Soy un chico común con una compañera de trabajo bastante atractiva, me excitaba la idea de ser ella, de poder vestir tan femenina, tener su cabello rubio, y usar esas hermosas zapatillas, me excitaba mucho al pensar yo poder ser ella. Relato como me empecé a travestir y lograr estar en sus zapatos literalmente.
Era otro día donde tenía que ir a oficina, tenía que ir de pantalón y camisa para seguir el código de vestimenta de la empresa. Estando en juntas, revisando correos o generando reportes, era otro día común y corriente. Escuche la voz de ella, era imposible no escucharla siempre hablaba muy fuerte, su voz ligeramente grave y un toque sexy, muy segura de si misma.
No estaba sentado tan lejos de ella así que podía verla trabajando, Brenda es una chica bastante atractiva, con cabello color rubio, cuerpo delgado, con un trasero grande cintura pequeña, y pechos ligeramente pequeños, su cara era hermosa. Independiente de su apariencia física lo más atractivo de ella no era su forma de ser, ella es una chica extremadamente femenina, siempre usa minivestidos o faldas cortas y tacones altos. Tiene uñas perfectamente arregladas que solía presumir con orgullo, siempre maquillada de una forma elegante y sexy, tiene un cabello rubio y suelto.
Había tenido la suerte de poder trabajar con ella y conocerla un poco más, pero al decirle mi interés por ella no fue correspondido, había notado que otros chicos se acercaban a ella, pero ella siempre los rechazaba, parecía ser una chica inalcanzable para todos.
Me gustaba observarla, ver su belleza, su feminidad, y su hermosa forma de vestir. El día de hoy venia con su cabello rubio suelto y vestida con una blusa blanca de tirantes blanca, una minifalda gris que dejaba ver sus piernas desnudas con una apariencia suave, y con su piel clara le daban un toque sexy.
La vi ponerse de pie para preguntar algo a otros de sus compañeros y fue cuando alcancé a ver sus hermosas zapatillas doradas de tacón, se paró ligeramente inclinada y con las piernas juntas, esas zapatillas doradas y brillantes que no pude evitar tener una erección al verla me sentía muy excitado pero no por la idea de tener sexo con ella, me excitaba la idea de ser ella, poder ser una chica atractiva que volviera locos a todos, que atrajera las miradas de todos en la oficina, de poder vestir tan femenina y de lucir tan atractiva, tener su cabello rubio, y usar esas hermosas zapatillas doradas, me excitaba mucho al pensar yo poder ser esa chica tan atractiva. Desde hace tiempo cada vez que la veía me pasaba eso.
Después de saludarla, me dirigí al baño a buscar en una tienda en línea esas zapatillas doradas, en Estados Unidos encontraría zapatillas de mi talla, tenía mi pene muy erecto, pero debía de regresar a trabajar, además esas zapatillas tardarían en llegar varios días. En ese tiempo aproveché para comprar también una peluca rubia que fuera igual al cabello de Brenda en corte y color, conseguí una falda gris y blusa blanca, y no podía evitar el último detalle conseguir unas uñas postizas similares a las que ella usaba. También compre rellenos de silicona para feminizar mi cuerpo. Maquillaje.
La idea de vestirme como ella me volvía loco, poder lucir tan hermosa usando ropa igual a ella, fantaseaba con poder un día entrar a su habitación y poder probarme su guardarropa, me excitaba mucho poder sentir su ropa, a veces fantaseaba despierto imaginando que era ella, me excitaba y masturbaba imaginando que me transformaba en ella.
Pasaron los días y finalmente llego mi pedido, el corazón me late muy rápido, no podría evitar la emoción, no era la primera vez que me vestía de mujer, pero era la primera vez que me travestía intentando imitarla. Mas de una ocasión me había masturbado fantaseando que yo era ella
Empecé el proceso de transformación depilándome bien mi cuerpo, afortunadamente solo tenía vello en las piernas y axilas mi demás cuerpo era lampiño, pude depilarme rápidamente me afeite a ras ese día para lograr el resultado más femenino posible, utilice una crema para humectar mi piel y poder sentir mi piel tan suave como una mujer, quería sentir mi piel tan suave como Brenda, me puse un short de silicona con relleno en caderas y trasero para feminizar mi figura y unos pechos de silicona copa C, tenían un color idéntico a mi piel, eran más grande que los pechos de Brenda, pero igual se me verían bien.
Elegí un conjunto de ropa interior negro de una tanga y un brasier sin tirantes, el ponerme ropa interior de mujer me empezaba a estar demasiado, así que me puse la peluca rubia, ansiaba verme como mujer al espejo.
Me puse la minifalda y la blusa, al ver mis piernas y pechos, empecé a modelar un poco y poderme disfrutar, me causaba placer verme, con la silicona y la ropa mi cuerpo era femenino, había buscado tener las proporciones de Brenda. Mi pene estaba muy mojado y húmedo. Me puse un par de accesorios como aretes de clip, collares y pulseras intento ser lo más cercanos a los que Brenda solía usar, llevaba mucho tiempo estudiando su forma de vestir y arreglarse.
Después me coloque las uñas postizas, me encanto como estilizaban mis manos y daban el toque femenino, se me hizo un poco más difícil maquillarme, pero si quería ser mujer, si quería ser Brenda debe de poder dominar las uñas postizas. Ella siempre le daba mucha importancia a las uñas y las manos, algo que como hombre no me fijaba tanto, pero como fantaseaba en poder ser ella por eso había decidido usarlas.
