sucedido. Me lo explicó sin tapujos:

-Querida, te voy a contar algo que debes saber: yo ya pasé por eso y no quería repetir. Debes saber que fue Charli quién te mandó el mensaje, haciéndose pasar por Vanesa. Charli nos mandó el mismo mensaje a todas, ya que por lo visto Vanesa le permitió escribirnos a nuestros números. La pobre Vanesa no puede más con el pollón del chico y pretende que se lo quede otra. Al tío le van las maduritas como tú y yo. Se lo ha hecho con Lali y con Marga, con Berta y con Montse. Que yo sepa, y seguro que con las demás también. La mayoría de las chicas que conoce le tienen miedo por su tamaño y no quieren repetir, así que el pobre tiene que buscarse siempre a nuevas mujeres… ya lo ves: tener un pene muy grande no es una suerte. Lo que no entiendo es como Vanesa sigue con él…

Me quedé perpleja ante todo eso, al tiempo que sentía escozores varios. Le pedí a Laura las fotos y le mandé una de ellas a Vanesa, imitando su estilo educado y formal:

"Buenas tardes, Vanesa. Como puedes ver, tu amigo quedó encantado conmigo y me estampó su regalito de fin de fiesta. No dudes en ponerme en contacto con tus futuros amigos."

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