Mi primo un año mayor que yo se convirtió en mi novio, mi amante y mi macho.
Él y yo solo experimentábamos con chuparnos los penes y hacer 69, pero en algún momento nuestro cuerpo y deseo nos exigió coger como se debe.
Así que un día que estábamos en nuestros fajes besándonos, él me estaba tocando las nalgas y se metió un poco más de lo habitual entre mis nalgas y fue cuando pensé que era el momento, me di la vuelta y le puse mis nalgas en su verga y empecé a sentir sus manos en mi cintura agarrándome con fuerza y moviéndome hacia él su verga en mis nalgas se sentía caliente, súper rico y en mí sentí la necesidad de convertirme en su hembra.
Él bajó mi pantalón, luego mi bóxer y me empezó a tocar los pezones, era súper rico sentir sus manos tocándome como si fuera una mujer, él bajó su ropa y por fin quedó su pene en contacto con mis nalgas, yo pegué un gemido como mujer, ya no podía negarlo me estaba derritiendo por él.
Fuimos a la cama ya sin ropa y él se acostó boca arriba y yo me senté sobre él, yo ya había practicado metiéndome los dedos en el ano así que no nos costó mucho trabajo hacer que su pene entrara en mí y empecé a cabalgar sobre mi primo, él me tomaba de la cintura y me movía a su ritmo, yo sentía la gloria, por fin mi primo me estaba cogiendo, mi pene simplemente rebotaba sobre su abdomen cuando él empezó a masturbarme con su mano y era una sensación nueva e imposible de describir para mí.
De pronto él se giró hacia la derecha poniéndose de rodillas frente a mí poniéndome boca arriba y subió mis piernas en sus hombros, me agarró de la cintura cargándome y empezó a cogerme así, yo ya no tenía control sobre lo que estaba pasando, pero no quería que parara y lo que antes le hacía con mi boca ahora se lo estaba haciendo con mi ano.
En esa posición fue que le pedí que fuera mi novio, que nunca quería que saliera de mi y que todos los días le iba a mamar la verga con tal de que me cogiera y fuera su novio.
Así seguimos mucho tiempo, yo en nuestra relación lo empecé a tratar como el macho y yo asumí mi papel como su hembra, incluso perfeccionamos nuestra posición favorita para mamarle la verga. Yo me acostaba boca arriba y él se arrodillaba frente a mi boca y con su mano detrás de mi cabeza me hacía meterme su verga a la boca hasta que se venía dentro o fuera, a mí me daba igual siempre y cuando me diera su pene a mamar todos los días.
Uuuum que bonita historia , excelente hayan llegado a ser esa pareja que se complementó tan bién.