Ser bisexual tiene muchas ventajas, puedes sentir placer al tener sexo con una linda chica, es lo más delicioso de estar vivo, o también tener el placer de comerte una rica verga, tener la capacidad de disfrutar los dos placeres por igual. A veces pienso que es como una aberración sexual, o problema psicosexual, pero medito en ello y me doy cuenta que soy privilegiado.
La sexo-adicción también puede traer sus inconvenientes y situaciones adversas, ayer me di cuenta de eso y quiero compartirlo:
Ser ninfómano y acostarse con personas extrañas es placentero pero este expuesto a que te pueda pasar algo malo, pues no sabes quién es la otra persona y que problemas mentales pueda tener, ayer estuve con otro chico que conocí por redes y la experiencia no fue tan buena como pensaba:
Me puse una cita con otro chico moreno, joven, atlético, entramos a la habitación del motel al principio él muy callado, tímido, se quitó su ropa y era delgado, se veía de bajos recursos, pero su cuerpo bien marcado y tonificado. Su verga ya estaba dura y me asustó ver su tamaño, pues era más grande y gruesa que los otros dos chicos morenos con quien estuve anteriormente.
Como siempre se acuestan en la cama a esperar que yo les chupe su polla, y pues así fue, me prendí de inmediato de ese enorme palo, sabia saladito, estaba tan duro y grueso que lo cogía con las dos manos, el chico empezó a empujar para que yo lo tragara todo hasta el fondo de mi garganta, pues eso no me gustaba él quería forzarme hacerle garganta profunda, pero ese no era mi estilo yo no lo disfrutaba así.
Me di cuenta que el tipo quería ser dominante y yo no era sumiso, a mí me gustaba el sexo lento, suave para poder disfrutarlo bien cada minuto. El seguía forzando a mamar y yo ya no quería, le dije que mejor que me lo metiera, que yo me sentaba encima de él para que entrara suave. Entonces se puso el condón y me unté del lubricante que siempre llevo a mis encuentros y me fui metiendo su polla poco a poco, era delicioso como se sentía tan grande y tan dura, pasó el dolor y entró, empecé a cabalgar encima de él. El empezó a excitarse mucho a cogerme de mis caderas y a meterla duro.
Todo iba bien hasta que me empezó a comer en la posición de pollo asado puso mis piernas sobre sus hombros, pero lo hacía de una manera desesperada, empezó a embestirme con fuerza. Yo aguantaba en esa pose, pero lo malo es cuando me quieren dar en 4, así si me duele mucho. El empezó a decirme que yo era su perra que me violaba, que si le gustaba su verga… y yo le seguía el juego diciendo sí. Entonces llegó la parte que no me gusta, me hizo voltear en 4, yo le dije “despacio por favor”. Pero el con su instinto agresivo no le importó y me hacía muy duro, con fuerza, con rabia… Me imagino que hay gays que les encanta que se los coman así. Pero yo no era de ese tipo.
En ese momento entendí que lo que yo estaba haciendo era algo peligroso. Uno no sabía con quién se acostaba, podría ser un violador, maniático o asesino y yo estaba exponiendo mi vida. El tipo me estaba lastimando y eso no me gustaba. Él no me quería soltar, yo sentía que todo se me iba a salir por dentro, pero él no quería parar, yo ya no sentía ni dolor, pues los músculos se habían dormido de tanto golpeteo que me daba el, metiéndomela hasta el fondo. Hasta que por fin paró, se quitó el condón y se metió al baño. Yo sentí un descanso. Y me tranquilicé, ya me di cuenta que él no tenía intenciones de lastimarme. Pero yo no lo estaba disfrutando, yo quería buen sexo, pero la forma de él era agresiva y eso no me gustó.
El chico también sacó un porrito y se dio una fumada antes de volverme a coger. O sea que para más preocupación mía, él estaba algo drogado.
Entonces lo agarré por la cintura y le besé sus labios para calmar el ambiente, esos labios gruesos carnosos de chico moreno me encantaban. Él también me besó suave y nos pasamos saliva deliciosamente, empecé acariciarlo y a besarlo sus tetillas y pectorales, otra vez le hice una mamada y le agarré sus nalgas pequeñas y frías, le pregunté que si ya se iba a venir, me respondió que no y eso me preocupó. Me di cuenta que él me quería embestir otra vez. Se puso el condón y me lubrico con saliva, me puso nuevamente con mis piernas en sus hombros, y yo le repetí que despacio. Otra vez me cogía y me daba duro, mis nalgas sonaban bien duro, empecé a mirar el televisor el video porno de esas perras como le daban de rico, en ese momento me sentía como una de ellas. Aquellas lindas actrices porno, que tenían que dejarse follar ante las cámaras.
Quería darme en 4, yo me resistía, le dejé que siguiéramos como estábamos, pero él insistía, me dijo que ya casi se iba a venir, entonces yo cedí pues para que ya terminara rápido y dejará de lastimarme con su enorme verga. Esta vez me dio más fuerte, me volteé de lado para que no doliera tanto, me dio tan fuerte que sonaba fuerte el golpeteo con mis nalgas y sus huevos, hasta que por fin la sacó se quitó el condón me puso de rodillas y eso yo si quería, recibir su leche, eso sí me gustaba mucho. Le chupé su polla con un sabor bastante salado combinado con sabor a preservativo, pero lo importante es que ya se iba a venir y no me la iba a meter más.
Salpicaron los chorros de leche caliente sobre mis labios, sentí que votaba bastante, yo me saboreaba, sabía saladito, seguramente el chico comía mucha sal. Saboree su esperma con mi lengua, limpié su verga grande y se la chupé con ganas él estaba sensible, se retiró al baño a ducharse, yo como estaba algo lastimado no sentí ganas de venirme, solo me quería ir, me limpié, también me duché y salí de la habitación. El chico me hizo un comentario para que yo le diera dinero, lo ignoré y le dije chao. Pues me había lastimado, yo mucho menos le iba a dar algo.
De todas formas, una parte de mi lo gozó y lo disfrutó. Salí con ese sabor a sexo a semen, con mi cola hinchada y adormecida. Me comí unas pastillas de menta mentolada, fui al parqueadero por mi vehículo, llegué a casa, me lavé bien, me cambié de ropa y fui a buscar a mi esposa.
La invité a comer, nos tomamos unas cervezas, regresamos a nuestra casa y en nuestra cama yo tenía la leche acumulada, hicimos el amor deliciosamente, le chupé su vagina peluda, podía sentir todos los sabores del sexo combinados, sabor a leche, a trasero, a flujos vaginales, estaba muy excitado. Se la metí a ella y descargué mi leche adentro de su vulva pensando en todo lo que pasó con el chico, fue un orgasmo muy fuerte y placentero, mi cuerpo cayó relajado y cansado a la cama, con el trasero abierto y adormecido.
Hoy domingo me levanté con mi verga parada, con ganas de escribir y compartir este relato a todos los lectores. Y la enseñanza es mejor no andar haciéndolo con extraños, voy a tratar de contener mis ganas y no arriesgarme tanto, tengo un problema de sexo adición que debo superar.