Mientras me maquillaba no podía evitar sentir mi pene palpitar como si quisiera salir donde lo había escondido entre mis piernas, no podía permitirlo, mi ingle debía lucir plana, como la señorita en quien me estaba transformando. Sutilmente lo acariciaba, imaginaba que acariciaba mis labios vaginales en lugar de un pene, aun así, era cuidadosa, no quería eyacular hasta al menos poder ver cómo me había transformado en Brenda. Ella era una experta en el maquillaje y pues mi nivel de maquillaje y la poca experiencia de las uñas no lograron la precisión que yo esperaba, pero logre un resultado aceptable.
Finalmente, venia lo que había detonado mi fantasía, ponerme las zapatillas doradas, había esperado varios días, me moría de ganas de usarlas. Eran zapatillas doradas con solo un lazo en mis pies y un tirante que se abrochaba de mis tobillos, puse una silla frente el espejo y las zapatillas frente de mí, me intente comportar lo más femenina posible, veo en el espejo una señorita que se pone sus zapatillas, me sentía muy mujer, sentir las zapatillas en mis pies me hacía sentir que casi eyaculaba, pensé sacar mi pene y masturbarme, pero quería disfrutar ser Brenda por un buen rato.
Me sentía que era Brenda, me imaginaba ser ella, me imaginaba arreglándome guapa para ir a la oficina, mis movimientos eran tan femeninos, pero por dentro estaba tan excitada de poder verme así que sentía que podía eyacular en cualquier momento, sentía mucha humedad de líquido preseminal. Me puse de pie y de espaldas intentando imitar la pose de Brenda de ese día ligeramente inclinada con las piernas juntas, siempre amé verme como mujer al espejo
Pero hoy no era cualquier mujer hoy era Brenda, jugué en el espejo posaba como ella intentaba moverme como ella, llevaba viendo su s forma de moverse por meses y a veces buscaba imitarla cuando estaba a solas, estaba aplicando todo lo aprendido.
No podía evitar imitar esa pose en repetidas veces, me tome fotos, camine en zapatillas por toda mi casa, hoy era Brenda, la mujer más sexy de la oficina, verme en el reflejo de los vidrios o en espejo me excitaba cada vez mas a puntos que jamás había experimentado antes. Al sentirme tan mujer, tan hermosa, tan sexy, me sentía realizada, sentía que había nacido para ser Brenda, sería mejor Brenda que la original, ya me movía como toda una diva
Me grabe a mí misma usando audios de ella, audios de voz que ella me llego a mandar, audios de llamadas grabadas del trabajo, así podía escucharme como ella, buscaba imitar sus gestos, quería hablar como ella así como con el tiempo logre dominar las uñas, usar mi teléfono escribir en teclado.
Llevaba un buen rato siendo mi verdadera yo, yo era Brenda. Pero al final nada dura para siempre, aquello que me motiva me haría salir de mi fantasía, el placer se apoderaba de cada célula de mi cuerpo, veía mi trasero en el espejo, era inevitable tocar mi cuerpo, avariciar mis piernas mis pechos, ver como mis manos de mujer me tocaban a mí misma, esas uñas hermosas y pulcras, con un diseño tan sexy y elegante.
Usar uñas daba el efecto más femenino a mis manos, mis manos de mujer recorriendo mi cuerpo era exquisito era mejor ser una Brenda con pechos grandes, disfrutaba mucho la consistencia tan suave y el realismo de los pezones, la sensación era exquisita tanto con ropa como sin ella
Envidiaba a la otra Brenda al tocarme a mí misma imaginaba los momentos que la otra Brenda tuvo para disfrutar ella misma su cuerpo. Mis piernas siendo Brenda eran exquisitas, tan suaves, tan femeninas, se veían tan hermosas en minifalda, varias veces me sentaba y cruzaba las piernas, amaba bajar la mirada y ver en primera persona el mundo siendo Brenda
La vista era tan sexy, ver mis pechos mis piernas y mis movimientos tan femeninos que me hacen sentir tan mujer, tan Brenda.
No había duda que me había transformado en Brenda tanto en apariencia como en espíritu
Mi ropa interior se mojaba cada vez más, al sentirme yo misma, yo debí haber nacido siendo Brenda. Siento que nací para esto, ser una mujer tan atractiva, no hay duda que era en este momento un mujeron, se me ve un cuerpazo que cualquier chica envidiaría
Entre mis piernas mi pene no dejaba de palpitar, la estimulación de la suave ropa interior femenina solo lo estimulaba más. Buscaba imitar la voz de Brenda sin mucho éxito, pensaba en ella, darse placer ella sola, dar placer a su hermoso cuerpo em solitario, ya que se porque se negaba a salir con todos los hombres que la pretendían.
Finalmente la comprendí, al tener ese cuerpo tan hermoso que podía dar tanto placer sin necesidad de tener a otra persona es algo que me guardaría para mí.
Cada vez me acariciaba más fuerte, intente acariciar mi pene como si fuera un clítoris busque ser lo más femenina posible pero el poder de repente sacaba mis instintos que se alejaban un poco de la feminidad, miraba mi trasero de pie medio inclinada y piernas juntas, lucían mis zapatillas doradas y con mi mano tocaba mi vagina y clítoris, me veía siendo yo misma, yo soy Brenda, aunque quise retrasarlo lo más posible, finalmente eyacule, fue la corrida más rica de mi vida, jamás había sacado tanto semen, estaba tan mojada de semen y liquido preseminal que me retorcía de placer al verme siendo yo misma, yo soy Brenda.
¡Qué sexy relato!
Leerlo me puso a 1000 y no pude evitar identificarme con tu experiencia. Me parece que todas las chicas que experimentamos vistíendonos tomamos como role model a una hermosa mujer.
Espero seguir leyendo tus historias.
Besito… XOXO