Me llamo José Luis, tengo 30 años de edad, mido 167 y peso 55 kg. Soy originalmente de México, pero viví en Los Ángeles muchos años hasta que me mude a Nueva York. Lo que les voy a contar sucedió hace un año.
Cuando llegué a Nueva York me quedé unos días con una prima hasta que conseguí un estudio. En esta área donde me mudé la mayoría de personas que viven son de origen dominicano, son alegres les gusta la buena comida y también bailar.
Al llegar al edificio un hombre mayor me saludó, con mucha amabilidad su nombre era Rubén. Era mi vecino de enfrente y me dijo que cualquier cosa que necesitara que no dudara en pedírselo. Al día siguiente cuando salí para comprar azúcar y café me lo encontré en el pasillo.
-A dónde vas muchacho?
-Voy a comprar azúcar y café para el desayuno.
-Mejor te invito a desayunar, mi esposa Carmen acaba de hacer huevos con mangú te va a gustar.
Cuando llegamos a su apartamento pude notar que era un fanático del beisbol y de la música ranchera, allí estaba su esposa Carmen arreglando la mesa.
-Carmen te presento a José Luis el nuevo vecino que se acaba de mudar ayer.
-Hola mucho gusto mijo, yo soy Carmen la esposa de Rubén y es un placer conocerte.
-Igualmente señora, me dijo Rubén que usted cocina muy rico.
-Pues eso le dice a todos, pero no le hagas caso.
Carmen es una mujer de unos 50 años de contextura gruesa culona y tetona en cambio don Rubén es un hombre delgado de unos 65 años que apenas puede caminar. Carmen lleva puesto una blusa negra y falta blanca que hacen notar su figura sus senos deben medir unos 120 cm y su culo es enorme.
Platicamos de todo un poco y me despedí para volver a mi apartamento con la figura de Carmen en la mente… al día siguiente me encontré a Carmen en la lavandería que tiene el edificio era temprano y no había casi nadie. Llevaba puesto una licra negra y una blusa con escote, casi me voy de espaldas cuando vi aquello, esa mujer tenía un cuerpo llamativo para su edad a pesar de unas cuantas libras de más.
-Hola muchacho veo que madrugaste.
-Así es, me gusta lavar temprano para que el día me rinda.
-A mi también aprovecho que Rubén está dormido todavía para lavar con calma y después preparar el desayuno.
-Ya veo doña Carmen y dígame ¿ustedes tienen hijos?
-No pudimos tener hijos ya que Rubén es estéril y pues ni modos me tuve que resignar.
-Qué pena doña Carmen, lo siento mucho.
-Dime y tú tienes novia o eres casado?
-Para nada soy soltero y no pienso en casarme todavía.
-Aprovecha ahora que eres soltero para gozar la vida porque una vez casado ya no es lo mismo, mira que te lo dice esta vieja.
-Usted no es vieja para mi gusto y tiene un cuerpo muy bonito.
-Que locuras dices si soy una vieja gorda.
-No para mí y con todo respeto si no fuera casada ya le hubiera tirado los perros.
-Pues es como si no lo estuviera, Rubén ya casi no es cariñoso creo que es por su edad.
Aquello que escuché prendió las alarmas y me imaginé mil cosas con Carmen. Nos despedimos con un beso en la mejilla y sin querer le toqué las nalgas, le pedí disculpas y ella me dijo que no había problema que eso le pasaba por tener un culo tan grande.
Ese fue el comienzo de una aventura ardiente que continuará…