En la vida de una mujer llega un momento que la excitación crece, sin embargo, para mí era un fuego que no se podía apagar porque hormonalmente estoy en mi momento y era el combustible que faltaba, eso quizá se irradia.
Un buen día donde solo sentía fuego que no se apagaba aparece alguien que sin dudarlo se acerca seguro, su rostro inicialmente solo me mostraba amabilidad, pero, el diálogo lleva de una frase normal a palabras que encienden la imaginación, el único inconveniente es su juventud, frente a mi experiencia, pero su cara, sus ojos, sus labios, eran tan atractivos que no pude resistir a condenarme.
La comunicación era por WhatsApp, pero la intensidad de lo que sentía por él era tan grande que tomé la decisión de hacerlo, quería sentirlo, besarlo, tocarlo, unir mi cuerpo con el suyo solo por probar una aventura tan codiciada como hacerlo con alguien menor.
Buscamos el momento, la hora, la ropa y la actitud para encontrarnos, sentir que su deseo era igual al mío nos llevó a besarnos inmediatamente nos vimos, los juegos en el chat ahora eran realidad y segura de que no pasaría de besos y caricias, me dejé llevar como si me elevara ante el deseo, todo mi cuerpo era suyo, él podía tomar decisiones sobre mí, pasaba sus manos de mi espalda a mis senos, sin censura, pero sin malicia, recorriendo cada centímetro con detalle.
Dejó en mi cuerpo las huellas de sus caricias hasta mis nalgas, yo solo permitía que me recorriera como quisiera, mis manos nerviosas querían recorrer todo su cuerpo, pero solo se dedicaron a retenerlo para que siguiera su proceso en mí, pero llegué al punto de ir hasta su miembro, tocarlo, sentirlo, tomarlo con mis manos maravillada de lo que tenía, me hizo tomar la decisión de seguir al siguiente nivel, yo solo quería tener lo que tenía entre mis manos dentro de mí.
Un hombre más alto como él solo incrementa la imaginación para pensar con creatividad, ya no aguantaba más y solo quería tenerlo dentro de mí, unos bultos fueron cómplices de que tomáramos la decisión, algo que pensamos tan solo un minuto y con la mirada decidimos que sí, él se sentó, yo encima de él y nos despojamos nuestra ropa de la parte inferior e iniciamos una danza majestuosa de penetración que sin duda fue lo más especial que he sentido, un hombre menor que yo, deseándome tanto como yo a él.
El movimiento que se suscita en el momento incrementa ese deseo que ya era un hecho, yo solo quería que mi cuerpo se rozara con fuerza sobre él y él con sus maravillosas manos y con su fuerza solo ayudaba a mi excitación. Yo gemí con ganas, con fuerza llegué, con gusto sentí el orgasmo más pleno que no tenía hace mucho, pero me excitaba más si sentía que él llegaba al orgasmo, así que con la excitación que me quedaba hice mis mejores movimientos de cadera solo veía su cara de deseo incontrolable y lo vi llegar, algo que me encantó porque vi su vulnerabilidad debajo de mí y eso me mantiene aún con ganas de repetir ese momento.
Hoy solo sueño con él porque no hemos vuelto a vernos, una historia que tengo en mi alma y revivo cada noche que siento deseo de hacerlo de nuevo, pienso en sus manos que recorren mi cuerpo y repito la ruta hasta llegar de nuevo.
Joder, me ha encantado y calentado tu historia, acabas de ganar un fan….para lo que quieras. También tengo relatos publicados, sería estupendo si leyeras alguno y me comentas que te parece. Gracias