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Mente maestra
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Comenzaré este relato presentándome, soy un hombre de 31 años, joven, pero con tantas experiencias que no puedo parar, soy alto de estatura 1.80, con un peso entre 74- 76 kg, estudiado y preparado, cuerpo atlético marcado, me defino un poco atractivo, sin ser egocéntrico, he tenido muchas relaciones, pero hay una en particular que traigo hoy a presentar, ya que esta tiene de todo un poco las perversiones que me plantee un día.

Comencé una relación con una chica que llamaremos Luna, siendo ella una morena preciosa de estatura de 1.60. De 27 años de edad en aquel entonces, cuerpo moldeado muy marcado, llamaba demasiado la atención, comenzamos una relación normal y monótona, poco a poco fui conociendo sus puntos más débiles sexualmente hablando, al punto que pude hacer mis valer mis placeres a mis antojos, era muy complaciente, llevamos una relación normal pero siempre hablábamos de nuestras fantasías mientras cogíamos, hablábamos de tríos, de intercambios, de ver y ser vistos, de hacerlo en lugares públicos, en fin.

Un día le propuse ir a un bar swinger, el cual me pidió pensarlo y darme una repuesta cuanto mirara bien en que consistía, era un tema nuevo para ella, se notaba nerviosa, Luna es una profesional igual que yo, por esta razón le constaba un poco abrirse a ese ambiente pensando en su privacidad, estudiamos el tema y todos esos detalles que os preocupaban, al final acepto, me digo ese SI tan esperado, planeamos cada detalle y nos aventuramos, buscamos el mejor bar de parejas de la ciudad, y aparatamos una visita, fuimos recibidos con mucho agrado puesto que físicamente somos muy agradables.

Nos dijeron las reglas del lugar el cual nos parecía muy seguro para nuestros temores, muchos profesionales viven esa vida y en esos lugares son libres, esa noche ella se limitó a tomar un poco y ver, mientras, me pidió de manera maldadosa, dejar salir todos sus deseos, me pedía que me cogiera la máxima cantidad de mujeres que podía cogerme en una noche, siendo 7 mujeres el numero chicas con las que cogí.

Exhausto y adolorido llegue a casa donde ella llena de pasión y deseo me pedía verga como una loca, estaba cegada en deseo, Luna pedía que la cogiera como nunca y verla así me excito tanto que mi polvo numero 8 fue muy placentero y lleno de orgasmos la cogía por el culo, por la vagina, en la sala, en la cocina y todos los cuartos, muchos gritos y chorros.

Luego repetimos nuestra visitas al bar por unos 6 veces más, donde pudimos realizar mas fantasías, muchos tríos, muchos intercambios, era toda una puta, me excitaba verla ser una dama en su trabajo, su cara no aparentaba el de ser esa puta en que se convertía en ese bar, comía vergas como tomar agua, me hacia comer vaginas a su antojo, era una puta total, decía que mi mente era su lugar sagrado, que jamás viviría esas cosas con nadie mas

Continuara.

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