Me gusta chupar y lamer el culo más que el pene.
Confieso que nunca he chupado, lamido, metido el dedo en el culo de ningún hombre. A mis 45 años como mujer heterosexual siempre me gustó chupar el pene y ser penetrada por la vagina, pero con este hombre mis deseos ocultos se fueron abriendo dando voz a la lujuria.
La noche antes de su cumpleaños, estaba acostada en la cama y me emocioné mucho con mi imaginación: Él estaba a cuatro patas como un perro frente a mí. En mi imaginación estaba sentado en una silla, vestida con un conjunto de lencería negro, ligeros, tacones y una sed horrible de verlo todo abierto para mí y frente a mí.
Sobre mi voz y mi mirada, viene a cuatro patas hacia donde estoy. Pongole frente al espejo para que veas su estado de tu perro, desnudo y, en este momento, acaricio mi vulva, mientras mi dedo en movimiento circular canta una canción dentro de su culo. Los movimientos eran de circulación y luego de entrada y salida. Cada vez me emocionaba más esta imagen hasta el punto de correrme sin tocarme.
Era solo imaginación, pero quería probar si en la realidad sentiría la misma reacción.
Así que el día de tu cumpleaños decidí probar todo lo que había imaginado y para mi sorpresa fue tan emocionante como imaginarlo.
Este hombre heterosexual, pelirrojo, cincuentón, discreto en una tarde me pone una venda en los ojos, se sienta en mi cara y me pone todo el culo delante. Me obliga a chuparlo y lamerlo por más de 20 minutos.
Confieso que ya he conectado con personas, con ciertas situaciones, lugares, momentos, pero nunca imaginé sentir una conexión única con esta parte de su cuerpo.
La emoción no se explica, se siente, pero cómo explicar esa sensación, esta conexión con esa parte de su cuerpo. Traté de buscar palabras para dar significado. Traté de averiguar por qué me gusta tanto, pero fue inútil nombrar la Sensación que sentí esa noche. Es inútil tratar de explicar mi deseo, mi placer, mi conexión con esta parte de su cuerpo.
Cada vez que pasaba la lengua, algo pasaba dentro de mí. No se trataba solo de chupar. No se trataba de meter la lengua. Se trata de algo que va más allá de un órgano.
Cada vez que chupaba, cada vez que mi lengua probaba, sentía esta sensación de placer. Cada vez que chupaba, quería más y más.
Mi lengua suplicaba, suplicaba, suplicaba que en ese momento no se detuviera. Cuanto más chupaba, más me conectaba. Cuanto más chupaba, mi vulva se hinchaba. Cuanto más chupaba, más quería que se quedara allí, así, sentado así, con toda la vista frente a mí.
Cuanto más me chupaba las manos en forma de oración, más pedía.
Esperaba conectarme con cualquier parte de tu cuerpo, tus ojos, tus manos, tu piel, tu boca, pero físicamente no puedo ocultar, silenciar mi placer, mi conexión con tu culo.
Sí! Confieso que nuestro sexo hay sexo oral, penetración vaginal, hay mordiscos, azotes, cariño, diálogo, mas mi placer es chupar su culo.