Me avisó mi marido que esa noche me prepare y me vista sexi porque íbamos a salir, cuando es así, ya sé que voy a tener sexo con alguien más además de él.
Disfruta verme con otros hombres, y yo claramente lo permito y disfruto como parte de un arreglo que hicimos hace algún tiempo, luego que él descubriera un engaño de mi parte, a partir de ahí, nuestra vida sexual cambió totalmente.
Como ya he explicado, empezó invitando a gente desconocida para que nos visite y tengan sexo conmigo en su presencia, con el tiempo hizo lo mismo, pero para humillarme aún más, comenzó a entregarme a sus amigos que por lo general también eran amigos míos, hasta alguno casado con una amiga mía que obviamente no podía saber lo que sucedía.
Ésta vez salimos en el auto y pasamos a buscar a un señor que yo nunca había visto en mi vida, pero que aparentemente conocía bien a Quique, o por lo menos eso trataban de hacerme creer.
En el viaje la conversación entre ellos era normal y yo también participe de ella despreocupadamente, en realidad me tenía intrigada un poco que iba a suceder y adonde íbamos, de pronto mi marido encaró el portón de un hotel alojamiento y entramos los tres sin que el tercero se oculte, era uno de esos hoteles en donde permiten más de dos personas en una habitación.
Ya en ella Quique comenzó a besarme y nos fuimos quitando la ropa, el amigo que se llama Esteban, permanecía parado muy cerca nuestro sin intervenir hasta que noté que empezó a sacarse la ropa y quedó en segundos, completamente desnudo al lado nuestro, no pude evitar ver la verga medio dormida que le colgaba entre las piernas, que no obstante se la veía muy grande y gruesa, mientras mi marido me besaba y chupaba las tetas vio como lo miré y al tiempo que Esteban empezó a tocarsela provocando que se le ponga dura y se agrande considerablemente, Quique me dijo al oído…
– mirá lo que te vas a comer nena.
Realmente me estremecí, he estado con muchos hombres muy bien dotados, y acepto todo tipo de relación sexual, obviamente eso incluye anal, pero éste hombre portaba algo muy grande.
En ese momento se acercó a mi por detrás, me manoseo la cola y pasó la yema de sus dedos lascivamente por mi ano y exclamó…
– qué lindo culo tiene, lo voy a disfrutar mucho.
Yo miré a Quique y le dije…
– no por favor amor, no dejes que me haga eso, es demasiado grande, va a dolerme mucho.
– cállate putita, vos haces lo que yo te diga, anda a la cama y ponete en cuatro.
– por Dios amor te lo ruego no me hagas hacer esto.
Seguidamente me tomo de un brazo y me llevó a la cama, me hizo poner al borde de ella con el culo hacia afuera y las piernas bien separadas, obviamente eso hizo que mi ano quedara bien expuesto y a disposición de ese hombre, que además separó bien mis nalgas, luego me lo escupió y lo comenzó a lubricar con sus dedos llenos de saliva.
Quique hizo que apoye mis codos sobre la cama y junte mis muñecas, me coloco unas esposas y me dejo las manos inmovilizadas, comencé a llorar intuyendo el sufrimiento al que iba a ser sometida estando indefensa y rogué encarecidamente que me suelte.
– Por favor amor, no permitas esto ¿porque me haces hacer esto?
No me contestó y por toda respuesta empecé a sentir esa enorme pija apoyándose en el borde de mi agujerito anal, comenzó a entrar lentamente su glande y miré a mi marido que se estaba acomodando frente a mi a punto de poner su pija en mi boca, cuando me dijo…
– aflojate, abrite bien y quedate flojita, no lo hagas más difícil mi amor.
Solo lo miré y esboce leves quejidos, era tal el dolor que no podía articular palabras, pocos segundos después sentí como esa enorme y gorda cabeza había pasado y estaba dentro mío, grité y sentí caer lágrimas por mis mejillas, todo parecía en cámara lenta, yo estaba con la boca abierta y mi marido puso su verga en ella haciendo que no pueda hacer otra cosa que chupársela, evitando escuchar mis súplicas, entonces me apretó los pezones y dijo…
– que duritos tenés los pezones perra.
Esteban siguió empujando muy lentamente y de a poco fue venciendo la resistencia que ofrecía mi ano, a pesar de tener la verga de mi esposo en la boca, solté un grito desgarrador, en ese instante Quique empezó a acabar y lleno mi boca de leche, no pude evitar tragármela toda, tenía la pija hasta la campanilla y no había forma, me estaba ahogando con su esperma blanco y espeso, cuando el amigo de mi marido no tuvo más compasión y terminó de metérmela toda entera.
Sentí su cuerpo pegado al mío y entonces supe que la tenía toda adentro, el dolor era insostenible, terminé de tragar el semen de mi marido, y éste me sacó la verga de la boca, empujó mi cabeza hacia abajo, y me dijo…
– movete vos solita mami, entregate mi amor, sé que te gusta, disfrútala.
Obedecí, comencé a mover las caderas y mi cola se dilató lo suficiente como para que no me duela tanto, el tipo se entusiasmó con mi movimiento y empezó a acelerar la frecuencia de la penetración, por Dios pensé, me está haciendo ver las estrellas.
– por favor basta no puedo más Dios mío, me rompe el culo papi.
Quique me volvió a apretar y estirar los pezones y le dijo al amigo que él ya había acabado y que yo era toda suya, grité y rogué que se detenga, pero no me escuchaba y el sádico de mi marido, le dijo que me la de toda con fuerza, y me pellizcó mientras el tipo me daba unos chirlos en las nalgas y empezó a acabar como un animal, lloré, grité y caí rendida con ese bestia encima mío llenándome el culo de leche.
Ninguno de los dos se preocupó por mi satisfacción, solo desahogaron su instinto animal y no les importó como yo estaba, se vistieron sin hablarme y yo hice lo mismo después de darme un baño.
Espero que les haya gustado.
Gracias por leerme.